3
Mientras Chan conduce, con Wonwoo y Jun en los asientos traseros riendo, con el aroma a canela de Seungkwan colándose en todos sus sentidos, es cuando se da cuenta.
Seungkwan, ese bonito omega que lo tiene cautivado, tiene un hijo. ¿Entonces tiene una pareja? Bueno, al menos no parece llevar algún anillo en su dedo anular.
Chan muerde su labio y aprieta con un poco más de fuerza necesaria el volante. Seungkwan lo voltea a ver mientras alza una ceja.
—¿Hay algo que te moleste? —pregunta Seungkwan, sintiendo un poco las feromonas de nervios del alfa. Ignora cómo él es la única persona del auto que parece haber notado el ligero cambio del aroma.
—Uhmm... de casualidad, ¿sales con alguien?
La vista de Chan se enfoca en el hombre rubio por un segundo antes de regresar al frente, su corazón martillea con fuerza en su pecho, temerosos de la respuesta.
—¿Qué clase de pregunta es esa? —cuestiona irritado.
—Solamente estaba...
—¡Llegamos! —anuncia Jun mirando por la ventana.
Es verdad, Chan había estado tan distraído que no había notado cuando llegaron a la dirección que Seungkwan le dio con anterioridad.
Wonwoo abre la puerta para el menor y Seungkwan también sale del auto.
Antes de que su hermanastro acompañe al hombre hasta la entrada de la casa, Chan se lo impide con una mirada y es quien termina tomando la mano de Jun mientras camina hasta la puerta de madera junto a Seungkwan.
Mientras el rubio apenas piensa en abrir, otra cabellera dorada revuelta se asoma por la entrada.
Chan abre la boca, pero no alcanza a reclamarle a Jun la manera en la que se suelta de su agarre y se abalanza contra el otro niño, pálido, con el cabello tan rubio como el de Seungkwan, y definitivamente mayor que Jun.
—Lo siento, le dije que debía ser paciente y esperar a que entraran —se excusa una chica pelirroja que ha aparecido de pronto mientras toma la mano de Jun, quien continúa exaltado y se escapa de su agarre para entrar corriendo a la casa —, pero estaba tan ansioso desde que volvimos de la terapia que se negó a despegarse de la mirilla.
El niño, en cuestión, aprovecha la distracción y se esconde detrás de Seungkwan mientras mira desconfiado a Chan.
—Está bien, Chaeryeong. Ya puedes irte por hoy, gracias por todo —agradece Seungkwan con una sonrisa cansada, resignándose al agarre de su otro hijo.
La chica se inclina y toma un bolso antes de salir de ahí. En su camino observándola, Chan se encuentra con Wonwoo dentro del auto. El mayor se ha cambiado de lugar y ahora está leyendo un libro desde el asiento de copiloto. Chan piensa entonces que quiza va siendo hora de irse.
—¿Quién eres tú? —interrumpe bruscamente en sus pensamientos el niño rubio, que ahora se ha parado frente a Seungkwan y cruza sus brazos sobre su pecho.
—Soy Chan —se presenta con una sonrisa, pero el niño rubio no hace más que mirarlo con las cejas juntas.
—Soonie, ¿por qué no vas con tu hermano dentro? —alienta Seungkwan, pero la pequeña personita se rehúsa a abandonar a su padre con aquel chico desconocido.
—Porque no quiero dejarte aquí —explica pegándose más a Seungkwan y Chan lo mira de manera incómoda cuando se da cuenta de que probablemente sea un pequeño alfa.
—Ah, si entras te dejaré comer galletas por la noche —negocia, y el niño repentinamente tiene ganas de entrar a la casa.
—No sabía que tenías dos hijos —admite Chan sorprendido cuando el menor desaparece.
Seungkwan lo observa atento por un segundo. —Tú no sabes nada de mi.
—No puedo creer que de entre todas las personas del mundo hayas tenido que ir a enamorarte de Boo Seungkwan —se burla Wonwoo cuando Chan regresa al auto.
—¿De qué hablas? —cuestiona el castaño abrochando su cinturón de seguridad.
—Por favor, como si no hubiera notado las miradas que le dabas cuando estaba distraído.
Chan se muerde el labio y una sonrisa escapa de sus labios. Wonwoo suspira y detiene a su hermanastro antes de que este encienda el auto.
—Solamente creo que es lindo. Y su aroma llama a mi alfa —se excusa el menor cuando se da cuenta de que no puede escapar.
Wonwoo sonríe ante la repentina timidez de su hermanastro. Chan solía ser un chico difícil cuando se trataba de sentimientos; jamás había salido con alguien y, ciertamente, Wonwoo tampoco recordaba haberlo visto enamorado.
—Ya. Pues creo que lo tendrás algo difícil.
Chan se revuelve en el asiento para quedar frente a frente con el mayor.
—Contexto.
Los lentes de Wonwoo bajan un poco por el puente de su nariz después de que este se ríe.
—No puedo estar seguro —dice primero, porque de cierta manera sabe que no le corresponde decirlo —; pero en la editorial suelen decir que él y su esposo eran una muy linda pareja.
—¿Su esposo? —Chan siente una punzada en el pecho y de pronto tiene ganas de hacer una rabieta, como si tuviera cinco años. Pero ahí se da cuenta una vez más. Eran. Así que lo pregunta también. —¿Eran?
El mayor asiente. —El señor Mingyu murió hace un par de años. A eso me refiero con que lo tendrás difícil. Dicen que Seungkwan no suele exteriorizarse mucho después de eso.
Chan mira el piso. ¿Sus sentimientos entonces eran imprudentes? El rubio muerde su lengua y maldice a su alfa internamente.
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