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"¿Qué hago?... Escribo... Escribo para no caer en la locura... Escribo para desahogarme... Escribo para no sentirme sola... Escribo esto, para dejar una huella, al menos en mi sucio corazón"

20 de septiembre de 1997 

El famoso grupo de rock argentino, Soda Stereo daba su último concierto en el estadio River Plate de la Provincia de Buenos Aires pasando a ser historia frente a más de 70 mil espectadores siendo estos los principales en presenciar el último adiós definitivo.

"No solo no hubiéramos sido nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo, algunos siguen hasta hoy. Gracias... Totales"

El pelicastaño saludó en general a todos los presentes, junto a sus dos compañeros se abrazaron mirando hacia el frente e hicieron una reverencia. En honor a lo que fue toda la trayectoria recorrida por el trío y también a todos sus fans y aquellos que los acompañaron durante tantos años. Zeta y Gustavo bajaron juntos del escenario, mientras que Charly bajó del lado opuesto.

_Espero estés alegre con esto Gustavo_ Reprochó Zeta una vez entraron al camarín que los tres compartían.

_¿Crees que esto me pone contento?_ Ambos se sentaron en dos sillones uno al lado del otro. _Esta banda es lo mejor que me ha pasado en la vida_ Gus encendió un cigarrillo.

_¡¿Y por qué acabaste con todo?!_ De pronto se levantó para sostenerlo de las muñecas y no permitirle moverse, sin embargo, Cerati no se inmutó por la acción de su compañero. Juntos, estaban frente a frente, sus ojos conectados, Héctor irradiando enojo y Gustavo con toda la paciencia del mundo.

_Esto fue algo mutuo. Todos acordamos en no seguir con la banda y así será_ Más furioso de lo que estaba, Zeta lo soltó y volvió a su asiento. Había una mesa con tres vasos de wisky, a su lado no una botella de alcohol, sino una de agua; Héctor se sirvió un poco de esta en uno de los vasos y pasó el trago de una sola vez. Le ofreció a Gustavo, pero este no le aceptó.

_¿Qué fue eso de "nos vemos dentro de diez años" en la conferencia de prensa?_ 

_Había que ilusionarles con algo ¿No?. Total, de acá a diez años ni se van a acordar_

_¿Y si lo hacen?_

_Pues volveremos_ Se encogió de hombros.

_Vos estás completamente..._ El ojimarrón comenzó a toser fuertemente y sus manos fueron directo a su cuello, intentando de alguna forma, volver a respirar con normalidad.

_Hey, ¿Qué te pasa?_ 

_Ayudame, boludo_ Héctor cayó de rodillas en frente de su amigo, Gustavo lo tomó de sus hombros echándole aire con su mano libre.

_¡Ayuda!  ¡Alguien ayúdenos, por favor!_ 

Los nervios subieron de ambas partes, Zeta se estaba quedando sin aire por alguna razón que desconocía y Gustavo no tenía la menor idea de como ayudarle más que gritar para que alguien llegase y tomara cartas en el asunto. La tos de su amigo dejó de ser seca y se hizo presente en la escena sangre que salía de su boca.

_ ¡Pero la puta madre, se me muere! ¡Ayuda!_  Gustavo se levantó, dejando sentado en el suelo a su mejor amigo; no se animaba a salir de la habitación pero tampoco le era posible hacer algún tipo de primeros auxilios. Abrió la puerta y, al no ver a nadie, gritó con todas sus fuerzas para que viniesen a rescatarlo.

_Gus_ Dijo entre ahogos. El pelicastaño se dio vuelta viendo bañado en sangre a Zeta, con sus manos a los costados y ya casi sin aliento.

_No, no, no. Aguanta un poco, ya van a venir_  El cuerpo de Zeta sin vida yacía en los brazos de su amigo _No_ Resopló en un grito el pelicastaño  dejándolo caer al suelo.

Gustavo se encontraba parado con los ojos desorbitados y sus manos temblorosas, de ellas caían pequeñas gotas de sangre y de sus ojos, lágrimas. Era una perfecta escena del crimen, sin ningún arma homicida, solo temor y sollozos; Gustavo podría ser el genuino culpable de aquello, pero eso no era lo que le atormentaba en ese momento. Una de sus personas favoritas estaba muerta, desparramada por el suelo como un animal y él ni siquiera pudo hacer algo para evitar que le ocurriera.

La puerta de la habitación se abrió dejando pasar a Charly, muy tranquilo _¿Gus? Se suponía que vos..._ Él observó hacia el cadáver _¿Qué carajo pasó acá? _

_Charly puedo explicarte, yo..._ 

En seguida el rubio sacó un arma de atrás suyo para, seguido de eso, apuntarle a la cabeza a su compañero y el contrario alzó las manos _Vos tendrías que estar tirado en el piso al lado de Zeta_ Miró hacia la mesa con la botella de agua _Toma un vaso, ahora_

_¿Vos sos boludo?_  

_¡Que lo hagas! Lo mismo te mataré si no lo haces. Vos decidís_

_No eres capaz_ Un solo tiro se escuchó.

Gustavo cayó de rodillas, su cuerpo se balanceó hacia adelante dando su agujereada cabeza contra el suelo; sus ojos abiertos se dirigían al cuerpo de su compañero; recostado y sin vida se convirtió en la segunda víctima de la noche. El menor del grupo, el único sobreviviente, observaba con temor toda la tragedia ocurrida en poco tiempo. El arma que colgaba de su mano se levantó por si sola, ella había tomado posesión de si, su mente se hizo presa del miedo y por su inconsciencia apretó el gatillo.

Los cuerpos de los tres músicos fueron encontrados minutos después por sus compañeros. Uno muerto por envenenamiento, otro asesinado por un disparo en la cabeza y el tercero, suicidio; sin embargo, la prensa decidió contar otra historia al público. El relato trágico de la muerte triple no era agradable y digna de estrellas de rock; por entonces se acudió a la típica: "sobredosis". Al parecer los demás se la creyeron y todo quedó en la nada, Soda Stereo terminó por ser mala palabra y se evitaba hablar sobre el tema en todos los aspectos. 

<<Mamá sabes bien, perdí una batalla, cuando regresé todo quemaba... Ambas nos fuimos y yo regresé con un ángel detrás mío>>

Gustavo extendió sus alas, me cargó,yo ya sabía lo que se venía y con mi poca cordura alcancé a gritar. _¡No!_

_¿Qué? _ Me preguntó asustado, en seguida me bajé de sus brazos.

_Vos estás en pedo si vamos a volar_

_Pero..._

_Nada de "peros". Bajamos por el edificio si es que no me quieres infartada antes de llegar a casa_

Dio un suspiro, guardó sus alas y se dirigió a la puerta para forzarla y poder abrirla; pasé adelante cuando él me lo ofreció y ambos bajamos por el ascensor.  Gus fue conmigo hasta la parada del colectivo, subimos a este y nos sentamos juntos.

El aura de incomodidad lograba que yo no estuviese en mis cabales para esbozar alguna palabra. Me sentía triste por el hecho de que no le había creído lo que me dijo, sin embargo, mi maldita personalidad no me permite ser sincera con nadie. El tono azulado de las luces y los faros de las calles me llevaban a un momento melancólico y decidí apoyarme en el hombro de mi mayor, mi vista se perdió en algún recuerdo, tal vez en aquel donde mi padre me hacía cosquillas en el patio de mi casa mientras jugábamos o  aquella vez que nos sentamos con mi mamá en el sillón del living con una frasada en nuestras piernas y pururú en un gran tasón para ver una película; si, definitivamente era ese recuerdo, aquel que culminó con todo y logró que cayera mi primera lágrima en frente de alguien. Los sollozos no se hicieron esperar e intenté secar una gota que caía desde mi mejilla con mi dedo pulgar; lo que menos quería hacer era llorar, pero se convirtió en algo totalmente inevitable cuando sentí el brazo de Gustavo pasar por encima de mi para poder acariciar mi cabello, exactamente en ese momento, nadie más existió en el colectivo.


<< ¿Será este el momento justo para dejarlos ir? ¿Cómo pueden permitirme ser tan cobarde? >>


Me había acostado en el sillón, la televisión encendida con el volumen en mudo y mi ángel en la cocina preparándome un té. ¿Quién en su puta vida ha escuchado que los ángeles preparen té?. Llegando a la sala, colocó las dos tazas en la mesa ratona, yo sin pensarlo dos veces lo abracé.

_Perdón, perdón, perdón, perdón. Por favor, soy tremenda pelotuda_

_No importa, ya está_  Contestó rodeando mi espalda _Ahora tenés que tener más cuidado con quien hablas_

Ambos nos sentamos enfrentados, con las tazas de té en nuestras manos, él hablándome y yo prestando atención a cada detalle que me daba. Todo aquello que no quise escuchar de él salió disparado de su boca, desde su muerte hasta el como llegó hasta mi familia.

_No fue mi intención hacerle daño a nadie, tampoco entiendo porque Charly nos haría esto; pero tuve que seguir. Era un maldito ángel negro que debía estar atento a cada movimiento de ti y de tu madre. Me encariñé tanto contigo que fui incapaz de hacerte algo el día en que me ordenaron que te matara. Pero Héctor... Héctor se volvió tan malo, era un tipo bueno; Astaroth le lavó la cabeza con que yo lo asesiné en nuestras vidas pasadas_

_¿Y eso es cierto?_

_¡No! para nada. Eramos mejores amigos, ni siquiera nos teníamos un poco de odio ¿Cómo podría hacerle algo así? Astaroth es un maldito egocéntrico, solo piensa en su bien y que todo salga a favor suyo_

_Entonces, ¿Yo debería estar muerta?_

_Para Astaroth si, para los dioses no_

_¿Y eso de Hades? ¿Existe?_

_ No, ese no_ Dio una carcajada 

_ ¿Y Dios?_ 

_Es Zeus, el dios del rayo_

_Pero... hablaste de Jesús la otra vez_

_Bueno... eso... puede que la profesora haya tenido razón en que era un sueño. Yo estuve mucho tiempo en una especie de "trance", intentando comprender en lo que me había convertido y lo que debía hacer. Astaroth me llevó al inframundo, no sé cuanto tiempo estuve en la nada hasta que él me reclutó junto a Héctor. La noche en que escapé de ellos estuve mucho tiempo en la tierra observándote y cuidando de que esos malnacidos no te hirieran, hace un tiempo quise entrar al Olimpo, mientras quería escapar de los vetales que acompañaban a Héctor. Esa misma noche conocí a Zeus, él me ofreció dejarme volver al mundo de los vivos si te seguía cuidando; en ese momento estaba tan enceguecido que ni siquiera lo pensé y acepté. Fue la noche en que caí del cielo y tú me encontraste_

_¿Y por qué Zeus querría que me cuides?_

_El día en que nos conocimos te dije que eres descendiente de la diosa de la soledad, la única, por entonces eres descendiente de Zeus ya que ambos estuvieron en una corta relación y eres la única descendiente humana. Esa es otra razón por la cual Astaroth te quiere tres metros bajo tierra. Tu alma es la fina línea entre los mortales y los dioses_

_¿Ese no es...?_

_Sí, Hércules. Él decidió vivir en el mundo de los mortales. Pero con tu alma, el demonio sin origen de la trinidad podría romper toda barrera y lograr acabar con todos, incluyendo a los inmortales._

_Esto es una locura, no puede ser real. ¿No estoy dormida o en coma?_ Cuestioné en mi pequeña-gran confusión e intento de asimilar la información que caía sobre mi.

_¿Sabes?_ Posó su taza en la mesita y se acercó a mi, llegando a mirarme profundamente _ Aquí, de lo único que estoy seguro que es real, son mis sentimientos por ti_ Tomó mi mentón con suavidad e intentó acercarse hacia mi _Tan solo espero, que tu sientas lo mismo_

Mi mirada bajó hasta los labios de Gus _¿De qué hablas?_ Suspiré.

_Me gustas_

_Tu también me gustas_ 

Cerré mis ojos y nos abalanzamos lentamente hacia nuestros labios.


<< Mamá, es cierto, ya es hora de que los suelte >> 

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