Especial 1: Bakugou Katsuki.
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Mirabas divertida la escena frente a ti, Bakugou había llegado a la fiesta de disfraces de tu amiga vestido de hombre lobo. Más que terrorífico parecía un lindo perrito. Te daban ganas de rascar su pancita.
—¿¡Uh!? ¿Qué hace la fea aquí? —preguntó el rubio al aire, solo le saludaste con la mano desde lejos.
Mina tomó de las muñecas al rubio mientras este gruñía y le gritaba que lo soltara. Se estaban acercando donde estabas. Dejaste de hablar con el rubio eléctrico para ver como tu amiga traía a rastras a Bakugou.
—Hola, Bakugou —saludaste cuando este estaba al frente tuyo.
—¿Se dieron cuenta que se disfrazaron a la par? —habló Kaminari para que le prestaras atención, le devolviste la mirada y luego viste al rubio explosivo.
Era verdad, estabas disfrazada de caperucita roja, mientras que él parecía el lobo feroz. Mina se puso a reír, mientras que Kaminari molestaba a Bakugou por la "casualidad".
Desde atrás llamaron a Mina, ella saludó y se fue del pequeño grupo formado.
—¡Hey, [Apellido]. Así que conoces hace mucho a Mina, ¿no? —preguntó Kaminari. Asentiste sonriéndole—. Qué linda...
Bakugou miró mal a Kaminari, pero este no se dio cuenta porque seguía muy ocupado contigo.
—Sabes, algún día deberíamos ir a dar una vuelta —dijo mientras se acercaba más a ti.
—Eh, sí. Tal vez.
Antes de que pudieras decir algo más, el rubio tomo del cuello al chico eléctrico, acercándolo intimidantemente.
—Ve y lárgate un rato —dijo enojado y soltando la camisa del chico.
—Esta bien, esta bien —habló después de ser soltado—. Si querías quedarte a solas con ella, lo hubieras dicho. —Sonrió de lado.
Bakugou se puso rojo, no sabías si de rabia o de vergüenza. Kaminari se despidió de ti, mientras huía de lo que podría hacerle el rubio explosivo.
—No debiste haberlo echado así, Bakugou —recriminaste, este te miró de reojo y volvió su mirada a la multitud dentro de la casa.
Estaba lleno de gente que ni conocías, o que tu amiga apenas te había presentado. Desde lejos viste a Kaminari con un chico bajito, te estaban viendo y no disimulaban para nada.
—Ese estúpido no te deja de ver —gruñó el chico a tu lado.
Lo miraste con una ceja alzada.
—¿Celoso? —Lo molestaste por su reacción, él te miró de mala manera, pero no lo negó.
—¿Celoso de ese estúpido? Yo soy mucho mejor —respondió altanero y alardeando.
Revoloteaste los ojos por lo que dijo. Su ego era increíblemente alto, pero lo hacía atractivo.
El chico bufó por tu reacción y se fue de tu lado. Te quedaste solo unos segundos sola, hasta que llegó un chico con una cola a saludarte, acompañado de una chica.
Siguieron conversando entre ustedes hasta que el chico se fue y quedaron solo ustedes dos. La chica se llamaba Tooru, y estaba disfrazada de momia. La chica era demasiado alegre, que te contagiaba.
—[Apellido], supe que ya conocías desde antes a Bakugou —dijo mientras ponía sus manos al frente de su cara.
—Mmm... Bueno, sí. Algo así.
Viste de reojo como Kaminari venía de nuevo hacia ti. Antes de poder llegar, el chico se tropezó, haciendo que el vaso con líquido que traía en la mano se derramara en tu ropa.
—¡Perdón, no fue mi intención [Apellido]! —Se lamentó por lo que hizo, pero de repente su vista se posó en tu delante transparentada—. Eh... yo...
Parecía que no reaccionaba, trataste de taparte con tus manos pero era imposible.
El rubio eléctrico iba a acercarse más pero desde atrás lo sujetaron. Bakugou lo apartó hacia atrás.
—¡Maldito estúpido! ¿Ese era el plan que tenías con el pervertido de allá atrás? —dijo apuntando al chico bajito que antes hablaba con Kaminari.
—Bakugou, —Lo llamaste—, no te preocupes, fue un accidente.
El rubio te miró con su cara de siempre. Al igual que Denki, el rubio bajó los ojos a tu delantera transparente por culpa del líquido que cayó encima. No hubo reacción, subió su vista al tiro y te miró a los ojos.
—Ven conmigo —dijo mientras te agarraba del brazo y te llevaba por entre las personas, evadiéndolas y tapándote a la vez.
Seguiste los pasos del chico que te tenía agarrada de la cintura, guiándote. Salieron del salón y caminaron por el pasillo hasta llegar al frente de una puerta, era el cuarto de baño. Entraste y secaste tu ropa un poco con lo que tenías disponible.
Cuando saliste pudiste ver que Bakugou te había esperado afuera del baño.
—Ten. —Se sacó la chamarra que tenía puesta y te la pasó.
—Gracias. —Agradeciste el gesto y te la pusiste. Te quedaba grande, pero igualmente servía.
Te abrazaste a ti misma oliendo el abrigo.
—Oye, no hagas eso —dijo mirando a otro lado.
Lo miraste unos segundos y sonreíste, su perfil era muy lindo y más con esas orejas de lobo en su cabeza. El chico frunció el ceño al sentir tu risa.
—¿De qué te ríes?
—Te ves muy tierno con esas orejitas de lobo —dijiste.
—¿Tierno? —Su ceño se frunció mucho más—. ¡Yo no soy tierno!
Reíste por su acción. Furioso te agarró de la muñeca e hizo que lo miraras a la cara. Se quedaron varios segundos viéndose a los ojos, teniendo una guerra de miradas.
Si Bakugou no era un tierno lobito, ¿era un lobo feroz?
—Bakugou, que ojos tan grandes tienes... —hablaste después de ese silencio.
El chico no captó en el momento, pero cuando lo hizo, sonrió de lado.
—Son para verte mejor —dijo acercando su rostro al tuyo. Te soltó de la muñeca y posó sus manos en tus caderas.
—Bakugou, que manos tan grandes tienes... —Llevaste tus manos alrededor del cuello del chico.
—Son para tocarte mejor. —Una de sus manos fue a parar atrás de tu cabeza.
—Katsuki, que boca tan grande tienes —susurraste y te mordiste el labio.
El chico se quedó mirando tus labios por unos segundos, relamiéndo los suyos.
—Son para comerte mejor —susurró encima de tus labios para después besarte.
Siguieron besándose por unos minutos más hasta que se separaron, el chico te dio una sonrisa ladina.
Aceptabas con gusto que te comiera, como el lobo feroz que era.
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