Especial 9: Todo/Baku/Mido.
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Una de las razones por la que te quedaste en la aplicación de citas, además de los chicos guapos, fue por las diferentes temática que se encontraban en ella. Una de estas era la modalidad de cita grupal, en la que hoy mismo estabas, y que no salió tan bien como esperabas.
La gracia de esta cita era poder ir entre varios, cosa que ayuda a la confianza. Lo que nunca se sabe es quién irá, es decir, si es hombre o mujer.
Suspiraste alegre al ver que tu cita era un chico, tampoco te importaba si era una chica. Lo saludaste sacudiendo la mano y un pequeño asentimiento con la cabeza en forma de respeto.
—Me alegra estar contigo hoy, Midoriya —dijiste sonriendo. En el momento que lo viste pudiste captar la esencia amable y dulce.
El chico asintió a tus palabras, devolviéndo la sonrisa.
—También me alegra, [Nombre].
Después de presentarse como era debido, siguieron hablando un poco más, pues los otros dos integrantes de la cita grupal aún no llegaban.
El día estaba perfecto para una salida al parque, cosa que agradecías, ya que el frío te mantenía encerrada en tu casa sin salir a ningún lado.
—Oh, ¿Todoroki? —preguntó el peliverde cortando la conversación contigo de repente. A lo lejos venía un chico alto mirando su celular, su cabello tenía dos tonalidades y mantenía una cicatriz a un lado de su cara.
El chico levantó la vista de su celular y se acercó hasta donde estaban. Te saludó formalmente y se dirigió al pecoso.
—Midoriya, hola.
—Todoroki, ¿Qué haces por aquí? Es un poco alejado de tu barrio.
—Tengo una cita por aquí —dijo normal—. No conozco el lugar, así que estoy un poco perdido.
—¿Una cita? —Te entrometiste en su conversación y volviste a hablar—. ¿No será en grupo?
Todoroki asintió a tu pregunta, sin comprender a qué punto ibas. Midoriya en cambio entendió que su amigo era uno de los otros dos participantes. Midoriya empezó a hablar con él, explicandole la situación.
—Ya veo —susurró con su mano en el mentón—, nunca pensé tener una cita con Midoriya.
—Ahh uhh no, digo... —Midoriya tartamudeó al escuchar eso—. Esperemos hasta que llegue la última.
Como ya habían dos varones y una chica, era deducible que la última persona tenía más posibilidades de ser mujer, y así lograr una cita doble.
—Concuerdo con eso —dijiste asintiendo.
—Está bien.
Como Midoriya y Todoroki ya se conocían de antes, empezaron a bombardearte con preguntas casuales para conocer más de ti. Era un poco incómodo tener que estar con ellos dos y solo tú, ya esperabas que llegara la siguiente chica para completar el grupo.
No pasaron ni dos segundos cuando la puerta de la tienda detrás de ustedes se abrió, dejando ver a un rubio con cara de pocos amigos mirando con rabia al par al lado tuyo. Inclinaste la cabeza sin entender por qué el rubio miraba con odio a los dos, Midoriya temblaba como Chihuahua y Todoroki estaba normal.
—¡Kacchan! Hola. —Midoriya dio el primer paso a la conversación—. ¿Qué te trae por aquí?
—Qué te importa, idiota —respondió de mala gana a la pregunta que le hizo.
—Cuida tus palabras, Bakugou. —Esta vez habló el bicolor—. Por lo menos frente a alguien que no conoces.
Al decir esto, el rubio llevó su vista hasta ti, mirándote de arriba a abajo. Lo único que hizo fue chasquear la lengua e irse un poco más alejado de ese lugar.
Pasaron unos minutos más desde ese pequeño incidente. Ya los tres estimaban por perdida a la cuarta persona, como casi lo estaba el bicolor.
—¿Y si le enviamos un mensaje? —Tuvo de idea Midoriya al ver que el tiempo pasaba y aún no llegaba—. Le preguntamos si viene o si se perdió.
—Buena idea, yo le envío un mensaje —dijiste abriendo la aplicación y entrando al chat grupal que se creaba, picaste al perfil desconocido para enviar la nota.
Enviaste un corto mensaje preguntando por su paradero, cosa que respondió de inmediato.
—Uhm, dice que está por aquí —susurraste. Le enviaste otro mensaje—. Ah, ya sé dónde está. Iré a buscarla.
—Te esperamos aquí.
Asentiste y te alejaste de allí. Fuiste directo al lugar donde estaba, que era la tienda de conveniencia de la vuelta.
Ibas acercándote mensajeándote con la persona, cosa que no fue buena idea al sentir chocar con alguien.
—Fíjate por donde vas.
Levantaste la cabeza al escuchar la voz del mismo rubio de antes. Tenía el celular en su mano igual que tú, tenías la vaga idea de que podría ser él el otro integrante faltante.
—Disculpa, emm Bakugou —dijiste acordandote de su nombre, este solo asintió serio—. Estaba buscando a alguien...
Dudaste si preguntarle o no sobre la cita, así que te alejaste unos pasos y enviaste otro mensaje afirmando que ya estabas allí. El celular del rubio sonó segundos después.
—Tsk, qué irritante. —Alcanzaste a escuchar al rubio. Ahora tenías total certeza de que era él.
Te acercaste a su lado y empezaste a preguntarle si era él el último del grupo, cosa que al final fue verdad. Le sonreíste presentándote y le dijiste que los demás estaban al otro lado de la cuadra.
—Ven. —Tomaste su mano sin chistar y empezaste a encaminarlo. El rubio no parecía importarle mucho, solo te gritaba que lo soltarás o morirías, pero no le hacías caso.
Llegaste hasta donde estaban los otros dos esperándote.
—¿Kacchan? ¿Qué haces con [Nombre]?
Midoriya y Todoroki no entendían por qué llevabas de la mano al rubio.
—Bueno... —no sabías como explicarles la situación—... lo que pasa es que el último integrante es Bakugou.
Después de decir eso, un silencio incómodo se apoderó de la atmósfera.
—Y bueno, ¿quién con quién? —dijiste cortando la tensión del lugar.
Bakugou se exasperó y deshizo el agarre que aún mantenías.
—¡No voy a salir con ninguno de ellos dos! —gritó enojado.
—Estoy de acuerdo —habló Todoroki—, Bakugou no es mi tipo.
—¡¿Cómo que no soy tu tipo?! ¡¡Yo soy del tipo de todos!!
—Eso sonó mal —susurraste al pecoso, mientras veían la pelea entre el rubio y el bicolor.
—Siendo Kacchan, se dará cuenta de lo que dijo después —susurró devuelta.
Suspiraste derrotada, esta no era la idea de cita grupal que tenías en mente. Tres chicos y una chica no eran lo mejor, y menos si se llevaban mal.
—Ya, ya. —Te posicionaste entre los dos y detuviste su pelea—. Tampoco hay necesidad de emparejarnos, podemos salir como amigos.
—No voy a salir con ustedes, maldición.
El rubio dio media vuelta y se fue de allí. Te quedaste mirando a los otros dos, que no sabían qué hacer. Suspiraste denuevo y fuiste corriendo en busca del explosivo.
Lo alcanzaste unos metros más allá, parándolo enseguida.
—Espera, Bakugou —dijiste, este te tomó atención de mala gana—. Danos una oportunidad, seguro será divertido.
—Nada puede ser divertido si están esos dos bastardos.
—Entonces no lo hagas por ellos, hazlo por mí. —Llevaste tus manos a tu pecho—. ¿Por favor?
—Tsk.
°°°
—Así que, van al mismo curso, asombroso —dijiste felicitándolos—. Y, ¿quién es más fuerte?
—Yo —respondió el rubio mientras le daba un mordisco a su paleta. Todoroki hizo sonar su garganta, haciendo que Bakugou lo mirase—. ¿Tienes algún problema?
Rodaste los ojos al ver que volverían a pelear, te acercaste más al peliverde que se encontraba unos pasos más atrás.
—Estás muy lejos del grupo, Midoriya.
—Uhm, es que estar entre las peleas de los dos no me gusta mucho —dijo en voz baja para que el par de al frente no lo escuchara.
—Eres calmado, me gusta eso. —Lo empujaste amistosamente para alivianar el ambiente—. Midoriya, ¿has tenido novia? ¿O alguien que te guste?
El pecoso empezó a ponerse nervioso ante tu pregunta, no sabía que responder.
—Bu-bueno, si hay alguien que me interesa. —Pusiste una cara de sorpresa al saber que alguien ya ocupaba la mente del chico—. E-Ere...
—¡Deku, idiota!
El grito que pegó Bakugou se escuchó por todo el parque. Se habían dado cuenta que ya no estabas a su lado.
—Creo que es de mala educación que acapares la atención de [Nombre] —dijo Todoroki acercándose más calmado que el rubio—. ¿No es así?
La pregunta iba directamente a ti, no supiste que responder.
—Ehh, ¿Quién tiene hambre? —preguntaste evadiendo responder—. Conozco un lugar de ramen cerca y delicioso.
—Me parece bien —respondió Midoriya, Todoroki le siguió a la afirmación y Bakugou no dijo nada, pero los siguió hasta el establecimiento de comida.
Fueron caminando hasta el lugar, de paso iban conversando más de sus clases y de otras cosas cotidianas.
En el poco rato que estaban juntos, tenías mayor afinidad con Midoriya. Todoroki era más serio, pero no significa que no pudieran hablar de trivialidades. Bakugou era otro caso, aunque decidió ir por ti, no era muy hablador si estabas con los otros dos cerca.
Llegaron al restaurant elegido y entraron sin más, sentándose en una mesa para los cuatro. El menú era más variado que solo ramen, así que al momento de pedir Midoriya pidió Katsudon, Todoroki pidió ramen ya que por desgracia no tenían soba, Bakugou decidió por curry y tú lo mismo que Todoroki.
Te sentaste al lado del rubio, teniendo al frente a Todoroki. Como Midoriya y Todoroki estaban ocupados conversando, trataste de sacarle palabras al rubio.
—Hey, Bakugou —llamaste—. Perdón si te obligué a venir, pensé que si lo intentabamos nos podríamos divertir. —Bakugou te escuchó atento—. Te lo recompensaré.
—No me obligaste, yo vine porque quise —dijo contestándote—. Aparte de soportar a estos imbéciles, estoy bien.
—Me alegra que mi presencia sea de ayuda.
Bakugou elevó la comisura de sus labios al escuchar tus palabras, parecía que le gustaba ese lado egocéntrico tuyo.
Los platillos llegaron a la mesa. Agradeciste la comida y empezaste a devorar el plato de ramen.
—Ay, pica —dijiste tirando aire a tu boca con tu mano libre.
—No soportas nada —dijo el rubio al ver como estabas.
Levantaste una ceja. Te encantaban las cosas picantes, y cuando algo era picante más te gustaba.
—A ver, pruébalo.
Tomaste un pedazo de cerdo con tus palillos, asegurándote de que tuviera suficiente picante encima y se lo alzaste al chico hasta su boca. Este quedó recio a aceptarlo, pero al final cedió dejando que le dieras de comer.
—¿Cómo está? —preguntaste al ver que terminaba de comerlo.
No dijo nada y solo empezó a comer de su plato. Sonreiste, sabías que sí le había picado, se le notaba en las orejas rojas. Dejaste de molestarlo y volviste a comer.
—¿Hm? Todoroki —llamaste, este levantó la cabeza para verte—. ¿No te gustan las verduras encurtidas? —preguntaste al ver que mantenía el plato extra intacto.
—Con ramen no son de mi agrado —respondió, llevó su mano para agarrar el plato y revolver la comida con los palillos—. ¿Los quieres?
Asentiste sin vergüenza. Ibas a agarrar el plato del chico, pero este lo alejó de ti para que no lo agarraras. Frunciste el ceño al ver como tomaba un poco de las verduras y las llevaba a tu boca, igual como hiciste con el rubio.
—Déjame dartelas yo.
Tu cara de seguro era un poema al rojo vivo, miraste de reojo a los chicos que habían dejado de comer al ver lo que estaba haciendo el bicolor.
Abriste la boca, sintiendo como el chico te daba de comer.
—Delicioso. —Agradeciste y volvieron a comer.
—Maldito mitad-mitad —escuchaste como Bakugou maldecía al bicolor.
Dejaste de escuchar las conversaciones entre ellos y te dispusiste a comer tranquila.
°°°
—Ah, estoy llena.
—Estuvo delicioso —comentó Midoriya.
Ya la noche había entrado y era hora de dejar la cita hasta allí. Como no estabas lejos de tu barrio, decidiste por despedirte e irte caminando.
—[Nombre] —llamó el peliverde antes de que avanzaras más, te detuviste esperándolo—, te acompaño a casa.
—Midoriya, no hay necesidad.
—Ya es tarde, deja acompañarte.
Te quedaste pensando unos segundos, pero solo para hacer la gracia, porque en verdad te encantaría que te acompañara.
—Siempre vas un paso adelante, Midoriya. —Los dos se exaltaron al escuchar la voz de Todoroki detrás suya—. Yo también quiero acompañar a [Nombre] a su hogar.
Le sonreíste feliz y asentiste ante su pedido. Tu vista fue más allá del bicolor, donde se encontraba Bakugou caminando detrás de ustedes.
—¿También me llevarás a casa? —preguntaste de broma.
—No te creas importante, tengo que ir por aquí —dijo pasando por al lado de ustedes.
—Qué raro —habló Midoriya pensando—, pensé que tu casa quedaba para el otro lado, Kacchan.
—¡¡Cállate, Deku!! —gritó furioso Bakugou antes de tratar de explotar la cara del peliverde.
Suspiraste al ver otra pelea más y sentiste la mano del bicolor sobre tu cabeza.
—¿Vamos?
Asentiste antes de marchar por tu camino, te esperaba un largo trayecto con ellos tres juntos.
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