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Capítulo 13

Shoto...

Esa era la voz de su hermana tras la puerta... una voz que hasta ese momento no le había parecido tan molesta como ahora.

Shoto... —insistió nuevamente mientras daba golpecitos en la madera esperando por el permiso para ingresar a la habitación ajena.

Como si le hiciera falta.

—Vamos, es muy tarde ya y no has comido nada, además... debemos ir a despedir a los chicos —anunció—. Tensei nos está esperando hace al menos diez minutos en su auto.

—Está bien... vayan sin mí —murmuró sin quitar la vista del techo.

—Claro que no... ¿no quieres despedirte de todos ellos? —preguntó preocupada al otro lado de la puerta—. Creí que eran amigos tuyos.

—Quizá.

—Mamá ya no está en casa —aseguró en un susurro—. Se marchó hoy muy temprano, no te la toparás por aquí si eso es lo que te preocupa.

Oh claro, su madre.

Había olvidado que estuvo evitándola todo lo posible mientras estuvo en la ciudad y en su casa. No se cruzaron una sola vez, ni una sola vez y eso lejos de hacerlo sentir mejor, solo lo hacía sentir más intranquilo.

Ahora sentía que el mundo se le venía encima, Midoriya se marchaba esa tarde, en una hora o menos si debía se exacto, además, su madre seguramente creía aún que la odiaba al no dignarse a hablar con ella porque seguía siendo un cobarde y una bola de orgullo.

Que asco, si seguía así, sería como su padre.

¿Cómo pensó siquiera en pedirle a Izuku que abandonara todo y se quedara cuando él seguía siendo un cobarde?

—Vamos... el reloj avanza y te arrepentirás si no vas a despedirte ahora como corresponde.

Lo pensó con calma y pese a todo, su hermana tenía razón, se arrepentiría si no se aparecía por allá.

Tenía que ir, debía estar ahí para desearles la mejor de las suertes y prometer que se volverían a encontrar.

—Dame cinco minutos —respondió al fin poniéndose de pie para lavarse los dientes y cambiarse de ropa.

Fuyumi sonrió satisfecha y algo aliviada para luego ir donde Tensei e informarle que el testarudo de su hermanito menor los acompañaría después de todo.

Pasados los cinco minutos y poco más, el menor de los Todoroki ya estaba dentro del automóvil junto a su hermana y Tensei, camino a despedir a todas esas personas maravillosas en las que un mes no resultó ser suficiente como para compartir con todos ellos de manera correcta.

—No puedo creer que mi hermanito se va tan lejos esta vez —dijo Tensei con una sonrisa aparentando que estaba de lo más tranquilo.

Fuyumi y Shoto no tardaron en notar lo nervios de su acompañante y seguramente la tristeza reflejada en su mirada, y es que no era menor, pues su único hermano se iba del país y pese a que seguramente se mantendrán en contacto, no podrían verse en mucho tiempo.

El semi albino entonces comprendió que no era el único que sufría con esta despedida después de todo, se había vuelto alguien egoísta sin querer, todos tenían algo que les dolía e intentaban ocultar, lo comprendía tan bien ahora.

—¿Alguna pista de cuál es su primer destino? —preguntó la albina en lo que observaba de reojo a su pequeño y serio hermanito.

Algo que obviamente Shoto notó.

—Roma quizá... —dijo sonando inseguro—. Bueno, Tenya tampoco estaba del todo seguro, creo que no han aclarado eso aún, supongo que ahora sabremos con exactitud.

—Que maravilla ¿no? —dijo la albina con intenciones de aligerar el ambiente—. Tan jóvenes y a pocos minutos de partir a recorrer el mundo —luego de eso, una breve y dulce risita escapó de sus labios—. Hasta siento un poco de envidia —comentó—. Pero bueno, son tan talentosos y se han esforzado tanto... se lo merecen y estoy muy feliz por todos ellos —finalizó en lo que sonreía y unía sus manos en un aplauso.

—Sí... han trabajado muy duro —continuó Tensei intentando olvidar la tristeza que sentía—. Le pedí a Ochako-chan que me envíe muchas fotografías de cada lugar que visiten, y es que, conociendo al estricto de mi hermanito, de seguro se hubiese negado con la excusa de que van a trabajar y no a vacacionar.

Ante eso, los dos mayores rieron, aligerando considerablemente el ambiente.

Pero el semi albino no podía apartar su vista del camino, y es que mientras más se acercaban, más parecía querer regresar a casa.

¿Realmente era necesaria su presencia en el lugar?

Creyó que se había despedido de Midoriya ayer antes de volver a casa, ya se sentía lo suficientemente desanimado y extraño desde entonces, por lo que ir ahora y ver realmente como se marchaban lo consideraba alguna especia de broma cruel.

Quizá si pensaba en algo más, dolería menos, algo como por ejemplo...

¿Cómo rayos se irían de Japón a Europa?

A lo que se refería, era que no imaginaba la de días que les llevaría ir tan, pero tan lejos con sus caravanas, con todas sus pertenencias y cada cosa del circo, no era algo como ir de una ciudad a otra.

Por supuesto que no sería tan fácil, y si lo pensaba con cuidado, no entendía tampoco el apuro del representante por enviarlos tan pronto al otro lado del mundo, sin sus cosas allá era como enviarlos a su suerte.

¿Y si era una especie de estafa?

O... ¿si era alguien mafioso que traficaba con personas?

Por dios, de estar deprimido, había pasado a estar paranoico en cosa de segundos, ni siquiera es como si tuviese pruebas o motivos reales para imaginar tanta tontería junta, sabía que en realidad su mente le estaba lanzado teorías descabelladas para usarlas como una excusa.

No quería aceptar que este fuese el último día y en lugar de armarse de valor y prepararse para desearles lo mejor, parecía estar montándose una película en la cabeza con tal de convencerlos de quedarse ahí, en esa ciudad donde tanta falta harían.

—¿¡Las venderán todas!? —preguntó Uraraka con evidente sorpresa.

Y es que no era para menos, todos sus compañeros estaban en la misma situación, totalmente anonadados, algunos sin palabras, otros —como Aoyama—hiperventilando y al borde del colapso emocional.

Todos hacían un gran círculo, era ver a un gran grupo de personas rodeadas de grandes maletas y bolsos, todos nerviosos, ansiosos y con muchas preguntas sin responder, por lo que luego de que Aizawa gritara solicitando silencio, apareció a su lado Nezu, el hombrecillo de cabello blanco y sonrisa amigable.

La verdad es que ese señor había resultado ser alguien muy comprensible y con quien era fácil hablar, pese a ser alguien que posiblemente nadaba en una piscina de dinero a diario, era el tipo de persona que no veía en menos a nadie.

—Chicos... entiendo su preocupación —comenzó diciendo mientras se subía a un banquito al lado del azabache para hacerse escuchar dada su baja estatura y el poco alcance que conseguía gracias a eso.

—Sabíamos que, si se los comentábamos con anticipación, sería peor —comentó Aizawa—. Pero también les dije que debían sacar todas sus pertenencias ¿verdad?

—Sí —respondió Kirishima—. Pero... ¿vender las caravanas? —preguntó sonando ligeramente agitado—. ¿Dónde diablos viviremos? ¿dentro de la carpa?

—No —intervino su nuevo representante—. Una vez en Europa... se moverán en tren, por lo que no consideramos del todo necesario las caravanas, así que lo mejor será venderlas y así también obtienen ganancias.

—Pero... —Kaminari ahora parecía querer decir algo, pero Shinsou le interrumpió.

—Nezu-san... con todo respeto —comenzó diciendo—. Entiendo su punto y creo que es una buena estrategia, todos ganamos ¿verdad? —dijo con seriedad—. Pero fuera de lo que son negocios, me gustaría que piense en este circo como una gran casa, y en cada caravana como una habitación.

—Muchachos, lo pensamos desde antes de que nos dieran el visto bueno siquiera —opinó al fin el maestro de ceremonias haciéndose partícipe de la conversación—. Pero no podemos partir y pretender llegar tan lejos con una carga tan pesada, en avión son veinticuatro horas a nuestro primero destino y si viajamos en auto junto a las caravanas, nos tomará semanas, meses... incluso si las enviamos por separado, no pretendan que llegarán en un día o dos.

—¿Entonces por qué nos vamos tan pronto? —preguntó Izuku.

El silencio se hizo en el lugar, como si en lugar de hacer una pregunta, el pecoso acabara de lanzar una bomba de tiempo. Todos parecían entender el por qué de su duda, todos ahí aparentemente sabían algo que ni él mismo sospechaba.

O quizá sí, y solo intentaba engañarse.

—Muchacho... —Toshinori se acercó y con cuidado le revolvió el cabello para luego sonreírle con cariño—. Este es el sueño de todos... ¿o me equivoco?

Nuevamente, todos parecían haber quedado mudos.

—Chicos, hablamos muchas veces sobre esto, cuando se presentó la oportunidad de presentarnos frente a Nezu-san, todos estaban de acuerdo ¿recuerdan? —preguntó el azabache con calma—. Sabíamos desde un principio que tendríamos que adaptarnos a muchas cosas, que otras tantas cambiarían radicalmente y no todo sería un camino de algodón y flores —indicó—. Sé que es complicado imaginar la situación, les estoy pidiendo que salgan y abandonen esa zona de confort a la que se habían acostumbrado... si queremos triunfar y llegar lejos, habrá que hacer algunos sacrificios.

—Además... —otra vez se unía Nezu a la charla—. El tren será propio... quiero decir, solo para utilidad del circo y sus miembros —aseguró—. Cuenta con vagones lo suficientemente grandes y cómodos para cada uno de ustedes... bueno, algunos tendrán que compartir, pero eso ya lo hacían con sus caravanas ¿no?

—¿Tiene baños? ¿cocina? —preguntó Mina alzando la mano con entusiasmo en un intento por conseguir el espacio para hablar y resolver todas sus dudas—. ¿Es algo elegante como el que usan los tributos en los Juegos del Hambre?

Todos la observaron con curiosidad y alguna de las chicas que lograron comprender de lo que hablaba, parecieron emocionarse, dejando aún más perdidos a quienes no entendían nada de nada.

—Pero si nuestro destino es el mismo, prefiero no tomar ese tren... gracias —murmuró Uraraka mientras negaba con la cabeza.

—Bueno, tendremos donde dormir, comer y pasar el rato... —señaló el azabache—. ¿No es suficiente?

Toshinori sonrió y apoyó su mano derecha sobre el hombro de su amigo para tomar ahora la palabra.

—Vamos... hemos pasado por momentos realmente complicados ¿lo olvidan? —inquirió con alegría—. Hemos tenido que armar la gran carpa sobre un montón de tierra seca en verano y sobre barro en invierno —les recordó—. Pasaron meses hasta que volvimos a poner en marcha todo esto —comentó—. Si nos ofrecen un sitio donde dormir, comer y transportarnos mientras recorremos muchos de los lugares más bellos del mundo... ¿qué podemos hacer entonces?

El equipo pareció meditarlo, Midoriya incluso estaba buscando alguna excusa para retrasar todo, realmente se estaba esforzando en busca de algún argumento, pero el escuchar los murmullos animados, ver las sonrisas de todos sus amigos y familia...

Diablos, no podía ser tan egoísta como para ponerse a pensar en su tristeza ahora.

Estaba muy contrariado, dentro de su cabeza parecía realmente arder Troya, y es que sentía melancolía al pensar en tener que abandonar esa ciudad, algo de pánico por salir de país...

Dolor en su corazón por tener que dejar atrás a Todoroki, pero luego venía la emoción y la curiosidad, y es que conocerían otros lugares que solo pudo soñar en visitar, sitios que solo veía en fotografías por internet, conocerían otras culturas, otros idiomas, otro tipo de gente... probarían comidas exóticas y típicas tal vez de cada ciudad a la que irían.

Necesitaba calmarse y decidir a cuál sentimiento le permitiría tomar el control en esa situación.

—Bueno... el show debe continuar... ¿no creen? —dijo Izuku intentando darles la sonrisa más sincera que podía ofrecer en un momento como ese.

Todos parecieron estar de acuerdo, los gritos de alegría no se hicieron esperar, ni los abrazos grupales.

—Oigan... ¿Y qué pasará con esa gata malhumorada y los caballos? —preguntó Bakugo siendo por primera vez partícipe de la conversación.

Las celebraciones se detuvieron y pronto las miradas estaban sobre Kirishima, quien sonrió victorioso mientras se cruzaba de brazos, luego carraspeó la garganta y se decidió hablar.

—Viejo... aprecio que te preocupes por mi princesa —comenzó diciendo—. Pero... no esperarían que me fuese a dar vueltas por el mundo sin ella ¿verdad?

—¿Entonces? —cuestionó Katsuki—. ¿Piensas meterla a la maleta o...?

El pelirrojo comenzó a reír ante eso y rodeó los hombros de su rubio amigo con su brazo izquierdo.

—Bueno... habrá aviones donde quepa, digo...

—Kirishima —le interrumpió Aizawa—. Ya hablamos de esto —comentó sonando cansado.

—Estará en buenas manos... lo sabes —le susurró Toshinori—. Además, siempre que vuelvas a Japón, podrás ir con ella, es tuya legalmente si aceptas nuestros términos, no olvides nuestra charla.

Eijiro tomó una gran bocanada de aire y pese a que su labio inferior pareció temblar por unos segundos, pronto sonrió y actuó con normalidad, o al menos, lo intentó lo mejor que pudo.

—Claro, y yo estuve de acuerdo, es solo que... el despedirme de ella aún me tiene mal —confesó—. Es parte de mí...

—Y por ese cariño innegable que le tienes, es que estás haciendo lo mejor por ella —le aseguró el hombre rubio—. No es tan joven como para soportar un viaje tan largo... ya es difícil para ella adaptarse al clima de este país... imagínate en Roma, España o Londres.

—La pobre quedaría calva por tanto estrés —bromeó Uraraka con intenciones de hacerlo sentir mejor, así que pronto lo abrazó por los hombros y sonrió—. Me aseguraré de que no despilfarres tu dinero y así cuando tengamos algo de tiempo, vendremos juntos a visitarla, lo prometo.

—Yo me encargaré de que ustedes no malgasten su dinero —apoyó el pecoso—. Y podemos venir los tres a visitarla, no importa que solo te espere a ti.

—Y yo golpearé al nerd si haces alguna tontería con tu dinero —comentó Bakugo.

Izuku ante eso le vio extrañado y con algo de temor, pero esa extraña charla no hizo más que sacar risas y terminar con la tensión e incomodidad que se había creado. El ambiente no volvería a ser de tristeza, ahora solo cosas buenas los esperaban, estaban listos para devorarse el mundo.

—Toshinori-san.

El aludido observó como Yaoyorozu alzaba su mano en busca de atención y cuando tuvo la oportunidad de hablar, utilizó un tono dulce y calmado.

—¿Dónde está Hizashi-san? —preguntó—. ¿Y Nemuri-san?

—Oh... ellos ya deben estar preparando todo para nuestra llegada al otro lado del mundo —respondió con alegría—. Viajaron en cuanto supimos que fuimos aprobados por Nezu-san —confesó.

—Entonces... ¿a qué hora partimos? —inquirió Nejire mientras movía su mano en el aire de un lado a otro para hacerse notar tras todos sus compañeros más jóvenes.

Aizawa alzó su brazo para poder ver el reloj en su muñeca y luego de unos segundos, contestó.

—Dentro de veinte minutos debemos salir rumbo a Osaka, de ahí, tomaremos un avión que nos lleve a Tokio —explicó con calma—. Y una vez el avión parta desde Tokio, estaremos dejando el país.

—Chicos, estamos hablando de un avión con capacidad para aproximadamente cien personas, nosotros somos casi treinta personas, por lo que, aunque no son niños a los que deba recordárselos, la idea es que nos separemos demasiado, porque habrá que hacer una última escala en Doha.

—¿Qué clase de brujería hicieron para conseguirnos un vuelo enseguida? —preguntó Tokoyami casi en un susurro—. Y uno donde vayamos todos juntos.

—Dinero y poder Tokoyami... el dinero hace una gran diferencia en situaciones como estas —le aseguró Aizawa.

Los murmullos nuevamente comenzaron, la charla comenzó a subir de tono, y mientras el azabache en ayuda de Toshinori comenzaban a recordarles que tuviesen sus pertenencias preparadas y a la mano, Izuku se debatía entre enviarle un mensaje a Todoroki o no para decirle su próximo destino.

Sin embargo, debió suponer que Iida se adelantaría y le informaría a su hermano, y es que no tardó nada en mensajearlo para decirle que fuese a despedirlo al aeropuerto de Osaka.

El pecoso pensó entonces en centrarse en quien más necesitaba apoyo y a quien tenía más cerca, por lo que se acercó donde Kirishima y en cuanto el pelirrojo lo notó cerca, se lanzó a sus brazos, Uraraka no tardó en unirse, Tenya se vio en la obligación de participar también.

—Chicos... me extrañará mucho —susurró Eijiro intentando con todas sus fuerzas no llorar—. Yo la extrañaré mucho, esto es horrible, sé que es lo mejor para ella, pero...

—Oye... podemos conseguirnos el número de teléfono de la persona que estará a su cuidado y podrás llamar todos los días —le aseguró el rizado mientras le palmeaba con cariño la espalda.

—Y si mueres de ganas por venir a visitarla... —comenzó diciendo la castaña mientras le acariciaba el cabello—. Siempre podemos escaparnos y usar la tarjeta de crédito de Hizashi-san —murmuró de manera cómplice.

—Chicos, entiendo la situación, pero usar la tarjeta de crédito de alguien más no es correcto —intervino Iida con cierto tono autoritario y reprochable—. Aunque debo decir que es culpa de Hizashi-san por darles su clave.

—Bien... andando todos —anunció Aizawa—. Nuestro transporte llegó.

Se escucharon jadeos de emoción, otros grititos retenidos por parte de algunas de las chicas, y pronto ya todos comenzaron a mover maletas y bolsos hacia lo que aparentemente era como un mini bus, bueno... mini por decirlo de alguna manera, porque era lo suficientemente grande como para que todos fuesen muy cómodos en el trayecto.

Nezu realmente era adinerado, con muchos contactos por lo que se podía apreciar y alguien con el tiempo medido.

Realmente estaba sucediendo... estaban dejando aquella ciudad que se convirtió su hogar durante un mes.

Pero Midoriya volvería, ahora tenía un motivo mucho más fuerte para hacerlo, debía regresar y lo haría, se lo prometió a si mismo y a Todoroki también.

—Hace mucho que no visitaba Osaka —comentó Tensei con una gran sonrisa.

—Yo vengo todas las semanas —señaló Fuyumi—. O bueno... casi todas, pero en cuanto tengo tiempo, me escapo.

—Oh... ahí vive tu madre ¿no?

Mientras el par de tortolitos llevaban una animada charla, Shoto se sentía incómodo, muy, pero muy incómodo, y es que en cuanto Tensei dijo "Osaka" fue que su estómago pareció revolverse.

¿Dios lo odiaba tanto así?

Debía ser una broma... una maldita broma.

Sabía que no era su obligación verla, sabía y tenía muy claro que nadie le estaba presionando para que fuese a visitarla o a hablar con ella —tampoco es como se sintiese del todo capaz. Por un demonio, llevaba años sin verla, solo en fotografías y aún así se sentía extraño.

—Oye... Shoto...

—¿Qué?

—Ya llegamos —anunció su hermana.

El semi albino entonces pareció volver a la realidad, y no fue hasta entonces que sintió sus piernas algo entumidas dado el miniviaje que emprendieron en auto de una cuidad a otra.

En cuanto vio la oportunidad, no dudó en salir del vehículo, dejando a su hermana y a Tensei atrás en busca de un sitio donde estacionar el auto. La verdad es que se sentía incómodo al ver la cantidad abrumante de personas que entraban y salían, no paraban de llegar automóviles particulares, buses y taxis.

Había un ruido ensordecedor en todo el lugar, una mezcla agobiante entre charlas, gritos, música leve y anuncios cada dos por tres a través de los altavoces, si a eso le sumaba el ruido de los aviones a la distancia y los que salían, fácilmente podría enloquecer ahí.

Se quedó de pie ahí, quieto e inseguro de si dar otro paso o no, la verdad es que el impulso que lo hizo bajar del auto había desaparecido una vez ahí dentro.

¿Debía continuar?

¿Volver al auto y quedarse ahí?

No, por supuesto que no, prometió ir y decir adiós, ya estaba ahí de todas formas, lo más sensato era llegar hasta el final.

Dejó escapar un suspiro y alzó la mirada en busca de su objetivo, hasta donde Tensei había dicho, ellos partirían de Osaka a Tokio, por lo que ahora debía averiguar por dónde...

—¿Todoroki-kun?

Se sobresaltó un poco al sentir una mano sobre su hombro, pero pronto se relajó al ver que se trataba de Uraraka.

—¿Estás bien? —preguntó con una sonrisa en su rostro—. Podrá ser que... ¿has venido a despedirte? —inquirió sonando más directa de lo que pretendía—. Olvídalo, lamento ser tan entrometida.

—No —se apresuró a responder—. Tienes razón, he venido a despedirme.

Ochako lo vio con algo de ternura y entonces tomó al semi albino de las manos y comenzó a caminar con entusiasmo esquivando a la gran multitud que había dentro del aeropuerto.

—¿Qué esperas entonces? —preguntó alegre—. Deku-kun debe estar esperando.

¿Eh? ¿Esperándolo a él?

—Yo...

—Escucha, sé que no debería entrometerme —aseguró sin detenerse—. Pero tú lo quieres ¿no?

Shoto detuvo sus pasos, obligando a la castaña a detenerse también. Uraraka realmente esperaba encontrarse con un ceño fruncido, que le soltara al agarre o que la sermoneara por chismosa, y estaba preparada, porque como bien había dicho, no era asunto de ella, pero tampoco podía fingir que nada ocurría, no era sorda ni mucho menos ciega, y estaba segura de que no era la única que había notado la forma en que el de cabello bicolor observaba a su pecoso amigo.

—Lo quiero —confesó sin titubear.

—Genial —dijo la muchacha volviendo a caminar.

—¿Genial? —preguntó incrédulo—. Se siente horrible...

Ante eso, Ochako comenzó a reír y se detuvo cuando llegaron donde todos comenzaban a hacer fila para subir de una vez al avión.

—No... es genial —aseguró—. Porque él también te quiere —confesó para luego darle un guiño y una sonrisa cómplice. Luego soltó su agarre y alzó sus manos para llamar la atención de sus amigos—. ¡Los mataré si no me guardaron mi sitio en la fila! —gritó con entusiasmo mientras se echaba a correr donde sus amigos.

Lo que la chica pretendía era llamar la atención, y lo logró sin problema alguno, pues tan pronto como gritó, muchas de las miradas estaban sobre ella y su acompañante.

Todoroki se congeló en su lugar al ver como muchos de ellos alzaban sus manos y saludaban con grandes sonrisas en sus rostros, pero sus ojos se detuvieron al dar con otro par de un tono verdoso que lograban robarle el sueño.

Uraraka se acercó dando saltitos donde Izuku y le susurró.

—Suerte.

El pecoso tomó una bocanada de aire y sin decir nada salió de la fila para ir donde el muchacho alto y de gesto indiferente que parecía solo esperarlo a él. Sus manos temblaban ligeramente y pronto sintió un nudo en la garganta.

¿En serio se echaría a llorar?

No tenía cinco años, además, solo era un "hasta pronto"

Ellos prometieron la noche anterior el volver a verse sin importar qué, además de que seguirían en contacto, tenían de su lado las maravillas de la tecnología.

Vamos, ya había pasado por esto infinidad de veces, muchas ciudades había visitado antes y muchas amistades habían quedado por ahí, personas con las que seguía charlando sin problema alguno.

¿Por qué con Todoroki tendría que ser diferente?

—Chico —le frenó Mirio mientras le sonreía con algo de tristeza—. En cinco minutos nos debemos subir al avión —le recordó—. Intentaremos hacer tiempo —le murmuró.

—Déjamelo a mí —sugirió Nejire mientras se restregaba las manos.

Midoriya sonrió, realmente estaba rodeado de personas asombrosas.

¿Cómo pudo siquiera pensar en abandonarlos?

—¡Tamaki por favor, no podemos ir a comprar chocolate ahora! —gritó la muchacha mientras tomaba al azabache por los hombros.

—No pueden abandonar la fila —dijo Aizawa con seriedad.

—No puede subir a ese avión sin su chocolate —le discutió Nejire para luego echarse a correr en compañía de su amigo.

—Yo iré por ellos —anunció Mirio—. Solo esperen por nosotros un poco, por favor —dijo en tono suplicante—. Él realmente no puede subir ahí sin su chocolate.

Mientras el trío de oro se robaba toda la atención de Aizawa y las otras personas en la fila, Izuku aprovechaba para escaparse sin ser visto.

Diablos, pensó que sería fácil, había conseguido algo de tiempo y ahora que se acercaba dónde Shoto, sentía que era mejor dar media vuelta y regresar.

En cosa de un parpadeo, ambos estaba frente a frente, viéndose fijamente a los ojos y sin ser capaces de emitir palabra alguna. Estaban en un lugar donde el ruido era ensordecedor, y aún así, el silencio entre ellos resultaba incómodo y provocaba cierta distancia entre ellos.

—Yo... lamento... —el semi albino tenía la mirada en el piso, por lo que no sabía ni podía adivinar que clase de expresión estaría haciendo el rizado en ese instante—. Lamento haber tardado tanto —dijo finalmente.

Izuku sabía perfectamente a lo que se refería, no era algo que escondiera algún misterio, no había un mensaje escondido tras sus palabras, pero aún así, no pudo evitar entenderlo de otra manera.

—¿Por qué? —preguntó en un susurro.

—¿Por qué? —inquirió alzando la mirada y llevándose una sorpresa—. Tardamos porque había mucho tráfico y... ¿estás llorando?

—¿Eh?

Midoriya se tocó la mejilla derecha con la punta de sus dedos y al sentir unas cuantas lágrimas, se restregó los ojos con el antebrazo y negó rápidamente con la cabeza, incluso se cubrió el rostro, pero las lágrimas no parecían querer detenerse.

—Izuku... ¿estás bien? —preguntó el semi albino sonando ansioso—. ¿Te duele algo?

El corazón.

—No... no te preocupes, está todo bien.

No lo estaba en absoluto.

—Son solo... muchas emociones juntas —sonrió aún si de sus ojos continuaban cayendo lágrimas.

Pese a no esperar ni imaginarlo, el pecoso pronto sintió como unos brazos rodeaban su cuerpo con cariño.

—Está bien... está bien —le susurró con calma—. Estás por conocer el mundo... ¿no es genial?

No, no si debían separarse.

No lo soportó más, y fue cuando dejó de hacerse el fuerte que las lágrimas salieron a montón y los espasmos hicieron reaccionar su cuerpo. Se aferró al cuerpo contrario, la tela de la ropa de Todoroki parecía que se rasgaría bajo los dedos del pecoso.

—Seguiremos hablando... ¿verdad? —preguntó entre llanto.

—Por supuesto que sí —confirmó.

—No te olvides de mí —murmuró sin querer sacar su rostro de su escondite improvisado—. Promételo...

—Izuku... —posó entonces sus manos sobre los hombros ajenos y tomó un poco de distancia—. ¿Cómo podría? —preguntó sin querer ni poder dejar de ver esos ojos frente a él, esos que ahora se veían tan brillantes a causa de las lágrimas—. Te dije que me habías cambiado la vida ¿lo olvidas?

—No creí que lo dijeras en serio... —confesó con ganas de volver a abrazarlo, sin embargo, se contuvo por la vergüenza.

Todoroki sin saber de dónde sacó el valor necesario y la personalidad para pasar de todo, tomó el rostro del más bajito y con sus dedos en su barbilla le obligó a verle directamente a los ojos, cuando consiguió lo que quería, le dio la sonrisa más sincera y desbordante de sentimientos que podría jamás entregarle a alguien.

—Sabes... de no tener tantos asuntos por resolver y una familia muy disfuncional... —le susurró—. Te seguiría hasta el fin del mundo.

Diablos, decirle algo como eso cuando lo único que quería era dejar de llorar.

—Eso sería estupendo... —se sinceró.

Ambos estaban tan encerrados en su mundo, viviendo un momento que se sentía tan íntimo, que ni siquiera se habían fijado cuando fue que Tensei y Fuyumi habían aparecido por ahí, logrando presenciar cada instante.

—Es un gran chico... —murmuró Fuyumi mientras se posicionaba a la derecha de su hermanito menor.

Hace menos de dos minutos que Shoto había visto como la persona que le había robado el corazón agitaba su mano en el aire para despedirse antes de desaparecer por un gran pasillo junto a todos sus amigos.

Prometieron no perder el contacto, prometieron volver a verse sin importar nada, una promesa que sellaron con un abrazo, uno que dejó a ambos con el corazón adolorido.

—Shoto... tú...

—Fuyumi.

La aludida se asombró un poco, pero pronto se dispuso a poner toda su atención en el muchacho a su lado.

—¿Crees que pueda volver a verlo? —preguntó sin quitar la mirada de aquel lugar donde vio por última vez aquella cabellera rizada—. Olvídalo... —negó con la cabeza y luego suspiró—. Lo harán grandioso, estoy esperando recibir fotos de ellos alrededor del mundo.

La albina no sabía qué responder, y es que, para cualquiera, Todoroki lucía indiferente, lucía como de costumbre, sonaba exactamente igual que siempre, claro... así sería para cualquier otro, pero no para ella, y es que no le hizo falta esforzarse demasiado para notar que su pequeño hermanito parecía tener su corazón roto una vez más.

Se sentía horrible, era realmente una sensación que quiso evitar, intentó evitarlo, y es que la última vez que lo vio así, tan desolado, tan melancólico... tan vacío, fue cuando le contó que su madre no volvería a casa.

Como hermana mayor, se prometió hacer todo lo que estuviese a su alcance para evitar que el pequeño Shoto volviese a pasar por algo así. Nunca fue una real preocupación, y es que el semi albino nunca pareció interesado en crear lazos con alguien más, ni siquiera con su familia.

Pero no contaba con que aparecería ese pecoso y sonriente muchacho.

—Se hicieron muy amigos... —comentó—. Me alegra.

—¿Ah si?

—Sí... cambiaste mucho desde nuestra visita al circo —confesó—. No me malentiendas, cambiaste para bien —se apresuró a decir mientras sonreía nerviosa y se rascaba la mejilla con cuidado.

—¿Cambié? —cuestionó viéndole al fin a los ojos.

—Salías con más frecuencia, sonreías y hablabas mucho más de lo normal —le indicó—. Me hizo feliz el verte actuar como alguien de tu edad —declaró con una dulce sonrisa en su rostro.

Shoto se tomó su tiempo para procesar todo lo que su hermana acababa de confesar.

¿Realmente era así?

Nunca lo notó, no sintió un cambio.

Quizá perdió algo de dignidad en el proceso, pero ni Fuyumi ni nadie tenía porque saber ese pequeño detalle.

—Bueno, Tensei me dice que ya logró salir del estacionamiento —dijo acompañado de una risa—. Será mejor que salgamos de aquí.

—Sí.

Ambos emprendieron su camino fuera del aeropuerto, ya no tenían nada que hacer ahí después de todo.

El menor de los Todoroki no podía evitar el pensar en lo que acababa de ocurrir, en la manera en que se sentía, en cómo llevarlo.

¿Debía irse a dormir y despertar al otro día como si nada?

Se sentía extraño, extrañamente vacío y confundido o desorientado quizá... no sabía qué debía hacer de ahora en adelante, no sabía cómo comportarse.

Le dio tantas vueltas al asunto en tan poco tiempo, que, en un impulso, tomó el antebrazo de su hermana desde atrás obligándola a detenerse. Cuando consiguió su atención, carraspeó la garganta y se posó a su lado derecho.

—¿Dónde irás ahora?

—¿Eh? —la albina pareció pensarlo—. Iré a visitar a mamá —comentó con calma—. Digo, aprovecharé que estamos en Osaka y además... —el sonrojo comenzó a acumularse en sus mejillas e inevitablemente terminó por desviarle la mirada—. Me gustaría presentarle a Tensei.

—Ya veo... me gustaría acompañarte —dijo sin dudar.

Ambos se quedaron en silencio, y pronto se vieron con una mezcla entre curiosidad y asombro.

—¿Qué has dicho? —preguntaron al unísono.

Fuyumi negó muchas veces con la cabeza y entonces tomó al menor por los hombros para zarandearlo.

—Shoto... ¿qué has dicho? —insistió sonando muy ansiosa.

—Detente ahí, eso no importa —se apresuró a decir—. ¿Cómo es eso de que quieres presentarle a Tensei? —cuestionó viéndole fijamente a los ojos—. ¿Ustedes están saliendo?

—No me cambies el tema.

—Tú no me cambies el tema —contraatacó el heterocromático haciendo una pequeña y divertida escena de hermanito menor celoso.

—Chicos... ¿por qué tardaban tanto? —preguntó Tensei luciendo agitado—. Dejé el auto en un lugar donde no debería y me multarán si no nos apresuramos.

El par se detuvo al chico frente a ellos muy nervioso, por lo que decidieron dejar la conversación hasta ahí para irse de una vez de ese lugar.

El camino fue silencioso, o al menos así fue por parte de Shoto, pues su hermana entre risas y bromas le indicaba la ruta al conductor.

—Eh... ¿dónde hay que dejar a tu hermano? —preguntó en un susurro.

Seguramente no esperaba que el semi albino lo escuchara, pero fue inevitable, y es que tampoco es como si hubiese sido muy discreto a la hora de preguntar.

—No te preocupes —intervino el menor—. Iré con ustedes —aseguró.

Tensei observó a la albina que iba de copiloto y luego a su hermano por el retrovisor, suspiró aliviado cuando vio una sonrisa discreta en el rostro de Fuyumi.

—Genial entonces —comentó sonriendo también.

Shoto estaba listo, bueno... no realmente, pero estaba decidido a dar un paso más.

Él mismo lo dijo... si no tuviese asuntos que resolver, habría seguido a Izuku hasta el infierno si este se lo pedía.

Quizá no resolvería todo ahora, tal vez ni siquiera sería capaz de hablar con su madre esa tarde, pero verse a cara a cara luego de tantos años sería el primer paso.

Sí, el primer paso para avanzar y poder continuar con su vida.

Ahhhh, me están quedando más cortos que de costumbre 🤔

Pero hay actualización 👀

Ay gente, esta cosa rara ya cumplió un año y soy tan creativa (no lo soy en absoluto) que no sé qué hacer para celebrarlo. Le tengo mucho cariño a este al ser mi primer fic, y aún así, estoy sin ideas para celebrarle su cumpleaños xD

Bueno, dejando las tonterías de lado, quiero agradecer porque son maravill@s, en serio, una paciencia infinita como siempre les digo y porque imaginen... ¿cómo no l@s voy a amar? Si este fic ya cumplió un año, van recién 13 capítulos y aquí siguen, dando tanto amor 😭

Les juro que me llena inflan el corazón cuando leo sus comentarios, siempre tan lindos, siempre diciendo que disfrutan de esta locura y hasta se emocionan cuando actualizo, eso para mi significa el mundo, de verdad, no siento que les agradezca lo suficiente por todo lo que me dan 💕

Ahhhh... ahora me despido, porque me alargo mucho en las notas, como siempre 😅

Besos y abrazos apretados, muy, muy apretados hasta que se queden sin aliento.

Me pondré a escribir como loca, así que espero tenerles muchas actualizaciones pronto y otra cosita que tengo por ahí escondida de otra parejita que también merece mucho amor 🌚

Amor y paz gente preciosa 💛🙈

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