Cita 48: Shinsou Hitoshi.
El reflejo de tu rostro apareció en el vidrio tenuemente, sin molestarte para poder apreciar el exterior desde el segundo piso de lo que era la biblioteca pública de la ciudad. Suspiraste empañando el vidrio, y con el dedo dibujaste un corazón flechado en el vapor pegado sobre la superficie transparente. Tu atención pasó del exterior a la pila de libros andante que se aproximaba a tu lugar y que dejó los libros encima de la mesa, ahora dejando ver el rostro del chico.
—Pude ayudar —dijiste tomando el lápiz y malabareando con él al dejarlo sobre tus labios—, pero la rodillita...
Shinsou te miró con una ceja alzada, sin creer en alguna de tus palabras. Con lo poco que se conocían, ya sabía que tu pereza era más fuerte que tus ganas. Suspiró resignado y te aproximó los libros que necesitarías para la hora de estudio.
Porque sí, estaban en una cita, pero una cita de estudio. Tu impresión fue mucha cuando el chico te ofreció su ayuda en el momento que le dijiste que ibas mal en una materia. Le agradeciste y es así como llegaron ahora. Tú tratando de estudiar y él intentando no morir de desesperación al ver que no entendías.
—Lo mejor es no ocupar esa teoría, será difícil si no entiendes lo básico.
—No entiendo, —Tus manos apricionó tu cabeza, y te diste golpes levemente para ver si alguna neurona estaba despierta—, ¿Asuntos internos sabía que les estaban tendiendo una trampa?
Shinsou te miró confundido por la palabrería que soltaste. Negó con la cabeza ante tu pregunta, y te explicó el concepto que tú -erróneamente- contestaste.
Mientras que el chico te explicaba otra vez el punto crítico del tema, te quedaste mirándolo fijamente; su peinado desastroso y las ojeras bajo sus ojos eran lo más destacable de todo él. Te encantaba.
—¿Me estás prestando atención?
—Sí...
—Pues no lo parece —contestó.
—Es que me pierdo en el encanto de tu ojos. —Apoyaste tu cabeza entre tus manos y lo miraste burlesca.
Shinsou desvío la mirada y tosió tratando de no burlarse de tu comentario. Le golpeaste suavemente el hombro por su gesto.
Después de ese momento, decidieron por seguir estudiando, aunque fuesen intentos fallidos.
Ya llevaban un poco más de una hora en el tema, sin parar. Tu cabeza golpeó el cuaderno con frustración, lo que hizo que el sonido del golpe se escuchara por todo el segundo piso.
—[Nombre].
—¿Qué? —preguntaste, aún con la cabeza pegada al cuaderno.
—Podemos tomar un descanso; —Su mano tomó tu hombro, dándote apoyo moral. Levantaste tu cabeza para poder mirarlo y él inmediatamente sacó su mano de ti y la llevó a su nuca, y miró a otro lado—; hay una cafetería cerca, si quieres.
Le sonreíste por su gesto, aunque luego tratara de restarle importancia, sabías que lo hacía con buena intención. Así era él. Asentiste ante su propuesta y decidieron por ir a comprar algo a la tienda de conveniencia más cercana, para así seguir estudiando después.
Salieron de la biblioteca, y cruzaron la calle a la tienda de al frente. Entraron, cada uno compró lo que quería y decidieron por comerse las cosas sentados en las escaleras de la biblioteca.
—Me gusta ese jugo, —Apuntaste el envase que tenía en la mano el chico mientras le quitabas el envoltorio al sandwich—, aunque me gusta más la soda.
Le diste un mordisco a la merienda, como lo hizo el chico con su bollo dulce. Ambos estaban en silencio, comiendo tranquilos.
Ibas a darle otro mordisco al sandwich pero la mirada fija del chico en ti te hizo incomodar.
—¿Sucede algo? —preguntaste al verlo estático. Se sorprendió de tu pregunta y desvío la mirada apenado.
—No, nada. —Tomó un sorbo del bebestible para cambiar de dirección el tema—. ¿Terminaste? Hay que reanudar el estudio.
—Uh, espera —dijiste comiendo lo último y tragando con rapidez—. ¡Listo! Vamos.
Se levantaron de las escaleras para volver a su puesto en la biblioteca y seguir con el estudio. Te sentaste dispuesta a prestar atención.
—¿Empezamos de nuevo, o cambiamos de materia?
—Cambiemos, no quiero más historia.
—Bien —susurró, sacó un libro y lo abrió para dejarlo al frente tuyo. Abriste los ojos al ver que serían números.
Tu rostro se transforma en desgano visible para el pelimorado.
—¿Y si dejamos el estudio de lado y hablamos de nosotros? —dijiste malinfluenciando el asunto.
—¿De nosotros? —preguntó.
Tomaste el libro que antes te dejó y lo apartaste para apoyar tu cabeza en tus brazos. Shinsou confundido te siguió prestando atención.
—¡Claro! —dijiste sonriendo—, como por ejemplo tus gustos... ¿Cómo te gustan las personas?
Shinsou se rascó la nuca de nerviosismo, pensando en la respuesta apropiada. Esperabas que dijese algo que te diera indicios de que podías tener una oportunidad.
—No sé —respondió. Bufaste por la respuesta sosa.
—Mmm. Entonces —susurraste antes de decir algo—, ¿te gusta como soy? ¿O debería cambiar algo en mí?
—¿Por qué me preguntas esto?
—¡Sólo quiero saber! —Te acercaste a su rostro con disimulo, pero el retrocedió—. Vamos dime, ¿Qué te gusta de mí?
El chico se quedó callado, mirando tu rostro sin punto fijo. Te acercaste a él lo que más podías. Shinsou en ningún momento se alejó o negó el acercamiento. Tus labios rozaron los suyos, pero hasta allí quedaste y te alejaste con una sonrisa burlesca.
Viste como el chico apretó los labios de frustración.
—Ay, creo que mejor me voy. —Estiraste los brazos para despejarte, pero cuando estabas con la guardia baja, sentiste como el chico tomó tu rostro y te dii un beso corto en los labios. Se separó rápidamente.
Abriste los ojos de la impresión, nunca pensaste que él tomaría esa iniciativa. Sonreiste, la inversa de él que estaba con sus mejillas levemente sonrojadas.
—Vaya, —Suspiraste—, si las citas de estudio siempre son así, con gusto dejo que me enseñes.
Después de decir eso, el chico no te miró y siguió tratando de enseñarte, como si ese beso entre los dos no hubiese pasado. Pero sabías que tanto él como tú no podrían olvidarlo tan fácilmente.
Cita 48: ??/10
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