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<< Despertar y saber que hay alguien a quien le preocupas. Entender que se arriesgaría por tí. Si te tiras de un puente, él también lo hará; solo para tratar de salvarte. No es algo a lo que yo esté acostumbrada. No me gusta que la gente dependa de mi. Tampoco que esté encima mío todo el tiempo. Pero... Eso últimamente está cambiando con él >>
Hoy, Gustavo, se presentó en la secundaria pidiendo ser adjuntado como alumno. El director no tuvo problemas en inscribirlo. Pero, a causa de que estábamos a mitad de año, él no se encontraba con la facilidad de ningún libro de temas. Por ende, la bibliotecaria, bajo la orden del director, le prestó los libros para que pudiese estudiar.
Ambos comenzamos a caminar hacia mi salón de clases. Puesto que, por obra y gracia del destino, él debía estar en el mismo curso que yo.
_¿Estás seguro de esto? ¿No va a ser una molestia para ti?_ Dije entregándole unos libros con los que debía estudiar.
_Claro que no. Ya te dije, me he sentido sólo. Al menos, así, podré estar más cerca de usted_ Sonrió, pero, no como esas sonrisas que me solía dar. Sino, una sonrisa más natural e intentando darme confianza.
_Ash, no hables así. Creerán que estás loco o algo parecido_ Murmuré reclamando sus palabras. A parte de hacerme sentir vieja, sería muy vergonzoso que lo escucharan a él dirigiéndose a mi de tal forma _Volviendo a lo anterior. No es para tanto. Puedes cuidarme siendo un ángel. Además, puedo llamarte o hacer alguna clase de alarma. No es necesario que te apegues a mí_ Susurré para que no fuese audible a oídos de las personas que pasaban a nuestros costados.
_La última vez que apareció un Vetal fue aquí. En tu secundaria. No debemos dejar de estar atentos. Por eso te sigo a todas partes. Es parte de mi trabajo_
_Ah... Ya veo_
Sí, me decepcioné. Creí que podía haber algo más con Gustavo.
_¡Gise!_ Daniel hizo que saliera de mis pensamientos. Venía caminando en frente de nosotros, pero junto a su "Banda de Tarados" _Regresaste_ Me dio un corto abrazo.
_Ni que me hubiera ido un año_ Rodee los ojos.
_¿Quién es el ruludito?_ Preguntó Matías cruzándose de brazos.
_Me llamo Adrián_ Estiró su mano para estrecharla con el contrario, pero no la recibió.
_Me vale. Ahora eres "rulo"_ Dio una carcajada haciendo que los otros se rieran, menos Daniel.
_¿Es tu primo?_ Seguro recordaba al tipo de cuarenta años en mi cocina. Listo, otro nuevo pariente.
_Sí_ Respondió él.
_¡No!_ Respondí yo.
La banda de trogloditas miraba confusa. Pues, nos habíamos quedado callados por el inconveniente.
_Es... Complicado. Es hijo de Gustavo. El tipo que viste la otra vez_ Le expliqué a mi amigo. No tenía que explicarle o, al menos, dirigirle la palabra a sus demás compañeros.
El asintió, otra vez, no muy convencido de mis palabras. Pero safé por segunda vez.
[...]
<< Leí, en algún libro, que el amor es tan hermoso, como doloroso. ¿Debo creer en palabras vacías de un simple escritor? ¿Podré sentir eso que todos llaman "Amor"? Esa palabra me causa escalofríos. Creo haber experimentado ese sentimiento, pero en un entorno familiar. Diferente al que leí. La referencia del escritor, es algo más allá de un lazo sanguíneo. Es un lazo de cariño repentino, que la persona no escoge y que no se libera tan fácil >>
Ya, en la clase de Historia, me senté junto a mi nuevo compañero. Gustavo, ahora Adrián, leía las páginas del libro que le había entregado por parte de los directivos. Era de esta clase. La profesora aún no llegaba, así que tuvimos un tiempo extra. Extra para las babosas de mis compañeras, que no dejaron de hablarle a Gus.
Varias se había acercado para preguntarle su nombre y su número de teléfono. Para la mala suerte de ellas, él no contaba con uno. Lo invitaron a fiestas, a juntadas, entre un montón de otras cosas, las cuales yo no estaba enterada de que siquiera existiesen en esta secundaria. Mi amigo, solo asentía a lo que ellas decían, pero no aceptaba ir a ningún lado.
"Lo siento, debo estar con Gise"
Esa frase era lo que hacía llevarme la mayoría de las malas caras en frente. Parecía como si tuviera la culpa de todo. Claro, siempre son así.
_Puedes traer a Gise, si quieres Adru_ Musitó Chloé. Una rubia desteñida del curso.
_Veré, si ella quiere_ Me miró a mí esperando un respuesta. No iba a pasar como la amargada. Asentí restando importancia al tema.
En esos minutos de espera, Gustavo dejó su libro en un costado y comenzó a hablar con quien le dirigiera la palabra. "Vaya ángel que tengo. ¿No se suponía que se apegaría a mí?". Si mi madre me escuchase en estos momentos, afirmaría que estoy celosa.
_Buenos días alumnos, por favor tomen asiento_ Dijo la profesora haciendo que todo el curso quedara en completo silencio. Al parecer, la muerte del profesor Sliakonis metió miedo en los demás.
Ella comenzó a sacar su carpeta, el libro de historia y una cartuchera en donde guarda los marcadores. Firmó el acta de presencia y sin poder comenzar a hablar se escuchó:
_Está loca_ Por detrás mío _Ella lo debe haber drogado para que se muriera_ En un susurro audible hasta para nuestra maestra.
Paulo, debía ser un amigo de Daniel. Como siempre, echando leña al fuego estos idiotas.
_¡Señor Castelló! ¡Qué desvergonzado de su parte!_ La mayor se levantó de su asiento. Acomodó sus lentes y se acercó al banco del nombrado _¡Repita lo que dijo delante mío! Si e lo suficiente hombre_ Posó sus manos en las caderas. Él no hizo más que callar sin darle respuesta alguna _¡Vamos! Lo estoy esperando ¡Cómo es ese adjetivo que usó para mi? ¿Loca?_
_L-lo siento profesora_ Agachó su cabeza. No levantaba, por nada en el mundo, su mirada. Como si alguien apretara su cabeza hacia abajo.
_No me interesan sus disculpas, Castelló. Usted va junto a mí a preceptoría de inmediato. Le pondré las suficientes amonestaciones para que sea expulsado- Los susurros no tardaron en llegar _¡Ustedes se callan!_ Hicieron caso.
Ambos salieron de la sala. Luego de una mirada mortífera por nuestra profesora, nos quedamos callados y en completo silencio. Al parecer aún estaba suceptible la señora.
_Gise, ¿Ese no era tu amigo?_
_Gus..._ Posé mi mano en su hombro. Él la miró por unos milisegundos para luego dirigir su mirada a mí. _Yo no tengo amigos_ Sonreí intentando restarle importancia.
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