Capítulo 3: Tamara
La lluvia atacaba con todo, a solo centímetros la visibilidad de Tamara se perdía en el espesor de las gotas que caían, haciendo eco al contacto con el empapado asfalto. Caminando, sola, perdida, a sabiendas de la fecha que hoy era.
—Feliz cumpleaños Tamara.
—Gracias S —respondió ella como un susurro y con la cabeza baja.
Su ánimo estaba por el suelo, solo tenía a ese extraño ser que hablaba desde su interior y que gracias a dios conoció. No fue nunca dada en adopción, al cumplir los 18 años de edad tomo la decisión de desaparecer, buscar su camino, hacer caso a sus sueños, sin embargo, aunque sabía que buscaba algo, no tenía idea de cómo encontrarlo.
Ahí estaba cumpliendo sus veinte años con una voz interior que era lo único que la mantenía caminando, inspirándose a buscar hasta el cansancio.
—Será mejor que busques un lugar donde puedas comer algo, te he dicho que debes cuidar de tu cuerpo, debes cuidarnos.
—Te cuido de más S —respondió. —vives dentro de mí y considero que me alimento demasiado bien.
—No lo suficiente si me lo preguntas —dijo la voz en su interior, una voz dulce, afeminada, pero en parte un poco retraída.
El frio comenzaba a arremeter contra Tamara, pero se encontraban cerca de la habitación de hotel, llevaba aún su chaqueta de cuero negra y su pantalón pegado al cuerpo. Al llegar por fin vio nuevamente al recepcionista que no le quitaba la mirada.
—Eh... esto... ¿puedo ofrecerle una toalla? ¿necesitas algo?
—Creo que en la habitación hay gracias.
—Si, si... lo siento. ¿Te ayudo con esa caja?
—¿Cómo podrías ayudarme? —Tamara no intentaba siquiera darle un punto con el cual pudiera conversar. —ahora que lo pienso si puedes ayudarme.
—¿De verdad?
—Si, alcánzame las llaves que tienes detrás para irme a mi habitación.
—Oh, claro...
Tomo las llaves, y subió por las escaleras con la caja empapada. Al llegar a su habitación, se quitó la ropa mojada y terminó por usar algo más cómodo, trato de no hurgar mucho en su bolsa ya que a la mañana siguiente daría unas vueltas por un pequeño pueblo, sentía que había estado ahí antes, era extraño, pero en ese lugar algo la estaba llamando.
Abrió la caja y con su navaja de mano cortó un trozo de pastel, luego se dio cuenta que no era una buena idea haber usado eso, lo dejo a un lado y comió una buena porción. <<Feliz Cumpleaños Tamara>> se dijo, mientras que pensaba en todos los movimientos que debía hacer mañana junto a la voz que la acompañaba.
—Creo que está ahí Tamara, siento su energía que me llama.
—También lo siento, aunque no entiendo cómo es que no recuerdas nada si tienes tantos años dentro de mí, si estás aferrado a mi carga genética, ¿Por qué no recuerdas quién te introdujo en mí?
—Estaba durmiendo, te lo he explicado antes, y esta fecha en especial hace que me sienta diferente, no estoy creciendo, mi poder, ese que te había ofrecido está limitado, como si una parte me faltara. Por eso estoy seguro de que algo aquí nos llama y de que se siente igual que nosotros.
—Mañana daremos un par de vueltas en la motocicleta entonces, no podemos quedarnos en un solo lugar, sabes bien que nos están acechando.
—Lo sé, ahora duerme, yo te cubro mientras descansas.
—No pudiera hacerlo si no contara contigo.
—Buenas noches Tamara.
—Buenas noches S, ¡muchas gracias!
la mañana siguiente, Tamara despertó renovada, aunque su costumbre de levantarse muy temprano no había cambiado. Por mucho que se desvelaba (cosa que ocurría muy seguido) terminaba levantándose a la misma hora de siempre... a las seis.
Se vistió, esta vez con un short extremadamente corto, si... probablemente le daría un infarto al recepcionista al verla, pero necesitaba tener sus piernas libres por si se presentaba alguna situación.
Durante toda su vida a parte de la presencia de S sentía que alguien la observaba y esta sensación ahora era más fuerte desde que había cumplido sus 20 años. Entro primero al baño para quitar el nevado de su navaja multiuso, cerró la caja que ahora estaba deformada (culpa del agua) y bajo en dirección a la recepción.
En efecto el recepcionista al verla dejo caer un pedazo de puré de papa que había intentado llevarse a la boca unos segundos antes. Ella solo suspiro y volteo sus ojos al ver la cara de idiota que el hombre poseía.
—Las llaves —dijo Tamara con su habitual tono cortante.
—Eh... esto... Gracias.
—¿Por qué gracias?
—Lo-lo siento.
—Sí... deberías sentirlo.
—No deberías ser tan dura Tamara —se escuchó en su mente.
—Es un idiota S
—¿Disculpa? ¿a quién le dijiste S?
El hombre miró a los lados buscando a alguien más que obviamente no estaba. Suspiró, apretó la caja, y terminó por entregársela.
—Toma, gracias por la habitación de verdad la vista estaba genial.
El hombre que hace unos segundos tenía su autoestima por el suelo, ahora la observaba de manera tímida, pero mantenía la mirada.
—A ti por el pastel, ¡ten un buen día!
—Ahora si pareces un recepcionista.
—¡Espera!
—¿Fue ayer tu cumpleaños?
—Pues sí.
Nuevamente al lanzarle su mirada inexpresiva pero penetrante, el hombre terminó bajando la cabeza.
—Bueno, seria idiota desearte feliz cumpleaños porque es un poco tarde para eso.
—Cierto...
—Si regresas te espera una habitación gratis.
—Está bien, adiós.
Tomó su casco se lo colocó aplastando su cola de caballo y salió.
—S ya sabes que hacer.
Tamara sintió como sus ojos cambiaban.
—No me adapto a esto...
—Pues deberías comprar una motocicleta más lenta, la cual no quieras mantener cerca de los 300km todo el tiempo.
—No podría, amo la velocidad, al igual que perder a los que me siguen.
Lo que ella le pidió al ser que vivía en su interior era que le brindara una de sus habilidades, en conversaciones anteriores le había explicado que existían algunas que se desarrollarían al estar completo, sin embargo, las virtudes que ahora tenía Tamara la había convertido en un arma letal.
Sus ojos al igual que los de una minúscula mosca, podía ver a doscientos cuadros por segundo de modo que ante cualquier situación de peligro observaría todo en cámara lenta; estas reaccionan diez veces más rápido que los humanos.
Montó su motocicleta, una Yamaha R1 YZF y acelero, haciéndola rugir antes de dejar solo una estela de humo en donde alguna vez estuvo estacionada.
La velocidad le encantaba, y los disfrutaba. Otra de las habilidades del Gen S era un radar, como los murciélagos, podía calcular perfectamente el espacio por donde su motocicleta pasaría, de este modo mantenía por largos periodo la velocidad, solo se detenía de ser necesario y muchas veces se saltaba los semáforos. Creía que los oficiales ya la conocían, era una completa pérdida de tiempo intentar detenerla, si... definitivamente lo era. Las personas a las que ellos comúnmente detenían no tenían un súper Gen dándoles habilidades extraordinarias.
Llegó al pueblo en cuestión de minutos. Comenzó a dar vueltas por el lugar buscando algo, ¿pero que era? Se dejó llevar por los latidos de su corazón y por primera vez bajo la velocidad de la motocicleta, quería verlo todo con sus ojos, cada detalle del lugar, cada aviso, persona o vehículo.
Después de dar unas pocas vueltas, vio una parada de autobús, detallo a cada una de las personas que estaban en ese lugar y aceleró, sus pulsaciones eran más fuertes a medida que avanzaba, como un radar de un submarino cuando un misil se aproxima, Tamara solo continuaba girando de izquierda a derecha a plena luz del día, sentía como si su pecho ahora fuera a explotar, y una extraña sensación la invadió. adelantaba un bus, ese que hace unos pocos minutos debió haber salido de la parada que dejó atrás, miró a uno de los pasajeros que estaba en ese momento con su frente pegada al vidrio, era una chica joven de cabello castaño, pero eso no fue lo que impactó a Tamara; en su ojo derecho tenía un anillo blanco. Su corazón bajó las revoluciones en cuestión de segundos, al igual que el tiempo. Había entrado en una especie de trance en donde era ella y esa mujer que tenía tan cerca, mientras la observaba, se despedía de su entorno, labios, ojos, color de piel, Tamara veía un reflejo de sí misma solo que un poco descuidado.
—Es ella Tamara, T está dentro de esa chica.
—Es...
—Por supuesto, idéntica a ti, tu otra mitad.
Los sentidos de Tamara se dispararon al igual que el arma que despidió un dardo en dirección a ella.
Su radar estaba activo, pudo sentir como ese objeto desconocido invadía su espacio, giro bruscamente hacia la izquierda, alejando a lo que fuera que estuviera siguiéndola de la persona que acababa de encontrar, estaba molesta con ella misma, por fin cerca de la respuesta que por tanto tiempo había buscado y ahora tenía que alejarse y escapar primero de los que fueran que la atacaron.
Siempre sintió que estaba en constante acecho, incluso perdió muchas veces a un extraño sujeto, pero esta situación nunca se había manifestado.
—¿Viste que era? —preguntó Tamara.
—¿Dudas acaso de mis habilidades niña?
—Por supuesto que no S sería incapaz.
—No fue un disparo, fue un dardo, dentro un líquido color plateado. Querían neutralizarte, sea quien sea el que está detrás de ti no es alguien bueno, haz tu magia con este pedazo de lata y piérdelos.
—Como órdenes.
—Ojalá fueras así de educada todo el tiempo.
—Conformate con lo que tienes ahora, puede que no se repita.
Continúo avanzando, hasta entrar en un estrecho callejón, vio como el vehículo frenó al ver que no podría continuar con la persecución y siguió, Tamara aceleró pasando una vía tras otra intentando expandir lo suficiente la distancia para luego reingresar a la carretera y buscar a esa chica. Sin embargo, al finalizar uno de los callejones que ahora atravesaba, existía la posibilidad de que esa búsqueda se viera retrasada, un vehículo se colocó frente a la salida del callejón, Tamara aceleró, posó sus pies en el tanque de gasolina de la motocicleta, mantuvo el volante fijo y solo le quedó esperar el impacto. Todo volvió a pasar en cámara lenta, ella de nuevo lo aprovechó muy bien, para una persona común hubiera sido el final de este corto escape, pero para ella, apenas y comenzaba la diversión, de verdad así lo era. Se quitó el casco, lo tomo con su mano derecha, la motocicleta terminó impactando en la puerta del piloto del coche, pudo ver a una mujer de copiloto, un bus pasaba en ese instante. Leyó detenidamente lo que decía, (en caso de emergencia rompa el vidrio) esto claro que lo era, S potenció su fuerza, sintió como un calor pasaba por su mano derecha, apretó el casco y lo lanzó antes de impactar ella con el vidrio, el casco atravesó los dos cristales con facilidad volviéndose añicos, ella mantuvo sus manos todo el tiempo en su cabeza, con los codos hacia adelante y su cabeza girada levemente a la izquierda, pudo escuchar los gritos de las personas de los asientos, todo sucedió en una fracción de segundo, miro a un hombre que estaba comenzando a abrir su boca para acompañar a las demás personas, ella le sonrió y pasó, término amortiguando la caída con unas bolsas de basura que estaban en el callejón, se levantó rápidamente, mirando desde el otro lado de la calle a su motocicleta destrozada. Se fijó en el asiento del copiloto del coche, la mujer ya no estaba...
Comenzó a correr en dirección contraria, dejando atrás su motocicleta, tuvo por un instante ganas de acercarse a la escena e intentar sacar información de aquel hombre que estaba desmayado en el auto, pero corría demasiados riesgos así que continuó con su camino. Al ir por la mitad del estrecho callejón pudo divisar a dos hombres vestidos de traje negro y lentes oscuros, poseían según Tamara caras de Tarados, pero eran peligrosos incluso para ella, a pesar de que podría utilizar una de las habilidades que le daba S para ver todo en cámara lenta, podrían aparecer más de cualquier parte y meterse en serios problemas. Siguió corriendo, de lado izquierdo estaba un conteiner, subió a él y bajo unas escaleras de acero que se encontraban allí para dar acceso al departamento, sin embargo, Tamara no hizo intento alguno de entrar a alguno de ellos, su objetivo era llegar al tejado.
Los hombres aceleraron el paso, no querían perderla, no... definitivamente su intención era llevársela por la fuerza. Logró llegar al techo, miro hacia abajo, venían subiendo muy rápido, ella no perdió más el tiempo, comenzó a correr por el tejado, sin embargo, lo sabía, no eran pocos los que estaban intentando capturarla, no entendía nada. Solo pasaba por su mente la forma de escapar de estas personas, comenzó a mirar a todas partes buscando posibles soluciones y así no quedarse sin opciones, pero a medida que aceleraba no podía ver nada que la ayudara, siguió corriendo, saltando de tejado en tejado, los hombres no le quitaban los ojos de encima, estaban más cerca, los disparos comenzaban a escucharse, el terror acariciaba la piel de Tamara poniéndose de gallina. Era poco probable que escapara de esto, su mente no dejaba de procesar información ni por un segundo, ¿por dónde escapar? Se preguntaba ¿Qué me pasará si me capturan? El frío se apoderaba de ella incluso al estar empapada, su corazón comenzaba a latir de nuevo rápidamente, y no lo causaba todo lo que ahora había recorrido era peor, miedo contenido... siguió corriendo, apenas había podido esquivar los dardos con el líquido plateado y fue cuando se dio cuenta que sus opciones se habían acabado. Llego al final de los edificios, acorralada, los hombres al ver que no tenía para donde correr desaceleraron el paso, mantenían distancia (tenían la ventaja) una sonrisa se formó en su rostro, Tamara al borde del departamento y a una altura de aproximadamente treinta metros, no tenía opción ante ellos.
—Será mejor que te entregues niña —dijo uno de los hombres sonriendo.
—No tienes a donde ir —dijo el otro apuntándole con su arma.
—¿No se les ocurre algo mejor? —dijo Tamara. —S posibilidades.
—¿Con quién hablas?
—No es tu problema. —Dijo Tamara mirándolo fijamente.
El hombre arrugó la cara pero se mantuvo en su lugar apuntando, esperando cualquier movimiento de Tamara.
—dame posibilidades S ¡ahora!
—Tamara... —la Dulce voz de S era dudosa.
—Entiendo, maldición...
—¿Te entregaras?
—Me tocará crear una posibilidad...
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Bueno chicos, espero que el capitulo haya sido de su agrado, y les tengo buenas noticias :D como el capítulo tres era un poco extenso lo dividi en dos, lo que significa que mi proxima actualizacion sera en cuatro dias :D de nuevo gracias a todos los que siguen esta historia, a ustedes que quieren saber qué futuro le depara a las pequeñas Sara y Tamara, y pues nada... no se olviden de votar y dejar su comentario, ya que leo cada uno y me gusta saber sus puntos de vista. sin más, nos vemos en cuatro días :D Chau...
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