—Señorita Keiko- Ryo miró hacia las gradas.

—¿Si, Señor Saeba? — Keiko detuvo en seco su rutina

—La sudadera que traía hasta hace un rato, ¿podría indiciarme cuál es su color?

—Pues, azul por supuesto Señor Saeba... ¿Por qué?— dijo crédula Keiko.

—Lo que me temía— Ryo tocó su barbilla muy pensativo.

—No lo comprendo, ¿Qué tendría de importante eso? — Kenta dijo extrañado

—La señorita Emiko entró con una sudadera verde y confirmando con la señorita Keiko entró con una azul; aquellos matones de los que hablaban, me pareció haber visto un auto sospechoso de camino acá, estoy seguro— la voz de Ryo era totalmente confiable su tono era tan seguro y firme que de inmediato alertó a Kenta y Keiko.

—Si es así Ryo, significa que Emiko podría estar en peligro.

Ryo no alcanzó a pronunciar ni una palabra más, cuando un grito de auxilio impacientó aún más a aquellos tres.

—Kenta quédate con Keiko, yo traeré a Emiko— Así Ryo salió corriendo de aquel complejo.

Kenta miró a Keiko, puso las manos sobre sus hombros y le dijo —Realmente valoro tu vida, fue gracias a ti que tengo un propósito en la vida y soy realmente feliz por ello, pero no puedo perder a Emiko, necesito cubrir a Ryo, ¿podrías encerrarte aquí?, prometo que regresaré pronto, por favor— Kenta agachó su cabeza para pedirle disculpas.

A lo que Keiko al levantar su mirada se topó con una tierna sonrisa y una mirada dulce de confianza —ve con él, yo me cubro— al escuchar eso Kenta corrió sin más.

Por otro lado, Ryo seguía a unos hombre con traje rumbo a la entrada de un callejón, ellos parecían haber encontrado algo, a lo que él llegó corriendo impulsándose para darle una patada en el aire con la derecha, tiro a uno y lo dejó fuera de combate, al segundo le dió con la izquierda y lo remató con un puñetazo para dejarlo también inconsciente.

Ryo iba a recoger a Emiko cuando tres hombres con traje entraron por su espalda, él volteó y justo antes que pudieran acomodarse aquellos dos para dispararle, él disparó antes entre sus armas y dedos haciendo respetar el revólver de Ryo sobre las insignificantes pistolas y habilidades de aquellos tipos.

Un tercero tomó a Emiko en lo que esto ocurría y ordenó a Ryo bajar su arma — Quédate quieto de una buena vez Ryo por la integridad de Emiko— subió las manos sin intentar otra cosa, el hombre trajeado comenzó a caminar lento para llevarse a Emiko sin dejar de apuntar y ver a Ryo, sabía que era un tipo de cuidado.

—Deja ir a la chica— Le pidió Ryo inútilmente.

—No puedo hacer eso, esta chica es muy importante para la organización— el hombre sabía que Ryo no haría más debido a su resistente comportamiento.

—¿Qué organización?— Ryo intentaba ganar tiempo para ingeniarse un plan.

—Verás, somos una organización que se encarga del estudio de la Wit...— el hombre no pudo terminar la frase

—Suelta a la chica y baja tu arma— Kenta había llegado justo a tiempo, aquel tipo levanto las manos, al sentir la pistola de Kenta apuntándole, pero la importante conversación que Ryo había sostenido con aquel intento de maleante.

El tipo no tuvo más remedio que entregar a la joven que se abrazó de inmediato a Kenta, Ryo guardó su revólver cuando vio que Emiko se encontraba a salvo.

El tipo que se encontraba a un lado de Kenta ordenó a los otros matar a Ryo, ellos se tiraron para recogerlas, la escena era perturbadora para Emiko, ambos dispararon al mismo tiempo, se escuchó un ruido, pero no había balas.

Ryo sonrió con una sonrisilla pícara y juguetona y de sus bolsillos sacó la parte que le faltaba a las pistolas, "las balas"; la cosa es que cuando disparó y los golpeó, él había hecho ese movimiento con sus armas cuando ellos cerraron sus ojos por los disparos que él había hecho en un inicio a sus armas.

Ryo tomó las cabezas de ambos tipos y las chocó, ambos tipos quedaron atontados , a lo que el otro corrió y huyó de ahí seguido de aquellos tipos todos mareados, para Ryo era bastante gracioso que esos tipos no pudieran haber hecho más y el hecho de casi haber secuestrado a la chica equivocada les había salvado al menos ese día mínimo dos veces la vida.

Emiko seguía aferrada quien disfrutaba de su momento.

—Emiko volvamos con Keiko— Ryo jugueteó con Emiko.

Quien al darse cuenta de la expresión de Kenta, Emiko lo soltó, ella se sonrojo y ligeramente caminó delante de ellos.

—¿Y eso que fue, Ryo? — Kenta lucía un poco molesto.

—Se le llama venganza y no te preocupes, estamos a mano— Ryo no pudo evitar burlarse un poco de su amigo.

Después de ello y al darse cuenta de que aquellos secuestradores eran parte de una organización se dirigieron al café de Liara puesto que la próxima vez que ataquen no serán unos novatos que confundieron a Emiko con Keiko.

—Como esperan que lo acepte, la rubia lucia realmente molesta.

—Liara por favor, comprende la situación, no estarán seguras ni tu ni ella, si se queda aquí — Kenta intentó relajar a la rubia.

—Kenta, pero conozco a Ryo— Liara estaba preocupada y sin muchos alientos.

—No te preocupes Liara, yo protegeré a nuestra clienta Keiko de ese viejo zorro— Kaori hizo una cara malvada y un tanto pícara pues ella tenía mucha confianza en su mazo.

Al ver el rostro tan determinado y malvado de Kaori Liara tomó las manos de Kaori —Creo que realmente puedo contar contigo amiga— Liara puso una cara angelical.

—Por supuesto amiga— y ambas se sonreían de una manera muy peculiar, a Kenta no le quedaba nada claro lo que había sucedido, pero al final obtuvo el permiso de Liara y de los padres de Keiko, todo quedaría en manos de Kaori y Ryo.

Kaori preparó una habitación para Keiko junto a la suya para poder cuidarle de Ryo.

El problema es que Ryo aprovechaba todo momento para intentar tocar los encantos de Keiko sin ninguna clase de éxito y porque la witchblade de Keiko lo veía como una amenaza rotunda para su portadora, solía salir y reaccionar en defensa de su dueña a pesar de que ella no notara las intenciones del buen Saeba, la witchblade decidía salir en defensa de ella y elegir lo que era bueno para ella o no.

Cansado, Ryo de la situación atacaría por la noche, cuando todos durmieran esperando tener una mejor suerte, sin más salió de su habitación caminando de puntitas y pasito a pasito, para no despertar a Kaori, lo iba a lograr ¡¡¡definitivamente lo iba a lograr!!!.

Kaori, quien conocía perfectamente las artimañas de Ryo y tenía un sexto sentido para imaginar cuál sería su siguiente paso despertó de inmediato y pasito a pasito y silenciosamente decidió ir a revisar el cuarto de Keiko.

Ahí estaba Ryo tan victorioso, había logrado colarse por la puerta ya que no tenia seguro, contempló a Keiko unos minutos, miró su dulce rostro descansando, pensando que era una chica tan tierna con el termino un poco embobado, que por algún motivo en lugar de ver sus dos grandes razones, un sentimiento de robar tal vez un beso de sus labios podría ser una mejor idea.

Kaori abrió la puerta y dejo entrar la luz, Keiko apretó sus ojos y abrazó a Ryo contra ella como si fuese una almohada.

Para Kaori se vio un poco diferente así que sin más sacó su enorme mazo y se dispuso a golpear a Ryo con él, entrar a la habitación de una chica e írsele encima era imperdonable, así Kaori sacó su enorme mazo dispuesta a castigar a Ryo.

La puerta se cerró, Ryo solo miró por aquella tenue luz que Kaori se acercaba con velocidad, para sorpresa de ellos Keiko, quien se encontraba dormida, levantó su brazo y de inmediato el enorme mazo de Kaori quedó reducido a añicos, fue algo inexplicable para ellos.

En ese entonces Ryo ya había podido salir del agarre de Keiko, ambos salieron con cuidado de la habitación sin hacer ruido pues consideraban que era peligroso despertar a Keiko, no pudieron decirse una palabra, simplemente regresaron a sus habitaciones en silencio.

Lo que ocurrió es que la witchblade de Keiko protegió a Ryo en el momento que ella lo abrazó, pasó de ser su amenaza inminente a alguien a quien proteger en ese instante y solo por ese momento. 

Dibujo: Candynecroft

Historia: Trishiana