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Capítulo 2: Sara

<<Rugidos, chillidos, aullidos, gritos, niñas, todo pasa por mi mente como fotografías permitiéndome ver a los animales que pertenecen esos sonidos, pero... ¿qué significa todo esto? no lo entiendo, ni creo poder hacerlo. Este es mi cumpleaños número veinte, o está a punto de serlo, y de nuevo al dormir tuve ese extraño sueño. Jones, Clasmok, Megan, esos nombres retumban mi cabeza, pero no lo entiendo... me han dado fuertes jaquecas, estoy por entrar a la universidad y mi recorrido por la escuela secundaria no fue el más grato de todos. No es sencillo ser la nerd del salón y mucho menos que te miren extraño por el anillo blanco que tienes en tu ojo, según mamá y papá de niña era extremadamente fino, pero fue expandiéndose con el pasar de los años, ahora es mucho más grueso y llamativo, no lo entiendo... en ocasiones escucho el nombre de Tamara y veo una leve sonrisa distanciada un poco de mi como encerrada en una cuna de cristal, no tengo idea, pero ese anillo... peculiar y tan parecido al mío solo que invertido>>

Los padres de Sara irrumpieron en su habitación con un pastel y comenzaron a cantar en coro el feliz cumpleaños, ella los miró y les sonrío. El cielo estaba de un peculiar azul, un poco más claro que el normal, manchado por una cantidad descomunal de estrellas, la noche era hermosa, Sara a pesar de tener su cabeza llena de dudas debido a los constantes extraños sueños que poseía había podido llevar una vida tranquila.

Feliz cumpleaños amor.

Gracias papa.

Aquí tienes cielo.

Muchas gracias mamá.

Sara tomó el paquete que su madre le entregó con mucho amor, ella poco a poco fue abriéndolo con cuidado de no romper como siempre la envoltura. Tenía la extraña costumbre de guardarlas en un baúl debajo de su cama.

Al abrirlo, era nada más y nada menos que un violín.

¡Por dios! —Sara no podía contener su emoción.

Porque no nos tocas algo amor —le sugirió su padre sonriéndole.

Claro que si papa.

Ella cerró sus ojos para concentrarse, había podido practicar con los instrumentos de sus amigos, pero nunca tuvo uno propio. Se sentía feliz, plena, y comenzaba a componer una melodía en su cabeza. Sus padres nunca se habían explicado el cómo tenía esa habilidad de aprender lo que se propusiera en un periodo en extremo corto. Sin embargo, las habilidades de Sara eran mínimas a comparación a todo el universo de posibilidades que poseía si supiera lo que estaba en su carga genética, si de verdad conociera que era eso extraño que recorría sus venas.

Después de un largo silencio, comenzó a tocar el violín, prácticamente acariciándolo, mientras la melodía escapaba de él una lágrima que contenía demasiada felicidad caía por la mejilla de Sara. Sus padres ahora abrazados frente a su hija tenían sus ojos cerrados y se dejaban llevar por la melodía.

Sin embargo, toda esta paz se vio interrumpida por un fuerte chillido seguido de un impacto seco contra el piso.

¡SARA!

Ella estaba ahora con las manos puestas en sus oídos y gritando muy fuerte de dolor.

¿Amor que te pasa?

Los padres no tenían idea de lo que sucedía, ella cada vez se movía más a todas direcciones y no paraba de gritar.

¡SARA! —grito de nuevo su padre.

Pero ella no respondía, continuaba aturdida. Por su mente ahora mismo, los gritos que siempre había escuchado se acentuaron un poco más, sin embargo, una voz femenina, incluso muy parecida a la de ella estaba diciéndole algo.

—Tienes que encontrarme —le dijo la voz susurrante.

—¿QUIÉN ERES? —grito Sara mientras se retorcía en la cama.

—Tendrás que buscarme antes de que ellos te alcancen.

—Pero quién demonios eres.

—No puedo creer que no lo sepas.

—¿De qué hablas?

—No puedo creer que no lo entiendas.

—De que se trata todo esto, no entiendo, no entiendo —gritaba mientras que sus padres la observaban.

—He vivido veinte años dentro de ti y no lo sabes.

—No sé de qué hablas.

—Ridículo.

—No lo entiendo.

—Absurdo.

—¡DÉJAME!

—Con gusto —la voz hablaba con un tono bajo pero directo —que no sepas de mi es un insulto, pero pronto, aunque no lo quieras, aunque no lo entiendas me conocerás. Y me tocara ayudarte porque sola con todo esto no podrás, tanto tu como yo buscamos lo mismo, la otra parte de nosotros que aún no conocemos, pero sabemos que ahí está.

La voz de su mente se apaciguó, sin embargo, Sara se desmayó.

Al despertar pudo ver que su madre estaba acostada aun lado, la luz comenzaba a entrar por el gran cristal que estaba en el techo por lo que supo que su desmayo había durado toda la noche, ella corrió una especie de persiana creada por ella misma para evitar que su madre se despertara.

Bajo directamente a la cocina en busca de un poco de agua, pero para su sorpresa su padre estaba ahora mismo acomodando la mesa para servir el desayuno, al ver a su hija consciente, dejo todo rápidamente en la mesa y se acercó a ella.

¿Cómo estás? —le pregunto mientras Sara dejaba reposar su cabeza en el pecho de su padre.

Todo bien papá —respondió ella sonriendo. —siento haberlos asustado.

Este episodio se había repetido año tras año, visitaron cualquier cantidad de médicos por el país para buscarle algún sentido, aunque nunca pudieron dar con una explicación lógica, incluso en una de esas reuniones, el doctor prefirió hablar con ellos aparte y confesarles que su hija a lo mejor desarrollo esto como una forma de llamar la atención, comentario que ellos rechazaron por completo ya que sabían que Sara no tenía necesidad de hacer eso.

No te preocupes pequeña, siéntate a comer. Iré por tu madre.

Su padre se alejó de la cocina rápidamente, él era contador, ya estaba vestido y preparado para salir por esa puerta en cualquier instante. Al poco tiempo de ella sentarse bajaron los dos por las escaleras, su madre al verla bien se acercó sonriendo y le dio en la mejilla un beso.

Me alegra ver que estás bien —le dijo su madre —no termino de acostumbrarme, me sigo asustando como la primera vez.

No te preocupes mamá, todo está bien, sé que hoy es mi cumpleaños, y me encantaría pasar la tarde contigo, pero viene por mi Lucy, ¿me permitirías ir con ella en busca de algunas cosas?

Sara.

Sí mamá —respondió ella mientras tomaba un sorbo de café de la taza.

Acabas de cumplir veinte años amor, y no conozco a un solo ser más responsable que tú —el padre de Sara tosió como si se estuviera ahogando con un pedazo de pan. —bueno, que tú y James. —él ahora sonrío.

¿Eso significa que sí?

Eso significa que solo debes decirme para dónde vas, para mí eso es más que suficiente.

Entiendo, bueno... nos vemos mamá.

Oye espera ¿no me acabas de decir que Lucy vendrá?

Y es verdad —respondió Sara —mira, está ahí en la ventana.

Sus padres observaron y en efecto, ahí estaba con el rostro pegado a la ventana agitando su mano.

¿No pudiste encontrar a alguien más normal? —preguntó su padre.

Está igual de loca que yo papá.

Ok ahora estoy preocupado.

Sara le regaló una sonrisa, le dio a cada uno un beso en la mejilla y salió de casa al encuentro de Lucy su amiga.

¡SARA! Feliz cumpleaños.

¡Gracias Lucy!

Ten, aquí está mi regalo.

¿Qué se supone que es?

Mejor ábrelo cuando entregue la llave, mamá quiere verte así que vamos, luego podremos ir al centro comercial ¿adivina quién está allí?

¿Quién?

¡Rían Peterson!

¿Cómo sabes que estará?

Creo que comenzare a pensar igual que papá.

Sabes que me trae babeando desde la escuela secundaria, y es el destino llamándonos a encontrarnos.

Mejor caminemos, y si al destino le llamas perseguirlo frenéticamente por todos lados, déjame decirte que tienes un muy mal concepto de su significado.

Solo estoy haciendo lo que cualquier otra mujer haría en mi lugar, estar pendiente de las cosas importantes.

Te fijas en puros descerebrados Lucy.

Muy musculosos, si... gracias, deberías tomar mi ejemplo, tienes una cara hermosa pero la mantienes escondida detrás de tu cabello.

Sabes que me da igual, es una pérdida de tiempo.

Por cierto, no me has contado, ¿sucedió también este año?

Sara se detuvo miró a Lucy y asintió.

Además, fue un poco diferente esta vez.

Específica diferente —dijo Lucy mientras daba vueltas alrededor de Sara.

Lucy, era la única amiga que Sara pudo adoptar en la escuela secundaria, admitió después que se había acercado a ella para poder aprobar unas cuantas materias, pero a medida que fue conociéndola y compartiendo momentos con ella, su amistad se fue reforzando. Ella era la única aparte de los padres de Sara que conocía los extraños dolores de cabeza que le daban cada año.

Una voz me hablo esta vez.

¿No entiendo? ¿Cómo una voz? —Lucy estaba entre desconcertada e intrigada.

Pues eso, me dijo que debía buscar su otra mitad, o algo así... y que yo también encontraría mi otra mitad, la verdad, como el dolor fue demasiado fuerte no pude prestar mucha atención a lo que me dijo, pero creo que se ofendió.

¡Ves! —grito Lucy mientras tomaba a Sara del hombro y la empujaba a todas direcciones.

Debes dejar que te busque un descerebrado, son muy inteligentes entre sábanas.

Calma tus hormonas Lucy, estamos en la secundaria.

Estábamos compañera,  recuerda que salimos hace años, pronto seremos universitarias.

Continuaron caminando hasta llegar a la casa de Lucy, había invitado a Sara por dos razones en especial, la primera era que su madre las esperaba con un pequeño pastel, y la segunda era que su padre estaba en casa por primera vez concordando con Sara y estaba interesado en conocer a la amiga de su hija.

¡Hola mama! Aquí te le traje.

Lucy extendió sus manos en dirección a Sara, ella no hizo más que sonreír y acercarse.

Me da gusto verte cariño, ¡Feliz cumpleaños!

Ni a mí me trata tan bien.

Calla Lucy, tu no estas cumpliendo años hoy —Sara soltó una risa que frenó tapando su boca con la mano.

Gracias señora Damon.

Pasaron a la cocina y allí en la mesa estaba el pastel, sin embargo, la atención hacia este fue mínima, bajando por las escaleras, Sara pudo ver a un hombre muy alto con el cabello canoso y el rostro agotado, sabía que los padres de Lucy la habían concebido a una edad madura, pero si ese era su padre se veía bastante envejecido.

Cuando preguntaba por su padre, su amiga siempre la evadía. Al parecer el señor Damon trabaja en una especie de laboratorio, fue una de las únicas cosas que pudo sacarle a su amiga en los años de relación que tienen y pues que ni siquiera ella podía saber a ciencia cierta qué era lo que su padre hacía.

Lucy se acercó rodeando a Sara con su mano para susurrarle algo al oído.

Papá es genial, pero es un poco aburrido, y eso que sabe mucho de muchas cosas. Aunque le agradezco que me haya recomendado buscarte, gracias a él ahora somos mejores amigas.

¿A qué te refieres?

Pues que papá conoce a varios profesores de la escuela, bueno... según lo que me dijo. Y estos le dijeron que me recomendaban juntarme contigo para mejorar mis calificaciones, y míranos ahora después de tanto tiempo.

Entiendo, corriste con suerte que al acercarte a mi dejaste caer tu bebida y por primera vez sentí que alguien más estaba en una peor posición que yo.

Si... mojarse con jugo en la entrepierna no es una muy buena idea, mucho menos cuando tienes un gran público.

Mientras ellas conversaban en voz baja, Sara noto que alguien no dejaba de observarla, así que volteo rápidamente y se encontró a los ojos del señor Damon en los de ella.

Ho-hola, señor... Mucho gusto mi nombre es...

¿Sara cierto?

Eh, sí.

Lucy me ha hablado mucho de ti, un gusto conocerte. Bonito anillo por cierto y feliz cumpleaños.

Eh, gracias.

Sara estaba ahora un poco desinteresada, no quería continuar una conversación con el padre de Lucy, como se le ocurría decir bonito anillo, cuando ese extraño anillo en su ojo había sido el causante de todos los malos ratos que paso en secundaria, esto combinado al acné, su cabello y sus zapatos definitivamente la situaron en el escalón más bajo.

Por cierto, me refería al que cuelga de tu pecho.

Oh, este... —ahora se sentía un poco mal —pues, lo tengo desde que nací, mis padres me dijeron que cuando fueron a buscarme en el orfanato pidieron que si era posible no cambiaran mi nombre, y ellos lo respetaron.

Pues un viejo amigo me contó una historia una vez, con respecto al significado de ese anillo blanco.

Me encantaría escucharlo —Sara ahora estaba más interesada en saber.

Te dije que era un sabelotodo aburrido —susurro Lucy al oído.

Si hija, al igual que puedo escuchar muy bien lo que dices, así que ten cuidado.

Debo buscar unas cosas en la habitación, ya vuelvo —se perdió rápidamente de la vista de su padre sabía bien que a él no le gustaban las respuestas temerarias.

Una vez, él le entregó un presente a unas niñas a las que tenía demasiado aprecio, el joyero le dijo que el nombre que estaba encerrado en ese collar no debía tenerlo a quien este respondiera, si no su otra parte, de esta forma, aunque estuvieran distantes, de alguna manera u otra por medio de este collar, siempre estarían lo suficientemente cerca una de la otra.

Gracias por contarme —dijo Sara sonriendo.

A ti por escucharme, ¿veinte años no?

Si...

El tiempo pasa demasiado rápido, y como regalo quiero darte algo especial, ya que si eres la mejor amiga de mi hija debe ser así. ¡Lucy! Baja un momento —dijo con un tono de voz alto pero sereno.

Los pasos se escuchaban en toda la casa, ella venía a toda velocidad.

Me gustaría que ella lo supiera, a fin de cuentas, estoy por jubilarme.

¿Estás seguro papa?

¿Estás segura de que es tu mejor amiga?

¡si! —respondió Lucy de inmediato.

Pues yo lo estoy también.

Tomo un poco de aire, jugo un poco con el vaso que estaba en la mesa y comenzó a hablar.

Mi apellido no es Damon, el verdadero es Clasmok, mi nombre es Arthur Clasmok.

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Bueno chicos, aqui termina el capítulo 2 de la novela, espero lo disfruten, dentro de 7 dias me tendran aqui trayendo más de las pequeñas Sara y Tamara, que bueno... dejaron de serlo, un abrazo fuerte, saludos!! 

Post Data:  No se olviden dejar su comentario para saber que les va pareciendo, ahora sí, hasta luego!! 

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