31; La chica de los timberlands (2/2)
DESCRIPCIÓN Donde Jungkook y Lisa se ven otra vez en una nueva reunión de amigos que termina en ellos dos teniendo una cita.
{ Segunda parte de "El chico de los timberlands", si aún no has leído la primera parte, te recomiendo que lo hagas antes de leer esta :) }
* * *
Octubre 2016.
Esto había sido una mala idea.
Pensó en el momento en que salió de su dormitorio. Las tres de la mañana. Salía sin permiso y sin conocer bien a dónde iba. Lisa definitivamente era aventurera.
— Mierda.— Susurró frotando sus manos por el frío.
Según las indicaciones de Bambam, se reunirían en un restaurante poco conocido de Seúl. Lisa no podía creer que se estuviera arriesgando tanto sólo por su amigo, pero continuaría haciéndolo porque se divertía mucho en esas reuniones.
Y porque quería ver a una personita.
Sus piernas largas se movían rápidamente, dando zancadas para llegar más rápido al lugar. No sólo iba tarde, sino que no conocía bien el lugar en donde estaba.
Arregló su cabello cuando vio aquel letrero con el nombre del restaurante. Tomó una profunda respiración y cruzó la calle.
Al abrir la puerta de nuevo, como aquella primera vez todo el mundo la miró. Lisa tragó fuertemente e hizo una reverencia hacia los chicos.
— Llegar tarde se ha convertido tu religión ¿No?— Preguntó Bambam en tono burlón.
Lisa bufó y le dio un leve golpe en el brazo cuando estuvo más cerca. Después miro a los otros, que tenían sus ojos puestos en ella, curiosos.
— Lo siento tanto, tuve un problema antes de venir aquí.
¿Un problema? Pensó Jungkook ¿Le habrá pasado algo?
Sintió la necesidad de preguntarle, pero no quería parecer un desubicado. Además, sabía que si lo hacía sus compañeros lo joderian con aquello por el resto de su vida y lo que menos quiere es que Lisa esté incómoda cerca de él.
— ¿Ordenamos?— Preguntó nerviosa al sentir la mirada de todos sobre ella.
— ¡Claro!— Bambam como siempre la salvó de momentos incómodos en los que se metía ella sola.
Sintió como alguien a su derecha aclaraba su garganta y alzó la mirada; sus ojos grandes chocando con los oscuros de Jungkook, que la miraba con una pequeña sonrisa. Lisa se la devolvió, sintiéndose un poco más nerviosa de lo que debería.
— ¿Cómo va tu vida de rookie?— Preguntó Jungkook de repente. Lisa lo miró curiosa.
— ¿Es a mi?— Se señaló. Jungkook aguantó soltar una carcajada.
— ¿Ves alguna otra rookie en medio de estos idols idiotas?— Preguntó de nuevo y Lisa rió levemente. Jungkook sonrió.
No recordaba que su risa fuera tan linda y tierna.
— Eso es cierto, sunbaenim.— Le dio la razón.— Supongo que bien. Se me hace difícil acostumbrarme a un par de cosas, pero poco a poco gano más confianza.
Jungkook apoyó su codo en la mesa y dejó descansar el mentón en su mano.
— Nunca me llamaste.— Soltó de repente. Lisa alzó la mirada de la mesa y se encontró con los ojos profundos de Jungkook.
Se removió incómoda en su asiento y tragó fuerte.
— ¿Llamarlo?— Preguntó confundida.
— Así es. Te di mi número la última vez que nos reunimos. Nunca me llamaste.
Lisa se sintió intimidada. El aura de Jungkook podía poner nerviosa a cualquiera.
— Oh, eso.— La chica lo recordó.— Perdí el papel, así que no pude llamarlo. Lo siento tanto.— Mintió.
No lo llamó porque simplemente se le olvidó, pero no quería sonar ruda. Y menos con su sunbaenim.
Jungkook alzó una ceja y sonrió burlón.
— Está bien. Fingiré que te creo.— Dijo soltando sarcasmo en cada palabra que decía.
Lisa asintió y miró a otro lado, sin saber que más decir o cómo actuar. El ambiente se estaba volviendo tenso, hasta que llegó uno de los meseros, tomando la orden de cada uno.
Lisa agradeció mentalmente a Bambam cuando se dio cuenta de que este ya había pedido su plato, atinando perfectamente, ya que ese era el que planeaba pedir desde el principio.
Supongo que años de amistad ayudan a que sepas los favoritos de tus amigos.
Se sorprendió en inmensidad al también escuchar la cantidad irracional de licor que habían pedido, su mente sin poder terminar de procesar y perder la cuenta en la tercera botella de vodka.
Ella definitivamente no podía tomar.
Se hundió en su asiento, con el ceño fruncido y los labios levemente en un puchero. Jungkook la miró de reojo y se le hizo lo más lindo de este planeta.
Un mechón de cabello caía cerca de sus ojos y Lisa intentó quitarlo moviendo levemente su cabeza hacia los lados, acto que se le hizo adorable, pero no lograba su cometido.
Sonriendo, Jungkook se inclinó y con toda la delicadeza que podía movió aquel mechón. Sintió la intensa y vulnerable mirada de Lisa sobre él, en todo momento.
Jungkook no se separó. Se quedó allí, mirándola fijamente con una leve sonrisa curvando sus labios. Miró de reojo a sus amigos, ya las bebidas habían llegado y se olvidaron de todo.
— Ven conmigo.— Susurró. Antes de que la pobre Lisa pudiera decir algo, le tomó de la mano y llevó consigo.
—¡Oye! ¡¿A dónde van?!— Pudieron escuchar como gritó Bambam mientras sostenía una botella de soju.— ¡Utilicen condón!— Les aconsejó. Lisa sintió sus mejillas rojas a más no poder y agradeció que ya estuvieran en la calle, porque su oscuridad no permitía que Jungkook notara el rubor en su rostro.
— Jungkook...— Le llamó. Él seguía sosteniendo su mano y tenía la mirada fija hacia al frente.— ¿A dónde vamos?
— A un lugar especial. Queda cerca.— Se volteó por un segundo y le sonrió, para después volver su mirada al frente.— Sé que te encantará.
JEON JUNGKOOK.
— Jungkook. Esto es...— Su voz sorprendida y encantadora me hizo sonreír. Sabía que esto le encantaría.— Increíble.— Finalizó la frase.
La había llevado a un edificio abandonado, justo en la terraza. Donde las estrellas se podían ver y la noche de sentía lo más calmada posible. Siempre iba allí cuando necesitaba despegarme, componer o simplemente tener un momento conmigo; cuestionando cosas, entendiendo otras.
— Nunca había traído a alguien aquí.— Le confieso. Me apoyé en la baranda, ella imitó mi acción. Podía sentir sus ojos en mi, pero yo sólo miraba a las estrellas, casi que preguntándoles si lo que estaba haciendo estaba correcto.
— ¿Por qué fui yo la primera? Están tus miembros.— Dijo casi que inaudible.
— No lo sé.— Susurré. Después negué con la cabeza y me volteé para quedar frente a frente con ella.— Sí lo sé. Eres la primera porque desde que te vi hubo algo en ti que simplemente me atrajo Lisa; tu hermosa sonrisa, la adorable forma en cómo ordenas tu flequillo moviendo la cabeza de derecha a izquierda, tus sonrojos cuando digo algo subido de tono. Todo. Porque era real. Era algo que sucedía en el momento, no intentabas que fuera así y eso te hace más especial. Amo lo real que eres. Comenzó como algo que creí era un crush o incluso admiración. Pero quiero conocerte más, Lili.— Le dije con la voz sorprendentemente estable y sin titubear.
Lisa se veía sin palabras frente a mi. Tenía la boca entreabierta y sus ojos grandes brillaban con el reflejo de la luna frente a ellos.
— Jungkook. Yo...— Di un paso hacia adelante cortando su frase. Bajó la mirada, evitando la mía. Pude ver como tragaba saliva nerviosa. Hasta que alzó de nueva su rostro y chocó sus ojos con los míos.
Se veía tan hermosa, como una muñeca. Y no podía creer que ese momento estuviera ocurriendo. Lucía delicada y frágil, como de porcelana. Podía casi que sentir como mi corazón latía sin querer parar en mi pecho, robándome el aliento.
Es ahora o nunca.
Mi mente me susurró. Con la poca fuerza y valentía que me quedaba en aquel momento, terminé de acortar la distancia chocando mis labios con los de ella. Tímidamente sintiendo como la suavidad de los suyos, contrastaba con los míos.
Mis manos se dirigieron a sus mejillas regordetas, quedándose ahí mientras nuestros labios continuaban en una guerra. Los labios de Lisa se movían delicadamente contra los míos y sus manos estaban tímidamente acomodadas a cada lado de mis brazos, sonreí por ello.
Al sentir que el aire se nos acababa, nos separamos. Desesperados por llenar nuestros pulmones otra vez.
Bajé la mirada mientras soltaba sus mejillas y sonreí al ver que timberlands adornaban sus pies.
Alcé de nuevo el rostro y le sonreí abiertamente.
— ¿Timberlands?— Pregunté aún sonriente.
Lisa asintió levemente con una tierna sonrisa en su rostro.
— Timberlands.
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