Especial 20: Midoriya Izuku.
Especial 170k lecturas.
Las altas montañas llenas de nieve, y las personas disfrutando de una actividad recreativa era el paisaje de los dos. Dentro de la cabaña de recepción, Midoriya se encontraba pidiendo los objetos necesarios para el disfrute de ambos en la blanca y tierna nieve. Cuando ya estaba todo listo, el chico te pasó los palos de esquí y los protectores, mientras él sostenía ya los suyos.
—Nunca pensé venir a esquiar —dijiste mirando a las personas bajar de las colinas de diferentes tamaños. Midoriya se extrañó ante tu comentario.
—[Nombre] —llamó el peliverde. Dejaste de ver el hermoso paisaje y le prestaste atención—, ¿acaso nunca antes habías venido?
Negaste a su pregunta, luego de un suspiro triste.
—Mis padres no tienen tiempo para traerme a estos lugares, por eso que cuando tengo la oportunidad, ¡trato de disfrutar lo máximo posible!
Midoriya te dil una amena sonrisa; si tu misión era pasarla bien, él te ayudaría a que así fuese. Ambos empezaron a caminar por la nieve, aunque te costaba más a ti. Como eras nueva en esto, decidieron por estar en la pequeña loma de principiantes, con Midoriya como tu profesor.
Cuando por fin estuvieron arriba, el chico empezó a enseñarte lo básico; cómo parar, cómo avanzar, cambiar la dirección, etc.
—Creo que lo tengo —comentaste cuando el chico te hizo una demostración bajando por el pequeño cerro. Te posicionaste en lo más alto y te tiraste cuesta abajo tratando de ocupar las técnicas que el chico te había enseñado hace media hora atrás.
Ibas relativamente bien, ni tan rápido, ni tan lento, pero lo que más estabas fallando era en direccionar los pies para ir por otro lado.
—¡Cuidado, [Nombre]! —gritó Izuku al ver que ibas a chocar con un niño pequeño. Desviaste por poco, pero con la mala suerte de caer sobre la fría nieve, quedando atascada encima. Midoriya llegó rápidamente a tu lado y ayudó a levantarte—. ¿Estás bien?
La preocupación del chico era latente, era primeriza en esto, y ahora se sentía culpable por tu caída.
—Estoy bien, —Sonreíste para que dejara de hacer esa cara de preocupación. Te levantaste con ayuda de él y volviste a subir por la loma de nieve—, ¡lo intentaré otra vez!
—¿Estás segura? —Volvió a preguntar el pecoso, asentiste frenética a su pregunta y volviste a tirarte por la montañita de nieve.
Al principio estabas bien, pero luego te desestabilizaste y volviste a caer a media bajada. Suspiraste y te levantaste, ahora sin ayuda de Izuku. Querías poder demostrarle que podías llegar hasta el final, que enseñarte no fue en vano. Volviste a subir con ayuda del chico, pero ahora iba bajando contigo para ayudarte en cualquier problema.
Estabas a punto de llegar, pero se cruzaron un par de personas justo, lo que ocasionó que chocaras con ellas y cayeras con más fuerza.
—¡Fíjate, idiota! —gritó el chico a quién le habías golpeado, aunque la única que cayó fuiste tú.
Midoriya paró de esquiar y se puso en frente tuya, ayudándote a parar mientras te defendía.
—Si ves que está aprendiendo, puede salir de su camino —dijo el chico al par de idiotas frente a ustedes.
—¿Recién aprendiendo? Pff, estúpida.
Midoriya iba a actuar, pero lo detuviste, dejando que ambos salieran de tu vista. Por las tablas que tenían, seguro iban a hacer snowboarding. Suspiraste resignada, tal vez ese día no ibas a poder aprender bien.
—¿Qué te parece si yo me quedo viéndote esquiar? Así no molesto a nadie...
—[Nombre]. —Miró triste el chico, pero pronto te tomó de los hombros y te miró con determinación—. [Nombre], sé que puedes lograrlo. Eres muy inteligente y hábil, seguro si lo intensas lo lograrás. —Al finalizar te dio una sonrisa, esa sonrisa que tanto esperabas—. Confío en ti.
Toda esa buena vibra que te envío Izuku fue la detonante para querer intentarlo una vez más. Todo lo que hacías era mínimo, pero era un gran paso para ti.
Subieron una vez más la loma de nieve; miraste a tu alrededor, encontrando a pequeños niños tratando de aprender como tú, pero no te importaba. No hay edad para aprender, eso lo sabías muy bien.
—¿Qué te parece si me esperas abajo, Izuku? —preguntaste al chico. Este se sorprendió, pero sonrió ante la confianza que aumentó en ti gracias a él. Asintió para luego bajar deprisa.
—Te espero con los brazos abiertos —comentó antes de ir cuesta abajo.
Esperaste a que el chico llegara a los pies de la mini montaña, y cuando ya estaba en su posición, inhalaste de nervios para luego exhalar con fuerza antes de dejar tu puesto y avanzar por el cerro.
Te concentraste en no fallar, manteniendo tu vista en el peliverde esperando en el final de la trayectoria. Ibas en la mitad, cuando empezaste a desesperar por llegar y empezaste a impulsarte mucho más.
—¡No tan rápido, [Nombre]! —gritó Izuku al verte bajar más rápido de lo normal.
—¡No sé cómo parar! —gritaste devuelta tratando de posicionar los pies en forma de v, pero ya era demasiado tarde, estaba a un par de metros del peliverde.
Chocaste contra él, haciendo que ambos salieran volando hasta caer al suelo. Levantaste tu torso dejando respirar al chico, aunque parecía un poco ido.
—¿Izuku? ¡Izuku! —Me dabas leves cachetadas para despertarlo. Aunque no funcionó, así que hiciste lo único que te enseñaron en el curso de enfermería el año pasado, RCP.
Te acercaste a él y empezaste a darle respiración boca a boca. Estuviste unos segundos así, hasta que sentiste un extraño movimiento de labios por parte del pecoso; luego sentiste como el chico llevó sus manos hasta tus mejillas y te apricionó para que no pudieras romper el beso que ahora se estaban dando. Al principio negaste, pero luego fueron al mismo ritmo, al mismo vaivén de labios.
Se separaron, quedando los dos con las caras rojizas de la vergüenza. Más Midoriya que tú.
—Perdón, [Nombre]. —Se disculpó el chico soltándote. Saliste de encima del chico quedando sentada en la nieve al igual que él.
—No te preocupes —dijiste—, me gustó.
La cara del chico al decirle eso fue un poema de diferentes colores, pero nunca dejo de sonreír. Ni tú tampoco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro