🔸19🔸
GUSTAVO
"Te estabas ahogando, todo el mundo te dio la espalda y yo... desafortunadamente no podía hacer nada. Me tenían atado, esclavizado, obligándome a observarte morir, ver como caías, lento, en tu solitaria depresión."
La última semana de clases nunca había sido la favorita de Gise, por lo menos eso me había contado: "Los profesores solo toman recuperatorios a aquellos alumnos que tuviesen una mínima posibilidad de salvar la materia; los demás tenemos el día libre. En nuestro año, dos delegados se encargan de terminar los preparativos para la fiesta de egresados, los humanos invisibles (como yo) solo nos limitamos a existir y escuchar música con el teléfono" me contó uno de esos días de flojera. Me parecía interesante el hecho de que no siguieran enseñando, pero pude sacarle ventaja, aprendí más sobre los humanos y su forma de vivir.
Una vez que me entregaron la última nota, y que esta dio aprobado, nos dedicamos a flojear y a hacer el menor esfuerzo posible por hacer algo para la escuela. Entre nosotros, una charla bastante impensada surgió: ¿Qué íbamos a estudiar en la facultad?. Carreras, desde Licenciatura en lenguas hasta medicina fueron mostrándose de a poco, pero nada nos convencía. Luego de pensarlo por un tiempo más, lo habíamos decidido: yo estudiaría Licenciatura en periodismo y Gise Licenciatura en Lenguas. Sin embargo, eso se volvió secundario al momento en que el curso comenzó a hablar sobre los últimos preparativos de la fiesta de egresados.
_Bien, pasaremos una hoja en la cual ustedes irán escribiendo los nombres de sus parejas con las que entrarán_
En ese momento pensé en como sería si Gisel todavía estuviera con Daniel, si me hubiera sentido igual de alegre al pensar que él sería su pareja o que yo mismo la acompañase. De igual manera no quise pensarlo dos veces, no creo que soportaría verla al lado de otro; de la misma forma en que no me alegraría estar con Chloé.
_¿Vamos a dejar a todos estos con la boca abierta?_ Le guiñé un ojo, a mi compañera, con el papel de la lista entre mis manos.
_Por supuesto, tenemos que darles de que hablar_ Ambos dimos una carcajada.
Esa misma tarde fuimos en busca de la ropa que utilizaríamos para la noche de la velada.
[...]
La noche esperada había llegado, nos encontrábamos en la entrada del salón junto a otros compañeros de clase. Algunas chicas se acercaban para saludarme, otras solo se limitaban a susurrar de nosotros a hurtadillas, creyéndose que no nos dábamos cuenta. Nuestras vestimentas terminaron por ser lo más normal posible: ella llevaba un vestido blanco hasta por encima de las rodillas con mangas de tul y cuello alto; yo utilizaba un traje negro con corbata y mi cabello revoloteado hacia arriba.
Buscaba con la mirada a Daniel para mantenerme al tanto en que no le hiciera daño alguno a Gise. Durante la semana anterior no hubo rastro alguno suyo y no me preocupaba ya que creí que era lo mejor y una forma de evitar problemas.
"Los siguientes en entrar son Paulo Piro Castello y Matias Lescano"
Oímos a la presentadora, los dos amigos de Daniel entraban con un par de trajes de gala que parecían más caros que el alquiler del salón. Siguieron otras personas y cada vez quedábamos menos. Chloé se apareció a mi lado y me saludó con dos besos en las mejillas, como si no hubiera ocurrido nada hace algunos días. Gisel, que estaba a mi lado, solo se limitó a observar hacia otros lados, evitando la incómoda presencia.
_¿Con quién estás? ¿Traes pareja o vas con tus amigas?_ Debía sacar tema ya que ella no se retiraba.
_Ambos. Pero voy a entrar con mi pareja, Daniel_
_¿Con quién?_ Gisel agregó esa pregunta, sabía que mi compañera estaba oyendo.
_Si, conmigo_ Ella sonrió inocentemente. Oportunamente vimos aparecer al chico a su costado. _¿Cómo estás? ¿Lista para entrar? Después de Gabriel y su novia entramos los dos_ Se dirigió a Chloé sonriéndole tiernamente.
Yo y Gisel permanecimos callados. La pareja, si es que así podemos llamarlos, se despidió de nosotros y se alejó. Luego de aquel incómodo encuentro, decidímos restarle importancia y le dimos la espalda a ellos.
_Bueno, creo que también deberíamos de estar atentos a cuando nos toque_ Gisel habló algo despacio. Yo asentí.
Minutos después la locutora habló: "La última pareja a presentar está compuesta por los alumnos de Sexto Año "A" Gisel Luna y Adrián Cerati" Algunas chicas gritaban, otros solo se limitaban a aplaudir. Me sentí triste al ver que Gisel no se sentía cómoda con eso e intenté animarla tomándola de la mano y acercándola más a mi. Ella tomó una gran ondonada de aire y sonrió frente a todos, saludamos y nos adentramos completamente al salón.
Nuestros asientos estaban ubicados en una mesa con mantel blanco y varios platos a su alrededor. Para nuestro agrado, compartimos la mesa junto a otros compañeros del curso y estuvimos bastante alejados de la nueva pareja.
La típica ceremonia de egresados transcurrió, algunos junto a su familia y amigos, nosotros nos teníamos a cada uno y no necesitábamos de nadie más. El momento de la música lenta comenzó y colocaron "Perfect" de Ed Sheeran. Vi como algunos se levantában con sus parejas para bailar, yo quise hacer lo mismo a ver a Gise con sus ojos brillando entre las luces azules.
_Ven, bailemos_ Estaba en frente suyo con la mano extendida.
_Gus, yo no sé... _
_Dale, yo tengo dos pies izquierdos. Será divertido_ Ella dudó unos segundos, pero me tomó de la mano y caminamos hacia el centro.
Gisel posó su mano en mi hombro y yo en su cintura, en un intento de seguir el ritmo de la canción terminamos chocando levemente junto a otra pareja; pedimos disculpas y dimos una pequeña carcajada; retomamos el paso y esta vez fue mucho mejor. Ella se veía tan tierna, alegre; sus ojos brillaban mucho más fuerte que las luces de allí. Me encontraba en el lugar perfecto, en el momento perfecto, junto a la persona perfecta, ¿Qué más podría pedir? Si después de todo lo que nos ha ocurrido a ambos, esto era el mejor descanso que podríamos tomarnos en años.
Ese era el momento justo, debía atreverme. Acerqué mi rostro hacia el de ella, nuestras respiraciones se entrechocaban, hasta podía sentir el perfume de su cabello; pero ella se alejó de mi, haciendo que vuelva a la realidad. La canción se había acabado y ahora sonaba algo más movido, todos los presentes comenzaron a bailar más rápido. "Gustavo, yo... no estoy lista" Oí mientras se alejaba cada vez más de mi, dejándome solo en medio de la pista.
[...]
Una duda muy recurrente que nos estábamos planteando con Gisel era acerca de mi pasado. ¿Quién había sido antes de ser un demonio? ¿Mi verdadero nombre era Gustavo Cerati o solo era un nombre de alguien al azar que me asignaron?, tales preguntas no dejaban que durmiera por muchas horas, nos habíamos encargado de buscar acerca de difuntos con mi nombre, y el que más resaltaba era un cantante de los años 80's y 90's que había fallecido junto a tres integrantes de su banda, luego de su último concierto. Todo coincidía, hasta los tres integrantes con mis compañeros; siendo así, preferí no seguir con la búsqueda y dejar todo inconcluso o, mejor dicho sin verificar nada.
La semana pasada, había salido en busca de los libros que nos harían falta para poder estudiar en el ingreso a la universidad. Llevaba unos cuatro "módulos", llamados así por la persona que me atendió en la librería, en mis brazos cuando un tipo de unos centímetros más grande que yo chocó contra mi e hizo que todos estos cayeran al suelo. Muy amablemente me pidió disculpas y me ayudó a alzar los libros; cuando me miró a la cara, se quedó detenido observando mi rostro con confusión, casi como si me conociera.
_Disculpa, ¿Cómo te llamas?_ Dijo luego que le agradecí.
_Adrián Cerati, ¿Y vos?_ Le contesté con un poco menos de confianza.
_Carlos Alberto..._
Mi corazón comenzó a dar pulsadas rápidas, sabía muy bien quien era este tipo y que tan lejos debía mantenerme de él. Charly se había convertido en uno de los demonios más fieles de Astaroth; a diferencia de Héctor, él no aparecía en la tierra de los vivos para cobrar sus almas, sino para cobrar las de aquellos demonios que se escaparan del inframundo. En este caso, si no me había reconocido, era porque no me encontraba en mi forma natural.
_Muchas gracias Carlos, debo irme, llego tarde a tomar el colectivo_ Quise mostrarme lo más amable posible y caminé rápidamente en la dirección a la que me dirigía principalmente.
Recuerdo bien que esa tarde Gisel no se encontraba en casa, había salido para hacer unos mandados y, por esa misma razón, yo debía ir a por los módulos. Una vez en la casa, dejé los libros en la mesa ratona de la sala de estar y subí lo más rápido que pude hacia mi habitación; tomé, del cajón de la mesa de luz, la daga de Asrael que había guardado desde la noche en que maté a Héctor.
_¿A caso no te ha bastado que te mate esa noche en River? Que ahora debo matarte por segunda vez_ Oí a Charly detrás mío, haciendo que de media vuelta para apuntarle con el arma blanca.
_Entonces es cierto ¿Yo soy el Gustavo Cerati que falleció en 1997?_
_El mismo, en carne y hueso. Y el estúpido demonio de Héctor, era Zeta Bosio_ Rió con desagrado.
_Y tú eras Charly Alberti_ Pronto, un montón de secuencias de imágenes llegaron repentinamente a mi cabeza. Los tres éramos amigos, nuestra banda había sido la más exitosa en mucho tiempo. Finalmente vi a mi mejor amigo entre mis brazos, ahogándose en su propia sangre y luego, Charly en frente mío con un arma apuntándome. _ ¡Nos mataste!_ Grité con lágrimas entre mis ojos, empuñando con más fuerza el cuchillo.
_No creo que sea momento de guardar rencores_ Admitió enarcando una ceja, con indiferencia a su crimen _Gustavo, hagamos esto por las buenas: vuelve al tártaro y le perdono la vida a tu noviecita_
Mi sangre hirvió al escucharle nombrarla, no permitiría que jamás le hiciesen algo malo a ella, no bajo mi guardia. "La tocarás sobre mi cadaver" exclamé justo antes de que ambos nos acercáramos para golpearnos; esquivé un puño suyo y la daga voló hacia debajo de la cama cuando quise clavársela en el pecho. Forcejeamos cuerpo a cuerpo hasta que logró que yo cayera al suelo; me escabullí por debajo de la cama y tomé la daga, salí de allí mismo y apuñalé al demonio por detrás. Dejó de verse como Charly Alberti y su piel se desprendió de sus huesos, para luego hacerse cenizas por completo. Por lo menos, mi sentimiento de venganza desde aquel día ya estaba satisfecho.
_¿Gus? ¿Estás en casa?_ Oí a Gisel desde el piso de abajo. Tenía la respiración agitada, pero no quería que ella se enterara de lo ocurrido así que respondí con la mayor serenidad posible.
_Arriba, Gi_
[...]
Caminé hacia la barra de tragos, sabía que mi compañera estaba en los baños, así que me tranquilicé de cualquier cosa que pudiese ocurrir. Bebí lo que llamaban "Mojito"; uno, dos, tres, cuatro de esos; según tenía entendido: como ángel, el acohol no me surtía efecto; pero ya no era un ángel y no tuve en cuenta tal dato. Veinte minutos más tarde estaba algo pasado de copas y no entendía mucho lo que ocurría a mi alrededor, no hasta que vi a Chloé sola sin la presencia de Daniel; me acerqué hasta ella y le pregunté en donde se encontraba el tipo, "Fue al baño, Adrián, ¿Pasa algo?" fue lo que me dijo antes de que yo me retirara. Caminé tambaleándome entre la gente, algunos se corrían para que yo pasara, otros no les interesaba y se quedaban parados, estorbándome. Quise abrir la puerta que portaba la imagen de una mujer, pero estaba trabada. Solo me limité a forcejearla un poco, sin embargo guardé la calma y dije: "Gi, ¿Estás bien?". La música de fondo no era lo mejor para poder oír al otro lado de la puerta, pero si fue lo suficientemente baja como para que oyera el grito de la chica diciendo mi nombre. Volví a forcejear con fuerza el picaporte sin resultados, no me di por vencido y patee la misma hasta que se abrió.
_¿Gisel?_
_¡Gustavo!_ Ella gritó cuando me vio.
Yo solo levanté las manos hacia delante, viendo la escena de Daniel con los ojos negros de ira, sosteniendo a mi amiga por el cuello y apuntándole con la daga de Asrael. Preguntarme como la había obtenido fue lo último que pasó por mi mente.
_Daniel, por favor, podemos hablar. Solo... suelta a Gisel_
_Me quitaste lo único que le daba razón a mi vida..._
_No creo que sea así Dan, ella..._ Quise acercarme un poco más hacia ellos dos, pero él me obligó a detenerme.
_¡No te muevas, ruludito! ¡Si ella no es mía no será de nadie! ¡¿Me escuchaste?!_ Apretó con más fuerza el cuchillo contra su cuello. Ella me miraba, con miedo, podía sentir ese miedo que emanaba al no saber que ocurriría o si saldría de esta viva.
Sinceramente no sabía que hacer, mi cabeza no era capaz de conectar dos neuronas debido al alcohol y la presión del momento. Si el pelicastaño llegaba a tocar, siquiera, a Gisel con el cuchillo, ella desaparecería y no habría forma alguna de traerla de vuelta. En ese momento me arrepentía de haberme acostado con Chloé, oh como necesitaba de la ayuda de Zeus para librarnos de esta; sin embargo, estas eran mis consecuencias que terminaron por repercutir en aquella persona que si amo de verdad.
Caí arrodillado ante Daniel y comencé a suplicarle que no lo hiciera. ¿Que podría hacer si no?. Al parecer un dios si me escuchó, una gran bruma oscura rodeó a Daniel y quebró su cuello sin darle tiempo a que tocara a Gisel. Ella cayó con las manos en el suelo y, por detrás suyo, un vetal corrió hacia la ventana del baño. Corrí hacia ella y la abracé, lloraba sostenida a mi hombro y yo solo podía apretar más fuerte para sentirla junto a mi. "Lo siento, lo siento, lo siento" eran las únicas palabras que podía decir.
_No debí haber sacado esa daga de tu cajón, perdóname, solo quería sentirme segura_ Confesó entre sollozos.
_Esa daga es lo que menos importa ahora_
Nuevamente, esa bruma volvió a aparecer y nos transportó hacia otro lugar, lejos de donde era el baile de graduación. Con Gisel aún entre mis brazos, nos encontrábamos en algo parecido a una caverna; la bruma negra la tomó a ella y la arrebató de mi, colgándola cerca de un gran ente mucho más alto que yo, Astaroth. El dios tapó la boca de la chica y la colocó a su lado.
_Hasta que al fin la traes, Gustavo_ Dijo con una gran voz ronca.
_No la traje, jamás te la traería a ti; ni aunque mi vida dependa de eso_
_Entonces este trato te dará mucho que pensar_ Habló otra vez.
_¿A que te refieres?_ Intenté acercarme lo más que pude, pero un animal de tres cabezas se acercó a mi, impidiéndome el paso.
_Verás: Gisel es la última descendiente de la diosa de la soledad; tu misión era asesinarla y traerla ante mi pero, veo que te haz enamorado. Por otra parte, en eones, se me ha escabullido ni un solo demonio, pero da la triste casualidad que tú te las ingeniaste para volver al mundo de los vivos con ayuda de Zeus_ Dio una carcajada irónica, casi queriendo golpear todo lo que se le atravesara _Mi propuesta es esta: tu decides entre quedarte y pasar el resto de la eternidad siendo mi esclavo, dejándo libre a tu noviecita de todo mal o... la entregas a ella y tú puedes irte con los vivos de nuevo_
Gisel había comenzado a gritar, quería hablar y no podía. ¿En serio debía decidir entre su vida o la mía?.
Mi amada logró quitarse aquello que cubría su boca: _Gustavo, déjame aquí, yo ya viví, ahora vive tú, recupera tus recuerdos y vuelve a tu vida anterior_ Astaroth volvió a tapar sus labios.
Tomé aire antes de proclamar mi decisión. Solo con una condición: que pudiera besar por una última vez a Gisel. Él la acercó hasta mi y ambos nos unimos en un cálido beso. Todo se volvió de color negro y lo último que sentí fueron sus labios.
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