Episodio 4
La Rutina.
Después de la masacre la reserva Sparrow tuvo que cerrar durante un mes entero.
Ese tiempo lo usaron las autoridades de Ciudad Laika para limpiar el lugar pero algunos rumores decían que seguían sucediendo casos de asesinatos, así que el gobierno decidió tomar la decisión más inteligente que se les ocurrió:
Desistir de intentar capturar a la bestia.
Según sus palabras dijeron que en este momento tienen otras prioridades más grandes que lidiar con lo que sea que este suelto en Sparrow, como por ejemplo capturar al grupo terrorista que ha estado generando temor en la ciudad, así que las nuevas órdenes son no intentar capturar a la bestia y guardar el secreto.
Nos hicieron firmar contratos de confidencialidad para evitar que dijéramos algo respecto a ese día, todos mis compañeros renunciaron aterrorizados ante la idea de volver a poner un pie en ese lugar, todos se fueron excepto yo.
—Lo siento Riland, —Samuel tenía la voz rasposa de contener el llanto, fue el último día que tuvo en el hospital y probablemente la última vez que me vio en su vida— no quiero dejarte muchacho, pero a veces hay situaciones en la vida que requieren decisiones difíciles, espero lo entiendas.
Y así, sin verme a los ojos ni una vez, Samuel se fue en una silla de ruedas a reunirse con su familia, lo ayudaron a subirse al auto para irse a casa y me descubrí deseando salir corriendo yo también, deseando no sentirme tan desesperadamente solo.
Yo no tengo familia ni nadie que me espere en casa, mis padres murieron hace unos años y el recuerdo de su ausencia me persigue, me tortura cada día al verme espejo donde hallo la cara pecosa y los ojos color miel que me recuerdan a mamá, hasta el cabello chocolate oscuro que compartía con mi papá, mismo que no he afeitado desde que empezó toda esta pesadilla.
Mi recuperación tomó otras dos semanas más que estuvieron llenas de recuerdos aterradores e impotencia, en ese tiempo me nombraron nuevo guardabosques en jefe en vista de que soy el único empleado que no renunció, hicieron ofertas de empleo ocultándole a las personas la gravedad de la situación y en menos de una semana ya había una veintena de empleados dispuestos a cumplir su trabajo, así que justo ayer me enviaron a casa finalmente considerando que ya estaba listo para cumplir mi nuevo roll.
Cuánto descaro.
Si esta situación no fuera tan trágica e inhumana, podría incluso ser un mal chiste.
Me veo en el espejo huyéndole a mis propios ojos en el reflejo mientras me arreglo el uniforme tratando de fingir que no tengo miedo a internarme en las mismísimas fauces de la bestia, ayer recibí un informe de un agente del gobierno en persona acerca de las nuevas reglas de la reserva Sparrow.
En primer lugar, está Prohibido el paso al público hasta nuevo aviso.
Segundo punto, también ahora nuestro deber principal no es cuidar la fauna y la flora de la reserva sino vigilar atentamente la cerca que delimita todo Sparrow para avisar si sale la criatura del lugar.
Tercera norma, está prohibido internarse en el bosque a una distancia de más de quinientos metros desde la cerca.
Además, la cuarta y más importante es: no intentar atacar al animal, la orden es huir y rezar para lograr llegar con vida a la oficina central.
Sacrificios.
Eso es lo que somos para este gobierno.
Y nunca he sido devoto, pero sería demasiado tonto ahora si no le rogara a dios que nos ampare.
Me tiemblan las manos mojadas por el agua del grifo, el corazon me retumba de recordar que hoy retomo mi lugar dentro de la reserva Sparrow, misma noticia que no me ha dejado dormir durante días y me eriza la piel.
Me toma más de lo que espero reunir fuerzas para vestirme y tengo menos apetito del que creí, me subo al auto como un autómata, entumecido y resignado. El camino hacia mi tormento se pasa más rápido de lo que esperaba, el paisaje es un borrón a mis lados mientras conduzco el auto y al llegar me quedo estacionado en la entrada, los muslos me tiemblan, las palmas me sudan en el volante.
Suicidio.
Es lo que me parece esto, regresar a un lugar que oculta una bestia que se traga a todos los que entran, todo por temor a ser asesinado de forma cruel y lenta por la mafia, aunque realmente ¿No sería mejor acabar con todo esto ya?
No lo sé.
La verdad ya no sé muchas cosas, para este punto solo me muevo por inercia.
El primer nuevo recluta llega y bajo del auto para despejar mis pensamientos y no dar sospechas de lo que acecha en las entrañas del bosque, según la información que recibieron estas personas creen que es un trabajo con buena paga solo por caminar, no saben del incidente o de las muertes, esa parte la ocultaron bien para poder conseguir nuevos empleados que custodien la zona.
Uno a uno los voy recibiendo hasta tener una veintena de hombres, pero aunque dicen sus nombres y trato de memorizarlos la verdad para solo son un borrón para mí, cuerpos sin cara que no quiero tomarles cariño por miedo a que tenga que despedirme de alguno demasiado pronto.
Cosa que probablemente suceda.
Así comienza a transcurrir el tiempo, hago cumplir el trabajo al pie de la letra enviando hombres en pareja recorrer los límites de Sparrow, por suerte los beneficios de ser el jefe ahora significa que puedo quedarme cómodamente en la oficina central, fuera de todo peligro.
Contrario a todo lo que esperaba los días transcurren tranquilamente, siguen apareciendo cuerpos de animales desgarrados pero ningún ataque hacia humanos, lo que me hace pensar que realmente ese es el comportamiento habitual que tiene la bestia entonces ¿Por qué cambio de pronto el día del campamento?
¿Qué accionó el cambio?
Los padres de la niña no dijeron haber tenido una respuesta agresiva ante el acecho, en dado caso solo asustaron y se fueron, ¿pero es eso posible? Yo ví la rapidez de esa cosa, mató a varias personas con una velocidad implacable y sin dejar escapar a ninguno, si hubiera querido cazar a la familia lo habría hecho.
Eso me lleva a preguntarme también: ¿Estamos lidiando con una criatura que tenga algún grado de inteligencia?
Podría ser un babuino o algo parecido, eso explicaría por qué nunca hay huellas y cómo hace para atacar por sorpresa, nadie jamás esperaría un ataque desde arriba.
—¡Jefe!
Uno de los nuevos reclutas me saca de mi análisis interno, entra sudando con la cara aterrorizada y pálida como si hubiera visto lo que tenía desde hace semanas.
—¿Qué pasa? —pregunto calmado.
Estás últimas semanas han apagado un poco mi capacidad de sentir al mismo grado mis propias emociones.
—¡Cilian y Jace están muertos! —Jadea con la mirada desorbitada, el chico que es su pareja de vigilancia llega también corriendo pero él no le presta atención— ¡Jack y yo los encontramos en el área oeste de la cerca! ¡Estaban destrozados en el estómago como los cuerpos de los animales!
Me pongo de pie mirándolos estoico, debería pesarme las muertes de esos chicos pero a pesar de estos días que hemos compartido juntos la verdad siguen siendo solo un borrón en mi cabeza.
—¿Había algún hueco en la cerca? —cuestiono ante la mirada incrédula de ellos.
—No —musita algo desconcertado por mi calma.
La histeria no servirá de nada, en realidad creo que con esa cosa nada serviría de algo.
—¿Dónde estaban los cuerpos? —prosigo ignorándolos.
—Lejos de la cerca, encontramos el más cercano a unos 510 metros alejados del camino señor, —Traga ruidosamente— ese era Jace, pero Cilian estaba mucho más lejos tal vez a un kilómetro de diferencia de Jace.
Alzo las cejas alarmado.
—¿Y ustedes qué hacían ahí?
El silencio absoluto cubre el recinto.
Lo sabía, en algún momento pensé en la posibilidad de que rompieran las reglas al no saber nada del accidente, tal vez pensarían que el animal que estaba por ahí suelto no atacaría humanos, son apenas recién graduados de cualquier forma no tienen demasiada experiencia.
Ni siquiera yo mismo, no tengo ni un año trabajando en la reserva Sparrow.
Espero que lleguen todos para revisar si hay algún otro desaparecido, me alivia un poco saber que solo dos murieron y debo darles la noticia a todos, trato de no sucumbir ante la desdicha o el temor creciente en mi pecho mientras les advierto que deben seguir las reglas, intento hacer énfasis y dejarles bien en claro cuales son las consecuencias de no respetar las normas de Sparrow.
Algunos lloran, otros quieren renunciar y unos pocos me recriminan mi frialdad para manejar el asunto, pero no saben, no tienen idea de que estuve en sus lugares y que ví a mis compañeros dejarme atrás uno a uno, no conocen lo que les podrían hacer los uniformados sin identificación o los hombres de la mafia, así que no los recrimino, no les reclamo o me defiendo solo dejo que se desahoguen.
Salgo un segundo de la oficina principal que no tiene muchas cosas interesantes adentro además de un grupo de hombres alterados, hago una llamada al agente del gobierno que ha estado pendiente de nuestro caso, el mismo que nos hizo firmar contratos, creó las reglas y me nombró el nuevo jefe del bosque maldito.
—¿Saben algo respecto al accidente? —pregunta la voz amable por el teléfono.
—No señor Remus, pero tienen miedo y algunos quieren renunciar, trate de calmarlos para poder ocultarlo todo pero se me está saliendo de las manos—respondo.
—Tranquilo Riland, has hecho un buen trabajo. —dice el Sr. Remus— Yo me encargaré del resto.
Y de esa forma ese mismo día en la tarde el Sr. Remus asoma su cuerpo flaco enfundado en un traje negro, se acomoda los lentes redondos mientras invita a los reclutas que quieran renunciar a acompañarlo, todos fueron contratados por él así que sienten alivio al verlo como si su sonrisa amable les fuera a conceder una solución.
Yo ya no sé qué pensar, según lo que he visto no les importamos a la mafia, a los uniformados y según las decisiones que ha tomado el gobierno creo que a ellos tampoco.
No me fío del todo de nadie.
Solo.
Así me siento ahora mucho más que nunca.
Al día siguiente sorprendentemente llegan todos de nuevo a trabajar, tienen las caras pálidas, están desmotivados y aunque les tiembla el cuerpo antes de internarse a patrullar el límite del bosque, eso no evita que cumplan con su trabajo.
No sé qué les habrá dicho el Sr. Remus, pero ciertamente es un hombre que prefiero no tener de enemigo.
Vienen hombres para llevarse los cuerpos de las víctimas bajo la orden del Sr. Remus, no parecen amigables con sus caras serias y monótonas.
—Jackson dice que los vió guardar un yesquero y una caja de cigarros en una bolsa, es la única evidencia que hay, —murmura Rodrigo al terminar su primera ronda, está disfrutando de su descanso contándonos sobre lo que descubrió— ¿Con eso podrían saber el ADN y tener una idea de a qué animal nos enfrentamos?
Los cuatro chicos dentro de la oficina central me ven a la espera de una respuesta, me encojo de hombros porque realmente no lo sé.
Los días no hacen más que tornarse cada vez más grises después de eso, pasan otros tres meses en los que veo morir a chicos cada tanto y ser reemplazados por otros hasta que empiezo a sentir que en vez de hablar de vidas humanas, tal vez son solo papel higiénico en mi cabeza.
Quizás es lo único que me hace mantener la cordura en este lugar.
El Jefe de la mafia hizo su primer pedido el primer mes, tuve que acompañar a sus hombres para que hicieran su intercambio en el punto de control noreste, el que era mi antiguo lugar. Fue la primera vez desde lo sucedido que tomé la valentía de entrar al bosque, también tuve un ataque de ansiedad justo después de regresar.
No tengo elección, tengo que seguir las órdenes del Jefe pero tampoco es como si pudiera solo olvidar un trauma de esa magnitud.
El resto del tiempo se ha sumido en una monotonía algo morbida teniendo en cuenta que cada tanto mueren jóvenes y tengo que procurar que próspere sin contratiempos la venta de drogas en mi reserva. Estoy viendo la lluvia caer por la ventana de mi cocina una noche, otra noche en una casa sola y un futuro totalmente oscuro delante de mí, suspiro cerrando la ventana antes de irme a dormir como cualquier día.
O al menos eso creía.
Porque me levanto la mañana siguiente viendo las noticias, están llenas de vídeos sobre inundaciones en las calles, árboles caídos y animales siendo arrastrados por la fuerte ventisca de anoche.
"Un huracán pasó por nuestra región desafiando las edificaciones de Ciudad Laika y generando una cantidad innumerable de destrozos"
No le tomo importancia al inicio a esa noticia, voy al trabajo como de costumbre para cumplir mis funciones, los chicos solo me reportan la caída de algunos árboles aunque por suerte la cerca está intacta, pero pasan los días hasta convertirse en una semana y finalmente el comentario de uno de los chicos me toma por sorpresa.
—Debieron haber muerto muchos animales con el huracán, incluso la bestia ha desaparecido —dice un chico alegremente a su compañero.
Lo veo desconcertado.
—¿Qué dices?
Comparten una mirada cautelosa, sé que no soy visto por ellos como algo similar a un amigo, soy algo más como un carcelero.
—Sí señor, —asiente en respuesta— desde el huracán no se han avistado nuevos cadáveres de animales.
El corazón se me detiene sorprendido.
No sé si eso es algo bueno o malo, tal vez murió en el huracán o pudo haberse quedado sin comida y eso significa que los siguientes somos nosotros.
A partir de eso les pregunto cada día si encontraron algún residuo de la bestia pero todos afirman que no han visto nada, ese tiempo se convierte en dos semanas más sin avistamientos de la criatura y la esperanza de que haya desaparecido me atenaza las costillas.
Me siento desesperado por sentir al menos un poco de alivio, por tener una carga menos sobre mis hombros.
Paz.
Es lo único que pido.
Y la verdad mi trabajo sería mucho más sencillo sin esa cosa rondando por aquí.
Pero no puedo estar seguro hasta encontrarlo, hasta tener al menos evidencia de que lo que sea que haya estado asesinando cosas está muerto.
Aunque no sé ni qué animal es exactamente.
Entonces un día me decido, en contra de mi instinto que me grita que huya lejos y los malos recuerdos, los reclutas me ven desconcertados mientras me coloco el sombrero que detesto llevar pero hoy me hace sentir un poco más valiente, dejo atrás jadeos de asombro y la protección de la oficina central movido por la esperanza.
Y a pesar de que no quiera aceptarlo, también curiosidad.
Una curiosidad oscura.
Me tiemblan las piernas con cada paso, hay árboles tirados en medio de los caminos, hojas esparcidas por todas partes todavía siendo testigos de la tragedia de hace tres semanas. Cómo nadie se atreve a entrar al bosque nadie ha podido limpiar todo esto, el estado catastrófico de la reserva complica mi paseo.
Por ahora no tengo ningún destino, solo trato de tener una idea del nivel de destrozos ocasionados, trato de esquivar cadáveres de animales podridos por todos lados porque tampoco ha habido nadie que los limpie, miro a mi alrededor viendo la vegetación verde oscuro con el día nublado iluminando apenas mi camino, entonces pierdo el aliento al ver el paisaje a mi costado.
Gris.
Infértil.
Son los vestigios del incendio de hace meses, el mismo día en que murió Hannah y tuvo lugar la masacre de la bestia, ahora solo quedan restos calcinados escondidos entre cenizas, troncos partidos ramas chamuscadas animales muertos y nuevamente es normal, porque nadie estuvo aquí para limpiar este desastre.
Trato de que la presión en el pecho no me deje sin aliento y qué el picor de mis ojos no se conviertan en lágrimas, la melancolía me raspa las costillas del bosque espeso y vivo que antes era, de los días tranquilos caminando por sus recovecos, los maullidos de Lemon dándome la bienvenida al único lugar que me hacía sentir en paz, los pinos escondiendo ardillas entre su espesor, Hannah quejándose de mi aversión hacia los teléfonos y Samuel con su temple íntegro adoptado por los años.
Dolor.
Por primera vez desde lo sucedido siento que es demasiado para mí, se me escapan dos lágrimas pero nunca he sido partidario de llorar por cosas que no podemos cambiar, trato de calmarme para no derrumbarme en medio de todo esto, pero aún así, es desolador.
Me siento en el suelo lleno de cenizas, no me importa ensuciarme o si tal vez es peligroso que esté aquí, respiro el olor a tierra mojada junto a los vestigios del fuego que aún está presente aunque han pasado alrededor de cinco meses, siento las manos del viento acariciarme el cabello castaño y las pienso como un gesto confortante de mi madre en dónde esté ahora.
No sé cuánto me toma reunir fuerzas para seguir con mi tarea, cuando me pongo de pie tanto las piernas adormecidas y estoy mentalmente cansado, camino durante metros en los que el paisaje no cambia hasta que minutos después regreso a la parte verde del bosque.
El caos del huracán sigue presente por todos lados, logro derribar muchos árboles pero los que cayeron de seguro hicieron destrozos.
Un montón de rocas llaman mi atención cuando paso al lado de un acantilado, las fuertes lluvias habrán causado un deslizamiento porque los peñascos se han deslizado desde arriba hasta la parte de abajo, están apilados unos encima de otros.
Ensimismado por la destrucción masiva que causó el derrumbe me tropiezo con un tronco.
—Mierda —me quejo.
Entonces escucho un movimiento extraño, es apenas un instante pero está ahí y me pone los vellos de punta.
Los latidos se me aceleran, veo todo a mi alrededor de en un movimiento errático, no he visto señales de la bestia desde hace días y tampoco en mi recorrido pero podría estar ahí afuera aún así, sin pensarlo me lanzo a la misión de huir subiendo por las piedras del derrumbe y llegar hacia la parte alta del bosque, tal vez así lo retrase y tenga oportunidad de huir de lo que sea esa cosa.
Subo la primera piedra del tamaño de mi cintura y cuando estoy por poner la mano para escalar a la siguiente una mano sale de un hueco entre dos piedras, grito por el susto y logro zafarme del agarre antes de que se afiance.
Caigo hacia atrás bajando de nuevo hasta la base de las piedras evitando por poco romperme la cabeza, la mano pálida se estira hacia afuera hasta dejar ver un antebrazo por la pequeña hendidura entre las rocas, el movimiento es desesperado y tardo en reconocer que es otro humano.
—¿Hola? —Salgo de mi estupor— ¿Cómo terminaste aquí? ¿Estás bien?
La mano se esconde de nuevo pero nadie se responde así que me apresuro a asomarme, subo la piedra de nuevo para asomarme por el hueco pero está demasiado oscuro para ver hacia adentro, me acerco más para intentar ver algo cuando la mano vuelve a salir e intenta agarrarme de nuevo.
—¡Hey! —exclamo arrancándole el brazo— Puedo ayudarte pero tienes que calmarte. —interrumpo la oración a medias porque me impresiona lo que veo, el brazo se vuelve a meter y la cara más hermosa que he visto me dirige una mirada salvaje— Hola, soy Riland, —digo lo primero que pienso— voy a ayudarte no tengas miedo, puedo sacarte de aquí.
Tiene los ojos turquesas más claros que he visto en mi vida, los labios rosados como el pétalo de una flor, largas pestañas abundantes que adornan sus grandes ojos aún más y mechones de cabello negro lacio le caen por el costado del rostro.
La chica gruñe hacia mí en un grito molesto, justo como un animal hambriento, no es hasta que me sisea mostrándome los dientes que caigo en cuenta de algo importante:
Sangre.
Sus dientes están manchados de sangre seca.
El brazo que sacó está lleno de sangre seca.
Ahora que lo pienso, ¿cómo llegó hasta aquí? ¿Cómo hizo para no ser atrapada por la bestia y quedar atrapada entre rocas sin morir en el intento? ¿Estará herida?
Muchas preguntas me pasan por la mente hasta que logro recordar ese día, el mechón de cabello largo color ébano que estaba enganchado entre los arbustos cuando buscamos el cadáver del oso, la familia diciendo que vieron un fantasma cerca del campamento antes de que empezara el incendio.
¿Cómo sobrevivió a todas las catástrofes que mataron al resto?
¿Qué tanto sabe?
¿Quién es?
Y más importante, ¿qué tiene que ver esta chica con todo esto?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro