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15

El olor de café caliente lo despierta.
Seungkwan mira a su alrededor confundido. La habitación es marrón y las sábanas de la cama tienen dibujos de dinosaurio.

Se golpea mentalmente cuando recuerda a Lee Chan llevándolo a su casa. Al menos había sido mejor que regresar a su hogar por la madrugada y que sus cachorros lo encontraran tan mal.

—¿Quieres? —pregunta Chan cuando Seungkwan se aparece frente a él, en la cocina—. Mamá y papá llevan un par de semanas fuera, y Wonwoo se quedó a dormir con sus amigos —explica a pesar de que el omega no lo cuestiona.

Seungkwan asiente. Se sienta en la barra y observa cada movimiento del alfa mientras este le llena una taza de café caliente. Chan se mantiene detrás de la barra, parado.

—¿Te sientes mal? —pregunta Chan—. La verdad es que he escuchado que la resaca se vuelve peor con la edad —bromea.

Seungkwan ignora el comentario.

—Lamento las molestias.

Chan aprieta sus labios. Mira su taza de café y le da vueltas con la cucharita, después se alza de hombros.

—No te veías muy bien —dice—. Estabas llorando.

Ah. Seungkwan siempre ha sido un llorón, aunque procuraba que nadie supiera que lo era.

—¿De verdad? —Chan se le queda viendo y Seungkwan decide seguir hablando—. Creo que he estado pensando en muchas cosas.

—¿Estás triste? —pregunta Chan preocupado. Cuando veía extraño a uno de los cachorros en la escuela solamente les preguntaba y ellos contestaban—. ¿O estás enojado? ¿Tienes miedo de algo? ¿O...?

—No lo sé.

Un silencio se ha presente. El aroma de Chan comienza a asfixiar a Seungkwan.

—¿Es por mí? —indaga Chan—. ¿Estoy haciendo algo que te molesta?

Seungkwan no es particularmente bueno con las emociones; tampoco lo es con las palabras.

—Creo que me siento culpable. O no lo sé. No estoy seguro.

El aroma de Chan se suaviza. Seungkwan por un momento desea poder enterrarse en el cuello del alfa y simplemente no tener que pensar en nada por un momento. Ni en él mismo, ni en Chan, ni en Mingyu.

—¿Por qué te sientes culpable? —Chan se acerca al omega, pero se detiene a pocos centímetros. No quiere incomodarlo—. No me tienes que decir si no quieres, pero...

—Tengo sentimientos por ti.

La cola peluda e imaginaria de Chan se agita con emoción. ¿En verdad Seungkwan acababa de decir eso? No esperaba que el bonito omega lo admitiera tan pronto, pero no podía evitar emocionarse. Pensaba ya en cómo sería cuando vivieran juntos, y cuando cuidaran a los cachorros, y...

—Y eso me molesta, y me asusta. Me hace pensar en todo. Yo no quiero sentir nada por ti.

Chan suelta el aire que había retenido. Seungkwan no le había dicho que los sentimientos que comenzaba a sentir eran buenos, cierto.

—Ah... ¿Pero por qué? —reprocha con un puchero. Después de todo, Seungkwan sabe que Chan sigue siendo un cachorro por dentro.

—Por eso mismo —lo señala el rubio—. Haces pucheros como si tuvieras 10 años, y está bien, porque aún eres un niño.

—¡No soy un niño! —se queja el alfa—. Solamente, no sé, no puedo evitar ser así contigo. Me gusta ser así. Sé que es raro, pero me haces sentir bien. Me gustas, y me gusta estar contigo. Y me gusta tu aroma a canela. Y me gusta estar con tus cachorros, porque los quiero tanto como te quiero a ti.

Seungkwan se queda callado. Los ojos y la nariz del alfa se ponen un poco rojos, como si fuera a llorar.

—Aún así, de verdad no puedes pensar que alguna vez podríamos salir —dice el omega casi tan triste como Chan—. Yo aún amo a Mingyu, y no pienso que pueda dejar de hacerlo; no puedo olvidarlo ni siquiera por un día. Él...

—No te estoy pidiendo que lo olvides, o que lo dejes de querer —interrumpe Chan mientras sorbe su nariz. Ahora Seungkwan se siente mal por hacerlo llorar y quiere llorar él también—. Jamás te pediría algo así.

—Prefiero estar solo —alega de nuevo Seungkwan—. He estado solo desde que Mingyu murió.

Chan corta la poca distancia. Toma la mejilla de Seungkwan. Seguramente se ve patético tratando de consolarlo cuando él mismo parece un mar de lágrimas.

—Sé que puedes estar solo, porque tú puedes con todo sin ayuda. Pero eso no significa que debas hacerlo —Chan se acerca aún más. Junta su frente a la del omega y siente sus cabellos rubios picando contra su piel—. Kwannie, yo siempre estaré para ti, para ustedes.

Seungkwan cierra los ojos. Ahora está llorando también. Se limita a asentir suavemente.

Entonces Chan lo besa.

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