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II

El gran salón era similar a una sala de reuniones, sin embargo ahí no había plastico, todo estaba hecho de madera color rojiza, los muebles lustrados de formas hermosas, la mesa larga del mismo color café rojizo, Takemichi paso suavemente su mano por ella, acariciandola como cada vez que iba al gran salón.

— Superor Taiju. — Saludó tomando asiento. — Hakkai, Yuzuha. — Los saludó sonriendo mientras movía su mano de derecha a izquierda rápida y repetidamente cosa que ambos respondieron igual de amistosos sonriendo. 

La familia Shiba era una de las familia mas importantes en el cielo, eran aquellos destinado a vigilar que los ángeles cumplieran sus papeles, vigilaban aquellos que entraban al cielo, en si su trabajo era vigilar cualquier cosa relacionada con el cielo, ángeles reguladores, ese era su nombre. Taiju la actual cabeza de la familia Shiba y el jefe del gran salón, era serio con todas sus  responsabilidades con el cielo, cosa que intento inculcar en sus hermanos menores pero falló.

— Hanagaki no es el momento. — Fruncio el ceño — El infernio a presentado una queja, aseguran que te metiste en su trabajo ¿Es verdad?

— Que yo recuerde no he tocado a ninguno de los condenados por el infierno. — Respondió levantando las manos en señal de rendición.

— ¿Y ustedes qué saben? — La vista de Taiju su poso en los hermanos Haitani los cuales sonrieron. 

— Yo no se nada, mi trabajo es mi trabajo lo que pase o no pase en el infierno no es mi problema. — Sonrió burlón Ran.

— No me interesa el infierno, así que ni idea. — Rindou volteo relajandose al ver la expresion calmada de su hermano menor.

— No puedo ayudarte en nada si no confiezas, Takemichi tendras que ir al infierno a arreglar el asunto por ti mismo. — Taiju no quería saber nada mas del asunto por ahora.

— Bien.

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Takemichi no estaba asustado, había estado en el infierno cientos de veces, a decir verdad muchas veces iba ahi a relajarse, no lo malinterprenten, Takemichi ama el cielo, pero aveces también necesita un descanso; si quieria ir al infierno tendría que buscar algunas cosas, estaba listo para volar a casa pero fuera del gran salon Hakkai lo detuvo. 

— Mitchy si vas al infierno podrías entregarle esto a Taka-Chan. — Las mejillas del ángel de cabello azul estaban pintadas de rojo mientras le extendía una pequeña carta cerrada. 

— Claro que sí. — No dudó ni un instante en tomar el sobre decorado que decía Para Taka-Chan arriba.

El par de ángeles se despidieron mientras Takemichi retomaba su vuelo. Mitsuya y Hakkai se habían conocido hacía casi cuatrocientos años en una de las muchas reuniones del cielo y el infierno, donde ambos quedaron absolutamente flechados el uno por el otro, lástima que en casi trescientos años coqueteandose no habían logrado nada, las cosas se hubieran facilitado si Taiju dejará ir al infierno a Hakkai y si Mitsuya pudiera subir a verlo al cielo (cosa que era imposible), nada de eso era posible, pero bueno tenían todo el tiempo del mundo. 

Takemichi tenía su pequeña mochila lista para viajar al infierno, estaba listo para irse (en compañía de sus hermanos, Kakucho y Izana) pero antes de eso varios amigos llegaron a verlo. 

— Mitchy me traes un recuerdo. — Sonrió Hina, un de los ángeles guardian de los niños. 

— Claro, claro. 

— Ten cuidado. — Pidió Naoto avergonzado, un ángel guardian pero de adultos, Takemichi era como un hermano mayor para él. 

— Mitchy si tú. — Los ojos de Chifuyu se movieron al piso — Si ves a Baji-San, por casualidad claro, lo saludas por mi.
 
— Si Naoto tendré cuidado, obviamente le voy a decir que lo amas Chifuyu. — Sonrio burlón cosa que le provocó un corto circuito al pobre ángel del amistad.

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— ¡Izana! — Prácticamente se abalanzo sobre el ojos morados, la muerte no dudo ni un instante y le correspondió el abrazo. 

— Mitchy solo han pasado algunos meses sin vernos. — Sonrió Izana.

— ¿Cómo no voy a extrañarte? Incluso si solo son meses para mi fueron años. — Dramatizó el azabache. 

— Mitchy se supone que tu amigo de la infancia soy yo. — Se señalo Kakucho riendo. 

— Si pero Izana es Izana. — Aseguro tomando el brazo de él de cabellos platinados. 

Kakucho, Chifuyu, Takemichi, Yuzuha y Hinata tenían la misma edad conocían desde pequeños, eran muy cercanos, claro que de diferentes maneras, por su parte conocieron a Izana cuando tenían cincuenta años y se escaparon al infierno para conocerlo con ayuda de los Haitani. Izana también tenia cincuenta años entonces, en ese momento cuando aún era un demonio y tenía muchos problemas con su familia.

Hinata y Yuzuha llevaban casi seiscientos años de relación al igual que Kakucho e Izana, mientras que Chifuyu y Takemichi se habían inclinado mas a ser casi hermanos, eran compañeros, por su parte la relación entre Izana y Takemichi se volvió mas como hermano mayor y menor incluso teniendo la misma edad.

— ¿Quién se quejo de mi? — Preguntó no con molestia sino con curiosidad.

Izana rodo los ojos, eso era sufiente respuesta para Takemichi, ahora ya sabía que tendría que hacer. 

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