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Nuevos empleados, un cactus y un bebé

Quizá cuando otros alfas recibían la noticia de que serían padres reaccionarían con emoción, orgullo desbordante, cargarían a sus parejas y les besarían porque les estaban dando uno de los mejores regalos de sus vidas. Taehyung no hizo nada de eso.
    
Luego de acorralar a Jungkook y que éste confirmara que efectivamente estaba esperando un bebé, el alfa se quedó en shock durante un buen rato.

De los cinco años que ambos llevaban juntos, desde hacía dos que ya no usaban protección para ver si lograban concebir. Taehyung sabía perfectamente que siendo beta eso sería algo muy difícil ya que era como una especie de lotería que un beta naciera con útero y ovarios en buen funcionamiento ya que por lo general si es que los tenían, eran infértiles, por eso preferían no tener altas expectativas. Pero saber que lo habían logrado y que un pequeño ser producto de ambos se encontraba en camino hizo que su corazón se estremeciera.

—No sé si Hideki estará emocionado con la idea de un primo, o molesto porque esto reducirá sus posibilidades de casarse contigo algun día —fue lo primero que logró decir.

—Bueno, siempre existe la posibilidad de que yo enviude, la vida da muchas vueltas. Aunque no deberías preocuparte por eso ya que ni siquiera estamos casados, todavía no puedes presumirme como tu esposo.

Las siguientes cuatro semanas fueron las más agitadas de sus vidas (al menos lo serían hasta que el bebé naciera). Durante ese tiempo informaron de la noticia a sus familias, quienes se emocionaron con la nueva adición a sus vidas (Hideki efectivamente abrazó y felicitó a Jungkook mientras que pateó a su otro tío y le dijo que aún le faltaba tiempo para crecer, podía esperar a que Jungkook enviude).

Si bien los padres de Taehyung seguían sin aprobar que su hijo alfa estuviera en una relación con un simple beta, pudo más la alteración que les provocó saber que su segundo nieto venía en camino cuando sus progenitores todavía no estaban casados.

—Esos prejuicios a veces pueden provocar cosas buenas —declaró un feliz Namjoon a su esposo mientras veía a sus hermanitos siendo abordados con planes de boda, la mayoría cortesía de sus padres.

—Cierto —respondió Seokjin, —podrán no tener en la mejor estima a Jungkook, como pasó conmigo al principio, pero ellos jamás rechazarían a sus nietos.

A petición de los novios se organizó solo una pequeña pero hermosa boda a la cual solo invitaron a sus familiares y amigos más cercanos. Ver a Jungkook decorar el lugar con sus flores mientras comentaba con ilusión que algún día le contaría todo eso a su hijo fue lo que comenzó a provocar el cambio en su suegra.

La Omega era madre y sabía lo que Jungkook estaba sintiendo, así que poco a poco comenzó a acercarse a él y compartir un poco de su experiencia criando niños (nunca se lo dijo a nadie, pero lloró a solas el día que él le agradeció todas esas enseñanzas que no podría recibir de su propia madre, ya que ella falleció muy joven).

A su esposo le costó aún más trabajo relacionarse con su nuevo yerno. El hombre era el típico alfa orgulloso que protegería el linaje de su clan a toda costa. Él había tenido grandes expectativas en sus hijos; creyó en las habilidades de liderazgo de su primogénito aunque fuera omega y estaba seguro que un día tener a un lado a su hermano alfa como un fuerte pilar los ayudaría a ganarse el respeto de todos, se casarían con las parejas más perfectas y acordes para ambos y sus brillantes hijos mantendrían el honor de su familia.

Claro, los dos mocosos tenían que rebelarse y romper sus sueños: el primero escapándose con un alfa incompleto y pobre y el otro enamorándose de un simple beta jardinero. Estaba decidido a tratar de que sus nietos no cometieran los mismos fallos y como sabía de estos pensamientos, Taehyung le insistió para que acudiera a la floristería de Jungkook y observara con sus propios ojos cómo era realmente el beta.

Lo que Junghyung no esperaba fue que resultara alguien tan torpe y despreocupado. Sí, el atendía su negocio diligentemente, casi siempre le dedicaba sonrisas a su clientes y a los que no era porque lo molestaban y no dudaba en ponerlos en su lugar, sin embargo lo que encendió sus alarmas fue verlo enfrentarse a enormes y fuertes alfas aún estando embarazado, cargar cajas y otras cosas pesadas como si nada y de vez en cuando tropezarse por no prestar atención.

Precisamente en una ocasión mientras Jungkook barría afuera de la tienda se resbaló, por lo que Junghyung llegó corriendo para sujetarlo al mismo tiempo que Taehyung (quien se encontraba ayudando dentro del local en esos momentos) salió también a toda prisa.

—¡Hola, señor! —saludó Jungkook como si nada mientras todavía estaba en brazos del mayor. —No lo esperábamos. ¿Quiere algo de té?

Taehyung ayudó a su esposo a incorporarse y este ingresó a la floristería para encender la tetera. Junghyung siguió observándolo con desconcierto hasta que un profundo suspiro de su hijo le llamó la atención.

—Sí, así es él normalmente.

—¡Está embarazado!

—Créeme, padre, soy muy consciente de eso. ¿Ahora ves por qué estoy tan alterado y nervioso con la idea del embarazo?

Junghyung miró a través de la ventana al alegre beta preparando té y luego regresó la mirada sobre Taehyung, quien lucía algo ojeroso. Como Jungkook siguiera así, el pobre hombre sufriría un infarto antes de que el bebé viniera al mundo.





💐💐

Jungkook ya tenía tres meses de embarazo, por lo que el patriarca Kim se volvió muy protector con él e insistió que necesitaba ayuda para el trabajo pesado en la florería. Taehyung estaba totalmente de acuerdo, pero convencer a su orgulloso esposo iba a ser una odisea. Así que empleó sus dos ases bajo la manga:  una llamada de su abuela ordenándole que no hiciera sobreesfuerzos debido a su condición y un sensato y lógico Namjoon quien se sentó frente a su cuñado para exponerle los pros de tener un ayudante. Incluso dijo conocer a alguien adecuado para el puesto.

—Más te vale que no sea alguien que intente interponerse en nuestro matrimonio —advirtió su hermano menor.

—Créeme, eso no es algo por lo que debas preocuparte, hermano.

Entonces “El rincón de las flores” le dio la bienvenida a su nuevo trabajador de medio tiempo: Min Yoongi, un Omega de Veintinueve años y, en palabras de Kim Junghyung (quien exigió estar presente en la entrevista de trabajo), el omega más serio, callado y con la mirada más aterradora que había conocido.

En cambio Taehyung no estaba para nada sorprendido porque Namjoon también era omega y era la persona más inteligente que conocía (además de ser quien mandaba en su relación con Seokjin), mientras que Jungkook era beta y jamás retrocedería para patearle el trasero a alguien sin importar su género (razón por la que le preocupaba tanto que estuviera solo en la tienda y en su condición) o para ayudar a quien pudiera.

💐💐

Resultó que Yoongi ya estaba emparejado porque a los quince años conoció a su alfa destinado, Park Jimin, y se unieron muy rápido a pesar de las protestas de sus familiares y de discutir en ocasiones debido a sus diferentes personalidades.

En su primer día de trabajo trajo consigo un pequeño cactus en una maceta que depositó sobre el mostrador.

—Fue un obsequio de mi Alfa por conseguir este trabajo —explicó el chico ante la mirada desconcertada de Taehyung.

Antes de que pudiera cuestionar por qué llevar eso a una floristería, un emocionado Jungkook tomó la maceta en sus manos y casi la arrulló con cariño.

—¡Me encantan los cactus! Cuando era niño cuidaba varios en casa de mis abuelos. De ahí nació mi amor por las plantas y posteriormente decidí ser florista, estoy seguro que nos llevaremos de maravilla.

Y no se equivocó. A pesar de su seriedad, en realidad congeniaron muy bien y trabajaban como equipo. Si bien Yoongi se esforzaba por cuidar a su jefe embarazado y no permitirle hacer actividades que pudieran arriesgar su salud o la del bebé, en ocasiones terminaba siguiéndolo en sus locas ideas.

Como cuando decidió nombrar al cactus Shukaku y convertirlo en la mascota oficial de la tienda, en cada fecha festiva le ponían accesorios (la mayoría cortesía de Seokjin y Jimin) e incluso mandaron a hacer algunos peluches del cactus a petición de sus clientes frecuentes.

—Les debes disculpas por no tener fe en el éxito de Shukaku —le dijo Namjoon a su hermano.

—Jamás creí que un simple cactus con gafas de sol y camisa hawaiana sería tan popular en una floristería.



💐💐

Curiosamente al pequeño Hideki le caía bien Yoongi, sin embargo eso no evitaba que tuviera pequeños “duelos” con él cuando sentía que él  tenía demasiada atención de Jungkook. Al parecer al niño no le importaba que fuera un omega ya emparejado, no le hacía feliz que alguien además de Taehyung le quitara al beta.

—Recuerdas que pronto habrá un bebé que requerirá toda su atención, ¿verdad? —le preguntó su padre alfa.

—Claro que sí —respondió, —pero es diferente. El bebé será solo otra parte de Jungkookie para amar. Ojalá no se parezca tanto al tío Taehyung.

—Coincido con eso último —comentó Yoongi mientras barría el piso.

Taehyung trató de no sentirse ofendido ante semejantes palabras, aunque la escandalosa risa de su esposo no fue de ayuda.

—¡Deberías defender mi honor!

—Lo siento, pero no puedo argumentar nada contra su  lógica.

A pesar de eso Yoongi no dudaba en mantener informado al Alfa sobre las actividades y salud del beta. Sabía que el alfa interno de Taehyung estaba sumamente agitado cada vez que dejaba a su embarazado esposo, especialmente desde que los síntomas comenzaron a intensificarse.

Por suerte tenían aliados respecto a los antojos. En casa Taehyung se encargaba de complacerlo, mientras que en el trabajo Junghyung, quien seguía afirmando no aprobarlo, era tan protector que tenía a alguien asignado para llevarle a su yerno cualquier cosa que se le antojara.

—Jimin afirma que he subido un par de kilos por todas las golosinas y postres que me compartes —comentó el omega.

—¿Te dijo gordo? —interrogó Jungkook, sintiéndose ofendido en nombre de su empleado.

—Al contrario, está encantado porque dice que hay más de mí a lo que aferrarse.

💐💐

El síntoma más arduo con el cual debía lidiar estaba resultando ser el cambio en su estado de ánimo, iba de la alegría al llanto y viceversa en un mismo rato. Su marido agradecía que al menos no llegara a la ira, porque suficiente tenían él y Yoongi tratando de consolar al beta cuando lloraba conmovido por los motivos de sus clientes para regalar flores.

—¿Está bien? —preguntó una chica mientras pagaba un ramo y veía al florista siendo abrazado por su compañero

—Sí, son solo las hormonas —respondió el chico.

—Ay, pobrecito. ¿Escuchó algo triste de un cliente?

—No, en realidad se puso así luego de recibir un pedido de un tipo que olvidó el cumpleaños de su mamá y encargó un enorme arreglo para disculparse.

—Ese idiota no merece tener una madre tan maravillosa —se quejaba entre sollozos.

—Jungkook, ni siquiera la conoces como para decir algo así.

—Cállate, o cuando sea grande le diré a nuestro bebé que su papá me trataba mal durante el embarazo.



💐💐




Los meses transcurrieron con el mismo ritmo, sin complicaciones más difíciles. Cuando Jungkook ya tuvo que quedarse en casa y guardar reposo, su abuela y el alfa de Yoongi se unieron al pelirrojo para encargarse de “El rincón de las flores”. Después de la escuela Hideki iba a su casa para hacerle compañía y cuidarlo mientras su tío salía del trabajo.

—Eres tan buen niño, Hideki —decía él, abrazándolo mientras lloraba conmovido por la devoción de su sobrino. —Golpearé a cualquiera que se atreva a lastimarte.

—Yo también te quiero.

Desde la cocina la pareja era observada por los padres del pequeño y Taehyung, quien negó con la cabeza mientras servía la cena. Esas escenas se estaban volviendo muy comunes, afortunadamente Hideki era muy paciente con el beta y felizmente se dejaba abrazar por él.

—Un día vamos a golpearte por haberte casado con el amor platónico de nuestro hijo —advirtió Seokjin a su cuñado.

—Supongo que tendré que aceptarlo sin oponer resistencia.




💐💐



Finalmente la espera terminó y llegó al mundo el pequeño Minho, un regordete bebé que tenía el cabello de su padre alfa, pero los brillantes ojos de su papá beta. Toda la familia lo recibió con mucho gusto y emoción, lo llenaron de regalos y para envidia de la mayoría su favorito resultó ser un peluche del cactus Shukaku, cortesía de Yoongi y Jimin (el bebé lloraba cada vez que se lo quitaban).

—¿Sabes? –habló Jungkook mientras estaba recostado en un sillón y observaba a su hijo siendo arrullado por sus abuelos paternos. —Cuando supe de mi embarazo, me preocupó lo que pasaría si él resultaba ser beta como yo. Por supuesto que no tendría nada de malo, pero tenía miedo que tus papás se decepcionaran de nuestro bebé. Ahora veo que era un temor totalmente infundado.

—Claro que sí. Lleva la sangre de la persona número uno en sorprender a la gente, así que no tengo dudas de sin importar lo que Minho sea, resultará alguien extraordinario.

El beta sonrió y se dejó reconfortar por los brazos y el aroma de su esposo. Apenas estaban comenzando con esa nueva etapa en sus vidas, pero confiaba en que todo saldría bien porque tenían muchas personas que los apoyaban y además tanto él como Taehyung se encargarían de cuidar y proteger a Minho con todas sus fuerzas.

—Por cierto, Jungkookie: feliz cumpleaños.

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