Episodio 18
La Promesa.
Inanimado.
Si tuviera que elegir una palabra para describir estos últimos días sería esa.
Así me siento, como un objeto sin voluntad o voz propia solo un propósito del deseo ajeno, entro y salgo de la inconsciencia pero nunca estoy suficientemente despierta como para levantarme de esta cama, no he oído la voz de Zero durante lo que me parecen al menos dos o tres semanas y tampoco he sido capaz de convivir con mis propios pensamientos tan si quiera.
Mocka a veces está cuando despierto, o Mike como debería llamarlo ahora. Siempre que viene se queda a hablar por un rato, huele mi cabello, me besa o se masturba en mis costillas pero al menos ha mantenido la distancia de no cruzar ese límite y me da miedo, solo puedo pensar en cuánto tiempo pasará para que él quiera hacerlo y yo no podría impedírselo.
Una de esas veces me recibe con su pecho desnudo lleno de tatuajes de mi rostro, desde que se animó a quitársela la primera vez ahora parece no querer ponerse una camisa más seguido, me ve con una sonrisa mientras acaricia mi frente suavemente.
—Voy a sacarte de aquí Arise, nos iremos lejos donde nadie pueda hacerte daño, seremos solo tú y yo. —Me besa la punta de la nariz antes de proseguir— Nunca he imaginado nada más, no he tenido otro sueño que estar contigo eres lo que me mantiene vivo, por eso no pienso volver a perderte voy a llevarte lejos antes de que suceda una tercera vez.
—¿Tercera?
Respondo en voz muy baja.
—Sí, antes cuando esos idiotas nos separaron y mancillaron tu cuerpo intentado unir esos horribles implantes a ti, me escabullía a veces para poderte ver pero siempre estabas en el área restringida era muy complicado y esa vez sentí que el corazón casi me deja de latir. —Hace un silencio dramático— Estabas muriendo, tus latidos eran cada vez más lentos y no el sonido armónico al que estaba acostumbrado a escuchar mientras dormías.
Por mi bien, trato de ignorar su declaración acerca de escucharme respirar mientras dormía y me enfoco en otra cosa.
—Esa vez, —Trato de fruncir el ceño pero no sé si tengo éxito— ¿tú estuviste?
Asiente.
—Por supuesto jamás dejaría que nada te pasara, vine acá he hice cientos de experimentos, por suerte gracias a nuestro amor y a la organización tenía almacenados varios de tus fluidos que me sirvieron para hacer las pruebas, trabajé una semana sin dormir, me robé algunas cosas de la organización pero nadie me descubrió. —Se encoge de hombros— Hice la sustancia que te salvó la vida, yo la llamo el elixir A en honor a ti, lastimosamente solo esperaba que te curara pero resultó ser incluso más efectiva porque te hizo mucho más resistente acelerando tu metabolismo, es la razón por la que te curas tan rápido, aunque por desgracia ya para el día siguiente por desgracia tu cuerpo había aceptado las prótesis.
Estoy desconcertada, nunca imaginé que Mike sería el que me salvó la vida antes, el causante del cambio inexplicable que me salvó la vida y ni siquiera Oasis ha podido deducirlo, si tan solo su fórmula cayera en manos equivocadas... el elixir A podría ser un arma de guerra sin precedentes.
—¿Dónde está? —tartamudeo.
—Oh tranquila, la escondí lejos en un lugar donde nadie pueda encontrarla y volver a convertirte en esta cosa, juro que una vez que consiga la forma de quitarte este montón de metal no tendrás que vivir asediada de nuevo, serás normal como siempre quisiste. —Se acuesta a mi lado oliendome el cabello— Destruiré la fórmula tras terminar de conseguir una cura para ella y seremos felices para siempre.
Es lo último que musita mientras vuelvo a oír el sonido del cierre bajar y ya no quiero seguir consciente.
He descubierto que la ventaja de estar siempre sedada es que siempre estoy a un paso de dormirme, a cada segundo y cuando quiera, así que es mi escape más recurrente durante estos días de impotencia.
Estar encerrado en tu propio cuerpo es probablemente la forma de tortura más profunda que te puedan aplicar.
Mike me ofrece ser normal de nuevo, técnicamente es lo que he deseado desde que desperté en las alcantarillas, pero el costo de ello es demasiado alto. No solo es estar impotente el resto de mi vida sino someterme a la insana obsesión de Mike, ser el objeto de su perversión el resto de mi vida con la esperanza de olvidar un pasado que probablemente nunca deje de perseguirme.
Pero dejando eso de lado, la verdad es que ya no sé si elegiría ser normal de nuevo, no después de saber todas las cosas que sé. Podré desear un descanso o la paz de una vida normal pero en el fondo sé que he cambiado, Ciudad Laika me necesita aunque ellos no lo sepan y más que a mí necesitan a Zero, requieren un libertador en tiempos de ciencia y sinceramente esa no soy yo, yo solo soy el anfitrión porque a ella la condicionaron demasiado de lo contrario ella habría sido la respuesta a nuestras plegarias desde hace mucho.
Probablemente ni siquiera estaríamos en el problema en que estoy ahora, cautiva por un lunático obsesionado.
Pasan días en los que apenas soy consciente de mí misma, me tambaleo entre la vigilia y el sueño como un marino en puerto con el único consuelo de al menos tener mis propios pensamientos para mí misma.
Hoy por primera vez vi el verdadero color de ojos de Mike, son de un negro intenso en el que ni la luz se atreve a reflejarse como si toda señal de vida huyera de él, quizás es la iluminación del lugar y tal vez estoy exagerando pero me parece la mirada más aterradora que he visto en toda mi vida.
Vuelvo a dormirme cuando vuelve a jurarme amor eterno después de alimentarme con líquidos, sé lo que viene después de que se pierde en la fantasía sobre nuestro futuro, se ha vuelto una rutina que me causará pesadillas durante un buen tiempo.
—El ministerio me dió esta casa, —comenta sentado a mi lado— la hicieron especialmente en caso de que tuviera que salir de emergencia, por ser miembros de Oasis siempre estamos expuestos a un ataque inesperado.
Es lo que me dice uno de los días siguientes, siempre parece feliz de compartirme más y más información sobre él, las comidas que le gustan, cómo persiguió y cazó a todos los niños que lo molestaban en el orfanato, cómo hizo las pelucas a base de verdadero cuero cabelludo de los niños que Oasis desechaba de sus experimentos o que sacaba de la morgue.
Cada palabra que sale de su boca destroza un pedacito de mi esperanza por la humanidad y el gobierno de esta ciudad, porque es seguro que Oasis tiene alguna conexión con los poderes gubernamentales de Ciudad Laika aunque aún no sepa cuál exactamente.
No es hasta mucho después que noto la diferencia en mi cuerpo, mis extremidades se ven más delgadas y débiles después de lo que me parece tres meses, estoy más pálida y a veces cuando hablo me duelen las cuerdas vocales por el desuso.
Entonces tengo la certeza: voy a morir.
Si me quedo aquí sin hacer nada voy a terminar siendo un cadáver en la cama de Mike sin nadie que pueda salvarme, de cualquier forma no le importo a nadie además de Zero y en esta situación solo puedo salvarnos yo.
Pero ¿Cómo?, ¿qué hago para que Mike me deje salir?
Pero mis preguntas no hayan respuestas antes de que mi cuerpo se adormezca nuevamente.
Vuelvo a despertarme con el choque fuerte de la puerta mientras Mike entra con el pelo revuelto y la ropa arrugada, tiene una mueca irritada en la cara con el sudor bajándole por la nuca como si estuviera demasiado estresado también, suelta un gruñido sonoro antes de golpear uno de los maniquíes con tanta fuerza que lo tumba al suelo con un sonido sordo que dobla el soporte del mismo.
Es extraño verlo así, casi siempre está feliz de verme.
—¿Qué pasó? —pregunto.
—¡Estoy en un callejón sin salida! —espeta halándose los cabellos con dos puños— ¡Tengo semanas intentado acceder a los archivos clasificados del laboratorio pero el puto archivo tiene una contraseña de seis dígitos y no he podido descifrar qué es!
Guardo silencio un momento para procesar sus palabras y para darme tiempo para pensar qué decir, no quiero que encuentre lo que sea que vaya a encontrar en el laboratorio porque entonces tendrá toda la información necesaria para desarmarme, literalmente, pero a su vez también tengo que ganarme su confianza para escapar.
¿No podría usar este inconveniente para hacerle pensar que me necesita para seguir investigando?
—Quizás alrededor del archivero algo podría darte un indicio de la clave —murmurllo y es la frase más larga que me ha oído decir en todo este tiempo.
Él niega.
—Imposible, es el área restringida de experimentos me han prohibido hasta estar cerca de ahí desde que creen que moriste, temen que haga algo estúpido a su laboratorio.
—¿Cómo has entrado?
Mike entiende a qué me refiero con esa pregunta.
—Fingí todo este tiempo depresión incluso excusé el cambio de color de cabello con que quería un cambio para no acordarme de ti, conseguir la contraseña no fue problema pero en ese lugar es distinto porque la única persona que tenía acceso a esos documentos era el Sr. Romanov o el científico en jefe de esa área, pero a el primero tu parásito lo mató y el segundo no puede verme ahí o estaré muerto —explica.
Me causa curiosidad porque la verdad gracias al Sr. Romanov obtuvimos el folio del proyecto Zero pero nunca supe qué conexión exactamente tenía con Oasis.
—¿Qué era Romanov de Oasis? —interrogo.
—Era la mano derecha del director de Oasis, el sicario personal del viceministro Killiam Soprano.
Interesante.
—Él puede ser una pista —balbuceo con la lengua adormecida.
Vuelve a negar aún más frustrado.
—Acercarse a Killiam Soprano es una sentencia de muerte directa, sobretodo alguien como yo que nunca ha tenido comunicación alguna con él. —Gruñe golpeando otro maniquí con fuerza— ¡Mierda! —exclama.
Me quedo un segundo en silencio mientras reúno fuerzas para mantenerme despierta y él sigue desquitándose con su entorno.
—Yo podría conseguirlo.
Dejo caer la oración entre nosotros causando un silencio pesado en el que él se refugia unos segundos antes de verme algo escéptico.
—Si te ven te matan, no puedo ir acompañado y si te quito los sedantes el parásito intentará asesinarme —refuta rápidamente.
Lo veo a los ojos fijamente.
—Zero no te hará nada, puedo restringirla lo sabes —le recuerdo.
—No me parece buena idea.
—Pero es la única forma, puedo hackear ese archivero usando las prótesis —insisto.
—Dije que no —alza la voz molesto conmigo.
Me callo porque siento que de pronto podría descargar su ira conmigo, no aparta su mirada de mi cara y yo no puedo bajar la mirada porque siento que estoy viendo a un depredador a los ojos, de esos que si les das la espalda tiran a matar sin remordimientos.
Este método no me está sirviendo, es muy emocional y claramente la lógica no es algo que sirva con él siendo tan voluble.
Las manos le están temblando justo dónde está ahí parado.
Entonces opto por otro método, algo que use sus sentimientos aunque sea arriesgado fomentar su obsesión insana por mí.
—Te amo.
Dejo caer el peso de mis palabras al aire.
Mike abre los ojos de par en par como estupefacto, como cuando pasa algo tan bueno que no puedes creértelo.
—No mientas con eso —advierte.
—Mike, siempre he sabido que soy tuya, no hay mentira en eso.
Siento como si con cada palabra estuviera escribiendo una pesada lápida sobre mí cabeza.
—¿Por qué dices eso ahora?
—Porque quiero que confíes en mí en que nunca dejaré que Zero te haga daño, pudo matarte en el callejón pero se lo impedí —miento.
Convenientemente él no sabe que Zero lo dejó vivir porque no lo consideró una amenaza en ese momento.
Pasan los segundos.
Me analiza detenidamente.
No me atrevo a tragar saliva.
Y finalmente todo su cuerpo deja salir la tensión con una exhalación.
Sonríe como si estuviera viendo un milagro florecer entre sus manos, los cambios tan radicales de humor debierom darme algún indicio desde el comienzo de lo que él representaba. Mike se acerca a la cama para dejar un beso húmedo en mis labios sin importarle si correspondo o no, lo cuál prefiero no hacer, porque no tengo ni las ganas ni la capacidad de coordinación en estos momentos.
—Me hace tan feliz escuchar eso, siempre supe que estábamos hechos para estar juntos Arise —musita suavemente colocando su frente sobre la mía.
Su alegría me hace sentir increíblemente mal, puede que Mike sea una mala persona, que sus intereses sean errados y tenga una enfermedad mental muy grave pero realmente no quiere mi malestar, si hay que culpar a alguien es a Oasis por hacer de esto a niños inocentes solo por beneficio propio.
—Yo también quiero vivir lejos contigo, —Suelto un sollozo por la mentira que voy a decir, por su mirada dichosa en mis ojos y por la vida que se nos negó— quiero ser normal Mike ya no quiero vivir así, ya no quiero tener a un monstruo en mi interior yo quiero vivir contigo, —Sus ojos se afligen un poco al escucharme— te amo —repito.
Vuelve a besarme apasionadamente con una desesperación de quién tiene tiempo sin ver a quién ama, con movimientos profundos y mordidas fuertes casi salvajes que me hacen sentir la sangre en mi boca, me toca la cintura como si desde siempre hubiese nacido para ser suya y hubiera estado esperando toda su vida por este momento.
—Yo también te amo no puedo vivir sin ti, desde que tengo razón he querido esto Arise —jadea sobre mis labios.
Su mano se pierde en mi entrepierna y sé que lo que viene será inevitable si quiero convencerlo, su respiración rápida me indica el deseo incontenible en sus pantalones. No hay forma de que Mike piense que lo que digo es verdad si no le demuestro cuánto lo amo, si no lo dejo creer que somos uno.
Estoy llorando con cada roce, cada que sus dedos se hunden en mis cabellos, cuando sus manos levantan mis piernas lánguidas por los sedantes para tocar mi humedad, lloro cada momento porque siento que el precio por haber sido adoptada por esa organización lo estoy pagando con cada centímetro de mi alma.
Desde que empecé a descubrir mi pasado, tenía miedo de que un día el destino viniera a cobrarme una deuda que no pedí y que tuviera tanto qué pagar que me quedaría sin nada.
Parece que ese día es hoy.
Saca los dedos húmedos para lamerlos adelante de mi cara y tengo que forzar una sonrisa anhelante aunque me siento impotente, porque sí, estoy mojada ante su tacto porque soy humana y es una reacción natural del cuerpo pero en realidad muero por salir de mi piel ahora mismo.
Solo alguien que ha sufrido lo mismo entendería lo vacío que te sientes, esa sensación de vértigo que te acecha cuando subes a una atracción mecánica te azota también, solo que crece por todo tu cuerpo provocándote ganas de vomitar. Pero no puedes hacerlo, ¿cierto? Eso empeoraría las cosas, así que solo puedes imaginar que no eres tú la persona que dios decidió odiar y cuando eso no funciona entonces recurres a restarle importancia, no es muy grave después de todo es solo sexo, ¿no? Todos tienen sexo sin compromiso y sin amarse, es algo así.
Pero no sirve de nada, no importa qué pienses eso no te hace sentir menos sucia ni menos vacía.
No recuerdo muchas cosas de mi pasado, básicamente las que he podido recordar son cosas muy específicas y casi todas son aterradoras, pero cuando lo siento entrar dentro de mí el dolor me hace estar muy segura de es mi primera vez.
Mi primera vez con un acosador obsesionado.
Empiezo a llorar más fuerte porque me duele, ni siquiera los sedantes pueden mitigar el dolor.
—Tranquila te acostumbrarás a mí pronto, después de todo fuimos hechos para estar juntos —susurra sobre mis pezones.
Quiero patalear y lloriquear como una niña pequeña, quiero llamar a mi mamá para que me oculte del mundo aunque sé que estoy sola y que no tengo una madre que me quiera, qpero no puedo evitar desear huir lejos donde la tristeza no sea un grillete en mi cuello, pero eso no me va a salvar.
Lo único que me va a salvar soy yo misma y ya no puedo huir.
—Te amo Mike, ayúdame a vivir a tu lado por siempre, —Me fuerzo a pronunciar entre sollozos— llévame contigo a Oasis y hazme normal de nuevo para poder irnos lejos, donde solo estemos tú y yo.
Asiente perdido en mis labios, los ve con una fijación demente como si mataría por arrancarmelos y congelarlos en su refrigerador para poder apreciarlos de por vida.
—Sí, —gime dándome la primera estocada— estaremos juntos por siempre, te llevaré mañana y luego serás mía.
Comienza a moverse aunque con cada penetración siento que me desgarra por dentro con ese ardor insano que se instala entre los muslos, con la sensación de que golpea demasiado fuerte adentro, la irritación de la primera vez no se detiene ni cuando termina adentro de mí y aunque lo hace es como si tuviera energía de sobra almacenada porque se sigue moviendo hasta que se viene al menos cuatro veces.
Sale de mí para descansar, momentos en los que cierro los ojos con la esperanza de dormirme y dejar atrás un poquito de dolor. Y sí logro dormirme, justo cuando siento sus manos recorriéndome de nuevo y su miembro erecto apuñalarme una costilla.
¿Qué pasó después? Prefiero no pensarlo, prefiero creer que no hubo un monstruo entre mis piernas que me robó probablemente lo último que era mío.
No sé cuánto tardo en despertar de nuevo, me sentí muy adolorida y aunque Mike había prometido que iríamos a Oasis al día siguiente simplemente no pudimos por varias razones. Uno, yo tenía mucho tiempo siendo sedada así que la sustancia tardaría en salir de mi sistema. Dos, sentía que el dolor en mis piernas era imposible de disimular o de soportar, ni siquiera sé cuántas veces Mike tuvo sexo conmigo mientras dormía. Y tres, él aún parece algo dudoso.
Así que transcurren los siguientes tres semanas en las que debo aprender a caminar nuevamente, después de casi cuatro meses en cama mis extremidades estaban muy débiles hasta que un día finalmente vuelvo a escuchar la voz iracunda de Zero.
¡VOY A MATARLO!
Casi siento el impulso de cubrirme los oídos por su grito en mi cabeza pero Mike aún no me ha quitado las cuerdas, desconfía de que pueda mantener a Zero controlada y está en lo correcto la verdad.
No quiero que lo mates, Zero.
¡TU IDIOTEZ NO TIENE UN LÍMITE PRECEDENTE! ¡ES UN CERDO ASQUEROSO Y VOY A MATARLO!
Escúchame, es nuestra única oportunidad para entrar a Oasis, vimos que solas no podemos.
¡Encontraremos la manera!
No, sabes que no.
Un gruñido resuena en mi mente.
Espero que sepas lo que haces, pero si intenta algo que no me guste lo voy a matar.
Cuento contigo, Zero.
Sonrío agotada por primera vez en semanas.
Ya con Zero de acuerdo con mantenerse al margen solo hay que terminar de convencer a Mike, cosa que sucede por suerte al día siguiente al llegar de su trabajo.
—Vamos a ir mañana, conseguí una forma pero debes prometerme que mantendrás al parásito controlado —advierte Mike cuidadosamente.
Asiento mientras besa mis labios y tengo que seguirle el beso, ya no hay sedante que me excuse con eso, lo veo desvestirse muy orgulloso de su mural a cuerpo completo de mí y tengo que reprimir un escalofrío como cada segundo que lo veo.
—Tranquilo, te prometo que todo saldrá bien y que después de mañana estaremos juntos por siempre —miento.
Él asiente una vez desnudo y mi pesadilla se repite hasta quedarme dormida, como cada día desde que decidí empezar esta farsa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro