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Episodio 1


El Bosque.


"El amor sabrá cuando ha de llegar, así como un ave sabe cuándo volar y si sientes que lo puedes olvidar, bésame y te prometo que siempre te haré recordar..."

Subo el volumen de la radio para escuchar mejor la canción, podrá ser anticuado pero nunca he sido de esos amantes de la tecnología. Me siento más conectado con la naturaleza y su quietud, el equilibrio perfecto entre vivir y tomar, por eso hoy se cumplen seis meses desde que decidí ser guardia forestal en la reserva Sparrow.

Golpes en la puerta de la caseta de vigilancia me abstraen de mis pensamientos.

—Bájale a esa cosa Riland, tengo desde afuera gritándote ya es suficiente con que no tengas teléfono como para tener también que estarte gritando la información —reclama Hannah con el ceño fruncido no sé si por la apretada  cola alta o por el uniforme dos tallas más grande.

Le hago caso para verla con una sonrisa.

—También es lindo verte hoy, ¿te puedo ayudar en algo? Creo que en casa tengo un uniforme mío que te queda mejor que el que tienes —bromeo.

Hannah blanquea los ojos.

—Eres un idiota, solo vine para avisarte que hoy encontraron otros cuatro cuerpos de animales.

Frunzo el ceño tomando seriedad.

—¿Están igual que los otros?

—Sí, —asiente Hannah— a medio comer, sin señales de rasguños y no hay pistas que nos digan
hacia dónde haya huido el animal.

Suspiro.

Desde hace unos días hemos empezado a encontrar animales muertos por toda la reserva, es normal en cantidades menores porque tenemos osos y ciertas criaturas con una dieta carnívora pero lo que se ha venido presentado no tiene precedentes.

Cada día hay al menos seis animales muertos a medio comer y en la misma zona, no hay señales de la fiera que lo hizo ni siquiera sabemos qué es lo que haya causado el cambio porque no se han traído nuevas especies a la reserva Sparrow desde hace al menos 36 años.

Miro la bandeja con comida para gatos puesta en la puerta junto al pie de Hannah, ella sigue mi mirada sintiendo pena por mí enseguida.

—¿Lemon sigue sin aparecer?

—Sí, debe haberse entretenido por ahí y perdió el camino a casa, tal vez llegue en unos días —excuso pero ambos sabemos que no.

Mi gata nunca había pasado más de tres días sin venir y ya van cinco, con lo que sea que este suelto allá afuera comiéndose a los animales la verdad hay muy poca probabilidad de que Lemon regrese.

Elegí este trabajo porque era tranquilo pero me bastó el primer mes para darme cuenta de que promete darme algunos dolores de cabeza, al menos, más de los que tendría siendo oficinista.

—Bueno, avísame si llega. —Es todo lo que dice Hannah, ambos sabemos que no es buena consolando— Samuel me pidió también que te avisara que vendrán buitres a las dos para una transacción, ya sabes qué hacer.

Asiento.

Hannah se va dejándome solo nuevamente mientras subo el volumen de la radio de nuevo, con la esperanza de olvidar un poco que soy cómplice de las compras sucias de la mafia.

En la reserva Sparrow hay una regla por encima de cualquier cosa, incluso de la misma ley, si llegan hombres de la mafia a hacer sus negocios entonces tus ojos y tus oídos deben dejar de funcionar o serás hombre muerto.

En la reserva Sparrow no se toleran los soplones.

Y no importa si vas a la policía, ni siquiera ellos te pueden ayudar cuando de la mafia se trata. Es un acuerdo que hizo Samuel hace muchos años cuando se  volvió el jefe, es lo que ha mantenido a los guardas forestales con vida a partir de ahí porque antes eran muertes aseguradas cada mes.

"El amor es solo un sueño eterno para aquella alma que no puede sanar, ¿estás seguro que realmente quieres amar?"

La canción acaba empujándome en el silencio, me siento en la silla frente a la ventana con vistas hacia el acantilado para ponerme cómodo. Al menos, no es demasiado difícil si obvias al cártel y al misterioso animal hambriento de afuera, solo es vigilar por la ventana que la naturaleza siga siendo... bueno, la naturaleza.

Es más de lo que se puede pedir en Ciudad Laika.

"En últimas noticias, el gobierno ha sufrido lo que sería el tercer atentado en seis meses que destruye otra de las instalaciones del estado, dejando a quince heridos de gravedad y cincuenta fallecidos que se suman a los 82 que han sido víctimas de los ataques terroristas desde la Noche Escarlata. Hemos contactado con nuestro reportero Luis Roblez quién se encuentra en la escena para brindarnos más detalles"

Miro el radio detenidamente como si eso fuera a darme alguna imagen del asunto.

Las cosas han estado tensas en la ciudad durante el último año desde el asesinato del ministro Magnus, hay un grupo terrorista que llaman Kavak creando caos y masacrando personas con conexiones con el gobierno, sean inocentes o no.

"Nos encontramos aquí en las inmediaciones del instituto central de salud de Ciudad Laika, solo quedan restos de lo que era la anterior edificación hecho que las autoridades aseguran fue ocasionado por el grupo violento Kavak, nuevamente se repiten las características preocupantes de los casos anteriores al haber ausencia de vídeos o pruebas contundentes acerca de la identidad de al menos uno de los integrantes de este grupo desestabilizador, lo que hace a gran parte de población preguntarse si no estaremos luchando contra un fantasma"

Suficiente de noticias.

Cambio el canal de la radio cansado de escuchar más de lo mismo y en su lugar pongo una música alegre, sean quiénes sean los que están matando a tantas personas indiscriminadamente yo no voy a poder hacer nada y quizás las autoridades tampoco por ahora, tienen un año buscándolos pero nunca logran atrapar a los criminales, con este accidente ya van tres sedes que destruyen en un año sin siquiera un sospechoso en la mira.

Ciudad Laika nunca fue un paraíso pero eso hace sentir a las personas nerviosas y desconfiadas, añádele un poco de miedo con delincuencia y será la fórmula perfecta para el desastre, la ciudad está casi al borde de la locura.

Una razón más para quedarse en Sparrow.

Se hacen las dos de la tarde en un abrir y cerrar de ojos, se pasa rápido el tiempo cuando divagas tanto como yo, entonces sé que debo cerrar la puerta con llave y quedarme aquí hasta que Hannah venga a buscarme.

Usualmente las transacciones no duran mucho pero prefiero esperar a estar seguro.

Pasan los segundos.

El sol entra por el ventanal amplio y el aire acondicionado me pega en la nuca.

Ahora van minutos.

Pienso en lo bonito que sería poder comprar el yate que quiero comprar desde hace tiempo, explorar el resto del mundo y salir de la pesadilla de Ciudad Laika.

Cuando se vuelven tres horas, suena la puerta con golpes tan fuertes que se oyen por encima de la música y me hacen pegar un brinco.

La miro detenidamente sin saber qué hacer, Hannah jamás tocaría tan agresivamente eso me hace sentir alerta a cualquier cosa, ¿esos tipos necesitarán algo de mí? ¿Hice algo mal? Imposible, ¿entonces qué pasa?

—¡Riland abre! —exclama la voz ronca de Samuel.

Me relajo mientras me abro la puerta para ver su cara demacrada en su quinta década, es el encargado de la oficina forestal y mi jefe, quién no suele verse tan pálido ni tan serio como justo ahora.

—¿Qué está pasando? —pregunto un poco preocupado.

—¿Puedes decirme que pasó allá afuera? —inquiere él con el sudor bañándole la frente.

Frunzo el ceño.

—¿De qué hablas?

Samuel no responde, se hace a un lado evaluando mi cara con seriedad mientras paso y veo el motivo de su gesto críptico.

Pierdo el aliento.

Entrañas.

Hay mucha sangre, órganos esparcidos y dos cuerpos a medio comer a unos metros de mi puerta.

Tienen muecas de horror congeladas eternamente en sus caras de lo último que vieron, no hace falta que me digan quiénes son ya sé que son los tipos de los negocios lícitos, los que la mafia protege y son considerados intocables, esos mismos están muertos dentro de la reserva forestal Sparrow y justo frente a mí puerta en mi guardia.

Joder.

Una arcada me trepa la garganta hasta hacerme encorvar para vomitar el almuerzo, siento que me quema el estómago hasta quedarme sin nada más qué botar y ver nuevamente a los dos cadáveres abiertos en la barriga de par en par.

—¿Entonces? —interroga Samuel— ¿Qué pasó?

Niego.

—No tengo idea, juro que no sé nada, no oí a nadie o habría salido a ayudar.

No hay huellas ni nada que indique qué pasó pero ambos sabemos lo que es sin necesidad de decirlo, son las mismas características que tienen los cuerpos de los animales que hemos encontrado todas estas semanas, desgarrados, sin marcas de uñas o algo similar, la barriga destrozada y a medio comer.

—Lo que realmente me preocupa es que le diremos al cártel cuando pregunte por ellos. —pronuncia gravemente Samuel viéndome de reojo sabiendo lo que implica— No van a creer que no tuviste nada qué ver.

—Pero es la verdad, lo juro en serio Samuel yo solo no podría haber hecho todo esto y esos tipos siguen armados, lo que sea que fue no les dió tiempo de usar sus armas —objeto señalando los cuerpos.

Samuel guarda silencio por unos momentos.

—Voy a decir que estabas en la central, —Se da media vuelta viéndome por encima del hombro— espero sepas que eso nos pondrá en peligro a todos, tómate esto con seriedad Riland y caza a ese animal.

Es lo último que suelta mientras camina de regreso dejándome con un mal sabor de boca.

¿Cómo voy a capturar a una criatura que todo el cuerpo de guardabosques no ha podido capturar en tres semanas?

Sigo a Samuel hasta la central donde da la noticia a los demás con cara agria, somos veinte guarda forestales y sé que es la primera vez que todos hemos presenciado al parecido porque la sombra de la muerte sobre nuestras cabezas es algo que ninguno puede ocultar ni siquiera al dia siguiente, ni al empezar la jornada y mucho menos cuando una llamada cae en el teléfono de Samuel.

—El jefe directo me llamó, —notifica con pesadez— les expliqué la situación, nos dio una semana para cazar al animal o nuestras cabezas serán entregadas para compensar la ofensa.

Un silencio asfixiante se instala entre nosotros, un silencio que anuncia desgracias.

—¿Qué dice el gobierno? —pregunta un compañero refiriéndose al reporte que hicimos ayer sobre las muertes.

Samuel niega.

—Se nos prohíbe hacerlo público, no podemos buscar ayuda ni impedir el paso de visitantes a la reserva, —Traga saliva— piden estricta discreción.

El peso de la situación cae sobre los hombros de los presentes con el poder de una montaña que aplasta nuestros pulmones, es como si un reloj imaginario diera su primer tic toc es nuestras cabezas.

—Entonces no hay opción, hay que atrapar al animal en esta semana —reconoce Hannah.

—Según los destrozos que ha hecho y la evidencia que hemos visto es probable que sea un oso, —comparto mi análisis previo con el resto— tienen la fuerza suficiente para desgarrar a una persona sin usar las garras y también tienden a comer a medias.

—Pero es la primera vez que se presenta un caso como este, los osos no suelen cazar varias presas en el mismo sitio, son territoriales pero ningún otro animal se atrevería a acercarse a ellos mientras comen —objeta una compañera al fondo de la habitación.

—Cierto, —Asiente otro— esto es como si fuera un ataque de rabia, solo explosiones de ira que asesinan todo lo que esté alrededor en ese momento.

—Además, un oso es suficientemente pesado como para dejar huellas. —señala Samuel— Probablemente nos estamos enfrentando a una criatura que no haya sido vista nunca en nuestra reserva. —Hay otro silencio incómodo durante la breve pausa que hace antes de hablar — Por eso vamos a esforzarnos entre todos, vamos a separarnos para hacer recorridos por el bosque explorando, ya vimos que es un animal con la suficiente fuerza para matar a dos personas así que en caso de encontrarlo deben comunicarse con los demás para que lleguen refuerzos y seguirle la pista a distancia. Hannah les dará los radios cargados y el área que le corresponderá a cada uno.

Todos asentimos mientras recogemos nuestras respectivas herramientas, veo que me toca ir cerca del arroyo al noreste de la reserva así que me lleno de energías para ir a cazar a esa cosa aunque vaya en contra de mis principios como guarda forestal, una mano en mi hombro me retiene de seguir al resto hasta el interior de la naturaleza y la cara severa de Samuel me da mala espina.

—¿Sabes que si no logramos conseguir a esa cosa está semana tendré que decirle a ellos que tú estuviste ahí cierto? —Espera a qué le responda pero no puedo, tengo un nudo en la garganta y Samuel lo nota— No puedo arriesgar la vida todos mis chicos solo por la tuya Riland, entiendo que no fue tu culpa pero a veces hay decisiones difíciles que se tienen que tomar.

Trago fuerte con el vértigo sacudiendo mis entrañas, es esa sensación rara de estar sobre una montaña rusa aunque en realidad estás enfrentando la peor pesadilla de tu vida. No puedo culparlo, es lo que hace un líder y yo tampoco podría exigirle lo contrario.

—Lo entiendo —acepto dándome la vuelta.

Me cosquillean las manos con el miedo recorriendo mis venas y sí, me cuesta dar el primer paso fuera de la oficina de control, pero justo ahora no puedo darme el lujo de perder un solo segundo.

Subo al pequeño carrito que nos dan para desplazarnos, es muy parecido a los de golf y tampoco puede ir demasiado rápido es más que todo más ahorrarnos el trabajo de desplazarnos.  Recorrido se vuelve como un viaje lejos de mis temores en el que los pinos hacen sombra sobre mis nervios y la brisa matutina me calma. Hay muchas formas de describir los bosques e incluso las selvas, hay selvas oscuras con fango abundante que es atractivo para los mosquitos, otras selvas esconden paraísos naturales con una flora exótica, luego bosques que son color verde manzana, lleno de flores vibrantes y tienen animalitos por todos lados, bueno, la reserva Sparrow no es ninguno de esos.

Este lugar es de esos bosques de tonos de verde oscuro y turquesa, con animales silenciosos que saben cómo sorprenderte, con un clima tropical templado que es dominado casi siempre por la niebla aunque llueve solo en épocas específicas del año.

Y aunque no es la utopía natural que muchos desearíamos, la verdad es mucho mejor de lo que pueden ofrecer las inclementes calles de Ciudad Laika.

Llego a mi zona que comprende al menos dos kilómetros a la redonda, dejo el carrito estacionado a un lado y no tengo nada más que ponerme a caminar todo el rato.

Pero pensándolo bien qué sentido tiene todo esto, ¿solo vamos a caminar todo el día hasta tal vez encontrar algo? Eso suena improbable. Saco el mapa de la reserva Sparrow que tengo, solo hay tres fuentes de agua y sea el animal que sea todos necesitan tomar agua así que supongo que será cuestión de tiempo que vaya a algunas de estas.

Entonces por consiguiente tal vez la comida sea un método efectivo para atraerlo.

No se diga más.

Me pongo manos a la obra con una sonrisa, con una lucecita de esperanza aen el pecho me regreso a la caseta en el lado oeste de la reserva en la que estuve ayer para buscar la comida para gatos que compré para Lemon y poder hacer algún tipo de trampa.

¡Ja! Que nadie diga que el ingenio no es un requisito fundamental para un guarda forestal, probablemente soy de los mejores de mi promoción.

Llego hasta el punto de control, estaciono veo la puerta, abajo está la bandeja de comida de Lemon vacía y se me borra el buen humor.

Suenan las hojas de los árboles con una ventisca repentina.

Las ramas chocan unas con otras.

El cielo se torna de un gris plomo más serio.

Y con cada paso que reduce la distancia también es es un paso que hace creer el nudo en mi garganta, me agacho con la cabeza en blanco para agarrar el cuerpo sin vida de Lemon.

Estómago desgarrado.

Sin marcas de garras.

Sin huellas.

A medio comer.

Y Sin croquetas para gatos en la bandeja.

Acaricio el pelaje blanco que siempre estaba brillante y ahora está manchado con carmesí, tenía los ojos verdes como un limón y era bastante cariñosa. La conseguí un día con la pata lastimada fuera de mi casa, supuse que alguien le había hecho algo porque tenía miedo de tenerme cerca así que me quedé con ella, la curé y la traje a la reserva para que nadie nunca mas pudiera hacerle nada.

Y ahora está muerta.

Tal vez no debería afectarme tanto pero, la verdad, solo alguien que haya tenido una mascota que lo hubiera hecho la mitad de feliz de lo que me hizo Lemon a mí entenderá.

Tengo que atrapar a ese animal.

No solo mi cabeza está en juego también me quitó a Lemon y aunque no soy rencoroso, no puedo evitar que una gota de odio destile hacia mí corazón con pesar. No puedo dejar que muera otro inocente, tengo que atrapar a esa cosa antes de que finalice la semana y la mafia exija mi cabeza o la de mis compañeros.

Abro un agujero para enterrar a Lemon junto a la caseta, le coloco una flor de momento como único homenaje no puedo darme el tiempo de ser detallista, así que con un agujero en el pecho y el miedo tirándome de los pies dejo más comida en la bandeja por si acaso, también dejo un rastro por todo el camino que avanzo con el carrito hasta el arroyo que me tocó vigilar y allí junto al agua pongo otro poco de comida.

No tengo muchas esperanzas, es más probable que algún otro animal encuentre las croquetas y se las coma a que aparezca el animal de nuevo.

Paso el resto del día pensando, en si hubiese sido mejor regalar a Lemon cuando estaba pequeña a una familia o si hice lo correcto, ya no puedo hacer nada por enmendar el pasado pero la culpa me corroe.

Por la noche voy a mi casa solitaria con bombillos de iluminación de baja potencia, retratos de una familia feliz que ahora está muerta dejando solo recuerdos a los qué aferrarme, una mesa de comedor enorme con nada más una silla y solo un bote de ahorros conteniendo un sueño de viajar en un yate.

Dormir se ha vuelto la anestesia más efectiva contra el dolor y no es hasta mañana que consigo otra dosis de emociones fuera de lo habitual.

Las galletas no están en ninguna parte ni siquiera en la puerta de la casa, al borde del arroyo hay un conejo y una ardilla muerta en las mismas condiciones extrañas.

Y quizás deba sentirme mal pero veo esto como un brote de esperanza en mi inquietud.

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