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Episodio 5

La Bestia.

Porcelana.

Pálida, frágil, impoluta y elegante.

Apenas pude ver la cara de la chica atrapada en el bosque pero su rostro no sale de mis pensamientos.

¿Cómo entró al bosque sin que que los nuevos reclutas la vieran?

¿Cómo sobrevivió todo este tiempo?

Estaba tan conmocionado, aturdido por tantas preguntas, pensamientos desordenados y su belleza intoxicante, que fue imposible hacer otra cosa que no fuera intentar entablar una conversación con ella, pero por más que insistí la extraña chica atrapada entre las rocas no respondió ni una sola palabra.

Se limitó a esconderse dentro de su prisión de piedra y no salió más.

Supuse que estaría algo irritada y desesperada por salir o recibir algo de comida.

Pobrecilla.

Así que en un impulso tomé la decisión de devolverme para buscar comida, por eso ahora estoy caminando hacia el punto de control apresurado, solo que algo me hace desminuir de pronto mi velocidad al preguntarme si debería de avisar de esto al Sr. Remus pero recuerdo lo que le pasó a la familia del incidente, cómo fueron asesinados y luego en lugar de ayudarnos los agentes de gobierno lo único que hicieron fue hacernos firmar un contrato de confidencialidad.

Y de pronto todo parece peligroso, me sorprende pensar que nada de lo que me rodea actualmente es de confianza, ni siquiera nuestro gobierno no es de fiar.

¿Y si le hacen algo a ella?

La orden era que nadie se enterara del secreto, ¿qué tanto ha visto ella? Y así hubiera visto poco, ¿aún así la dejarían ir?

¿Y a nosotros? ¿Qué nos harán al saber que no pudimos cumplir con nuestra tarea?

Un escalofrío me recorre la espina dorsal acompañado del olor a pinos, creo que definitivamente no quiero saber la respuesta a ninguna de esas preguntas. Me enderezo para continuar mi camino siendo consciente de que ya tomé mi decisión, y no incluye al Sr. Remus de momento.

Llego a la oficina central donde todos me ven expectantes, esperan que les digas si ya todo es seguro y puede este volverse el trabajo normal que todos esperaban, pero no, lamentablemente aún no encuentro el cuerpo de la bestia y debo esconder a la chica incluso de ellos.

—Aún es peligroso, apéguense a las reglas no he encontrado el cuerpo de esa cosa pero ví cadáveres frescos, debe estar herido por ahora, no bajen la guardia.

Les miento y si alguna persona que me conozca medianamente bien me hubiera visto habría sabido que estaba engañándolos, por suerte ellos y yo no somos tan cercanos.

Los envío a todos al bosque para que sigan haciendo sus rondas con normalidad, usualmente hay una brecha de tres horas antes de que la primera pareja termine su recorrido y lleguen acá a descansar, luego el resto se va sumando a ellos paulatinamente. Si quiero que no se den cuenta de que pasa algo necesitaré llegar hasta la chica en ese tiempo y regresar, lo que será un poco complicado considerando que el bosque está lleno de troncos y ramas que obstaculizan el camino.

Suspiro.

Tendré que esforzarme.

Busco en mi bolso el almuerzo que consta solo de dos sandwiches americanos dentro de un topper junto con mi envase de agua, una linterna y salgo disparado a la entrañas de Sparrow, cruzo el bosque que conozco como la palma de mi mano en una inhalación sin pararme a pensar que la bestia puede encontrarse por ahí en algún lado, el corazón me late fuertemente por el esfuerzo y me hormiguean las palmas de las manos.

Ansioso.

Siento un aire extrañamente calmo en el bosque como si la naturaleza misma estuviera aguantando la respiración.

Llego nuevamente al punto inicial, el acantilado tuvo un deslizamiento de tierra durante las lluvias que causó el derrumbe que está en su base, esa chica tuvo demasiada suerte de quedar atrapada y no ser aplastada entre la cantidad absurda de piedras que hay aquí.

Muchas son pequeñas y de tamaño mediano pero hay dos que son casi de mi tamaño, no sé cómo haré para sacar a esa chica de ahí, tal vez no haya sido buena idea no decirle a nadie quizás deba pedir ayuda.

Tomo una respiración profunda y decido que luego pensaré en una solución.

Me subo en la misma piedra de antes que me llega a la cintura para asomarme en el pequeño hueco que queda entre rocas, es una abertura rectangular del tamaño de una de donas apenas con el espacio suficiente como para meter la cabeza de lado pero no para pasar el resto del cuerpo.

Saco la linterna y alumbro hacia la espesa oscuridad del interior.

Pierdo el aliento.

Por un segundo olvido cómo respirar con la sola vista de ella, su cuerpo delgado en posición fetal apoyado en una de las paredes de rocas, las manos en las rodillas con el cuerpo todo sucio, levanta la cara para darme una mirada penetrante desde su rincón y es como ser apuñalado por mil cuchillas de hielo sólido.

Una mirada.

Vacío, desesperanza, desolación.

Sus ojos son una cuerda que ejerce presión desde el centro de tus entrañas, es hielo crujiente al romperse y ahogándote en el fondo del océano ártico.

Pero eso no la hace menos hermosa, de hecho, la vuelve mucho más intrigante e hipnotizante.

Trago saliva.

—Hola, —Me siento nervioso por algún motivo, así que digo lo primero que pienso— noté que podrías estar hambrienta, tal vez no es mucho pero  te traje sandwiches. —Saco la comida colocándola en la abertura, pero no sé mueve ni un ápice— ¿Estás bien? ¿Estás herida? —Frunzo el ceño y ella no responde— Puedes tomar la comida, ¿no tienes hambre?

Pero de nuevo nada.

Pasa una hora más pero por más que trato de sacarle alguna palabra ella no habla ni se mueve, me rindo en mi misión de al menos saber su nombre así que le dejo el agua al lado de sandwiches y me doy la vuelta resignado. Camino todo el sendero hasta la oficina principal ocupando mi lugar como es costumbre mas no puedo dejar de pensar en ella, la hermosa chica misteriosa atrapada en el bosque, la chica de la que no he escuchado una sola palabra pero estoy tan encantado como un niño admirando un dulce.

Y tan intrigante cual leyenda mítica.

Así se me va el día entre suspiros y pensamientos desperdigados, el llegar en la noche a la casa no cambia ni un poco mi actividad cerebral ni tampoco el hecho de que ya fuera hoea de dormir, simplemente no puedo dejar de pensar en ella y su conexión con la bestia de Sparrow, la cantidad de preguntas sin respuestas se arremolinan espantándome el sueño hasta la mañana siguiente.

Abro la reserva, espero que los chicos se vayan a hacer sus rondas, agarro el desayuno aparte que preparé en la mañana y me dirijo al sitio donde se encuentra ella, estoy esperando encontrarme con los sandwiches aún en la abertura pero no hay nada.

Señalo al interior de la cavidad con la linterna.

Su silueta está de pie en medio de su prisión de rocas viéndome fijamente.

—Vi que te comiste lo que te traje ayer, —Trato de entablar una conversación con ella, al no recibir respuesta prosigo— hoy hice más comida para poderte dar a ti, ¿hay algo que no te guste comer?, —Silencio— Bueno, qué bien que no seas quisquillosa, respecto a tu situación la verdad no se me ha ocurrido gran cosa, creo que estuve pensado y tal vez podría venir todos los días para removerlas aunque podría tardar algunas semanas, ¿No te molesta esperar o sí?

De nuevo no responde.

Suspiro resignándome y antes de darme cuenta estoy en una interminable charla yo solo hasta que me toca irme, recibo a los chicos en el punto de control para la hora del almuerzo y espero a que se embarquen de nuevo en sus recorridos para regresar con la chica silenciosa.

Y así para cuando me doy cuenta ya se volvió una rutina constante.

Llego en las mañanas, me deshago de los chicos, le traigo comida que siempre espera a que yo me vaya para comérsela, mientras tanto trato de quitar la mayor cantidad de rocas como me sea posible, luego regreso para la hora del almuerzo y repito el proceso hasta que es hora de irnos.

Se van sumando uno a uno cada día hasta volverse una semana en la que mi rutina no cambia, no he escuchado su voz ni una sola vez por más que hablo sin parar, es como si fuera muda o no pudiera entenderme correctamente. Preocupado por su bienestar un día le regalo un linterna para que no esté tanto tiempo a oscuras, puedo imaginarme lo aterrador y desgastante que debe ser eso, para mi sorpresa ese día toma la linterna al instante en que la pongo en la abertura sin esperar a que yo me vaya, empieza a encenderla y apagarla jugando a apuntarla a todos los lugares posibles de su pequeña cueva.

No obstante, sigue sin dirigirme la palabras por los próximos siete días hasta que finalmente sucede.

Me quedo inmóvil.

Soprependido por el descubrimiento que no sé si calificar de placentero o preocupante.

Una voz hermosa, con la fragilidad misma de un copo de nieve, sale por la abertura de la cueva acariciando mis oídos.

No solo es una voz, es una voz que creí nunca más volver a escuchar.

—Lina Lina corre o perderás, tu cabeza rodará y tu destino morirá, —La voz de sirena entona su cántico tenebre— las luces fallan, la luna calla, —mis pulmones han olvidado cómo funcionar correctamente ante la melodía lenta— guardan un triste silencio ante tu inmenso dolor, —Su canto me tiene embelesado hasta hacerme sentir escalofríos— Lina Lina, no todas las almas se escapan, si no callas tu cabeza perderás y tu destino morirá.

Se me cae el topper con la comida al suelo, la chica se calla y aunque trato de disculparme no la oigo decir una sola palabra de nuevo, ni ese día ni los siguientes.

Su voz no sale de cabeza ni su belleza embriagadora, solo hay una razón que me hace no caer rendido por completo a sus encantos y es que: fue su voz. La que escuché cantar el día del incidente fue a ella, la chica que huyó siendo tragada por el bosque y sus secretos, la que había olvidado después de tantos sucesos, esto solo confirma que ella tiene algo que ver con lo que sucedió ese día.

¿Por cuánto tiempo ha estado aquí?

En los días siguientes repito la rutina fielmente en los que he tenido un avance algo notorio en cuanto a las piedras encima de ella, debo tener cuidado de cuál muevo o podría causar un derrumbe sobre ella y podría morir, estoy justo en esa parte de mi tarea cuando veo una pálida y delgada mano estirarse hasta la abertura de la cueva para tomar la comida.

—¡Te acercaste!

Exclamo asomándome por la abertura, tiene linterna encendida por fortuna así que logro ver el pequeño respingo que pega al verme, probablemente esperaba no ser descubierta, pone un gesto de frustración quedándose quieta viéndome fijamente algo recelosa, luego de pensarlo decide pegarle un mordisco a uno de los trozos de pollo que le traje hoy.

Se lo come con emoción y logro notar lo afilados que son sus dientes, bueno, solo dos de sus dientes en específico: sus colmillos, no son exageradamente grandes pero sí se ven más afilados de lo normal.

Luego de eso sigue sin hablar pero al menos ahora no espera hasta que me vaya para comer, un día estoy en la oficina central esperando a que los chicos se vayan cuando un anuncio en la radio me llama la atención.

"El gobierno de Ciudad Laika nos invita a votar en las elecciones de mañana para elegir al nuevo Ministro oficial del Ministerio de Cuidado y Protección al Menor"

Fui a Ciudad Laika recientemente para comprar comida, con eso de que ahora somos dos personas que debo alimentar los alimentos duran menos, y la verdad fue muy incómodo ir, los policías me detuvieron tres veces en la calle para registrar mi auto y las bolsas de la compra, la tensión en el aire se puede cortar con un hilo.

No necesito estar ahora en Ciudad Laika para saber que esto va a poner el ambiente aún más pesado, la lista de candidatos es de quince pero las personas saben que la verdadera batalla es solo entre dos personas.

Willian Pimentel y Ave Galois.

Uno es el representante por parte del gobierno de Ciudad Laika y el favorito hasta ahora, el otro es parte del partido contrario y también tiene muchos votantes.

Mañana serán las votaciones y por fin veremos quién será el nuevo líder del Ministerio de Cuidado y Protección al Menor, aunque realmente no me importa demasiado porque la política no es algo que me interese, es muy sucia y llena de mentiras, todos los candidatos siempre son corruptos de cualquier manera.

Decido apagar el radio los días siguientes, no me entero de quién gana o cómo lo hace ni lo que ocurre fuera de la reserva los días siguientes, el Sr. Remus me llama cada tanto para chequear que todo vaya correctamente y el Jefe manda a sus hombres cada cierto tiempo para hacer sus transacciones, estoy poniendo todo mi esfuerzo para que nadie note que las cosas han cambiado en la reserva, de lo contrario descubrirán a la chica y entonces es probable que muera, para encubrir a la bestia que probablemente murió durante el diluvio me he quedado después del trabajo matando algunos animales cerca de la cerca para que los chicos los encuentren.

Estoy tan absorto en buscar una forma de mantenerla a ella a salvo que no me doy cuenta de que ya pasó un mes entero en el que ya he removido un montón de las piedras.

—Creo que podrías estar libre para dentro de dos o tres semanas más, pero no sé cómo mover las dos piedras más grandes sobre ti y si hago algo mal podría lastimarte.

Lanzo una roca al suelo mientras sigo con mi monólogo, eso no ha cambiado desde el inicio.

Ese día logro quitar la mayoría de las piedras de arriba y solo quedan los dos enormes peñascos que me preocuparon desde el día uno, pienso cómo removerlo pero es inútil, durante días no logro avanzar más.

Investigo en internet durante días, trato de conseguir algún protocolo online para retirar escombros sin matar a la víctima pero sorprendentemente no hay nada similar, lo más cercano que logro conseguir es el nombre de una herramienta que sirve para cortar piedras, entonces me decido a que es básicamente mi única opción disponible así que el día siguiente llego a Sparrow con una sierra circular escondida en la maleta y un power bank.

Cuando voy hasta la zona del derrumbe me asomo en la abertura para encontrar a la chica jugando con la linterna de nuevo.

—Hola, —Ella me escucha y se endereza para verme expectante— hoy no traje comida, pero es porque creo que hoy puedo sacarte de aquí, —Espero su respuesta pero nuevamente se queda en silencio— igual trata de quedarte en aquella esquina de por allá para que no te caiga nada encima, ¿Entiendes?

Entonces recibo lo más cercano a una respuesta que he obtenido de ella.

Asiente con la cabeza casi imperceptiblemente obedeciendo mi orden, me quedo con la boca abierta asimilando que efectivamente no es sorda y que puede entenderme. Tardo un poco en salir de mi estupor mientras la veo pegarse al lugar que le indiqué recogiendo su cabello imposiblemente largo en el proceso.

Sacudo la cabeza tratando de concentrarme en mi tarea, enciendo la sierra circular, me pongo los lentes transparentes y empiezo a tratar de perforar la roca.

Según mis cálculos debería de caer un pedazo al interior de la cueva pero podría cortarlo en trozos más pequeños. Pasan las horas, la herramienta va cavando su camino a través de la piedra pero en ningún lado de internet salía una advertencia de que esta tarea es super pesada y tarda más de lo que uno pudiera creer.

Sigo insistiendo con la herramienta, estoy por tomar un descanso pero la roca misma me lo impide.

Crack.

La piedra se rompe y claro, nunca tuve en cuenta que yo estoy encima de ella con mi peso, la roca enorme de al lado de desestabiliza también mientras caigo adentro de la cueva con uno de los trozos de la piedra debajo de mí, es solo unos instantes pero la luz pasa y puedo ver a la chica verme fijamente en su rincón del lugar.

No tengo tiempo de gritarle pero por suerte ella reacciona saltando hacia mí, abro los brazos para recibirla pero las piedras caen aplastándole una de las piernas.

—¡Argh!

La escucho rugir preocupado, mientras se retuerce del dolor en el suelo con la pierna presionada entre rocas.

—Espera, espera voy a conseguir algo, espera —balbuceo nervioso.

¿Debería llamar a un hospital?

¡Pero todos sabrán que la escondí todo este tiempo! Pero tampoco la puedo dejar morir aquí ella necesita asistencia, a este paso morirá desangrada y yo no habré hecho nada.

Entonces, en plena crisis nerviosa vuelvo a escuchar un sonido húmedo y crujiente.

Crack.

Volteo a verla nuevamente y casi desfallezco.

Se arrancó la pierna.

Así sin más.

No sé de dónde putas ella ha sacado la fuerza para hacerlo solamente tirando de ella pero lo hizo.

La sangre sale a borbotón de la herida, en cantidades que nunca he visto y me altero aún más.

—¡No puede ser estás sangrando! —Me paso las manos por el pelo ahora largo— Voy a hacer algo, voy a hacer algo, no tengas miedo.

Me levanto para irme a buscar algo a la oficina central para ayudarla.

Doy máximo cinco pasos lejos del derrumbe cuando veo una mancha pálida y negra pasarme al lado velozmente, la piel se me eriza recordando a la bestia que nunca supe si murió o no, volteo hacia atrás para advertirle a la chica que espero conseguir tirada en el suelo pero no hay nada.

Un charco de sangre huérfano de dueño.

El corazón se me detiene.

Escucho arbustos a mis espaldas con el chillido de un conejo mientras siento que el tiempo se detiene, contengo la respiración en lo que siento como el movimiento más lento de toda mi vida, me volteo a ver a mis espaldas a la criatura que esta devorando al animal.

Largo cabello negro lleno de tierra.

Piel pálida manchada de Sangre.

Manos delgadas con la fuerza suficiente para desgarrar el estómago de un animal.

Dientes afilados que se clavan en la entrañas de la presa.

Y ojos, verdes y hermosos adornados por una espesa cortina de pestañas, ojos que me ven fijamente una vez saciada su hambre.

No puedo ni parpadear estoy anonadado.

La orquesta silenciosa del bosque es lo único que nos acompaña mientras los latidos de mi corazón se reanudan nerviosos, temerosos al comprender el hallazgo ante mis ojos, los animales a medio comer, el hecho de cabello que conseguí ese día, el fantasma que vio la familia, la muerte de Hannah y todo el equipo de hombres uniformados.

Fue ella.

Todo este tiempo, estuve ayudando a la bestia misma a salir de su prisión.

Se levanta pero su pierna faltante ya no sangra, no tiene ni una mueca de dolor en su rostro, de hecho si creí que nad a podría asustarme más veo hilos rojos salir de su pierna, se van tejiendo unos a otros hasta volverse blancos como un hueso y al rededor de este crece tejido muscular poco a poco cubriéndolo todo, veo estupefacto y aterrado cómo se regenera la piel hasta que le crece de nuevo la pierna que perdió hace tan solo unos minutos.

Santa mierda.

No puedo ni cerrar la boca.

Da un paso hacia mí, quiero correr pero estoy demasiado asustado y quién quiero engañar ella es absurdamente rápida, avanza lentamente hasta estar al frente de mí.

Me ve fijamente, inclemente con la mandíbula llena de sangre chorreante y el cabello enmarañado, solo entonces noto que está vestida solo con una bata de hospital.

Se me erizan los vellos de la nuca.

Mi instinto reconoce el peligro inminente.

Mi corazón va a estallar.

Al menos podré decir que descubrí el misterio de la bestia antes de morir.

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