Capítulo 21: Rebelion.
Lucy se encontraba cautiva nuevamente en su celda, sin embargo, sus pulmones respondían un poco mejor, con cada inhalada sentía que le robaba al aire un trozo de su propia existencia para hacer prevalecer la de ella. Miro hacia los lados en busca de alguna herramienta que la ayudar a salir en el lugar que ahora habitaba, en dos ocasiones los de seguridad la capturaron intentando escapar de las instalaciones, pero era algo inútil, la seguridad que embargaba el complejo era demasiado alta. Lo único que la mantenía con ganas de seguir luchando era su madre y la posibilidad de que su padre estuviera con vida, y no obstante las palabras que recibió de aquella pequeña niña.
"Cuando vuelvas a respirar con facilidad, será el momento de atacar"
Mientras recordaba esas palabras también vino a ella la recomendación de aquella niña para salir de su encierro.
"Deberás ser fuerte y decidida, recuerda algo bonito cuando te toque para que no duela tanto"
Y así lo hizo. Recordó una vez que se encontraba con su padre en el parque, fue una de las pocas veces que compartió con él tanto tiempo, y mientras las imágenes venían a su mente, con decisión luxo la articulación de su dedo pulgar y con facilidad saco su mano de una de las esposas. Apenas y pudo contener las ganas de gritar, pero lo había logrado, era libre y con ello completaba el primer paso.
El paso dos era tomar la bandeja de acero en la cual traían la comida. Llamar al guardia de manera desesperada y esperar de lado derecho de la puerta. Según la niña el hombre resistiría el primer impacto por lo que tendría que golpearlo tres veces seguidas sin reparo alguno. De no hacerlo así el guardia se lanzaría sobre ella y terminaría encadenada y sin posibilidad alguna de reunirse con los demás.
Lucy describía a la pequeña como una persona dulcemente escalofriante que movía las piezas en un tablero gigante de ajedrez. Uno en donde la posibilidad de perder era nula, porque su único contrincante era ella misma.
El hombre entro al poco tiempo de escuchar los gritos fingidos, acto seguido Lucy impacto el rostro de aquel hombre tres veces. Tuvo que cerrar los ojos después del primer golpe para mantener la compostura. Tomo las llaves del bolsillo derecho de aquel inconsciente hombre y continuo con cautela haciendo caso a las indicaciones de la niña. El paso numero dos era abrir la celda de en frente, la misma estaría vacía. Allí aguardaría que los de seguridad bajaran cinco minutos después de no recibir respuesta del otro oficial, y así sucedió.
Al entrar a la prisión para socorrer al inconsciente hombre, Lucy aprovecho y cerro desde fuera la puerta, luego dio unas cuantas vueltas para ganar tiempo a que los hombres que la observaban por las cámaras pensaran que estaba perdida y acto seguido se dirigió a la celda de Ryan para sacarlo de ahí.
Cuando abrió la celda y lo vio, su corazón se rompió en mil pedazos. Estaba delgado, su tez era pálida y sus ánimos habían decaído muchísimo. Los moretones en su cuerpo eran evidentes, habían jugado con él por mero morbo. Ryan no conocía al doctor Clasmok y mucho menos tenía información relevante, pero él al igual que Lucy conocían a la perfección el plan y una de las cosas que la pequeña les dijo fue que la fortaleza mental seria lo esencial. Salir de ese lugar solo era el primer paso, la verdadera guerra se encontraba a muchos kilómetros de distancia de aquella remota isla.
—Pensé que no llegarías. —Dijo, su voz apenas era audible.
—Jamás te dejaría aquí Ryan. Me alegra saber que aun estas con vida. Ahora necesito que te levantes, ¿Puedes andar?
Él asintió. Se apoyó en una silla que estaba cerca del lugar en el cual estuvo por un buen tiempo amarrado, al dejar de sentir las esposas en sus muñecas se las froto y sonrió para sí mismo.
—No anhelas tanto la libertad hasta que ya no la tienes.
Lucy se abalanzo en su dirección y le dio un beso en los labios.
—Siempre fuimos libres Ryan, y siempre lo seremos. Ahora mismo estamos en problemas y lo que más importa es reunir a todos los que están en este complejo para que ayudemos a mi amiga y su equipo a salir de todo esto.
—Aun no comprendo muy bien que fue lo que hizo tu padre para que todo esto ocurriera, pero me parece buen plan el salir finalmente de aquí.
Se tomaron de la mano y salieron de las celdas de castigo. Como era de esperarse una de las alarmas se disparó, la misma respondía a la cámara subterránea en la que se encontraba Sol.
—Ryan, necesito que aceleres el paso.
—Lo se Lucy. ¿Cómo mierda saldremos de aquí abajo? No sabemos el código.
—Tú solo sígueme.
Ella si lo sabía, todo era parte del plan que Luna por mucho tiempo había vislumbrado. Marco el código, la puerta se abrió y con esto les otorgó la libertad.
—Lucy.
—¿Que pasa Ryan?
—¿No necesitaremos armas?
—Estamos en uno de los laboratorios donde se experimenta con jóvenes, más de la mitad de las personas de este complejo poseen habilidades sobre humanas, con ellos de nuestro lado lo que menos necesitaremos serán armas.
—¿Mientras ellos pelean que nos tocara hacer a nosotros?
—Intentar que no nos disparen.
—Me gusta tu plan.
Siguieron avanzando hasta entrar en la gigantesca habitación, los militares no se encontraban por ningún lado, lo que significaba que todo lo que había dicho Luna ocurría en los lapsos pautados.
Lucy no pensó jamás estar frente a tal complejo, todos los niños se encontraban dentro de unos pequeños cubículos de cristal, aislados por un pasillo de aproximadamente un metro, la única luz que poseían era una bombilla que se podía vislumbrar en cada uno de los cubículos.
—Debemos buscar a Samanta.
—¿Quién es ella?
—La niña me dijo que no podía faltar, y que ella estaba al tanto de todo.
—¿En qué cubículo esta?
—No está en ninguno de estos, debemos bajar.
En ese momento dos hombres armados entraron a la habitación, Lucy tomo rápidamente a Ryan de la mano y se escondieron detrás de unas bombonas de gas. Los cubículos eran translucidos por lo que usarlos no ayudaría de mucho.
—Debemos esperar a que se vayan, no hagas ningún tipo de ruido.
—Entendido. —Respondió Ryan.
Los hombres caminaban despacio por los pasillos, por su actitud Lucy entendía que posiblemente los estuvieran buscando, y de aquí en adelante estaban solos, las visiones de Luna en ocasiones no mostraban el panorama completo, existían lapsos de tiempo que estaban en blanco los fueron rodeando poco a poco, intentando pasar desapercibidos. Ellos no eran especiales, no tenían poderes sobre humanos y mucho menos posibilidad de salir ilesos ante unos hombres armados.
Otra alarma se disparó, los hombres asintieron y terminaron tomando el ascensor. Lucy observo el numero en el que estos terminarían bajando y para su mala suerte era el mismo donde debían ir por Samanta.
—Maldición, de todos los pisos de este maldito complejo tuvieron que bajar hasta donde está la niña. Vamos Ryan, no tenemos tiempo.
Esperaron solo unos minutos a que la luz del ascensor se apagara, al hacerlo, Lucy oprimió el botón y unos segundos después las puertas del elevador se abrieron.
—Oye Ryan.
Lo miro a los ojos, y el chico entendió de inmediato lo que ella sentía.
—También tengo miedo, pero estaremos bien. —Tomo su mano y la apretó con fuerza. —De verdad me interesas, no tengo idea de cómo terminara todo esto. —Entrelazo sus dedos con los de ella y la miro directo a los ojos. —Quiero... invitarte a cenar o ver una película, no lo sé en realidad. Lo que si se concretamente es que me encantaría compartir muchas cosas contigo.
—Solo salgamos de esto Ryan, ya veremos lo que el futuro nos depara.
Las puertas del elevador se abrieron y dio paso a un angosto pasillo. Las paredes estaban pintadas de un celeste claro, que aunado a la iluminación del lugar lo convertían en el típico pasillo de hospital.
—Esta al final, ignora las demás.
Continuaron avanzando hasta llegar hasta la puerta, Lucy tomo el pomo y pudo sentir como este se giró sin que ella lo hiciera, lo soltó enseguida, pero la puerta ya estaba abierta.
—Adelante. —Se escuchó al otro lado de la puerta.
Fue casi un susurro, sin embargo, al tratarse de una voz tan fina y al mismo tiempo llena de misterio, Lucy sintió aún más miedo. Apretaba con tanta fuerza la mano de Ryan que en un momento él termino por hacer un gesto de dolor.
—Recuerda que estoy contigo. —Dijo.
Ella lo miro, asintió y mientras eso ocurría la puerta se abrió.
Al entrar, Lucy tuvo que tapar con sus manos su boca para no gritar. Las paredes celestes de la habitación estaban manchadas de sangre, y los guardias que vieron en la planta superior ahora se encontraban muertos en el frio suelo del pequeño cuarto.
—No se preocupen por ellos, eran hombres malos. Sin familia, amistades, estaban podridos y debes deshacerte de lo que está podrido. —La niña observo a Lucy directo a los ojos. —Es extraño que Luna te enviara a ti, a lo mejor y no tenía opción. —Miro a los cuerpos inertes en el suelo y al cerrar su mano derecha la cabeza de uno de los hombres exploto. —Él maldito enfermo intento abusar de mi hace unos años, tenía siete en aquel entonces, espero lo entiendas.
Lucy solo asintió.
—¿Nos vamos ya? —Si seguimos perdiendo el tiempo no podremos ayudar a tu amiga.
—¿Cómo liberaremos a los demás?
—Cumpliste con tu tarea que era habilitar el ascensor. Sin el código es imposible subir, ahora deja que me encargue de lo demás.
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