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Capítulo 17: La llegada.

Mientras el avión terminaba de llegar a su destino, todos iban en absoluto silencio, Tanto Sara como Tamara sentían un poco de presión al ser esta su primera misión. Al mismo tiempo intentaban en lo posible de no mostrarse ante Chuck y Ryan demasiado ansiosas.

—No te preocupes Sara, todos nos sentimos así la primera vez.

—No es eso Ryan, solo quiero hacer las cosas bien.

—Pues si te defiende tu gen tan bien como aquella vez en el campo de entrenamiento, no tendrás nada de qué preocuparte.

Sara sonrió, miro en dirección a Chuck y lo noto incluso más tenso que ella, por lo que su curiosidad aumento un poco.

—Oye... —Dudo antes de preguntar, pero finalmente lo hizo. —¿Te encuentras bien? —Estaba tan inmerso en su mundo que no la escucho a la primera. —¿Chuck?

—Oh, lo siento, dime Sara, ¿Qué sucede?

—Sé que no es de mi incumbencia, pero te noto un poco tenso, ¿En qué piensas?

—Se perfectamente a dónde vamos.

—Chuck...

—Cállate Ryan, igual lo sabrán en su momento.

El corpulento hombre dio un suspiro, observo a Sara entristecido y continuo.

—Hace años, cuando escapamos de los laboratorios fue gracias a un accidente. Ese día perdí todo contacto con mi hermana Samanta, ella se encontraba en otro cubículo y se vio encerrada por las llamas. Gracias a la habilidad de Ryan conseguimos salir, en aquel entonces él era mucho más delgado y pálido. Y yo... bueno, a pesar de ser el corpulento del grupo desde pequeño siempre estuve lleno de miedos. Ahora mismo, eso es lo que tengo.

Sara dudo un momento en preguntar de nuevo, y aunque tenía la respuesta, necesitaba hacerlo.

—¿Tienes miedo de que Megan use a Samanta en nuestra contra?

—No podría hacerle daño.

En ese instante Chuck levanto la mirada y enfrento la de Sara.

—Tampoco permitiré que ustedes la toquen, aunque sea necesario.

—Pues eso nos lleva a una situación complicada. —Interrumpió Tamara. —Si tu hermana se interpone en el progreso de la misión y peor aún, compromete la vida de alguno de nosotros, así tenga que pasar por encima de ti grandulón, la acabare.

—¡Tamara!

—Es la realidad hermana, él nos está dando su punto de vista, y es válido, pero ahora yo le concedo el mío, y es este: si tu hermana toca a Sara, o siquiera mi Gen nota esas intenciones, no dudare en atacarla.

—Pues realmente tenemos un gran dilema aquí. —Ryan, que por ahora se había mantenido en silencio, se integró a la conversación. —Si tocan a Chuck la misión se perderá antes de iniciar, y lo digo porque yo lo apoyare en lo que él decida.

—Pues esperemos que no nos toque enfrentarlos, me caen muy bien para matarlos.

Tamara se levantó después de decir esas palabras y se acercó a la ventanilla, ya lo que las cubría no estaba, lo que significaba que su destino había sido alcanzado y el momento de saltar había llegado.

—Veo la isla. —Dijo. —Vamos, nos pondremos de acuerdo en el camino.

Cada uno de ellos activo la máscara de sus trajes, por si la isla tenía algún tipo de gas que los acabara antes de empezar. La luz de la zona de carga y descarga comenzó a parpadear, lo que significaba que las compuertas se abrirían de un momento a otro. Sara se situó al lado de su hermana al igual que Chuck y Ryan.

El ruido que hacia la presión del aire era considerable, lo suficiente como para obligar a Tamara a gritar para poder ser escuchada.

—¿Preparados?

—Sí, las damas primero. —Dijo Ryan.

—Que caballero.

Tamara se giró para darle el frente a la compuerta, tomo la mano de su hermana y se arrojó a la nada, a la espera de que ahí en esa isla lograran conseguir las respuestas que necesitaban. Detrás de ellas se lanzaron Ryan y Chuck, se mantuvieron tomados de la mano hasta que la altura que tenían era la adecuada para buscar planear con los trajes, abrir el paracaídas y finalmente caer en el agua.

El primer contacto para ellos fue perturbador, el agua estaba demasiado fría para el sol que se sentía fuera, los cuatro observaron su entorno y se dieron cuenta que ninguna especie marina estaba a sus alrededores.

Chuck le hizo seña a las gemelas para que activaran los propulsores del traje y así lo hicieron, no debían perder el tiempo, y mucho menos quedarse dentro de esa agua helada, si estaban sintiendo tanto frio aun usando los trajes, era demasiado peligroso permanecer por horas ahí.

—Según lo que me indico Dave, esta isla tiene unos drenajes que dan al mar, no podremos ir por la superficie, que no exista ningún tipo de especie es una mala señal.

—¿A qué te refieres Ryan?

Los intercomunicadores que habían implantado en los trajes trabajaban perfectamente.

—Es parecido a nuestro sistema de defensa, solo que más ingenioso. Esta zona debe estar cubierta por una gran red que no permite la entrada a especies en ella. Cuando se genera un foco de calor considerable, y en este caso somos nosotros. Los sensores automáticamente avisan de una anomalía en la temperatura y no tardaran mucho en enviar a personas para ver de qué se trata.

—¿Quién implanto ese sistema de defensa? —Pregunto Tamara.

—Fue Clasmok, hace muchos años el área de archivos era protegida de esta forma, solo que, en vez de ser una piscina súper gigante, se trataba de un cuarto frio.

—Entonces ya estamos en graves problemas.

—No aun, como todo sistema, este puede fallar. Por lo que tenemos una ventana lo suficientemente buena para llegar a los ductos. Además, mientras más tiempo estamos debajo del agua, menor es el foco de calor que se les debe marcar a ellos, solo apresurémonos.

Todos se mantuvieron lo suficientemente cerca, el único que tenía una distancia considerable del resto del equipo era Ryan.

—Oye S.

—Dime Tamara.

—Activa el radar, necesito saber cuánto tiempo nos queda.

—Hecho niña.

Tamara cerro sus ojos ya que gracias al radar no los necesitaría y se enfocó en lo que se avecinaba.

—Ryan.

—¿Sucede algo?

—Se acercan por el Norte, son seis botes.

—¿Podrías darme la distancia aproximada Tamara?

—Menos de un kilómetro.

—Maldición.

—Es hora de que le hagas honor a tu apodo y busques por dónde meternos.

—Ya esta posibilidad la tenía planeada, solo que quería avanzar más antes de verme obligado a tener que llenarme de mierda.

—¿Mierda?

—Usaremos los drenajes, y ahora que lo pienso... puede que eso altere un poco la temperatura del agua. —Se quedó dubitativo unos segundos y luego miro fijamente a Chuck. —¿Podrás con esa escotilla amigo mío?

Ryan señalaba hacia abajo, apenas y podía divisarse un tubo de acero de aproximadamente metro y medio de espesor, encima, reposaba una gran escotilla.

—Para mí será un juego de niños amigo, mantengan distancia todos. Cuando quite la escotilla la presión que arrojará será considerable.

—Igual no podremos meternos por ahí Ryan.

—Seguro que no Tamara, pero nuestra temperatura ha descendido, lo que significa que la señal de calor es mucho menor. El calor que generara le presión al ser liberada nos otorgara una ventana de tiempo necesaria para llegar a la escotilla más cercana. Que, según el mapa que tiene incorporado esta cosa, está a unos doscientos metros.

Y así lo hicieron, Chuck tuvo que hacer presión de un lado un par de veces, pero finalmente los oxidados pernos cedieron ante la fuerza horizontal que el gran hombre estaba aplicando. La tapa salió volando un par de metros, mientras que Chuck fue expulsado de inmediato del lugar. Ryan al igual que las gemelas, estaban preparados para actuar de ser necesario, pero el hombre había hecho a la perfección su trabajo.

—Es mejor que salgamos de aquí ahora mismo. —Dijo Tamara. —Están arriba de nosotros.

—Lo que significa que se disparó su alarma debido a la presión de calor liberado. —En el rostro de Ryan se dibujó una pequeña sonrisa.

—No te emociones, esto apenas inicia.

—Lo sé, y debo admitir que esa habilidad tuya del radar es bastante buena.

—De nada. —Respondió Tamara.

Terminaron por activar los propulsores del traje nuevamente y salieron lo más rápido posible de ahí, entraron al fin por las cloacas y comenzaron a avanzar hacia el interior del laboratorio. Ryan antes de entrar a los ductos, pudo ver a unos buzos revisando los alrededores, si Chuck no hubiera estado con ellos, en definitiva, la misión se le complicaría demasiado.

Esta vez quien estaba delante era Tamara, mantenía sus ojos cerrados mientras que su radar hacia todo el trabajo, gracias a él, podía ir descifrando el camino más apropiado para llegar al laboratorio.

Después de casi treinta minutos por los ductos, lograron llegar a una inmensa piscina. Ahí, había una cantidad considerable de naves tanto aéreas como acuáticas.

—Llegamos al hangar. —Tamara observo cada detalle del lugar. —A veces pienso que esto no es solamente por los trabajos de genética, aquí existe demasiada tecnología, incluso más que en la puerta azul.

—Las guerras no se ganan solamente con humanos Tamara, la tecnología también es necesaria. —Dijo Ryan.

—Necesitamos saber cómo ubicarnos, mi sensor podrá decirnos cuales sitios no nos llevaran a nada, pero sin las indicaciones adecuadas perderíamos demasiado tiempo.

—Pues desde aquí comienza la misión. —Dijo Ryan sonriendo. —¿O que pensabas? Ya para esta parte no contamos con mapas o con algo tipo de ayuda de afuera, las comunicaciones estarán intervenidas por lo que intentar hablar a través de estos trajes es algo inútil, debemos mantenernos cerca y tratar de conseguir todo lo antes posible.

—¿Alguna idea? —Dijo Chuck.

—Yo tengo una. —Intervino Sara.

Estaba usando su visión de águila, y a la distancia había podido observar lo que parecía una gran posibilidad.

—Estamos en el área más retirada de los laboratorios por lo que el mapa aquel nos dice.

—¿Cual mapa?

—A unos setenta metros esta, pegado a la pared.

—No me jodas, ¿Tanto alcance tienes?

—No soy muy buena con las bromas.

Sara le regalo una sonrisa pícara a su hermana al mismo tiempo que le guiñaba el ojo.

—Según lo que dice ese panel, en este lugar está el cuarto de máquinas, la mejor forma para movernos serán los ductos de ventilación, si hacemos fallar el oxígeno, tendrán que encender los de emergencia, por lo que la presión no será la misma y nosotros mientras tanto podremos movernos hacia el laboratorio, extraer las muestras y hacer de cuentas que jamás estuvimos aquí.

—Vaya. —Dijo Ryan. —Un análisis bastante bueno, solo que tenemos un gran problema.

—¿Cuál es?

—Los soldados.

Sara sonrió, se acercó a Ryan y le dio dos palmadas en el hombro.

—Ahí entras tú, como eres el más sigiloso de todos, tendrás que crear un corto circuito en el panel principal, si no lo logras nos tocara robar un medio de transporte y escapar sin ti, así que a partir de ahora comienza la misión. ¿O que pensabas? ¿Qué todo sería sencillo?

—Detesto que aprendan tan rápido, manténganse aquí, y miren como trabaja un profesional.

Ryan inhalo aire y partió hacia su objetivo, el panel principal. Tamara tenía su radar activo, con esto a pesar de que Ryan se distanciara demasiado del grupo, notaria si estaba comprometiéndose demasiado y así ellos actuar de ser necesario. Mientras tanto Sara con su vista divisaba cada uno de los enemigos y le indicaba a Chuck que armas y rangos portaban.

Tamara se colocó en posición, y con sus sentidos al cien aprovecho un pequeño lapsus de tiempo. Corrió en línea recta en dirección al panel, Chuck intento frenarla, pero era en vano. Ryan casi suelta un grito en medio de aquella cantidad de soldados, sin embargo, al detallar un poco mejor la escena se dio cuenta de lo que había visto Tamara. Esto no se trataba de sigilo, era más de velocidad. Las cámaras giraban una milésima de segundo después que Tamara pasaba, por lo que aún era invisible ante la seguridad, los soldados; aquellos que cumplían la ronda y los otros que sencillamente cotilleaban aun no notaban la presencia de la joven chica que con gracia pasaba cerca de ellos.

Finalmente, después de lo que para Ryan fue unos eternos segundos, la chica saludo desde el otro lado aun en el panel.

—Bien S ¿Sabes un poco de esto?

—Da gracias de que no solo poseo carga genética animal, ya que tu solo eres un simio.

—Deja el humor para después S.

—Claro que si monito.

—¡S!

—Calma, es sencillo.

—¿Entonces?

—Saca esa lamina fluorescente y colócala en su lado inverso, al invertir la polaridad del mismo en vez de brindarle oxígeno a las áreas lo succionara. El departamento de seguridad automáticamente bloqueara el sistema manualmente pero no podrán reactivarlo hasta dar con la falla, ósea este panel.

—Eres brillante.

—Lo se pequeña.

—Y arrogante.

—También lo sé.

—¿Alguna otra cosa?

—Sabía que preguntarías. Y antes de que me cuestiones del como lo supe, recuerda que vivo en tu cabeza. Y debo admitir que tengo mucho espacio aquí.

—Gracioso.

—¿Es día de mencionar mis virtudes? Si me lo dices antes hasta me colocaría formal.

—Ya cállate S.

—Como si no necesitaras que te hable. Ahora bien, luego de invertir la polaridad baja la palanquilla. Eso reiniciara el sistema de oxígeno y de energía en esta zona, memoriza y aprovecha los segundos que esta área quedara sin iluminación y reúnete nuevamente con tus amigos.

—S...

—De nada.

Y así lo hizo, invirtió la polaridad y acto seguido bajo la palanquilla. Al fallar la iluminación de las instalaciones, Tamara envió un pulso con su radar y con ello fue a toda velocidad hacia donde sus amigos la esperaban. Noto que ellos ya no estaban solos, los habían rodeado mientras ella se dirigía al panel de seguridad. Con la misma gracia que salió del lugar se abalanzó contra el grupo de hombres, acabo primero con aquel que apuntaba a su hermana y acto seguido fue saltando de un lugar a otro mientras que lo único que se escuchaba eran gritos y quejidos.

La luz regreso, con ello Chuck, Ryan y Sara se unieron a la pelea.

—A la mierda el plan de salir de aquí sin ser notados. —Dijo Ryan.

—Sabíamos que no sería tan sencillo —Dijo Tamara.

Como habían planeado adquirieron su formación, Ryan estaba en el centro de un triángulo creado por el equipo, de esta forma al ser más vulnerable estaría seguro. Las armas comenzaron a emanar ráfagas, las mismas que gracias a la defensa de las gemelas no podían dañarlas. Chuck aprovechaba las ventanas de tiempo que le brindaban para ir golpeando a uno que otro hombre, y ellas hacían lo mismo. Al sentir el metal cubierto con bronce de las balas en sus cuerpos, tomaban los proyectiles deformados y aplicando su fuerza los arrojaban.

Las alarmas se dispararon, los soldados continuaban llegando hasta que el equipo se encontraba en un punto en donde entendía que de seguir terminarían muertos.

Un hombre fue caminando con un maletín tranquilamente en dirección a ellos, traía un traje formal, se notaba totalmente sereno, y a su lado una niña de cabello negro.

—Pero miren a quien tenemos aquí, a las gemelas Sara y Tamara. —Soltó una risa. —No se imaginan lo que nos ahorraron al venir ustedes a nosotros. ¿De verdad pensaron que todo esto nos tomaría por sorpresa?

—Ese era el plan. —Dijo Tamara.

La niña que se encontraba al lado del hombre dejo escapar una pequeña risa.

—Haz silencio mocosa, no te mato porque hiciste muy bien tu trabajo, Megan estará muy contenta con este resultado.

—Así que sabían de nuestra llegada. —Intervino Chuck. —Y de qué manera lo supieron... ¿Cómo estas Luna?

—Muy bien querido amigo.

El hombre se giró y abofeteo a la niña con fuerza. Chuck al ver esto se fue encima para intentar golpearlo, pero mucho antes de siquiera intentarlo fue impactado con un proyectil que emano una descarga eléctrica y lo dejo tendido en el suelo.

—Amo la tecnología.

Ryan fue a socorrer a su amigo que ahora mismo se retorcía en el frió suelo de las instalaciones.

—No te preocupes por tu amigo, solo le dispare una carga eléctrica para dejar incapacitado a un Oso, así que estará bien.

—Tamara iba a atacar cuando en ese mismo momento Ryan la tomo por el brazo.

—Está bien Tamara, estaremos bien.

Tamara veía a Ryan con desconcierto. ¿Cómo iban a salir de una situación así? Y peor aún. ¿Qué sería de sus vidas ahora que nuevamente estaban en las manos de Megan? Ryan lo único que hizo fue mirar fijamente a la niña que ahora mismo le sonreía a pesar de tener un poco hinchada su mejilla.

—Gracias pequeña. —Le dijo Ryan devolviéndole la sonrisa.

—Por nada, se lo debía a Chuck.

—¿Quieres que te vuelva a golpear mocosa?

—Oye Peter, deberías sacar tu teléfono, estoy segura que esta por entrarte una llamada, una muy grata llamada.

El hombre miro extrañado a la pequeña niña que recientemente había golpeado, y segundos después su teléfono estaba sonando. 

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