Primera vez: Algo nuevo
El mundo a los doce años es un mar de descubrimientos; en un par de semanas Jimin cumplirá trece y sabe que las cosas no serán más sencillas. Habrá más responsabilidades y resultados que entregar.
Porque él en verdad quiere hacer sentir orgullosos a sus padres al final del día y le gusta darles algo de qué hablar con los demás.
Cuando la familia va a casas ajenas, ya sea de amigos o de familiares, Jimin se sienta en la mesa de los adultos y escucha con atención. Hay tantos problemas de los que pocos niños de su edad son conscientes, es interesante escuchar sobre esas situaciones, lo ayudan a pensar que sus problemas no son tan grandes como parece y en su mente eso luce como algo bueno.
En algún momento de cualquier reunión, la conversación siempre salta hacia él.
El hijo mayor de los Park es un niño dedicado al estudio, como es de esperarse.
Cuando hablan de Jihyun, se fijan en otro tipo de cosas, como su habilidad en el deporte, su carácter dominante que podría convertirlo en jefe algún día y su gran inteligencia extraña que lo hace ser bueno sin esforzarse.
Si Jimin dejara de dedicar tantas horas al estudio, no habría mucho que decir sobre él.
Por eso sigue adelante.
No son celos; nunca ha sentido celos por su hermano menor. Jimin tiene los pies en la tierra y sabe que no es como su hermano menor, sin embargo, tiene que ser más disciplinado para estar a la par.
Por otro lado, uno muy alejado de ese tema, Jimin tampoco es ciego y no entiende qué es lo que ese niño con ojos de ciervo ve en él, porque desde que se coló en su habitación no ha parado de acudir a su presencia con muchos pretextos.
Empezó con las reuniones que mantiene con Jihyun, Jungkook acudía a su habitación con cualquier excusa.
"¿Puedo tomar un vaso de agua?"
"Oye, Jihyun pregunta si su balón está aquí..."
"Ten el libro que me prestaste esa vez".
"¿Me puedes decir el nombre del autor del libro?"
"¿Dejé algo aquí la última vez?"
"Olvidé el nombre del libro, ¿me lo puedes volver a decir?"
"Tus padres me pidieron que te dijera que... vuelven en media hora".
"Prenderemos la calefacción porque hace frío".
"El nombre del autor..."
"¿Me pediste algo antier?"
"Me iré temprano hoy".
"El martes no vendré".
Simplemente empezó a comunicarle cualquier cosa irrelevante y a pararse en su puerta antes de irse como un niño tímido esperando la bendición de sus padres.
Y semanas después volvió a entrar por su ventana de madrugada para nunca más dejar de hacerlo.
Jimin es observador.
No se siente incómodo con la presencia de Jungkook; lo ha observado desde que lo conoce y sabe que hay cosas grandiosas en él. Ha visto su inocencia, ha palpado su vulnerabilidad. Es un niño que podría ofrecerle una amistad honesta y real, lo que siempre ha deseado.
Pero no puede corresponderle porque siente que no tiene algo que ofrecer y porque ese niño es el amigo de Jihyun. No quiere que el menor se enoje por creer que es un roba amigos. Su temperamento es difícil de controlar la mayoría de las veces; cuando tenía ocho años era imposible para los Park resistirse a sus caprichos. Eso ha cambiado con el tiempo, pero todavía es un poco irritable.
Una vez pelearon solo porque Jimin usó el vaso favorito de su hermano por accidente.
¿Qué pensaría de un amigo?
Es complicado alejar a Jungkook cuando el menor va a su casa casi todos los días. Ahora, incluso en el colegio, Jungkook no para de seguirlo sin discreción. A veces parece que pasa afuera del salón de forma intencional. Jimin no quiere empezar a alucinar con este tipo de cosas que no dejan de ser evidentes. Jungkook debería pasar los recesos con Jihyun, no caminando tras Jimin casi pisándole los talones.
Jimin tiene que hablar con él.
Y hablando del rey de Roma...
—La señora Park me dijo que la comida ya casi está lista —avisa Jungkook desde el marco de la puerta.
—Gracias, Jungkookie.
Jimin le regala una sonrisa y continúa leyendo en el escritorio. Un par de minutos después, nota que el menor sigue ahí.
—¿Necesitas algo? —pregunta tratando de usar su tono más suave para no dejarse malinterpretar.
—¿Puedo quedarme aquí?
—¿Acaso Jihyun no está esperando abajo?
Jungkook niega con la cabeza y Jimin le hace una seña para que ocupe su cama como asiento si lo desea, cosa que el menor hace casi de inmediato mientras sus brazos delgados se abrazan a sí mismo.
Jungkook es un niño pequeño y delgado, es más bajito que Jimin, lo cual tiene sentido por la edad, sus ojos son grandes y su rostro es demasiado tierno para ser real.
—Vino un amigo de Jihyun y están hablando en la puerta ahora mismo —explica Jungkook. Jimin asiente lentamente mientras lo escucha.
—Eso es genial. ¿Por qué no vas a conocerlo? Pueden hacerse amigos también.
Pero la expresión decaída de Jungkook expresa que no tiene ganas de hacer eso. Se queda en silencio durante varios segundos evadiendo a Jimin. Jimin sabe que tiene que cambiar el tema si no quiere que las cosas se tornen incómodas.
—¿Cómo te está yendo en el colegio? ¿Te gusta?
—No me gusta cuando los demás son muy pesados.
Jimin suspira. Él también pasó por eso. Por alguna razón, cerca de la pubertad los niños simplemente creen que son chicos grandes y empiezan a actuar como tontos. Al final, sólo es un juego, ¿no? Hay que seguir la corriente algunas veces.
—Te acostumbrarás —se limita a responder—. ¿Jihyun te ha invitado al parque con sus amigos?
—Algunas veces.
—¿Es divertido? Jihyun tiene muchos amigos; estar con él es convivir como con diez personas más —bromea, pero Jungkook no se ríe.
Tiene un extraño presentimiento.
—¿Qué pensarías si tus padres quisieran divorciarse?
La pregunta toma por sorpresa a Jimin. Su boca forma una "o" mientras reflexiona en silencio.
—Creo que nadie querría que sus padres se divorcien —empieza—, pero tal vez ellos no son felices juntos. Las relaciones amorosas son de dos personas, sé que puede sonar complicado... Lo que quiero decir es que como hijos no podemos entrometernos en ese asunto, ellos deben arreglarlo por su cuenta.
—¿Pero qué pensarías? —insiste Jungkook.
Jimin suelta un suspiro y se cruza de brazos, recargando todo su peso contra el respaldo de la silla. Su madre le dijo una vez que los niños son como esponjas; probablemente Jungkook ya no es tan pequeño, pero cualquier cosa que diga podría repercutir en su opinión. Por ello, necesita reflexionar antes de hablar.
—Estaría triste y no querría que se separaran, pero si es lo mejor... no se trata de lo que yo quiera, ¿no?
Jungkook cierra los ojos y se tira en la cama. Está actuando un poco más extraño de lo normal. Jimin no puede decir que no está preocupado por eso.
Los niños normalmente son las personas que más llenas de vida parecen. Poseen grandes ojos curiosos, una necesidad por explorar este mundo al que aún no se adaptan y una mente llena de preguntas. Pero Jungkook no sigue esa línea. Él se ve preocupado casi todo el tiempo y ni siquiera presta atención a su alrededor. Lo único que hace es pensar en silencio, con esas suaves ojeras bajo los ojos que han ido desapareciendo desde que se cuela todas las noches aquí.
Jimin no sabe cómo es que los padres de Jungkook aún no lo han descubierto. A este punto, ya deberían estar haciendo algo por la salud mental del niño.
—¿Quieres ver la maqueta que estoy haciendo, Jungkookie? —pregunta intentando animarlo—. Está en el ático, subamos a verla.
El menor obedece de inmediato, y ambos suben antes de que la madre de Jimin los llame para la comida. En el ático, el polvo y una silenciosa explicación sobre el ciclo del agua se encargan de alejar los malos pensamientos de Jungkook por un rato mientras Jimin absorbe la preocupación ajena.
Esto es más grande que ellos.
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El Dojang en el que Jimin entrena se encuentra frente al quiosco más grande de la zona, está en el segundo piso de un edificio, sobre una tienda de deportes. Las ventanas son tan grandes que permiten ver el exterior fácilmente. Muchas personas y autos pasan afuera todo el día, pero aún con el ruido, la vista de cientos de árboles bien podados apilados en orden entrega un paisaje hermoso. Al nuevo Sabonim le preocupa de que los niños se distraigan con las cortinas alzadas, pero el que lleva más tiempo dice que es mejor para ellos sentirse más conectados al exterior y a la naturaleza.
Jimin entra y hace una reverencia.
El calentamiento no es la parte favorita de Jimin, pero se concentra en ello. Se coloca al frente y estira sus músculos siguiendo el conteo del miembro de mayor rango del grupo mientras se observa en el espejo con una mirada firme, asegurándose de hacer cada movimiento correctamente.
Pone empeño de principio a fin.
—Hana, dul, set, net...
Pronto pasará a azul avanzado, así que está poniendo más esfuerzo de lo normal para sus exámenes. Incluso entrena en casa cuando nadie lo ve, ya que siente un poco de vergüenza de tener la atención de su familia encima. Jihyun suele hacer muchas bromas sobre su expresión concentrada, lo que a veces le causa dolor de cabeza.
El Sabonim siempre halaga a Jimin y le dice que tiene muy buena fuerza en los brazos y las piernas, y que necesita aprovechar la flexibilidad de su cuerpo combinada con esa dureza. Según él, Jimin es el alumno más disciplinado que ha tenido. Empezó como un caso perdido y en solo dos años ha avanzado tanto.
Hoy practican algunas patadas. Primero hacen calentamientos específicos, luego ejercicios para perfeccionar la técnica y proceden a realizar el movimiento. Jimin trabaja en una patada lateral con salto. El entrenamiento es tan agotador que, después de media hora, el sudor ya recorre su frente y sus músculos se sienten calientes.
A pesar del esfuerzo, Jimin no ve un futuro lejano sin este deporte, porque es su primera pasión. Él encontró el lugar, eligió entrar ahí, seleccionó su horario y buscó su propio uniforme. Lo ha hecho por su cuenta. Es su primera afición y tiene un gran sentido de pertenencia que le dice que esta disciplina, junto con cada logro, le pertenecen.
No hay nada más hermoso que sentir el control de sus propias actividades.
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Una noche, Jungkook aparece en su ventana. El niño lleva una gorra desgastada de béisbol y una chamarra que es casi más grande que él. No permite que Jimin lo mire a los ojos; evade su mirada incluso cuando lo saluda en voz baja y, en cuanto entra, le pide que apague la luz.
—Mis padres ya se dieron cuenta de que vienes todas las noches, no es necesario que sigas entrando por la ventana. ¿Qué harás si te llegas a lastimar? —Jimin regaña en un tono suave para no empeorar su estado de ánimo.
Pero lo hace. En medio de la oscuridad, el cuerpo de Jungkook se sacude y, de repente, rompe en llanto mientras se disculpa en voz baja. Jimin lo consuela en un abrazo, recordando la mañana del mismo día, cuando, tras la misa dominical, escuchó a escondidas la conversación entre su madre y otras mujeres. Una de ellas comentó que los padres de Jungkook están atravesando graves problemas: su madre se ha ido y su padre dejó de trabajar.
Esto explica por qué Jungkook busca refugio en su casa. Jimin siempre ha sabido que la situación de su amigo es mala porque su madre se lo ha dicho a él y a Jihyun, encargándoles que sean solidarios con el niño.
Jungkook nunca le ha pedido esto ni le ha contado este tipo de cosas. Al abrazarlo, Jimin piensa en aquel secreto y en la importancia de estar ahí para él.
Puede que no sea común su cercanía afectiva; no obstante, a Jimin no le incomoda compartir la cama con Jungkook. Él tiene la edad de su hermano y a veces se siente un poco como si se tratara de él, o eso cree.
Cuando se meten bajo las cobijas de Spider-Man, Jimin seca las lágrimas que corren por las mejillas del menor y lo mira a los ojos. Si esos rumores son ciertos, Jungkook debe estar desconsolado. Jimin ni siquiera puede imaginarlo; él no sabe lo que haría si su madre se fuera algún día.
—¿Quieres hablar? —le pregunta en medio de la oscuridad, donde el brillo de sus ojos apenas es perceptible—. ¿Pasa algo en casa?
Jungkook suelta pequeños hipidos mientras intenta regular su respiración.
—Mamá —logra susurrar—, extraño a mamá.
El corazón de Jimin se aprieta.
—¿Qué pasa con ella?
Jungkook sorbe su nariz.
—Se fue de la casa. No es la primera vez que se va, pero yo no quiero que lo haga... no quiero que se vaya, no de nuevo...
En la noche, con Jungkook balbuceando cosas mientras llora hasta caer dormido, Jimin descubre que la situación es más compleja de lo que parece porque Jungkook empieza a sentir cierto rechazo hacia sí mismo al pensar que tal vez su madre no lo llevó con él porque piensa que es una carga.
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Se pone más complicado en octubre. La señora Jeon volvió y todos actúan como si nada, de pronto, el mundo se ve como un lugar feliz e inofensivo para vivir. Pese a ello, Jimin aún ve la mirada abrumada de Jungkook, solo él sabe lo que pasa en su casa cuando las puertas están cerradas.
Su cumpleaños se acerca, y su madre está emocionada por hacerle una fiesta de disfraces para aprovechar las festividades del mes.
La mujer debe tener una perspectiva de la realidad muy distorsionada. No debe notar que está poniendo a su hijo en aprietos al proponer —o imponer— un festejo público. No debe notar que su hijo ni siquiera tiene amigos. Nadie asistiría.
Nadie.
Vale, tal vez eso fue demasiado exagerado. Con suerte, los amigos de Jihyun irían, también los niños del programa de campamentos de la iglesia y seguro que ahí estará Jungkook.
Tal vez tener una fiesta es una pésima idea.
No tiene tiempo de pensarlo cuando su madre ha decidido por él y casi todo el mundo lo sabe. Se avergüenza de esa ridiculez. Una fiesta organizada por su propia madre... ¿Por qué todo da tanta pena en la pubertad? No lo puede comprender, incluso Jihyun, que es menor que él, se divierte un poco con la situación.
—¿Qué te gusta?
—¿Algún tema en específico? Me gustan muchas cosas —se burla Jimin una noche en la que Jungkook se cuela por la ventana.
—Como... ¿color?
—Azul.
—¡Eso es tan común!
—También me gusta el amarillo.
Jungkook asiente con la cabeza como si lo estuviera anotando en una lista mental de cosas. Jimin no puede sentirse más avergonzado como tema de conversación.
—¿El amarillo no es raro? —pregunta Jungkook en un susurro—. Nunca había conocido a alguien a quien le gustara ese color.
Jimin frunce el ceño.
—Bueno, a mí me gusta, ¿cuál es el problema?
—Ninguno, solo... ¿alguna otra cosa favorita?
—Spider-Man.
—¡A mí también me gusta Spider-Man!
Jimin sonríe a medias; al fin hay un gusto "normal" en la conversación. Siempre ha sentido que los amigos se forman cuando te juntas con personas similares a ti. Lamentablemente, Jimin no es similar a ninguna persona que conozca, así que se ve a sí mismo como un bicho raro, un niño con el que nadie se quiere juntar.
—Y también me gusta Iron-Man —susurra Jungkook—. Cuando cumplí ocho años tuve una fiesta de esa temática.
—¿En serio, Kookie? ¿Todavía tienes el disfraz?
—Está guardado en el armario de mamá, pero creo que ya no me queda.
—Es parte de crecer —canturrea Jimin. Se estira en la cama y luego se acuesta boca arriba, mirando el techo donde algunas estrellas fluorescentes brillan—. Yo odio las fiestas.
—¿Por qué?
—Supongo que no me divierto mucho.
Jungkook suelta una risa.
—Eres raro. ¿Quién no se divierte en las fiestas? —pregunta entre risitas. Su voz suena tan torpe y somnolienta que no es de sorprender que caiga dormido en cualquier momento de la conversación.
Cuando el sueño cae sobre su cuerpo y la habitación se vuelve silenciosa, Jimin parpadea lentamente con una expresión entristecida. Se acurruca y luego susurra para sí mismo.
—Raro.
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Tres días antes del cumpleaños de Jimin no hay clases por alguna razón de inmobiliario.
Pasan el miércoles encerrados en casa. Jungkook lleva ahí casi todo el día. Jimin preparó el almuerzo, les hizo algunos snacks para comer mientras jugaban y subió a su habitación para estudiar.
Lo que no esperaba era un par de golpecitos llamando a su puerta.
—¿Necesitan algo?
—Yo, solo... pensé que tal vez querrías jugar con nosotros.
Los ojos de ciervo conectan con los suyos, y el corazón de Jimin se derrite como un helado en verano.
El momento se presenta de forma inusual. Nunca se ha unido a jugar con los dos niños. De las veces que han ido al parque, Jimin solo ha actuado como un buen hermano mayor que se sienta a cuidarlos mientras los ve jugar. Nunca ha pasado algo como esto.
—No soy bueno con los videojuegos —contesta con una sonrisa avergonzada.
—¡Pero yo te puedo enseñar!
Jimin ha empezado a conocer mejor a Jungkook, sabe que si se vuelve a negar, el menor encontrará una manera de arrastrarlo hasta allá.
—Si soy demasiado malo, tienes que dejarme regresar a estudiar, ¿de acuerdo?
Jungkook asiente. Jimin siente que el menor está contento, y él no entiende por qué.
Corresponde a su alegría de todas maneras.
—Mira, usas estos botones para golpear, ¿ves? Este sirve para saltar y con este te mueves —explica Jungkook pacientemente incluso cuando los dedos de Jimin presionan las teclas incorrectas—. Si juntas estos puedes hacer un combo, ¡oh! Con este haces un golpe especial.
—¿Ya terminaron? —pregunta Jihyun—. Me estoy empezando a aburrir.
Jimin sabe por el tono de voz de su hermano menor que no está feliz con su presencia, nunca lo ha admitido en voz alta, pero sabe que a Jihyun no le gusta cuando Jimin se entromete en sus actividades. No debió aceptar en primer lugar.
—Jimin es nuevo en esto, ¿puedes ser más paciente? Es grosero de tu parte presionarlo —contesta Jungkook.
Jimin queda atónito con la respuesta. Incluso los ojos de Jihyun se agrandan y su rostro se vuelve rojo como un tomate por la vergüenza.
Nunca, en verdad, NUNCA, nadie se había dirigido de esa forma hacia Jihyun, por lo menos no en presencia de Jimin. Sabe que gracias al difícil carácter de su hermano, las personas alrededor han empezado a respetarlo.
—J-Jungkook... —intenta decir algo, pero el niño continúa.
—Y si combinas estos dos, puedes hacer una patada hacia abajo —explica—. Ahora tienes que elegir a tu personaje para pelear, no te preocupes si no entiendes algo, te lo seguiré recordando mientras juegas.
La pantalla se ilumina, y un conteo que anuncia el inicio del juego aparece ahí. Jimin siente que sus manos están sudando, Jihyun no ha dicho ninguna palabra desde que Jungkook lo calló de forma cortés y, mientras juega, todavía mantiene el ceño fruncido.
Juegan varias partidas, que no son más que victorias para Jihyun. Desde el principio, Jimin no tenía demasiada fe en sí mismo, ya que aún es un novato y su hermano juega casi diario, pero los halagos de Jungkook cuando consigue dar un golpe hinchan su pecho de orgullo.
No necesita nada más que eso.
El mismo día, cuando Jungkook se va a casa, Jihyun no duda ni un momento en confrontarlo, se interpone en el camino de su hermano mientras este va hacia su habitación y luego dice:
—No podemos tener los mismos amigos.
Jimin queda estupefacto. En algún escenario de su cabeza esto pasaría, pero no creyó que se haría real tan pronto.
—No te estoy quitando a tus amigos —empieza a hablar con cautela—. Tú eres muy bueno en los videojuegos, Jungkook solo me enseña para que aprenda y pueda jugar contigo, es amable conmigo al igual que con papá y mamá.
—Mentiroso, lo estás haciendo a propósito.
Jimin aprieta los labios. Es el hermano mayor, necesita tener el control de esto, tiene que hacer a Jihyun comprender que sus intenciones son buenas y que no existe ninguna amenaza. Su deber es, sin duda, evitar un conflicto, porque él es el más maduro de ambos y le corresponde no perder los estribos.
—Soy tu hermano mayor, es mi trabajo cuidarte y verte feliz, nunca haría nada para lastimarte.
—Jungkook todavía viene todas las noches a buscarte...
—Si Jungkook viene es porque se siente solo, al igual que yo algunas veces, pero eso no quiere decir que él no te quiera como amigo y que yo no te quiera como hermano, ¿entiendes?
—¿Me quieres?
—¡Por supuesto! No me gusta que te sientas triste, eres mi hermano —Jimin sonríe aunque no tiene ganas, en verdad lo hace para tratar de mejorar el estado de ánimo de Jihyun, pero las cosas no siempre salen bien—. ¿Qué puedo hacer para que no estés molesto?
—No te quiero ver cerca de Jungkook, si le sigues hablando le diré a mamá y a papá que estás robándote a mis amigos, merezco esto, tú vas a tener tu fiesta de cumpleaños en unos días y yo no quiero que compartamos amigos, no tienes que seguirle hablando, consigue a tus propios amigos si tanto te hacen falta.
Y sin permitirle una respuesta, Jihyun sube las escaleras y se encierra en su habitación.
La verdad es que la frialdad de Jihyun deja a Jimin muy herido.
Piensa que debe verse ridículo mientras traga el nudo en su garganta. Tal vez Jihyun tiene razón, es absurdo que intente hacerse cercano a un amigo de Jihyun que es menor por dos años, no deberían compartir amigos. Jimin debería trabajar por sus propias cosas y no robarse el esfuerzo de los demás, ¿verdad?
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Jimin odia las fiestas.
Todos están aquí disfrazados y contentos, aquello representaría un gran logro si tan sólo no lo estuvieran ignorando cruelmente, los chicos de la iglesia le hablan un poco durante la fiesta, pero son estúpidamente introvertidos, como Yoongi, el hijo del ministro de la iglesia, un niño extraño y silencioso que viste ropa monótona en vez de un disfraz mientras permanece de pie junto a la puerta como si estuviera pensando en escapar en cualquier momento.
Yoongi es un niño pálido, de ojos rasgados muy negros al igual que su cabello, es de la misma edad que Jimin aunque no lo parezca por su delgadez que lo hace ver tan pequeño y casi nunca sonríe, es un poco aterrador y raro.
Jimin no tiene nada en contra, ha intentado hacerle la plática, lamentablemente Yoongi nunca le ha hecho mucho caso.
Como sea, Jimin está sentado junto al pastel sintiéndose miserable debajo del costoso disfraz de Spider-Man, los lentes sobre la máscara son un absurdo chiste.
Sabe que la fiesta es así porque Jihyun habló con los demás, debió decirles algo, Jimin sabe que no se lo merece, pero tampoco es como si quisiera hacer algo.
Jihyun es un niño de once años, pequeño y testarudo, todavía piensa que el mundo siempre estará en la palma de su mano, tal vez en el futuro empiece a darse cuenta de que no es así.
El hijo de la vecina era igual, berrinchudo, egocéntrico y acaparador, cuando entró a la escuela media cambió y ahora no es más que un adolescente amable que siempre saluda a todos, Jimin conoce esa historia y tiene mucha esperanza en que Jihyun sea un caso similar.
De hecho, Jimin está más preocupado que enojado, no quiere que su pequeño hermano se meta en problemas en el futuro, no quiere verlo sufrir, de verdad no quiere.
—Feliz cumpleaños —llama una voz pequeña y tierna a su lado.
Cuando Jimin se gira encuentra a un Iron-Man pequeño, el disfraz se ve de una calidad increíble, sonríe en automático porque sabe quién está debajo de la máscara dorada.
—Te ves increíble —halaga con una sonrisa enorme—. Pensé que habías dicho que ya no te quedaba.
—¡Mamá compró uno nuevo para mí! ¿Te gusta?
El niño da una vuelta completa para lucir su disfraz y los ojos de Jimin brillan de la admiración, tal vez no es tan malo, puede que este cumpleaños no sea un fracaso.
—Y también te traje un regalo, mamá me ayudó a elegirlo, pero tienes que prometer que lo abrirás cuando la fiesta termine, ¿de acuerdo?
—Promesa de meñique.
Y durante toda la fiesta Jimin aguarda con ansias para ver lo que la bolsa de regalo color amarillo esconde, nunca sucumbe a su tentación de echar un vistazo, es un niño grande con habilidad para controlarse.
Jihyun se lleva a Jungkook para que juegue con él un rato y Jimin no se queja, no cuando encuentra a Jungkook sonriéndole desde el otro lado de la fiesta de vez en cuando.
No podría alejarse de él.
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Un miércoles Jimin estaba usando un jersey de su película favorita a escondidas, las cortinas de su ventana estaban abajo y él estaba concentrado pegando los detalles de su nueva maqueta, hecha solo por gusto cabe destacar.
—¿The Nightmare Before Christmas? —leyó con una pésima pronunciación aquel niño de ojos de ciervo—. ¿Qué es?
Jimin casi se quema con la pistola de silicona por el pequeño susto sufrido ante la repentina entrada del niño a su habitación. Sonrió más aliviado cuando la pequeña taquicardia pasó y luego agachó la mirada con un rubor en el rostro.
—Mi película favorita.
Nunca tocaron el tema después de eso, Jungkook no volvió a preguntar y han pasado muchas semanas desde ese miércoles, por eso en la noche cuando Jimin abre esa bolsa amarilla su pecho se llena de cariño y su corazón palpita con alegría.
Una cajita musical de la película.
No puede describir su emoción.
Una caja pequeña, de madera negra, con la imagen de Jack Skellington tallada en la superficie y otros personajes en las demás paredes, se apresura en girar la llave y después se deleita ante la suave melodía principal del filme.
Siente húmedos los ojos, pero no lo va a admitir, sólo está un poco conmovido, ha sido un día largo.
Sólo un poco conmovido.
Encuentra una nota escrita con una letra terrible en la bolsa.
¿Te gustaría salir a pedir dulces conmigo?
Sólo un poco conmovido, es normal llorar de alegría.
Oh, no...
Ahora lo sabe, sabe que quiere ser amigo de Jungkook y no permitirá que nadie le quite esto.
Por eso debe contarle a sus padres.
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Le gusta Halloween.
Es su festividad favorita del año porque puede obtener todos los dulces que quiera y ocultarse bajo una mascara sin preocupaciones.
Está creciendo, así que el final de esta larga carrera de azúcar está llegando a su final, necesita aprovecharla todo lo que pueda.
—¡¿Mamá, por qué tenemos que pedir dulces con Jungkook?!
—Porque él necesita de alguien con quién salir al igual que tú, los amigos tienen que apoyarse unos a otros —responde la mujer con calma antes de pellizcar su nariz juguetonamente—. ¿No es Jungkook tu amigo, Hyunnie?
Jihyun responde con un puchero y termina de acomodar el parche de su ojo, este año le toca ser un pirata y Jimin será Ghostface, un clásico del terror, no quiso invertir demasiado en la idea, le gustan las cosas sencillas mientras pueda recibir dulces.
Jimin observa a su madre con una mirada cómplice, él habló con ella hace un par de días y le contó la discusión que tuvo con su hermano la última vez, aunque no le han dicho nada a Jihyun directamente parece que sus padres están tratando de darle empujoncitos para que vea que no hay nada de malo en compartir a su amigos.
Además, los padres de Jimin saben que hay algo especial surgiendo con Jungkook y este vínculo será algo de lo que Jihyun adquiera conocimientos.
Jihyun debe aprender que no todos los amigos están para quedarse y eso no los vuelve malas personas.
Todos conocemos gente todo el tiempo y con algunos nos sentimos mejor que con otros, no se puede forzar.
Sin embargo, los padres de Jimin no sugieren algo que haga que los tres se mantengan como grandes amigos, tal vez ellos desde su gran experiencia pueden ver algo más que está pasando desapercibido.
De cualquier modo, Jimin sonríe cuando encuentra a Jungkook disfrazado de una especie de monje satánico en su puerta y Jungkook también lo hace.
—¿Listo para pedir dulces? —pregunta Jimin detrás de la máscara.
—¿Puedes ver detrás de eso? —pregunta Jungkook, ignorando la pregunta anterior hecha por Jimin.
Jimin no evita carcajear al ver la inocente curiosidad de Jungkook.
—¡Por supuesto que sí! Los ojos son de tela —dice Jimin mientras los toca—. ¿Ves? Puedo verte perfectamente, sólo un poco oscuro... —susurra lo último con un puchero.
Jungkook se acerca y le levanta la máscara con cuidado.
—¡Y tampoco estás usando lentes! —exclama—. ¿Debería tomar tu mano en el camino, Jimin?
—¡Oye! No estoy ciego.
Aunque regaña al menor no para de sonreír, hay algo tan emocionante en este halloween, tal vez es la nueva compañía ya que a veces salir de la rutina puede ser divertido, quién sabe.
Antes de averiguarlo, Jihyun aparece detrás de él con una cara de pocos amigos.
—¿Ya nos vamos? —pregunta sin ganas.
Y a Jimin sólo le queda forzar una sonrisa y asentir con la cabeza.
Al principio el recorrido es incómodo para Jimin, Jihyun habla con Jungkook más de lo normal, le cuenta un sin fin de cosas y este sólo asiente o da respuestas cortas, no hay muchas sonrisas de su parte, Jungkook siempre ha sido así.
Excepto con Jimin.
En algún momento, Jungkook y él conectan miradas, la expresión facial de Jungkook es un total: "Ayúdame", Jimin debe contener la risa y fingir toser mientras se encoge de hombros.
"Él es así", intenta decir.
Encuentran un alivio cuando Jihyun encuentra a uno de sus amigos y se pone a platicar con él, ambos son casi de la misma personalidad, sólo se ponen a alardear sobre el número de dulces que han obtenido hasta el momento.
Está bien para Jimin, cuando Jihyun crezca será menos infantil, no es como que Jimin no lo sea algunas veces, de todos modos.
—¿Cuál es tu casa favorita para pedir dulces? —pregunta Jungkook en voz baja—. Me gusta la casa de la señora Song.
—Buena elección, pero yo prefiero la casa del señor Choi que vive a la vuelta, ¿sabes? Me gustan esos dulces que son como ácidos, no los encuentras en todos lados.
—También me gustan, pero la señora Song me da más dulces —levanta la calabaza de plástico—. Mira esto, casi me llena a la mitad y apenas estamos empezando, eh, soy experto en esto.
A Jimin le divierte esto, le gusta cuando Jungkook es así, relajado y bromista, es tan enternecedor.
—Todavía te falta mucho por aprender, niño —comenta Jimin a modo de broma y muestra sus dulces—. Casi lo lleno.
—Eso no cuenta, eres el niño más tierno de la zona, por supuesto que tienen su favoritismo.
Si Jimin no tuviera la máscara, Jungkook se burlaría de su gran sonrojo, está seguro de que hay uno, puede sentir su rostro ardiendo y su corazón latiendo a alta velocidad.
—¿El niño más tierno? ¿Eso es lo que piensas de mí, Jungkookie? —pregunta Jimin de manera juguetona, controlando el tono de su voz para que no parezca que está muriendo de un ataque.
Jungkook sonríe y sus ojos brillan con diversión.
—Bueno, ¿acaso estoy equivocado? —responde con una mirada traviesa.
La noche transcurre, en algún momento vuelven a casa para dejar sus dulces y luego ir por más, no importa si a veces los celos de Jihyun son demasiado para Jimin porque con el rato se comienza a calmar, después de todo la noche sigue siendo maravillosa.
Al final del día, en la comodidad de la sala, comiendo dulces y contando sus travesías, Jimin descubre que este es su mejor Halloween hasta la fecha.
Aunque no admitirá cuánto le gustó entrar a la casa de terror sólo porque Jungkook tomó su mano para que no sintiera miedo.
Se supone que Jimin debe cuidar de él, ya que es menor, lo sabe, pero no pudo evitar la comodidad de sentirse protegido por alguien.
No lo olvidará.
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No se ven mucho las semanas siguientes.
Al menos Jihyun ya no es tan cortante, a veces se ríe de los chistes de Jimin y Jimin se ríe de los suyos, son hermanos, es imposible permanecer tanto tiempo enojados.
En diciembre, Jungkook los visita sólo una vez, les dice que pasará todas las vacaciones de navidad en casa de su abuela, quien vive a algunas horas de distancia en auto, así que no se podrán ver.
Los despide con un abrazo, los señores Park le piden que disfrute mucho de la cena en familia y que no olvide pedir sus deseos de año nuevo.
Esa noche Jungkook se va con una sonrisa.
Oh, y también le dice algo a Jimin que lo deja pensando.
—Te espero en mi 2010.
Jimin también lo espera, él también espera tener a Jungkook en su primer año si no es tanto pedir.
El futuro es incierto, tal vez después haya más obstáculos, quizás en algún tiempo no se vuelvan a hablar, no lo sabe, lo único que le queda es tener un poco de fe.
Por eso en año nuevo, en su primera uva, por primera vez no dedica su primer deseo a su familia, a la escuela, al taekwondo o a cualquier otra cosa que ya haya deseado antes, lo primero que piensa es:
Deseo que Jungkook y yo sigamos siendo amigos por mucho tiempo más.
Se aferra a eso.
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❝...❞
No he hecho las correcciones ortográficas necesarias aún, terminé esto justo a las tres y media de la madrugada por aquí y luego programé su publicación, ah, me llevé un regaño por estar despierta tan tarde TT.
Me tardé un poco porque en algún momento escribir se volvió tedioso, los capítulos largos son un nuevo reto, creo que la parte interesante es conseguir que a pesar de que haya más de cinco mil palabras el lector no las sienta, es decir, que no se canse demasiado.
Espero haberlo logrado, me gustaría mucho leer en sus comentarios qué piensan de esta historia, tenemos nuevos conflictos aquí con Jihyun y los padres de Jungkook, ¿sienten curiosidad por algo?
Narraré esto como si fuera una cronología, pero me aseguraré de que no se siente tan excesiva al ir año por año, cuando menos se den cuenta ya tendremos a dos adolescentes enamorados sin saber cómo expresar sus sentimientos.
¡Estoy segura de que lo amarán!
Por favor, voten y comenten, nos vemos muy muy pronto.
—KMDPrincess.
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