Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cita 59: Togata Mirio.

Mirabas tu celular indecisa de dónde era el camino correcto hacia tu destino, tenías el GPS activado pero aún así estabas perdida.

Mirio te había invitado a su casa para pasar el rato, conversar y pasarla bien, ver alguna serie o jugar a algo. Simplemente era hacer cualquier cosa, ya que lo principal era estar juntos.

Una llamada entró a tu celular, el chico te estaba llamando así que contestaste rápido.

—¡Mirio! hola.

—[Nombre], hola. Te llamaba porque ya habían pasado 20 min desde que me dijiste que ya estabas cerca pero aún no llegas.

Te mordiste el labio nerviosa, ¿cómo le decías que estabas perdida? Suspiraste derrotada y le dijiste tu problema.

—Me hubieras hablado antes, [Nombre]. Me preocupé mucho cuando no venías. —Su voz te tranquilizaba—. Iré a buscarte, ¿vale?

—Está bien, gracias Mirio y perdón por todo.

—No te preocupes, solo dime que ves a tu al rededor e iré.

Le comentaste vagamente lo que tenías a tu vista mientras tratabas de buscar algún letrero con el nombre de la calle. Este te avisó que iría enseguida y colgó.

Volviste a suspirar por tu torpeza y tener que molestar al chico.

Estabas de brazos cruzados en una orilla de la calle. Al ser un lugar residencial, era un pasadillo de una dirección, solo con entradas a los hogares. Había una pequeña tienda de comestibles así que decidiste ir rápido para algo antes de que llegara el chico.

—Buenos días —dijiste entrando al pequeño local. Una señora mayor te devolvió el saludo.

Fuiste rápido a buscar un par de gaseosas a una de las máquinas; cuando estabas sacándolas se te cayó una al suelo, la recogiste rápido y fuiste a pagar. Cuando estabas en la caja escuchaste la puerta de la tienda abrirse.

—Son 255 yenes, cariño.

—Bien, enseguida le pago. —Le ibas a pagar en monedas, pero solo tenías billetes y tu tarjeta del metro—. ¿Tiene cambio?

—Uy cariño, no. A estas horas aun no hay mucha gente para tener cambio.

—Aquí tiene.

Desde un costado tuyo apareció Mirio pagando lo que habías pedido. Lo miraste apenada porque tuvo que pagar él, cuando querías esperarlo con ambas gaseosas.

—Lamento que hayas tenido que pagar por mí —dijiste mientras ambos salían del local. Le pasaste una de las gaseosas que compraron.

—No te preocupes.

—Quería esperarte con algo en mano, pero al final me demoré en llegar, me perdí y luego pagaste esto. —Mirio tomó de su refresco mientras se detenían frente a una casa—. ¿Qué más?

Abriste la gaseosa para tomar, pero en el momento que la destapaste, empezó a salir espuma y líquido para todos lados, cayendo en tu ropa.

—¿Estás bien? —preguntó el chico, más que porque te cayera gaseosa sino por como ibas a reaccionar.

—Este no es mi día.

—¿Quieres irte a casa? —La mirada triste del chico te hizo despabilar, no debiste decir eso.

Negaste y empezaste a tratar de limpiarte. Mirio abrió la puerta de su casa y te guiaba adentro; te prestaría un poco de ropa para pasar dentro y seguir con la cita.

Ambos fueron al cuarto del él. Era espacioso y sencillo, tenía lo simple y lo que había quedado antes de que se fuera a los dormitorios de UA.

—Aquí tienes. —Te dio una camiseta suya y una toalla para que te limpiaras—. Estaré esperando afuera.

—Gracias, Mirio.

Este te dio una sonrisa y salió de la habitación para que te cambiaras tranquila. Cuando cerró la puerta detrás de él, soltaste toda la tensión que tenías encima. Lo único que pensabas era en que ni siquiera habían pasado tiempo juntos y ya lo habías arruinado.

Te cambiaste y te pusiste la camiseta del chico, no sin antes limpiar un poco tu prenda con la toalla. La camiseta de Mirio te quedaba grande, por no decir inmensa.

Antes de salir de la habitación del chico, diste una mirada rápida a todo el cuarto. Abriste la puerta para encontrarte a Mirio apoyado en la pared. Este giró su cabeza cuando escuchó la puerta abrirse.

—Me queda un poco grande, ¡pero funciona muy bien!

Mirio solo te miraba, se notaba un ligero sonrojo en sus mejillas; verte con una camiseta suya le hacía pensar que te veías muy bien.

—Te ves muy linda, [Nombre].

Ahora eras tú la sonrojada por lo que te dijo. Ambos se miraron en complicidad, pero ninguno dijo nada más y simplemente fueron hasta la sala de estar.

—Iré por algo para que comamos mientras vemos alguna serie, ¿qué te parece?

—Está perfecto, me gusta la idea.

Te sentaste en el sofá. Empezaste a indagar por la Tv a ver si encontrabas algo interesante mientras que Mirio estaba en la cocina preparando algunas cosas rápidas para degustar.

—Ya traigo algunas cosas —dijo el chico mientras volvía con una bandeja llena de chucherías. Te hiciste a un lado para que él se pudiera sentar a tu lado—. ¿Qué veremos?

—Algo corto, es de asesinos seriales.

—¡Woah! No pensé que te gustaba ese rollo siniestro...

—Hay mucho que no conoces aún de mí —reíste ante tu propio comentario y por la cara de asombro del chico.

—La faceta torpe de hoy también era algo que no conocía...

Tomaste uno de los cojines del sofá y le diste un par de golpes mientras el se reía. Dejaste de golpearlo y con el mismo cojín escondiste tu cara. El chico empezó a acariciar tu cabeza.

—Este no es mi día... —susurraste.

—Creo que es muy tierno ese lado tuyo.

Levantaste la mirada para ver como te daba una sonrisa sincera, de esas que con solo verla te sentías protegida. Volviste a sonrojarte, el chico te hacía sentir bien con solo unas palabras.

—Mejor... veamos la serie —dijiste despacio mientras te acomodabas en el sofá.

Ambos estuvieron atentos a la serie, comentando un poco de cada cosa; a veces se despistaban de los capítulos y se ponían a hablar de cosas banales.

Aunque esta cita era algo simple y más hogareña, era muy cómodo para ti. No estabas nerviosa, pero no significaba que no te atraía el chico, simplemente su aura te transmitía serenidad.

Acercaste tu cuerpo al del chico, apoyando tu cabeza sobre su hombro. Ni tú te habías dado cuenta de lo que hiciste cuando sentiste la cabeza del chico apoyarse sobre la tuya.

Tomaste su mano lentamente, y así se quedaron ambos mirando la serie que habías escogido. Esa protección que tanto te gustaba, él te la daba.

Cita 59: ??/10

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro