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Part. 1

ADVERTENCIA: MEGA LEMMON 

<<Se le recomienda que escuche la canción mientras llega a esa parte de la lectura donde se pone intenso>> 

FELIZ SAN VALENTIN!! 

El estomago me da vueltas. Me desea... De una manera rara, es cierto, pero este hombre guapo, extraño y pervertido me desea.

Chuuya: creo que le has dado la vuelta a este cliché — refunfuño.

Yo soy la polilla y él es la luz, y voy a quemarme. Lo sé.

Dazai: ¿Quieres añadir algo? — me pregunta amablemente.

Mierda. No tengo ni idea. Estoy totalmente perplejo. Me mira y arruga la frente.

Dazai: ¿Hay algo que no quieras hacer?

Chuuya: No lo sé.

Dazai: ¿Qué es eso de que "no lo sabes"?

Me remuevo incomodo y me muerdo el labio.

Chuuya: Nunca he hecho cosas así.

Dazai: Bueno, ¿ha habido algo que no te ha gustado hacer en el sexo?

Por primera vez en lo que parecen siglos, me ruborizo.

Dazai: Puedes decírmelo, Chuuya. Si no somos sinceros, no va a funcionar.

Vuelvo a removerme incómodo y me contemplo los dedos nudosos

Dazai: Dímelo — me pide.

Chuuya: Bueno... Nunca me eh acostado con nadie, así que no lo sé — le digo en voz baja.

Levanto los ojos hacia él, que me mira boquiabierto, paralizado y pálido, muy pálido.

Dazai: ¿Nunca? — susurra.

Asiento.

Dazai: ¿Eres virgen?

Asiento con la cabeza y vuelvo a ruborizarme. Cierra los ojos y parece estar contando hasta diez. Cuando los abre, me mira enfadado.

Dazai: ¿Por qué mierdas no me lo habías dicho? — gruñe.

Dazai recorre su estudio de un lado a otro pasándose las manos por el pelo. Las dos manos... Lo que quiere decir que está doblemente enfadado. Su férreo control habitual parece haberse resquebrajado.

Dazai: No entiendo por qué no me lo habías dicho — me riñe.

Chuuya: No ha salido el tema. No tengo por costumbres ir contando por ahí mi vida sexual. Además... apenas nos conocemos.

Me contemplo nuevamente las manos. ¿por qué me siento culpable? ¿por qué está tan rabioso? Lo miro.

Dazai: Bueno, ahora sabes mucho más de mí — me dice bruscamente. Y aprieta los labios. — sabía que no tenías mucha experiencia... Pero ¡virgen! — lo dice como si fuera un insulto. — Mierda, acabo de mostrarte — se queja — Que dios me perdone. ¿te han besado alguna vez, sin contarme a mí? 

Chuuya: pues claro — le contesto intentando parecer ofendido ante sus palabras.

Vale... quizá un par de veces

Dazai: ¿y no has perdido la cabeza por ninguna persona, un chico guapo por ejemplo? De verdad que no lo entiendo. Tienes veintidós años. Eres... Guapo.

Vuelve a pasarse la mano por el pelo.

¿Guapo?. Me ruborizo confundido. Osamu Dazai me considera Guapo. Entrelazo los dedos y los miro fijamente intentando disimular mi estúpida sonrisa. Mi adormecido subconsciente asoma la cabeza. ¿Dónde estaba cuando lo necesitaba?

Dazai: ¿Y de verdad éstas hablando de lo que quiero hacer cuando no tienes experiencia? — Junta las cejas — ¿por qué as eludido con el sexo? Cuéntamelo, por favor.

Me encojo de hombros.

Chuuya: Nadie me ha... en fin...

Nadie me ha hecho sentir así, solo tú. Y resulta que tú eres una especie de monstruo.

Chuuya: ¿Por qué estás tan enfadado conmigo? — le susurro.

Dazai: No estoy enfadado contigo. Estoy enfadado conmigo mismo. Había dado por sentado... — suspira, me mira detenidamente y mueve la cabeza — ¿Quieres marcharte? — me pregunta en tono dulce.

Chuuya: No, a menos que tú quieras que me marche — murmuro.

No, por favor... No quiero marcharme.

Dazai: Claro que no. Me gusta tenerte aquí — me dice frunciendo el ceño y hecha un vistazo al reloj — Es tarde — y vuelve a levantar los ojos hacia mí — Estás mordiéndote el labio — me dice con voz ronca y mirándome pensativo.

Chuuya: Perdona.

Dazai: No te disculpes. Es sólo que yo también quiero morderlo... fuerte.

Me quedo boquiabierta... ¿Cómo puede decirme esas cosas y pretender que no me afecten?

Dazai: Ven.

Chuuya: ¿Qué?

Dazai: Vamos a agregar la situación ahora mismo.

Chuuya: ¿Qué quieres decir? ¿Qué situación?

Dazai: Tu situación, Chuuya. Voy a hacerte el amor, ahora.

Chuuya: Oh.

Siento que el suelo se mueve. Soy una situación. Contengo la respiración.

Dazai: Si quieres, claro. No quiero tentar a la suerte.

Chuuya: Creía que no hacías el amor. Creía que tú sólo follabas duro.

Trago saliva. De pronto se me ha secado la boca.

Me lanza una sonrisa perversa que recorre el cuerpo hasta llegar a...

Dazai: Puedo hacer una excepción, o quizás cambiar las dos cosas. Ya veremos. De verdad quiero hacerte el amor. Ven a la cama conmigo, por favor. Quiero que nuestro acuerdo funcione, pero tienes que hacerte una idea de dónde éstas metiéndote. Podemos empezar tu entrenamiento esta noche... con lo básico. No quiero decir que venga con flores y corazones. Es un medio para llegar a un fin, pero quiero ese fin y espero que tú lo quieras también — me dice con mirada intensa.

Me ruborizo... Joder... Mi deseos se hacen realidad.

Chuuya: Pero no he hecho todo lo que pides en tu lista de normas — le digo con voz entrecortadas insegura.

Dazai: Olvídate de las normas. Olvítade de todos esos detalles por esta noche. Te deseo. Te he deseado desde que caíste en mi despacho, y sé que tú también me deseas. No estarías aquí charlando tranquilamente sobre castigos y limites infranqueables si no me desearas. Chuuya, por favor, quédate conmigo esta noche.

Me tiende la mano con ojos brillantes, ardientes... excitados, y la tomo. Tira de mi hasta rodearme entre sus brazos. El movimiento me pilla por sorpresa y de pronto siento su cuerpo pegado al mío. Me recorre la nuca con los dedos, acaricia mi rizo entorno a la muñeca y tira suavemente para obligarme a levantar la cara. Está mirándome.

Dazai: Eres un chico muy valiente — me susurra — me tienes fascinado.

Sus palabras son como un artilugio incendiario. Me arde la sangre. Se inclina, me besa suavemente y me chupa el labio inferior.

Dazai: Quiero morder este labio — murmura sin despegarse de mi boca.

Y tira de él con los dientes cuidadosamente. Gimo y sonríe.

Dazai: Por favor, Chuuya, déjame hacerte el amor

Chuuya: Sí — susurro

Para eso estoy aquí. Veo su sonrisa triunfante cuando me suelta, me toma de la mano y me conduce a través de la casa.

Su dormitorio es grande. Desde los ventanales se ve iluminado Yokohama. Las paredes son blancas, y los accesorios, azul claro. La enorme cama es ultra moderna, de madera maciza de color gris, con cuatro postes  pero sin dosel. En la pared de la cabecera hay un impresionante paisaje marino.

Estoy temblando como una hoja. Ya está. Por fin, después de tanto tiempo, y nada menos que Con Dazai Osamu. Respiro entre cortadamente y no puedo apartar los ojos de él. Se quita el reloj y lo deja encima de una cómoda a juego con la cama. Luego se quita su saco y lo deja en una silla. Lleva su camisa blanca y acorbatada y unos vaqueros. Es guapo hasta perder el sentido. Su pelo cobrizo está alborotado y le cuelga la cabeza... Sus ojos cafés son audaces y brillantes. Se quita sus zapatos y se inclina también para quitarse los calcetines. Los pies de Dazai Osamu... Uau ... ¿que tendrán los pies descalzos? Se gira y me mira con expresión dulce.

Dazai: tienes que estar preparado — murmura — ¿Quieres que cierre las persianas?

Chuuya: No me importa — susurro — Creía que no permitías a nadie dormir en tu cama.

Dazai: ¿Quién ha dicho que vamos a dormir? — murmura.

Chuuya: Oh..

Joder.

Se acerca a mi despacio. Está muy seguro de sí mismo, muy sexy, y le brillan los ojos. El corazón se me dispara y la sangre me bombea por todo el cuerpo. El deseo, un deseo caliente e intenso, me invade el vientre. Se detiene frente a mí y me mira a los ojos. Oh, es tan sexy...

Dazai: Vamos a quitarte la chaqueta, si te parece — me dice en voz baja.

Agarra las solapas y muy suavemente me desliza la chaqueta por los hombros y la deja en la silla.

Dazai: ¿Tienes idea de lo mucho que te deseo, Chuuya Nakahara? — me susurra.

Se me corta la respiración. No puedo apartar mis ojos de los suyos. Alza una mano y me pasa suavemente los dedos por la mejilla hasta el mentón.

Dazai: ¿Tienes idea de lo que voy a hacerte? — añade acariciándole la barbilla.

Los músculos de mi parte más profunda y oscura se tensan con infinito placer. El dolor es han dulce y tan agudo que quiero cerrar mis ojos, pero los suyos, que me miran ardientes. Me hipnotizan. Se inclina y me besa. Sus labios exigentes, firmes y lentos se acoplan a los míos. Empieza a desabrocharme la camisa besándome ligeramente la mandíbula, la barbilla y las comisuras de la boca. Me la quita muy despacio y la deja caer al suelo. Se aparta un poco y me observa.

Dazai: Chuuya... — me dice — tienes una piel preciosa, blanca y perfecta. Quiero besártela centímetro a centímetro.

Me ruborizo. Mierda... ¿Por qué me dijo que no podía hacer el amor? Haré lo que me pida. Me agarra del mechón  y jadea cuando lo acaricia.

Dazai: Me encantas — murmura.

Mete las dos manos entre mis cabellos y me sujeta la cabeza. Su beso es exigente, su lengua y sus labios, persuasivos. Gimo y mi lengua indecisa se encuentra con la suya. Me rodea con sus brazos, me acerca su cuerpo y me aprieta muy fuerte. Una mano sigue en mi pelo, y la otra me recorre la columna hasta la cintura y sigue avanzando, siento su erección pegada a la mía. Me empuja lánguidamente contra mi cuerpo.

Vuelvo a gemir sin apartar los labios de su boca. Apenas puedo resistir las desenfrenadas sensaciones ¿o son hormonas? que me devastan el cuerpo. Lo deseo con locura. Lo cojo por los brazos. Con gesto indeciso, subo las manos hasta su cara y su pelo alborotado, es muy suave. Tiro suavemente de él, Dazai gime. Me conduce despacio hacia la cama, hasta que la siento detrás de mis rodillas. Creo que va a empujarme, pero no lo hace. Me sienta y de pronto se arrodilla. Me sujeta las caderas con las dos manos y desliza la lengua por mi ombligo, avanza hasta la cadera mordisqueándome y después me recorre la barriga en dirección a la otra cadera.

Chuuya: Ah — gimo.

no esperaba verlo de rodillas frente a mí y sentir su lengua recorriendo mi cuerpo. Es excitante. Apoyo las manos en su pelo y tiro suavemente intentando calmar mi acelerada respiración. Levanta la cara y sus ardientes ojos cafés me miran a través de las pestañas. Sube las manos, desabrocha el botón de los vaqueros y me baja lentamente la cremallera. Sin apartar sus ojos de los míos, introduce muy despacio las manos de mi pantalón, las pega a mi cuerpo, las desliza hasta el trasero y avanza hasta los muslos, arrastrando con ella los vaqueros. No puedo dejar de mirarlo. se detiene y, sin apartar los ojos de mí ni un segundo, se lame los labios. Se inclina hacia delante y pasa la nariz por mi miembro. 

Dazai: Hueles tan bien—  murmura.

Cierra los ojos, con expresión de puro placer, y siento como una sacudida. Extiende un brazo, tira del edredón, me empuja suavemente y caigo sobre la cama.

Todavía de rodillas, me toma un pie, me desabrocha el zapato y me lo quita, junto con el calcetín. Me apoyo en los codos y me incorporo para ver lo que hace. Jadeo, muerto de deseo. Me agarra el pie por el talón y me recorre el empeine con la uña del pulgar. Es casi doloroso, pero siento que el recorrido se proyecta con sobre mi ingle. Gimo. sin apartar los ojos de mí, vuelve a recorrer el empeine, esta vez con la lengua y después con los dientes. Mierda. ¿Cómo puedo sentirlo entre las piernas? Caigo sobre la cama gimiendo. Oigo su risa ahogada.

Dazai: Chuuya, no te imaginas lo que podría hacer contigo —  me susurra 

Me quita el otro zapato y el calcetín, y después se levanta y me quita los vaqueros. Estoy tumbado en su cama, sólo en ropa interior, y él me mira detenidamente. 

Dazai: Eres tan apetecible, Chuuya Nakahara. Me muero por estar dentro de ti.

¡Valla manera de hablar! Es todo un seductor. Me corta la respiración.

Dazai: Muéstrame cómo te das placer.

¿Qué? Frunzo el ceño.

Dazai: No seas tímido, Chuuya. Muéstramelo — me susurra.

Muevo la cabeza.

Chuuya: No entiendo lo que quieres decir —  le contesto con voz ronca, tan empapado de deseo que apenas lo reconozco.

Dazai: ¿Cómo te corres solo? Quiero verlo.

Muevo la cabeza.

Chuuya: No me corro solo—  murmuro 

Alza las cejas, atónito por un momento, sus ojos cafés se vuelven impenetrables y niega con la cabeza como si no pudiera creérselo. 

Dazai: Bueno, veremos qué podemos hacer—  me dice en voz baja, desafiante, en un tono de amenaza exquisitamente sensual.

Se desabrocha los botones de los vaqueros y se los quita despacio sin apartar los ojos de los míos. Se queda suspendido encima de mí. Me retuerzo de deseo.

Dazai: No te muevas —  murmura.

Se inclina, me besa la parte interior del muslo y va subiendo, sin dejar de besarme, hasta mis boxers cuales tenían un miembro esperando sentir apretones en él. 

Ay... No puedo quedarme quieto. ¿Cómo no voy a moverme? Me retuerzo debajo de él.

Dazai: Vamos a tener que trabajar para que aprendas a quedarte quieto, cariño.

Sigue besándome la barriga y me introduce la lengua en el ombligo. Sus labios ascienden hacia el torso. Me arde la piel. Estoy sofocado. Por un momento siento calor, luego frío, y araño la sábana sobre la que estoy tumbado. Dazai se tumba a mi lado y recorre con la mano desde la cadera hasta el pecho, pasando por la cintura. Me observa con expresión impenetrable y tocó suavemente mi falo. 

Mete dos de sus dedos en el interior de mi boxer, lo baja muy despacio y deja mi miembro al aire. Desplaza su dedo y repite el proceso. se endurece bajo su insistente mirada.  

Suspira admirado.

Mi miembro se endurece todavía más al escucharlo.     

Me chupa suavemente la punta. Gimo y siento que una dulce sensación me desciende. Voy a correrme. Oh, por favor, suplico para mis adentros agarrando con fuerza la sábana. Cierra los labios metiendo más a fondo mi falo dentro de él, y cuando lo lame, casi siento una convulsión. 

Dazai: Vamos a ver si conseguimos que te corras así — me susurra sacando mi miembro por un instante. 

Y sigue con su lenta y sensual incursión. Mi vientre siente sus hábiles dedos y sus labios, joder, encienden mis terminaciones nerviosas hasta el punto de que todo mi cuerpo gime en una dulce agonía, pero él no se detiene.

Chuuya: Oh... Por favor — le suplico.

Tiro la cabeza hacia atrás, con la boca abierta, y gimo. Siento las piernas entumecidas. Maldita sea, ¿Qué está pasándome? 

Dazai: Dejate ir, cariño — murmura

vuelve a meter su boca a mi miembro, y me dejo caer en sus manos. Mi cuerpo se agita y estalla en mil pedazos. se aleja de mi bálano y se acerca para besarme profundamente, metiéndome la lengua en la boca para absorber mis gritos. 

¡Dios mío! ha sido fantástico. Ahora ya sé qué viene tanto asombro ante mi reacción. Me mira con una sonrisa satisfecha, aunque estoy seguro de que no es más que gratitud y admiración por mí.

Dazai: Eres muy receptivo — me dice — Tendrás que aprender a controlarlo,  y será muy divertido enseñarte 

Vuelve a besarme.

Mi respiración es todavía irregular mientras me recupero del orgasmo. Desliza una mano hasta mi cintura y continuó bajando hasta parar debajo de mi miembro. cierra los ojos por un momento y contiene la respiración. 

Dazai: No sabes cuánto te deseo. — lamió dos de sus dedos

Introduce un dedo en la entrada de mi trasero, y yo grito mientras lo saca y vuelve a meterlo. Su otra mano se apoyaba en el lado posterior de mi muslo derecho, y grito de nuevo. sigue introduciéndome el dedo, cada vez con más fuerza. Gimo. 

De repente se sienta, se quita los boxers y libera su erección. ¡Mierda! ¿Cómo va a entrar?

Dazai: no te preocupes — me susurra — Tú también te dilatas.

Se inclina apoyando las manos a ambos lados de mi cabeza, de modo que queda suspendido por encima de mí. Me mira a los ojos con la mandíbula apretada y los ojos ardientes. En este momento me doy cuenta de que todavía lleva puesta la camisa. 

Continuará... 

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