Cita 2: Bakugou Katsuki.
Levantaste la mirada a la gran montaña al frente de ti, parecía tan grande e imponente que por tu mente pasó la idea de correr, correr y dejar solo a tu acompañante. Tragaste en seco y te volteaste al rubio con una sonrisa forzada.
—¿Montañismo? —preguntaste dudosa al chico, este solo te miraba con el ceño fruncido.
—¿Qué pasa? ¿acaso tienes miedo? —dijo burlón.
—¡No, para nada! ¡Vamos!
Gritaste casi desesperada haciendo que el chico pusiera una mala cara.
—Qué ruidosa. —Se dio media vuelta y chisteó la lengua en forma de molestia.
El rubio dejó de prestarte atención caminando un poco lejos de ti y del grupo que estaba cerca, al parecer un grupo de extranjeros tuvieron la misma idea que el chico. Seguiste a Bakugou y te quedaste a su lado, lo veías alistar las cosas de su mochila, te sentiste mal por no haber traído nada.
—Bakugou. —El nombrado, que estaba agachado, te vio de reojo y siguió en lo suyo. Suspiraste frustrada.
No entendías como habías aceptado salir con él, parecía más amable en la aplicación, tampoco tanto, pero era mejor que ahora. Miraste a tu alrededor con una mano tapando el sol para poder ver, el sol te molestaba y no habías traído nada para protegerte. El grupo de antes ya no estaba y ahora se encontraban solos al pie de la montaña.
Mientras estabas distraída por el paisaje, sentiste como el chico se levantaba.
—Oye, —llamó, volteaste hacia él y te diste cuenta que te estaba extendiendo un gorro, su gorro—, tómalo.
Agarraste el gorro de su mano y le agradeciste con un gesto, este se puso la mochila en sus hombros y te hizo un ademán con la cabeza para caminar. Lo viste darse media vuelta e ir hacia el comienzo del camino, bajaste la mirada al objeto un momento y las comisuras de tus labios se elevaron, tal vez el chico no era tan malo como se aparentaba.
—Hey, fea. Apúrate o te quedarás atrás.
Bueno, seguía siendo malo, pero un malo preocupado.
Volteaste los ojos en símbolo de hartazgo, cruzaste los brazos y caminaste tranquilamente en su dirección para empezar el recorrido hacia la cima de la montaña. Tenías que decir, que el haberte levantado a las 9:30 a.m. un fin de semana para llegar temprano y estar con el rubio gruñón de Bakugou no te agradaba para nada, pero te la estabas pasando bien.
Empezaron a ascender por el camino de tierra, disfrutando de la vista del paisaje y conversando un poco de todo.
—Bakugou, ¿por qué decidiste invitarme a salir? —preguntaste al rubio, logrando que este frunciera el ceño más de lo que estaba.
—¿Qué? ¿no puedo? —respondió sin mirarte.
—No, yo... —callaste.
Al parecer la pregunta molestó a Bakugou e hizo que el ambiente se volviera un poco incómodo.
Miraste al suelo con cuidado de no tropezar, mientras que el chico avanzó un poco más rápido y así quedar en la delantera. Ahora solo podías ver su espalda bien formada. Suspiraste, te sentías un poco tonta por haber arruinado la buena vibra que estaban empezando a tener.
Seguían subiendo por el camino, pero cada vez que iban más arriba este se volvía más peligroso. El cansancio en el cuerpo se estaba haciendo notar.
—Más adelante descansaremos.
Levantaste la mirada hacia el dueño de la voz, estaba parado esperándote, no parecía cansado, pero al parecer tuvo compasión contigo. Cuando estabas un poco más cerca, sacó de su mochila una botella con agua y te la aventó. Estiraste las manos para agarrarla en el aire.
—Gracias —dijiste, dándole un sorbo a la botella con agua.
Le devolviste la botella con agua para que la guardara, pero en cambio tomó de esta. Había sido un beso indirecto. Ante su acto te sonrojaste por tu pensamiento y te tapaste la cara con tu manos, Bakugou solo te miró raro pero no le dio importancia.
—Será mejor que nos apuremos, a este paso no llegaremos antes del atardecer.
Afirmaste entendiendo y siguieron su rumbo. El sol, como ustedes, iba moviéndose hacia la cúspide del cielo indicando las 12 pm, era hora de comer.
Más adelante la vista empezó a despejarse de los pocos árboles que se veían, y se podía notar un pequeño llano, donde se encontraba el grupo anterior. Te diste cuenta que cuando llegaron ustedes, la mayoría se dio vuelta a mirarlos, no eran nada disimulados.
—Comeremos aquí.
El chico se acercó a unas rocas y se sentó en una de ellas. Lo miraste extrañada mientras rascabas tu mejilla con el dedo.
—¿Comer? Bakugou... no he traído nada para comer. —No te dijo nada.
Él solo se descolgó la mochila y desde esta sacó un par de empaques con comida. Levantaste la ceja asombrada y te sentaste junto a él mientras aceptabas el almuerzo del chico.
—Sí que lo tenía todo preparado... —Sonreíste para tus adentros.
Empezaron a comer calmadamente. Te sorprendiste por lo rico que sabía, llevaste una mano a tu boca y te dirigiste al rubio.
—¡Mmm! Está delicioso, ¿lo hiciste tú?
Bakugou afirmó con monosílabo. Tus mejillas estaban en un tono rojizo. Estabas feliz.
De repente uno de los integrantes del grupo que estaba allí se acercó tambaleante, parecía que estaban bebiendo a estas horas. El extranjero se acercó a ti y te miró sonriente.
—Hey, littleee girl, me and my brosss thought u shooould come with us, babe. —Sus palabras tropezaban por la borrachera que llevaba encima.
Viste como el rubio frunció el ceño, mosqueado dejó su comida en el suelo y se paró de su lugar acercándose al tipo.
—Oye mierda, fuera de mi vista o te mato —Le encaró.
—Woah duude, calm downnn...
El emborrachado empujó a un lado al rubio, volviendo su poca concentración hacia ti. Estiró su mano y atajó tu muñeca rápidamente, logrando que te levantaras tirando los restos de comida al suelo. Tratabas de forcejear, pero aunque estaba casi inconsciente, aun era muy fuerte.
—¡Déjame, estúpido! —Zarandeabas tu mano con la esperanza de que te soltara.
—Comeee on, gurrrrl. —Estaba tan borracho que ni siquiera hablaba bien.
Bakugou se acercó a los dos y deshizo el agarre que te tenia aprisionada, tu te pusiste atrás mientras que en las manos de él empezaban pequeñas explosiones. Los amigos del tipo se levantaron y se acercaron hacia ustedes, el rubio se estaba preparando para pelear.
—No Bakugou, no te rebajes —susurraste desde atrás.
El chico no te escuchaba, parecía una bestia enojada. Atrapaste al rubio de la camiseta desde atrás, pero este se soltó con brusquedad.
—Déjame, estos estúpidos no sabrán lo que les viene. Malditos turistas...
Lo miraste asustada, no por ellos, sino por él. Dirigiste tu mirada al grupo ya preparado para pelear, contaste un total de 5 chicos, más el que se cayó al piso por el empujón de Bakugou. Uno de ellos se acercó corriendo hacia el rubio, su piel se transformó en lo que parecía escamas. Pero no importó mucho ya que Bakugou lo atrapó en una explosión, haciendo que este retrocediera por inercia. Los demás fueron tras él.
Mirabas como el chico peleaba solo contra todos ellos. No sabías cómo ayudarlo, así que preferiste quedarte atrás para no estorbar, pero tu sorpresa fue cuando lo atraparon desprevenido y este se tambaleó un poco. Llevaste tus manos a tu boca de la sorpresa, pero estas se volvieron puños de la desesperación. Estabas enojada, y no te ibas a quedar de brazos cruzados. Uno de los del grupo de borrachos se acercó por atrás del rubio para darle un golpe.
—¡Bakugou, cuidado! —fuiste hasta allá.
Antes de que el tipo atacara a Bakugou, tomaste su brazo posicionándolo en tu hombro izquierdo, era un poco más alto que tú pero eso no impedía que hicieras fuerza hacia abajo y mandaras su cuerpo al suelo en una llave. El chico quedó aturdido en el suelo.
Miraste a Bakugou y le sonreíste, este te devolvió la sonrisa con su mueca aterradora. Estaba preparado para explotar algunos idiotas.
xxx
La tarde estaba llegando, y con ello un hermoso atardecer aparecía en el horizonte. La vista era preciosa.
—Qué hermoso... —dijiste viendo el cielo anaranjado.
Después de la pelea con los turistas borrachos, y darles una paliza como se lo merecían, llegaron a la cima justo a tiempo para ver el paisaje. Eran estos momentos de tranquilidad los que más te encantaban, podías sentir la paz en tu cuerpo. Cerraste los ojos para disfrutar mejor.
—No eres tan fea...
—¿Qué? —Lo miraste confundida.
Él solo volteó su cara hacia otro lado.
—Te invité porque no eres tan fea...
—¿Gracias? —dijiste. Te quedaste un poco extrañada por lo que dijo, pero entendías que él no era de decir cosas cursis—. Tú tampoco eres tan malo.
—¿Malo? ¡Yo no soy malo! —gritó enojado, el ambiente se llenó de tus risas y los bufos del rubio—, ¿de qué te ríes? Te mataré como a los idiotas de antes.
Dejaste de reír y alzaste una ceja, Bakugou te estaba desafiando y a ti te encantaban los desafíos.
—Quien pateará tu hermoso trasero seré yo.
—¿Hermoso trasero?
Te diste cuenta de lo que habías dicho, tus mejillas se sonrojaron y posaste tu mirada en otro punto, no querías verlo a los ojos. Volviste a mirar lo poco que quedaba del atardecer. La cita tal vez no fue la mejor por culpa del grupo de borrachos, pero pasaste un agradable último momento con Bakugou y esperabas volver a salir con él.
Cita 2: ??/10
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