Fase 1
Presentación del personaje
"SOY YO"
Título: ¿Cómo volver de la locura?
...
Anthon dejaba una rodaja de pan recién horneado por él mismo en frente suyo. Perezoso el castaño da una mordida sonriendo de inmediato ante el dulzón de este.
– La familia Hernández a caído.
Lo primero que Desvard piensa al escuchar eso es que es una broma. Deja a medio camino el pan que comía para observar a su padre esperando que, como siempre, empiece a reirse y decir "es broma, solo caíste tú", pero sabe que eso es imposible porque su padre solo bromeaba de tal manera usando el nombre de otras alianzas que tenían. Nunca usaba el apellido Hernández ante el respeto que les tenía.
– ¿Entonces por qué no estamos yendo a atacar en estos momentos? – Su tono de voz salió más agresivo de lo que quería.
– Si crees que eso es lo primero que se hace apenas cae una de nuestras empresas aliadas debo de decirle a Anthon que en vez de clases de defensa y uso de armas empiece a instruirte en política y liderazgo. – Con calma su padre toma un sorbo del café caliente. Anthon, que estuvo en silencio todo ese tiempo, observó al azabache canoso con el ceño fruncido.
– Claro, como tú eres incapaz de enseñar a tu hijo me mandas a ser la nana.
– ¿En serio vamos a discutir quién me cría en estos momentos en los cuales acabas de decir que la familia Hernández, la más importante de nuestras alianzas, cayó ante no sé quién?
– Fue el hijo de la mano derecha de Guillermo.
Desvard hizo memoria.
– ¿Jack?
– Sí. – De inmediato intervino Anthon, alejando su taza vacía – Al parecer esto no pasó ahora ¿Entiendes, Desvard? Por eso no podemos ir y atacar por atacar. Nosotros no recibimos ninguna señal de ayuda, aparte de eso, el hogar parece estar normal así que no fue un ataque sangriento.
– Significa que fue premeditado. No quisieron deshacerse de las riquezas o la empresa. Solo de la familia.
– Exacto. – Observa unos momentos a su tutor que silenciosamente le pide la mermelada. Toma el frasco para dárselo – Es por eso que no podemos ir y atacar. Nosotros apenas nos enteramos hoy, pero tenemos la teoría que el ataque fue de hace semanas, sorprendentemente Jack pudo ocultar muy bien todo.
– ¿Y cómo se enteraron?
– La exigencia de mayores riquezas – Anthon muerde su pan después de haberle untado mermelada y espolvorear un poco de sal. – Nunca nos pidieron algo así. Querían que el armamento que nos daban sea pagado por el doble de lo que siempre les damos. Inmediatamente sospechamos ya que este contrato permaneció desde inicios de nuestras empresas a cambio de nuestra protección a ellos.
– Además que los guardias que enviamos allá no responden. Fueron asesinados, o tal vez secuestrados.
– Por eso mandamos a tres espías a investigar, no vieron señal alguna de la familia Hernández y solo está Jack al mando.
– El padre de Jack igual está muerto.
– Entonces Jack mató de manera perfecta a toda la familia, se quedó con todo, pudo ocultar las evidencias y mantener un perfil fingido por las últimas semanas sin que ninguna otra empresa se de cuenta aparte de nosotros. – La mirada negriza se iluminó de inmediato
– ¿Ya te das cuenta, Desvard?
– Es un complot. – El hambre se había ido, su miedo aumentó al pensar en su amigo de infancia – Hay más empresas atrás, muchas más empresas y por eso nadie investigó lo que está pasando. El problema es que si fue así no tiene sentido poner al mando a Jack, pudieron derribar la empresa por completo y después él se iría a otra para servir como mano derecha.
– Nadie confiaría en alguien que traicionó a su jefe.
– Nadie grande realmente. – Mira a su padre, casi esperando que complete lo que diga. – Los jefes no están metidos en esto, son los siervos, por eso se pudo ocultar la información del golpe. Tal vez si hubo una señal, pero ellos la ocultaron y nadie se enteró al igual que nosotros. Eso, aparte de significar que tenemos traicioneros aquí, también significa que quieren hacer una rebelión, buscan un poderío mayor, y por eso tomaron a Jack de cabecilla.
– Exacto. Es por eso que no podemos ir y atacar, no sabemos quiénes de aquí estan de su lado y tal vez si los llevamos nos maten a medio camino. También debemos informar de manera personal a las demás empresas para que ninguno de sus siervos se enteren.
– Pero eso sigue sin quitarme la duda de por qué solo a la familia. Si llegó a formar un gran grupo de seguidores entonces no necesita la empresa, pudo usarla de amenaza. – Mira por momentos la taza abandonada de Anthon – A menos...
Su padre le interrumpe.
– Es una pequeña posibilidad. Tal vez solo uno de ellos este vivo o todos lo estén, pero eso no tendría sentido, es solo uno.
– ¿Creen que sea el primogénito? ¿Diego?
– Es él o la prima, escogerá la persona más débil de mente para manipularla.
– O la más fuerte, así al manipularlo también será terco de dejar esa verdad.
– Termina tu té hijo. Recuerda que tienes clases de política en una hora. Yo y Anthon nos encargaremos de buscar, si te necesitamos te llamaremos. Actúa como siempre, nadie debe saber esto.
El azabache quiere negarse, exigir ser él quien investigue, pero antes de siquiera hablar Anthon pone un pan con mantequilla en frente suyo acercando un poco más la taza de té. Cuando toma un sorbo el hombre le sonríe dandole dos palmadas en la cabeza.
Anthon y Ahab se levantan de la mesa. Cada uno pasa al lado del chico dándole un leve mimo en el cabello. Aún con Desvard teniendo ya veinte años lo siguen tratando como su pequeño.
– Provecho. – Es lo último que dice su padre antes de desaparecer del comedor junto a su mano derecha. El azabache se queda en silencio cuestionándose si de verdad Diego seguía vivo, esperaba que sí.
...
Llegando la noche Desvard vuelve a su cuarto. Entre tropezones empieza a desvestirse tirando su ropa entre los pasos que da hasta llegar a su cama.
Apenas se quita el pantalón se tira de espaldas a la cama, cansado. Pero no pasa mucho antes de que empiece a llorar.
Primero es una pequeña mueca, sus labios se fruncen y él posa su mano en su cuello intentando calmarse. Después el mohín se convierte en una mueca adolorida al recordar a Diego. Y finalmente las lágrimas se desbordan de sus ojos y él intenta acallarlas cubriéndose la boca al mismo tiempo que se sentaba.
¿Qué haría si Diego ya no estaba? ¿Podrá soportar no tenerlo en su vida? Toda su infancia y casi toda su adolescencia la pasó a su lado, y aunque siempre se lo negaba a su padre, lo extrañaba en demasía cuestionándose en medio de sus clases el escribirle una carta. Pero ahora no había nada, ahora Diego tal vez esté muerto y él nunca pudo volver a verlo.
Su llanto solo se vuelve más ruidoso, está destrozado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro