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Eran las ocho de la mañana cuando los tres se detuvieron frente a un gran edificio con el cartel de Peaceminusone luciendo en la cima de este.
– ¿Es en serio? –. JunHoe estaba incrédulo, sabía por el nombre que se trataba de una marca de ropa. Se cruzó de brazos y fulminó al escritor con la mirada, estaba perdiendo un día de trabajo sin justificar y se encontraba en un lugar al que poco le hallaba sentido.
JinHwan lo estiró del brazo, quería acabar con todo eso de una buena vez. Era un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer que vestía como un hombre, las miradas curiosas se hacían notar, entraron en la planta baja donde les sonrió una bella secretaria quitando el mal humor de JunHoe de inmediato cuando seductoramente llevó un bolígrafo a sus labios.
– Buenos días señorita, estamos aquí para ver a Kim DongHyuk –. Informó el escritor sin captar la atmósfera, la mujer rodó los ojos.
– Recepción del quinto piso –. Informó de manera cansina, como si fuera un dato del cual estaba harta de dar.
Los tres lograron entrar justo a tiempo al ascensor, junto a un grupo de ejecutivos, cada uno presionó un botón y cuando las puertas debieron cerrarse, sonó la voz robótica de la máquina.
«ADVERTENCIA. Límite de peso excedido»
El cartel decía que se aceptaba un límite de ocho personas, JinHwan contó con la mirada, había dos obesos que valían por cuatro, dos mujeres, un gigantesco hombre de miedo y luego estaban ellos tres.
Nadie parecía estar dispuesto a bajar, entonces JunHoe empujó fuera al escritor.
– Nos vemos arriba –. Le sonrió, la puerta cerró en sus narices.
Ante aquella acción JinHwan le dio un ligero codazo.
– ¿Por qué le hiciste eso? –. Regañó en un susurro.
– Vamos Jinny – JinHwan resopló ante el patético apodo que acababa de darle su amigo y arrugó la nariz, le sonaba al nombre de una prostituta – míralos, todos parecen profesionales como para faltarles al respeto, en todo caso sobramos nosotros, que no trabajamos aquí y bueno, alguien debía sacrificarse.
El ascensor paró en el segundo piso y uno de los obesos bajó allí, el ambiente parecía un caos entre diseñadores y asistentes yendo y viniendo seleccionando algunas prendas, se veían cansados y demacrados. La siguiente parada fue en el tercer piso donde se visualizaba un set, allí bajaron las dos chicas a paso apresurado, el fotógrafo estaba histérico.
– ¡Vamos chicas que la promoción para la colección Otoño-Invierno no se hará sola!
Las maquilladoras las atraparon en el camino con sus productos, las peluqueras aguardaban con sus secadoras y demás instrumentos con cara de espanto hacia el reloj, la puerta del ascensor cerrándose interrumpió la escena. En el cuarto piso salió corriendo el otro obeso en una escena casi cómica, con sus papeles; el gigante se tomó su tiempo dejando ver en su tardanza cómo los trabajadores de aquella oficina iban de un lado a otro, de computadora a computadora al parecer haciendo nuevos diseños.
JinHwan y JunHoe intercambiaron miradas de espanto, el sitio parecía ser un caos y se anticiparon al abrumador escenario que podría haber en el quinto piso, en cambio, todo allí fue sorprendente.
Había música clásica de fondo, el ambiente estaba decorado estéticamente, un par de secretarias contestaban el teléfono y anotaban cosas con una gracia y tranquilidad desconocidas, hasta el tono de los teléfonos sonando eran agradables. Había un aroma dulce, al fondo había una recepción con un chico de cabellos rubios charlando amenamente con uno que vestía colores llamativos y llevaba el cabello teñido de un rojo chillón.
YunHyeong llegó jadeante por las escaleras y entonces señaló al rubio mientras se recargaba contra la pared intentando recobrar el aliento.
– Es él, Kim DongHyuk.
JinHwan y JunHoe dejaron al escritor atrás nuevamente y se aproximaron al sujeto, logrando escuchar la conversación con el pelirrojo.
– El café está delicioso, pero me preguntaba – se inclinó provocativamente sobre el mostrador, quedando su rostro a escasos centímetros del rubio – si de casualidad tienes algo que pueda comer, ya sabes, que me quepa entero en la boca –. Se mordió el labio inferior.
– Hice galletas –. Contestó entonces el rubio sonriendo y agachándose para entonces sacar unas galletas envueltas con un papel transparente y con un moño de color verde.
El otro iba a replicar, evidentemente porque el rubio no parecía entender sus insinuaciones pero entonces DongHyuk se percató de la presencia de los extraños.
– Oh, buenos días, ¿tienen una cita con GD?
– Vienen conmigo –. Interrumpió el escritor, el rubio salió de su puesto para abrazar al escritor efusivamente.
– Siempre quise felicitarte por lo de tu libro, pero no nos volvimos a ver desde la graduación –. Entonces volvió a mirar a JinHwan y JunHoe.
El chico era demasiado encantador.
– Ellos son JunHoe y... –. Los presentó YunHyeong.
– Jinny –. Interrumpió JunHoe ganándose una mirada de odio por parte del más bajo.
– Un gusto – sonrió amablemente – ¿quieren galletas?
Antes de que pudieran negarse ya las estaba repartiendo.
– Vinimos a verte porque Jinny – habló YunHyeong, JinHwan rodó los ojos ante el patético nombre que le habían dado – ha estado teniendo algunos problemas.
– Oh, ya lo noto, ¿es su vestimenta masculina?
– ¡No! –. JinHwan se exasperó.
JunHoe lo calmó apretando su hombro, se dedicaron una mirada fugaz y el más bajo suspiró.
– ¿Podemos hablar de esto en un lugar más privado? –. Señaló con la mirada al pelirrojo.
– Dentro de dos horas será mi descanso, podemos encontrarnos en la cafetería de al lado –. Citó DongHyuk y allí lo esperaron.
Escogieron mesa para cuatro, JunHoe se sentó junto a JinHwan, mientras que YunHyeong quedó de frente con el segundo. Song, como buen observador notó la forma nerviosa con la que temblaba Kim. JinHwan tenía un tic en la pierna derecha, su mejor amigo al notarlo, colocó una mano sobre su muslo, un intercambio de miradas bastó para que el mayor notara el apoyo silencioso de su amigo.
Las manos del mayor sudaban, la espera se le hacía eterna. Al ver su reflejo en algún vidrio o espejo a su alrededor, más palpable se hacía el temor de quedar así para siempre. Koo apretó su muslo para avisarle que Kim DongHyuk acababa de entrar al local, luego apartó su mano.
El rubio saludó al camarero y tomó asiento, enfocó su vista directamente a la chica frente a él y esperó que hablara.
– En realidad, YunHyeong dijo que conocías a todo tipo de personas y creímos que sabrías de alguien que pudiera ayudarme –. Comenzó JinHwan, con una voz suave y femenina que no terminaba por creer que fuera suya.
– ¿Con qué exactamente? –. Preguntó el rubio, llevando su vaso a la boca para beber un sorbo de agua.
– En realidad soy hombre.
El otro se atragantó, el par de amigos intercambió miradas, JinHwan ya no estaba tan seguro de querer revelar esa información con un completo desconocido, temía que pensara que estaba loco, JunHoe, captando eso se alteró, golpeó la mesa con una mano y habló por él.
– Puedo dar fe de todo lo que diga, también Song, JinHwan era un hombre completo y de un momento a otro se transformó en mujer y creemos que tiene que ver con brujería.
El rubio levantó ambas manos, pidiéndole que se detuviera, aunque parecía tomar con seriedad el asunto por lo que Koo se tranquilizó, por un momento creyó que ese sujeto se burlaría de JinHwan y él jamás permitiría eso.
– Entonces... ¿Se convirtió en mujer? ¿De la nada?
– Luego de que comiera un pastel que dejaron frente a la puerta, con una extraña nota –. Explicó JinHwan.
– Vaya – el rubio frotó su mentón con una mano, al parecer pensando – conozco a alguien... Estudia la espiritualidad, maldiciones, brujería, pero no se les ocurra decirle brujo o se molestará. Tiene un montón de conocimiento en ese ámbito, se llama Gakuto Oshiro, japonés, pero se hace llamar Gackt.
– ¿Sabes cómo podemos contactarlo? –. Song sacó un bolígrafo de quién sabe dónde y estaba listo para apuntar toda la información en una servilleta de papel.
– No tiene teléfono, pero vive en una cabaña un poco aislada, podría acompañarlos pero en el trabajo todo es un caos en este instante. Anota la dirección.
Tanto JinHwan como JunHoe se miraron y sonrieron. Una parada más y tal vez hallaban la solución a todo ese extraño suceso.
El rubio les dejó su tarjeta antes de despedirse. Los dos amigos y el escritor fueron directo al sitio indicado por el chico encantador. Tuvieron que caminar por un fino sendero de tierra hasta alcanzar a divisar entre la maleza una cabaña rústica.
El aroma a incienso hizo estornudar a Koo sin parar, lo que advirtió de su llegada al extraño japonés de larga cabellera que salió a recibirlos. Sus ojos se asemejaban a los de un gato, sus dientes estaban un poco torcidos pero aun así se mostraba alegre.
– Los estaba esperando –. Los hizo pasar, sentándolos alrededor de una mesa de cristal.
¿Los estaba esperando? ¿Cómo podía ese tipo saber que ellos estaban en camino? —. Se preguntó Koo.
JinHwan observó alrededor sin perderse un solo detalle. Atrapa sueños, muñecos, velas, extraños objetos de cerámica de formas irregulares, tallados de madera, un estante repleto de todo tipo de objetos.
– Soy Yasu, el aprendiz de Gackt – murmuró, mientras les servía agua de un jarrón – él está en Australia, pero... si hay algo en que pueda ayudarles.
– ¿Sabe cuándo volverá? –. Interrogó JunHoe, mientras JinHwan agradecía por el agua y le daba unos sorbos.
– Suele ser impredecible, lleva tres meses allá.
Koo suspiró, recostándose contra el respaldo de su asiento, resignándose. JinHwan tuvo una arcada, su corazón empezó a latir rápidamente.
– ¿Te encuentras bien? –. Song fue el primero en percatarse de su palidez.
– Necesito aire fresco...
JinHwan salió corriendo, los árboles comenzaron a girar a su alrededor, los gritos de su amigo se oían distantes, por más de que estuviera entre sus brazos. Yasu murmuraba cosas ininteligibles con una campana dorada en mano, sacudiéndola.
Entonces empezó a cambiar. Quedó inconsciente luego de eso.
JunHoe estaba histérico, no dejó que nadie además de él lo tocara. Lo cargó hasta acostarlo sobre un sofá en la cabaña y no dejaba de mirar a su amigo, quien sudaba y mostraba muecas de dolor.
Koo veía al dueño de la cabaña como a un payaso, luego de su baile y todo el escándalo que había hecho mientras Kim sufría, no podía confiar en él. Arrodillado al lado de JinHwan sin soltar su mano, vio cómo despertaba.
– ¿Cómo te sientes? –. Preguntó, preocupado.
– Bien, creo.
JinHwan se sentó con la ayuda de Koo, observó a los ojos gatunos del extraño, recordando el sonido de esa pequeña campana.
– Fueron doce campanadas – murmuró ido – no sonaban agudas, sino como las enormes campanas de una iglesia.
JinHwan no recordaba mucho de los flashes de imágenes que había visto durante su cambio pero comprendía un sentimiento al ver al extraño de cabello negro. Confianza.
– ¿Qué fue lo que hiciste? –. Interrogó con un timbre de voz tembloroso.
– Iba a apoderarse de ti.
– ¿Quién?
– No quién, sino qué, ya te estaba controlando.
– ¿Un espíritu maligno? –. Preguntó el escritor, sin entender.
– No, la maldición. Es una magia negra muy poderosa, volverá.
– ¿Te refieres a que cambiará de nuevo? –. Desesperó JunHoe, JinHwan se hallaba en silencio tratando de procesarlo.
– Sí.
Luego de afirmar, empezó a revolver un cajón.
– Le mandaré una carta a Gackt, pero por el momento deberán conformarse con la poca información que tenemos. La maldición tiene algo que ver con las campanas. ¿Cómo empezó?
JinHwan le relató lo sucedido, citando también la nota. Yasu mostró completa seriedad al observar a JunHoe.
– Debes encontrar a esa mujer –. Sentenció.
Los tres quedaron con la boca abierta, prácticamente le estaba pidiendo que buscara una aguja en un pajar.
– Claramente la maldición era para ti, que experimentaras un enamoramiento doloroso. Puesto que tu amigo fue quien terminó maldito y cobra la identidad de una mujer, con el pasar del tiempo quizás su destino cumpla con lo que dice la nota, pero lo preocupante es que dice claramente "agonía." Por lo que incluso su vida puede estar en peligro. Incluso puede implicar que pierda su propia personalidad para lograr ese objetivo.
– ¿Hablas de que Jinny puede apoderarse de mí? –. Dimensionó Kim.
– Exacto.
– Entonces tengo que encontrar a la chica ¿y luego qué? –. Cuestionó JunHoe.
– Ir donde el brujo a deshacer el hechizo. De todas formas buscaré algún modo de deshacerlo junto con mi maestro cuando él regrese.
Sin decirse una sola palabra, regresaron al apartamento. JunHoe no se atrevía a mirar a su amigo a los ojos, no después del daño que estaba recibiendo por su culpa. JinHwan estaba asustado, se encerró en su habitación el resto de la tarde.
JunHoe por su parte, tomó un bolígrafo y un papel, se puso cómodo y empezó a hacer una lista de nombres femeninos. Entre perfiles en redes sociales y números telefónicos, llevaba varias hojas.
Levantó la vista cuando al fin la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a un despeinado JinHwan, este se encerró en el baño, para luego de unos minutos salir con una toalla envuelta alrededor de su cintura.
– ¿Qué haces? –. Preguntó, sentándose al lado de Koo.
– Una lista – JinHwan la observó frunciendo el ceño – lo sé, es... un poco larga.
Kim asintió como respuesta y su mirada se perdió en algún punto vacío de la pared frente a él. A JunHoe no le importaba tener a su amigo semidesnudo a su lado, su relación era tan cercana que incluso habían hecho un trío con una chica en su época más loca al alcanzar los veinte, pero, hasta ese entonces, jamás se vio tan frágil ante sus ojos. Nunca se puso a pensar en lo lampiño que era su pecho o en lo blanca y delicada que parecía su piel.
– Deberías vestirte, o cogerás un resfriado.
No tuvo respuesta alguna por la parte contraria.
– Jinhwan... – seguía perdido en sus pensamientos – ¡Jinan!
El aludido dio un respingo, mirándolo de repente.
– ¿Huh?
– Vístete o enfermarás, duende de jardín.
– Que un avión se estrelle contra ti – contestó mostrándole al menor su dedo medio – maldito edificio de ciento ochenta pisos.
Junhoe sonrió. Si había algo que molestaba a Kim Jinhwan, era que se metieran con su estatura. Pero maldición, le encantaba fastidiar a su hyung con eso.
El que al menos su amigo reaccionara como solía hacerlo le decía a JunHoe que no tenía por qué preocuparse por el momento por su estabilidad emocional. Aunque no lo pareciera, JinHwan se deprimía con facilidad, era muy en el fondo, un chico sensible que había crecido con demasiadas exigencias por parte de su padre para que actuara como un hombre duro debido a su rostro de finas facciones. Recordaba aún cómo en su adolescencia, el señor Kim reaccionó contra una perforación del mayor en la oreja, para el señor Kim eso era cosa de maricas, cuando en realidad en aquella época los chicos eran considerados por los demás cool si se lo hacían.
JunHoe entonces frunció el ceño, era extraño que el viejo no lo haya contactado aún por la fuga de su amigo.
– Necesito una cerveza –. Dijo JinHwan saliendo de la habitación, ya vestido, dirigiéndose hasta la nevera.
En un abrir y cerrar de ojos, había como ocho latas vacías sobre la mesa. A lo lejos, se empezaron a oír las campanadas de medianoche y JinHwan cayendo en desesperación al sentir el cambio.
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Segundo capítulo a medianoche ❤ (al menos aquí lo es)
Las cosas apenas están por ponerse interesantes, no desesperen 😏
Han sido muy amigos por bastante tiempo y se entienden hasta las miradas ❤
Gracias por leer, los jamón y queso ❤ :3
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