Episodio 17
El Farsante.
—Gracias por ayudarme Zara.
Agradezco tras un denso silencio en el que ella está perdida en sus pensamientos, solo voltea a verme una vez que oye mi voz con una mueca severa.
—Mira no sé cuál es el alcance de esta situación, pero dado lo que cuenta Zero es muy grave. —Se tensa antes de proseguir— Te voy a agradecer que no te aparezcas nunca más por aquí, ya cumplí con lo que querías y no quiero tener nada que ver con nada de esto.
Asiento con cierto pesar, no puedo culparla por mantener sus reservas, soy no solo un fenómeno sino que toda una organización corrupta me quiere muerta y con ello todo el país.
Si lo ves así, en realidad no importa si soy o no inocente, no soy humana y eso es suficiente para que otros me teman.
—Tranquila, tuve cuidado de que no me vieran venir acá no deberías tener problemas a futuro, —Me levanto del sofá regresando los lentes a mi cara, avanzo hasta la puerta para irme— lamento haberte incómodado y gracias, en serio no sabes cuánto me has ayudado.
Abro la puerta y al poner un pie afuera me detiene la voz de Zara.
—Suerte, —balbucea desconcertada mientras la volteo a ver— espero que logren liberarnos de esta pesadilla, aún si solo lo hacen por vengar a su hermana.
—No creo que sea solo por Anne, ya no.
Entonces ya estoy afuera de la oficina y tardo menos de un suspiro en salir del edificio con paso firme, no sé decir cómo me siento, agradezco saber todo lo que pasó y el unificar en un relato gran parte de todas las piezas que tengo pero, por alguna razón, no se siente como un triunfo en todo caso es como una confirmación de cuán rota estoy.
Y además de eso también está Mocka, Zero dice que no puedo confiar en la única persona que me ha tendido la mano y solo hasta ahora es que me doy cuenta, nunca me ha dicho algo sobre él.
No conozco ninguna anécdota sobre su vida, sus gustos en específico o de algún momento compartido entre nosotros además de los álbumes, solo estoy segura de que me conocía desde que estamos pequeños porque en el orfanato lo confirmaron y nunca ha querido hacerme daño, todas las decisiones que ha tomado han sido por mi seguridad.
Mocka se preocupa por mí.
Supongo que está en la naturaleza de Zero desconfiar de todo aquello que parezca inconcluso pero también ella dijo que a veces está inconsciente, ¿no podría haber hablado con Mocka mientras ella no estaba atenta?, lo único que debo hacer para evitar que actúe precipitadamente y mate a Mocka es conseguir una prueba de nuestra amistad en casa, con eso se calmará.
Escucho a una mujer mayor apurar a su nieta porque son las tres de la tarde y solo quedan tres horas para el toque de queda, aprieto el paso para llegar a casa rápido, no creo que Mocka se tome bien que rebusque en sus cosas o que desconfíe de él después de todo lo que ha hecho.
Llego a la entrada secreta de la casa que siempre está abierta, me pregunto cómo hace Mocka para lidiar con los ladrones si nunca cierra la puerta.
Subo las escaleras atravesando todo el tramo hasta mi habitación donde encuentro todo como estaba antes, no creo que haya algo acá o lo habría encontrado mucho antes así que debo buscar arriba cualquier cosa que pruebe la inocencia de Mocka.
Aunque no se le esté culpando de algo concreto.
En la sala comienzo a revisar los cajones debajo del televisor que siempre tenemos en el noticiero, por si acaso estar informados de la situación general de Ciudad Laika que no ha hecho más que empeorar con los días y el número de desaparecidos crece precipitadamente. No encuentro absolutamente nada en los cajones, la sala no tiene mucho donde buscar solo los muebles de cuero negro, algunas repisas en las que solo hay libros de química o biología, una mesa de café y cuadros es lo que la decora.
Abro la puerta que da a la habitación de Mocka con la esperanza de encontrar algo, la pieza tampoco está demasiado llena solo tiene lo esencial al igual que la sala, una cama bien tendida al lado de una mesa de noche de cuatro gavetas que después de rebuscar solo tienen ropa interior y medias, un armario sin nada que no deba tener, una repisa en la que espero con ansias descubrir aunque sea el álbum de fotos que me mostró antes, el que intercambiamos cuando estábamos pequeños y simboliza nuestra amistad.
Pero no hay nada, ni una sola pista o retrato en el lugar es como si la casa fuera ajena a él, como si no la habitara recurrentemente.
Extraño.
Un sabor amargo me llena la boca pero sigo sin creer que sea algo malo, probablemente escondió todo indicio que lo relacionara conmigo las veces que él Ministerio vino a registrar su casa.
Salgo a la sala con la garganta seca, no desconfío de él pero por alguna razón no me puedo sacar del cuerpo ese vacío que se encaja entre mis costillas, como si tuviera a la musa de la muerte susurrándome sus cánticos al oído.
"Noticia de última hora"
El televisor llama mi atención y sé por experiencia propia que las novedades que ameritan la interrupción del cronograma usual del canal son siempre muy malas noticias.
"Seis víctimas del cuerpo policial de Ciudad Laika fueron halladas el día de hoy en las afueras de la reserva forestal Sparrow, se presume que el acto homicida fue llevado a cabo por el grupo terrorista de origen desconocido tras un enfrentamiento bélico"
Me quedo muy quieta como un cervatillo al ver las luces de un faro, tan solo a la espera de saber qué tanto saben, Zero parece muy meticulosa con lo que hace pero siempre pueden haber errores.
"Los cuerpos se encontraron en la propiedad perteneciente a Mocka Seall, quién también fue hallado muerto dentro de la casa"
El corazón se me cae a los pies.
¿Muerto adentro de la casa?
Llega a mi cabeza recuerdos del cadáver en descomposición en el ático de la casa abandonada, el cadáver sin nombre ni dueño que pensé que era de alguna persona que entraba a la casa, el mismo cadáver que ahora reconocieron como Mocka.
Pero, ¿si ese es Mocka con quién hemos estado hablando todo este tiempo?
El susurro de Zero en mi cabeza me pone los bellos en punta.
Repentinamente ahora tengo mucha más sed, siento que la garganta se me desgarra con cada intento de respiro y es como si la realidad amenazara con aplastarme la cabeza.
Deben estar equivocados de alguna forma, ¿tal vez dicen eso para despistarnos o es alguna clase de treta política?, pero entonces recuerdo la ausencia de evidencia que indique su cercanía conmigo y ahora parece mucho más sospechoso. Tengo la cabeza pesada como si estuviera rellena con algodón. La memoria de mí subiendo las escaleras ayer y descubriendo un raro vacío en la pared llega con la suavidad de un caudal.
Y sé que no puedo perder tiempo para revisar el único lugar de la casa que podría tener respuestas para mí.
Corro escaleras abajo hacia el sótano y luego desmontando el suelo falso para llegar al pasillo sin luz, tanteo las paredes chocando el puño contra ellas en búsqueda del sonido que escuché antes. Entonces vuelvo a darme cuenta de la rara disposición de esta casa, de que está construida de una manera conveniente para alguien que esconde cosas.
Pum.
El sonido hueco acalla cualquier pensamiento ante la intriga de la revelación.
Trago saliva arrastrando las manos a los lados hasta encontrar una hendidura en la pared.
Es rectangular, hundo los dedos en cada abertura y desmonto el panel de la pared.
Pierdo el aliento.
La luz de adentro es muy débil emitida solo por algunos focos de luz amarilla muy suave, las paredes no tienen pintura alguna en ellas más que la textura del cemento resaltando el mar de fotos mías.
Cada pequeño espacio.
No importa dónde vea hay fotos de mi cara.
Yo durmiendo, yo bañándome cuando era una niña, yo hablando con otro niña más pequeña repetidamente que probablemente es Anne, yo vestida con ese suéter arcoiris que ví en la foto del orfanato, yo tomando agua sin camisa en una habitación. La apreciación de cada foto me retuerce las víceras es un nudo temeroso, ¿desde hace cuánto ha estado viéndome? Cada foto es más perturbadora que la otra y me asusta aún más ver el resto de objetos que ocupan la habitación.
Maniquíes de muchos tamaños en lugares dispersos con diferentes manchas blancas en sus cuerpos, todos con pelucas color castaño con el corte exacto que yo tenía antes de pintarlo y una foto mía pegada en ellos correspondiente a la edad que representan.
Lo más perturbador es que todas las muñecas tienen las extremidades arrancadas de una forma violenta, sin excepción, solo tienen el torso posado en un soporte.
Tengo que contener una arcada al divisar una pequeña cama de metal desecha en una esquina en la que reposa un maniquí pequeño con una foto mía de cuando tenía como máximo unos catorce años, las sabanas están igual de manchadas de blanco que los maniquíes y una almohada magullada en el piso tiene mi nombre cosido a ella, estoy muy segura de saber qué hace en esa cama, pero no sé si tengo el estómago para decirlo en voz alta.
Hay varias mesas de noche ubicadas contra la pared justo en la línea dónde las fotos acaban, cruzo la habitación para revisar una de estas gavetas pegadas en la pared de enfrente y casi pierdo el aliento.
Es ropa interior.
Corrijo, es ropa interior mía desde que estoy pequeña porque me aterra notar que una de esas tiene el tamaño de mi mano extendida, es realmente muy pequeña.
Y el resto de la habitación termina por destrozarme poco a poco.
Chicles usados clasificados por edad y fecha, toallas sanitarias, envoltorios de dulces, pinturas de uñas, jabones, calcetines y álbumes más llenos de fotos, herida, siendo torturada, llorando escondida, hablando con el Sr. Romanov o durmiendo en el orfanato donde noto que la almohada que estoy usando en la foto es idéntica a la que tiene en esa cama, incluso con el nombre cosido.
Lo más fuera de lugar que conseguí fue una caja con al menos treinta hojas o más llenas de fórmulas químicas en ellas que no comprendo, como si fuera una receta para algo específico.
Dejo las hojas donde están y con pasos temblorosos voy hasta la única puerta que hay en el recinto tipo estudio, la abro escuchando el raspar de la manilla oxidada mientras me deja pasar.
Adentro está bien iluminada por una luz blanca es como si fuera un habiente muy distinto, mucho más clínico si debo ser precisa.
Hay fórmulas químicas y matemáticas pegadas a la pared unidas por un hilo rojo conductor a otros datos biológicos y fotos mías junto a algunos descubrimientos que reconozco del folio del experimento Zero, siento la cabeza embotada de tanta información a estas alturas pero no me impide entender que es un plan.
Un plan sobre mí.
Uno dónde Mocka consigue arrancarme los implantes sin matarme en el proceso y dejarme solo con el torso, quitar todo lo artificial de mí dejando solo lo orgánico.
Lo humano.
No solo eso, hay una mesa frente a mí justo debajo de sus desvariaciones llena de muchas más hojas y libros referentes a su investigación, entre ellas en una esquina hay un tubo de tinte color rubio pajizo y un estuche blanco muy limpio como los que se usan para los lentes de contacto.
Por eso Zero lo confundió con Mocka, porque tenía las mismas características y tenía mucho tiempo sin verlo, no podría haber notado que era un extraño.
¿Quién es este sujeto?
Ahora todo el cuerpo me tiembla mientras estoy a punto de entrar en lo que podría ser una crisis de ansiedad, estoy simplemente paralizada ante esta aberración de realidad.
—¿Te perdiste?
Murmura una voz en mi oreja haciéndome dar un respingo pero no me da ni un segundo para voltearme cuando Mocka ya tiene un paño apretado contra mi boca y mis cosas nasales.
»Te dije que dejaras de escuchar a ese parásito, —gruñe— hizo que descubrieras mi sorpresa.
Trato de huir de él pero sé que es inútil, escucho la voz lejana de Zero advirtiendo "escopolamina" y sé que es alguna sustancia que me hace perder las fuerzas, me nubla la visión haciéndome sentir pesada y muy cansada antes de perder la consciencia.
Quedo vacía e inerte.
Y siento que pasa un milenio para cuando vuelvo a despertar.
Abro los ojos pero es como si no estuviera en todos mis sentidos, trato de levantarme pero un cinturón de cuero me sostiene de la cintura contra las sábanas rosas de innumerables manchas blancas que ví antes, mis manos y pies están amarrados a los cabezales en un intento exitoso por inmovilozarme.
—No podrás salir de ahí, —explica Mocka con su pulcra figura desentonando con el recinto caótico— no te he quitado el sedante, lo siento Arise pero debo mantenerte así o temo que el parásito intentará separarnos esta vez para siempre.
La lengua me cosquillea y apenas puedo modular.
—¿Quién eres?
Sonríe feliz.
—Esto te va a alegrar mucho, soy Mike. —Abre los brazos para que lo detalle de pies a cabeza— ¿Recuerdas? Me estuviste buscando hace poco, me hizo sentir feliz que quisieras volver a verme después de nuestra visita al orfanato, sabía que nuestro amor no podría ser opacado por esa amnesia.
Entonces recuerdo a duras penas.
Es Mike Meyers, el niño que adoptaron junto conmigo en el orfanato.
—¿Cómo? —consulto arrastrando la lengua.
—Te busqué durante días, no podía creer que habías muerto sentí que iba a morir, —Se acerca poco a poco a mí hasta sentarse a mi lado en la cama— Oh Arise, mi hermoso ángel, me sentí tan feliz de encontrarte que el terror de perderte de nuevo casi me destroza, esos idiotas de la organización creyeron que podrían separarnos para siempre pero sabía que tarde o temprano el amor volvería a triunfar —Entierra los dedos en mi cabello llevando las hebras hasta mi cara.
Noto que los mechones volvieron a ser castaños, así que supongo que él mismo los debió pintar mientras estaba dormida.
—¿Desde cuándo?
—¿Desde cuándo te amo? ¡Desde siempre querida! Desde que teníamos solo cinco años y tú me defendiste de los pequeños cerdos que me molestaban en ese miserable orfanato. —Gruñe mientras sus ojos van tornando en un toque violento— Ese día quedamos enamorados el uno del otro, hasta incluso Oasis nos adoptó juntos pero nos separaron porque dijeron que debíamos evolucionar en diferentes ámbitos, —Se altera— ¿no te parece ridículo? ¡Somos almas gemelas! ¡¿Por qué querríamos ir por caminos distintos?!
—¿Estuviste ahí todo ese tiempo? —balbuceo.
—Cada segundo y cada suspiro, a ellos no les convenía separarnos del todo porque querían usar mi cerebro e inteligencia para sus experimentos científicos y tú eras mi musa, al inicio fueron renuentes pero cuando comprendieron nuestro amor... —Entierra la nariz en el hueco de mi cuello inhalando profundamente— Oh Arise qué bien hueles, las prendas y pequeños tesoros que ellos me daban nunca tenían suficiente de tu esencia, fue una tortura sobrevivir lejos de ti todos estos años.
Tengo ganas de llorar, esto es todo lo que puedo soportar antes de que el llanto se derrame fuera de mí sin tener apenas fuerzas para emitir sonido alguno.
Mocka sube de nuevo para ver mi cara aterrorizada pero él ve otra cosa en ella.
—Sí, sí amor yo también me sentí miserable sin ti, sabía que te aliviaría saber que estaba vivo aunque no recordaras nada, lo supe en cuanto me besaste con tantas ganas y cuando desperté en el callejón contigo aferrada a mí.
Entonces une nuestros labios y estoy tan débil tanto física como emocionalmente que no puedo evitar que me bese, que muerda mis labios o que introduzca su lengua en mi boca, soy solo una muñeca rota a su merced.
» Tranquila mi ángel, ya pensé en todo. —Jadea sobre mis labios— Ellos me hicieron el mejor ingeniero Molecular y Genético de esta ciudad, solo tengo que reunir un poco más de información en Oasis sobre tu pasado y la constitución de tus implantes para poder llevar nuestro sueño a cabo, vamos a remover cada pieza de metal y haremos desaparecer a Zero, —Me pone las manos a ambos lados de la cara— ¿lo entiendes Arise? Serás normal, el cáncer que estuvo haciendo miserable tu vida hasta ahora voy a estirparlo para siempre y entonces te quitaré los sedantes y seremos felices iniciando una nueva vida lejos de aquí.
Mocka se levanta después de lamer lentamente las lágrimas de mi cara, me ve con un hambre en su mirada que antes hice pasar por un sano interés amoroso y se quita la camisa botón por botón, es la primera vez que lo veo sin camisa en todo este tiempo he estado viviendo con un desconocido y no hubiese sido consciente justo hasta ahora.
Y si creía que nada podía asustarme más, que ya nada podía empeorar, me doy cuenta de que efectivamente siempre puede estar peor.
Hay tatuajes en cada centímetro de su piel tensa y blanca lechosa, no hay ni un espacio disponible en el lienzo que es su piel que no muestre una imagen mía.
Son caras.
Mi cara, es distintas expresiones o edades pero son todas yo cosidas en tinta a su piel.
—Te amo, eres mi tesoro más preciado —jadea antes de volverse a cernir sobre mí.
Entierra la cabeza en mi cuello enredando los dedos en mi pelo mientras inhala y el sonido de un cierre anuncia que saca su miembro erecto de sus pantalones, restriega su cuerpo contra el mío aterrorizado, se da placer a sí mismo mientras lame mi desesperación directamente de mis lágrimas, aprieta mis senos con una adoración que me asquea y me ve con esos ojos verde menta, los que me parecían endemoniadamente hermosos pero ahora sé que son tan falsos como el resto de los secretos en mi vida.
Nunca he querido más estar muerta.
Nunca he sentido tanto asco de ser yo.
Nunca he desconocido tanto a una persona.
Y ahora estoy atrapada en mi propio cuerpo, sola nuevamente sin poderme defender de la única persona en la que confié.
No hay salida.
Es como dijo Zero:
"No puedo ayudarla si nos sedan o estoy dormida"
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