Cita 16: Aizawa Shouta.
Qué increíble podría ser encontrar a cualquier tipo de persona por una red social, y más si se trataba de héroes. Aunque no sabías bien si era de verdad un héroe quién te citó allí. Pero ahí estabas tú, sentada en una cafetería y mirando por la ventana del local.
La rebanada de tarta al frente tuyo estaba por terminarse, aunque aún te quedaba la taza de chocolate caliente, lo mejor para pasar el frío del día. Un suspiro de tu boca salió directo al vidrio, empañándolo de paso. La espera era eterna, pero él mismo te había advertido de su atraso.
Dejaste de mirar por el cristal que daba a la calle y te centraste en el tintineo de la campana del local, señalando que alguien había entrado. Tu vista se posó en la entrada de la cafetería, encontrándote con la mirada de un hombre.
Te diste cuenta de cómo miraba hacia tu dirección, aunque era obvio, eras la única mujer dentro de ese lugar casi vacío. El hombre se acercó a ti a paso lento, su mirada demostraba aburrimiento y su expresión corporal no ayudaba en nada.
Cuando llegó a un lado de la mesa y dejó de caminar, habló.
—¿[Nombre]? —preguntó con una voz cansina y rasposa. Levantaste tu cabeza para verlo mejor, su pelo negro y largo le tapaba mayormente su rostro, mientras que su barba de tres días le daba un aire de descuido—. Perdón por la tardanza, soy Aizawa Shouta.
Abriste la boca, pero no emitiste ningún sonido. La imponente presencia del hombre a tu lado te dejó sin palabras, te sentías nerviosa y pequeña ante él. Cerraste la boca y tragaste en seco asintiendo como respuesta, este tomó tu respuesta como asertiva y llevó su diestra atrás de su cuello, rascándose por incomodidad.
El suspiro del hombre fue lo último que dio antes de sentarse al frente de ti y llamar al camarero del local.
En todo momento tu vista estaba sobre él, pero la quitaste para volver a ver por la ventana mientras que el mayor pedía para comer. Tus manos estaban tensas, y eso era notorio por como mantenías agarrada la pequeña taza. Nervios también se llamaban, y como no, si al frente tuyo estaba nada más ni nada menos que EraserHead, uno de tus héroes favoritos.
—¿Cómo te encuentras? —La voz del hombre te sacó de tus pensamientos, delatándote por el sobre salto que diste del susto, haciendo que un poco del líquido que se mantenía en la taza cayera en tu mano. Soltaste bruscamente el objeto, casi dándose vuelta si no fuera por Aizawa que tuvo reflejos rápidos al agarrar la taza—. Qué problema.
Agachaste la cabeza de la vergüenza, maldiciéndote internamente por parecer una tonta al frente de uno de tus mayores modelos a seguir.
Dejaste de lamentarte al sentir como te tomaba delicadamente de la mano lastimada. Levantaste la vista por la sorpresa y pudiste apreciar como el pro héroe agarraba un par de servilletas y empezaba a limpiar con cuidado el lugar donde había caído el líquido caliente.
—¿Estás bien? —preguntó mientras seguía en la labor de limpiar el chocolate de tu mano, lo hacía de una forma tan suave que no dolía la quemadura por el roce del papel.
—Sí, solo cayó un poco, no duele tanto. ¡Ah! —gritaste al sentir un ardor en la herida.
—Pensé que no dolía. —Se burló Aizawa alejando su mano de la tuya, aunque aún la mantenía agarrada con la otra. Ante su respuesta miraste avergonzada hacia otro lado, sintiendo como tus mejillas empezaban a calentarse. Seguramente ahora estaban de un leve tono rojizo que te delataba. Como ya no siguió limpiándote, dejó la basura a un lado, pero sin dejar de sostener tu mano—. Lo mejor es que no roce con nada.
—Gracias por todo. —Agradeciste por su actuar, seguramente si no hubiera actuado como lo hizo, estaría todo desparramado por lo torpe que eras. El hombre asintió ante tu dicho y mantuvo un pequeño contacto visual contigo, y hubieran seguido así si no fuese por el ruido de un celular sonando.
Aizawa soltó tu mano para poder llevar la suya hasta su bolsillo y sacar de allí su celular, pues era ese el que sonaba. Suspiró pesadamente al ver la pantalla y te miró pidiendo disculpas antes de contestar.
—¿Qué quieres Mic? —respondió en el momento que llevó el aparato a su oreja, pero lo alejó al instante de su oído con un semblante de desagrado y cansancio—. Entiendo, no tienes que gritarlo. Ah, no lo estabas gritando. Mira no me importa, dime dónde es. No, no pasaré a buscarte. ¿Ocupado?
Paró de hablar y posó su vista en ti, como si te estuviera inspeccionando con la mirada. Tus nervios volvieron a flor de pie por su acto.
—Sí, estoy ocupado. ¿Qué tan importante es? —Volvió al silencio hasta que suspiró cansado, mientras llevaba su mano a su frente y cerraba sus ojos como si buscase paz interior—. Está bien, está bien, iré para allá.
Después de eso colgó su celular y lo guardó, mientras se levantaba de su asiento dejando un par de billetes en él.
—Tengo que pedirte perdón, —Se dirigió a ti—, llego tarde y además te dejo mucho antes.
Negaste con la cabeza y te levantaste rápidamente, haciendo que se tambaleara la mesa.
—N-no tienes que pedir perdón —respondiste nerviosa, pero te diste cuenta del escándalo que estabas haciendo y te volviste a sentar avergonzada—. Yo sé que eres un pro héroe ocupado, no tienes que disculparte —volviste a hablar, sin mirarle—, haber estado por lo menos unos minutos contigo fueron suficientes.
El hombre mantenía su mirada en ti, pero esta era una totalmente diferente a las otras, era más cálida. Sentiste como levantó su mano y la dejó caer en tu cabeza, acariciándola y despeinándote de paso. Levantaste tu mirada para verlo, pero este giró su rostro hacia un lado.
—Nos vemos —dijo mientras dejaba de mantener su mano en tu cabeza. Asentiste a lo que dijo y te despediste de él—. Espero verte otra vez, [Nombre].
Volviste asentir, aunque no te vio ya que se fue después de decir lo último. Le seguiste con la mirada hasta que salió del local, y en ese momento dejaste soltar un suspiro más grande que tu dignidad. Llevaste tus manos a la altura del corazón y sonreíste.
—Estuve con EraserHead —susurraste ahora llevando tus manos a tu rostro y diste un pequeño grito anulado por estas.
—Eh, disculpe —llamó el camarero mientras dejabas de gritar y le mirabas—. ¿Desea algo más?
—Ah, uhm nada. Gracias —respondiste apenada por tu actitud. El chico asintió y se fue de tu lado. Suspiraste y volviste a sentir la felicidad de haber conocido a tu más grande inspiración.
En verdad quisieras volver a juntarte con él, aunque solo sea por unos minutos, con eso basta y sobra por ahora.
Cita 16: ??/10
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