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—¡Y se me declaró! ¡Así de la nada! —exclama Seungkwan consternado.
Jihoon aparta la mirada de los papeles frente a su escritorio y le echa un vistazo a su jefe, quien está en la silla frente a él mientras se derrite como un helado bajo el sol de verano.
—¿Y qué piensan tus hijos de él?
Seungkwan se sienta derecho una vez más. Cruza sus piernas y frota su mentón pensando.
—Soonyoung lo odia. Pero a Jun le fascina desde que es su maestro.
—¿Es su maestro?
Seungkwan asiente y extiende su brazo izquierdo hasta que su mano roba un par de post-it amarillos del escritorio de Jihoon.
—Dice que son sus prácticas, o algo así.
—Debe ser alguien joven.
Seungkwan alza una ceja mientras despega su atención de la grulla de papel que hace sin cuidado.
—¿Insinúas que yo no lo soy?
Jihoon se ríe y, por consecuencia, Seungkwan sonríe, porque pocas veces puede jactarse de haber hecho reír al bonito omega.
—No quería decir eso. Sabes a lo que me refiero. Es extraño que, bueno, un alfa tan joven desee cortejar a un omega que incluso tiene hijos.
Seungkwan suspira. Todo lo que Jihoon dice tiene sentido, y él también sigue sin poderse creer que un joven como Lee Chan deseé con tantas fuerzas estar con alguien como él.
—Lo sé. También creo que es extraño.
—Y a todo esto, ¿a ti te gusta él?
El silencio reina en la oficina. Jihoon no ignora la manera sutil en la que el aroma de Seungkwan cambia y, sorprendiéndose por completo, reconoce aquella variante semejante a la misma que su jefe desprendía aquellos días donde se la pasaba parloteando de lo bonito que era Mingyu toda la tarde.
Jihoon está a punto de hablar, y Seungkwan se prepara para debatir cualquier confusión. Pero la puerta suena y, sin disimulo, Seungkwan se levanta y va directo a abrirla.
—¿Chaeryeong?
♡ (Lee) Seungkwan ♡:
Necesito pedirte algo.
12:25 pm
Chan sonríe. Vaya que le había costado obtener el número del bonito omega, y ahora, viendo su bandeja de entrada con un mensaje suyo, no podía estar más satisfecho.
—¿Algo muy interesante, Chan? —cuestiona Jeonghan.
El menor asiente efusivo. Dirige su mirada a su asesor de prácticas y después a Seokmin. Oh. Jeonghan no lo mira muy feliz, el hombre ahora alza una ceja y ha dejado de caminar por el campus de la universidad.
—Lo siento.
Jeonghan suspira rendido y continúa su caminata junto a sus dos alumnos.
Seokmin, en cambio, sonríe hacia su amigo y le da un par de golpecitos con su codo en sus costillas para llamar su atención.
—¿Seungkwan? —pregunta en un susurro para que Jeonghan no los reprenda.
Chan asiente y da una nueva mirada furtiva a la pantalla de su celular. Teclea rápidamente ante la atenta mirada del otro alfa.
¡Pide lo que sea!
Por cierto, ¿cómo estás hoy?
Aparte de bonito, digo ♡
12:27 pm
Sus mejillas se tiñen de un suave carmín al escuchar la risilla de Seokmin muy cerca de su oído.
—¡No te burles! —se queja. —Si fuera Vernon estarías igual.
Seokmin rueda los ojos, pero no se atreve a reprochar nada, sabe que, después de todo, lo que dice Chan es verdad.
♡ (Lee) Seungkwan ♡:
Chaeryeong no puede recoger a Soonyoung hoy, así que pasaré antes por él. ¿Podrías cuidar a Jun en la escuela mientras tanto?
12:29 pm
Esta semana no tengo prácticas, ¡pero puedo recoger a Junnie! Pasaré por él apenas salga de la universidad y lo llevaré a casa después ~^^
12:30 pm
♡ (Lee) Seungkwan ♡:
Te lo agradezco.
12:35 pm
Chan suspira, y Seokmin lo mira intrigado. Ese había sido un suspiro soñador, y ese aroma intensificado que desprende su amigo no miente.
♡ (Lee) Seungkwan ♡:
Y estoy bien. Espero que tú también lo estés, Chan.
12:38 pm
—¡Te extrañaba tanto, Dino! —se queja Jun apenas el castaño le ofrece su mano.
El menor no duda ni un segundo en ocupar la mano del mayor, sin embargo, la utiliza de perchero improvisado para colgar su pequeña mochila. Abre el cierre con rapidez y, con todo el cuidado que puede tener un cachorro de seis años, saca una ranita verde de origami.
—¿Y eso? —indaga Chan.
Jun asoma todos sus dientes, mostrando la reciente ventanita adquirida (gracias a una manzana dura) y da un fuerte suspiro antes de contestar.
—La hice para Minghao. A Minghao le gustan las ranitas. ¡Y a mi me gusta Minghao! —dice, repitiendo el nombre de su amigo tantas veces como le es posible.
Chan se enternece por las palabras, así que decide no cuestionar más y acompañar a Jun ahí, parados juntos fuera de la escuela, hasta que el pequeño niño flacucho sale tomando la mano de —quien parece ser— su madre.
—Anda. Sé amable —advierte Chan, dando un pequeño empujoncito al menor.
Admira la tierna escena de lejos, sintiendo en su pecho florecer algo parecido al orgullo. La madre del mayor sonríe hacia Jun, y Minghao sostiene la ranita con delicadeza en cuanto se la ofrece. Ambos cachorros se despiden mutuamente y Jun regresa a un lado de Chan con las mejillas ardiendo.
—Cuando crezca, Minghao será mi alfa. ¿Lo sabías?
Chan se asombra, pero niega. —¿Entonces serás un omega?
—¡Claro! Minghao y yo vamos a ser novios. Como tú y papi.
A Chan se le atora su propia saliva de pronto. Con pesar tiene que explicarle al cachorro que él y Seungkwan, por desgracia, no son pareja.
Al menos no aún.
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