Había una vez, en unas tierras muy lejanas, un pequeño reino, próspero, tranquilo, y rico en romance y tradición. Y en ese reino había un pequeño hogar donde vivían un hombre viudo con su pequeño hijo Reki.

Aunque él era un padre amable y cariñoso, le daba a su hijo toda clase de lujos y comodidades, pero, sentía que a su hijo le faltaba el cariño de una figura materna. Y con esa idea en la cabeza se volvió a casar.

El hombre eligió a una persona de buena familia, esa persona se llamaba Hiromi Higa, mejor conocido como Shadow. Shadow al igual que el padre de Reki era un viudo padre con dos hijos, sus hijos se llamaban Cherry, el hermano mayor, y Miya, el hermano menor.

Pero tristemente, el padre de Reki enfermó y murió, dejando a su hijo al cuidado de Shadow. Y con la repentina muerte del padre de Reki, Shadow demostró sus verdaderos sentimientos. Él era cruel y calculador, celoso de la belleza de Reki, ya que a pesar de la tristeza que sentía Reki por perder a su padre él siempre se veía hermoso. Pero Shadow no iba a descansar mientras no hubiera realizado lo que tenía planeado para el futuro de sus dos hijos, que era que se casaran con un príncipe algún día.

Y así pasaron los años, toda la fortuna que había dejado el padre de Reki fue gastado en los caprichos de los dos hermanastros de Reki. Mientras tanto Reki, humillado y maltratado acabó siendo el sirviente de su propia casa. Reki era el que, hacía los trabajos duros de la casa, limpiaba la chimenea cada día, por lo que sus ropas siempre estaban sucias o manchadas de ceniza, por eso su padrastro Shadow, y sus dos hermanastros lo apodaron como CindeReki.

Por suerte Shadow no le impedía que hiciera lo que más le gustaba hacer en ese mundo, andar en skate. Cuando era pequeño sólo le importaba andar en skate junto con su padre o solo. Desde siempre supo todo sobre el tema del skate, y se sentía vivo cuando se subía en la patineta que le había hecho su padre antes de que muriera. Estaba muy agradecido con Shadow por no destruirla o prohibírselo ya que sin el skate él no podría soportar ese infierno que estaba viviendo.

Pero, a pesar de todo lo que estaba pasando CindeReki, él seguía siendo un chico amable y cariñoso, porque con la llegada de un nuevo día renacía en él una nueva esperanza, de que todos sus hermosos sueños de conocer a un apuesto príncipe y lo salvara de su vida tan miserable, se hiciera realidad.

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El día había empezado, con CindeReki despertando gracias a los rayos de luz que entraban a su habitación. Él se levantaba a las 5 de la mañana y siempre tenía un dolor de espalda por lo poco cómoda que era su cama. Se estiraba con una sonrisa por el sueño que tuvo.

—¿Por qué tuve que despertar en ese momento?, justo cuando se estaba poniendo interesante el sueño— se quejó CindeReki mientras empezaba a quitarse su pijama y ponerse su ropa diaria.

Últimamente, CindeReki empezó a soñar con un chico, no sabía cómo era porque nunca lograba ver su rostro, pero sabía que era un chico muy amable. Cada vez que soñaba con él le trataba bien, le comprendía, se sentía seguro a su lado y tenían pasatiempos similares. Lo único que no le gustaba del sueño era cuando despertaba, ya que, cuando iba a ver el rostro del chico era cuando despertaba. Tenía muchas ganas de saber quién era, esperaba conocerlo algún día.

—Reki, deja de pensar en sueños infantiles, tienes que volver a la vida real— se dijo y CindeReki ya estaba vestido como siempre lo hacía.

Su atuendo era un poco simple, una banda azul oscuro en la cabeza, un suéter amarillo con el dibujo de un engrane azul en el medio, con un dibujo de un monstro rojo sonriendo, unos pantalones oscuros y holgados, unos zapatos azules y encima se ponía un delantal blanco para no ensuciar la única ropa buena que tenía.

CindeReki, al estar listo, se dirigió a la cocina para preparar el desayuno de su padrastro y hermanastros. El desayuno era el mismo de todos los días, una taza de café y pan tostado. Tomó las bandejas para ir a las habitaciones de su padrastro y hermanastros.

La primera habitación era la de Cherry.

—Buenos días Cherry, ¿dormiste bien? — saludó CindeReki con una sonrisa como lo hacía siempre.

—Como si te importara— el peli rosa tomó la bandeja del desayuno —llévate esa ropa y me la traes planchada en una hora— CindeReki tomó la ropa sucia de su hermanastro mayor.

—Sí ,Cherry— salió CindeReki para ir a la habitación de Miya.

—Buenos días Miya— CindeReki entró a la habitación del pequeño y dejó la bandeja del desayuno en la mesita de noche del niño.

—Vaya, ya era hora slime— slime era el apodo que le puso Miya a CindeReki. El chico vio molesto al pelirrojo —no te olvides de lavar mi ropa—

Igual que con Cherry, CindeReki tomó la ropa sucia de Miya.

—Sí ,Miya—CindeReki ya llevaba dos cestas de ropa sucia, solamente quedaba su padrastro.

A diferencia de con sus hermanastros, CindeReki tocaba la puerta antes de entrar a la habitación de Shadow.

—Pasa— escuchó CindeReki y entró a entregarle el desayuno a su padrastro.

—buenos días, señor— CindeReki nunca llamó padre o papá a Shadow pues siempre le obligaba a decirle 'señor'.

—Recoge la ropa sucia, la lavas y la planchas— ordenó el hombre con tono serio.

—Sí señor— desde temprano CindeReki tenía mucho trabajo por hacer.

Así eran todos los días en la vida de CindeReki.

--🔥❄️--

Mientras tanto, en el palacio Crazy Rock Castle, el rey y la reina Hasegawa tenían una calurosa conversación. Más bien, la reina Nanako estaba alzando la voz mientras el rey Oliver trataba de calmarla.

—Pe.... pero cariño— la voz del rey temblaba.

—¡NO HAY PEROS QUE VALGAN! — alzó la voz la mujer que asustó a su esposo —Hace mucho tiempo que nuestro hijo trata de evitar sus obligaciones— La mujer caminaba de un lado para otro muy exaltada —Ya es hora que contraiga matrimonio y siente cabeza— Se detuvo la mujer frente a su esposo, quien estaba sentado en su trono muy nervioso por la actitud de su esposa. Cuando la reina se enojaba no había nada ni nadie que la calmara.

—Por supuesto que estoy de acuerdo contigo cariño— habló el rey con un poco de miedo —pero, hay que tener paciencia—

—¡PACIENCIA ME SOBRA! — volvió a gritar Nanako —pero Oliver, yo me siento menos joven cada día, y me gustaría ver crecer a mis futuros nietos antes de que partamos de este mundo— la mujer empezó a llorar desesperada y el rey rápidamente fue a abrazarla para consolarla.

—Te comprendo querida, es muy difícil ver a nuestro único hijo crecer y que se aleje de nosotros poco a poco, yo también me siento solo en este enorme palacio— habló Oliver con ternura recordando los buenos momentos que pasó con su hijo, y pudo calmar un poco a su esposa, ya que ella se sentía entendida —pero, yo opino que lo mejor sería dejar a Langa solo—

—¿¡DEJARLO SOLO!?— gritó la mujer empujando a su esposo —con la personalidad tímida que tiene, mi hijo necesita ayuda— habló firme la reina.

—Pero cariño, en las cosas del amor...— el hombre no terminó de hablar porque fue interrumpido por su pareja.

—yo, ya no puedo esperar más, sólo necesitamos que Langa encuentre una chica en un ambiente tranquilo, y nosotros nos encargamos del resto— propuso la mujer.

—Pero, ¿y si Langa llegara a sospechar? — habló el rey no muy convencido de lo que decía Nanako.

—Él no va a sospechar nada, puede haber un elefante caminando por todo el castillo, y él no se dará cuenta— dijo la mujer sabiendo lo despistado que era su hijo —oye, ¿Langa regresa hoy al palacio? — preguntó ella curiosa.

—Sí, recibimos su carta hace poco— Oliver le mostro la carta de su hijo.

En la carta de Langa decía que ese mismo día iba a regresar al palacio después de un largo viaje por tierras lejanas.

—Bueno, ¿Qué cosa más natural que un baile para celebrar su regreso? — la mujer empezó a pensar su loco plan —Pues bien, si todas las doncellas solteras vienen al baile, por lo menos se fijará en una de ellas— la mujer tenía una sonrisa traviesa.

—O en uno de ellos— insinuó el rey haciendo énfasis en el uno, y eso llamó la atención de la reina.

—¿Uno? — preguntó ella confundida.

—Sí, un él— contestó el rey.

—¿Él? — se preguntó la reina y tardó en entender —¿Eh? —

—Sí cariño, ¿no has pensado que tal vez nuestro hijo no esté interesado en las chicas, sino en los chicos? — preguntó Oliver confiado en lo que decía de su hijo.

—Bueno, si ese es el caso, hay que invitar a las doncellas y donceles al baile— la mujer seguía con una sonrisa en su rostro. Al parecer a sus padres no les preocupaba que su hijo fuera gay o bisexual —y cuando Langa encuentre esa persona, con el ambiente perfecto y a media noche, con la música romántica y todo eso juntos— al final de su oración la reina soltó un grito de emoción —no podemos fracasar, ¿verdad cariño? — preguntó la mujer sonriendo y mirando a su esposo.

—SI digo, no cariño, tenemos que preparar todo para el baile para...— el rey fue interrumpido otra vez por su esposa.

—Para hoy, para esta misma noche— habló emocionada.

—¿Esta noche? — preguntó extrañado el rey.

—Sí cariño hoy. A Langa le va a encantar—

La conversación ya había terminado, y en ese momento había llegado el carruaje de Langa. Ya había llegado el príncipe.

—¡LANGA, HIJO MÍO! — salió corriendo la mujer para recibir a su hijo.

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Espero que les haya gustado mucho el capitulo n-n

Si les gusto mucho por favor dejen un comentario y un voto para saber que les gusta mucho el fanfic igual que a mi me gusta hacerlo. Esperen la continuación pronto.