DESCRIPCIÓN Donde Lisa se siente mal al ver que Jungkook es feliz sin ella.

{ Segunda parte de ¿Puedo ser él? }

* * *

Esto fue una muy mala idea.

Pensó Lisa al entrar por aquella puerta tomada de la mano con su esposo, Kim Taehyung.

Justo habían vuelto de su luna de miel y lo último que ella quería hacer era ir a una cena con amigos. No es que no los quisiera ver, era que simplemente se sentía muy cansada.

— Jungkook estará, Lali. Dijo que quiere presentar a alguien importante.
—Le susurró con su voz gruesa y profunda. Lisa tragó duro ¿Alguien especial? No sabía quién podría ser.

Después de soltar un suspiro, intentó sonreír cuando llegó al lado de Jennie y Yoongi, dándoles un gran abrazo a ambos. Pronto Rosé, Jisoo y los demás chicos los recibieron, para así poder sentarse en la larga y amplia mesa.

— ¡Esperen! ¡Falta Jungkook!— Dijo Jin en un extremo de la mesa.

Jungkook... Lisa casi que siente escalofríos al escuchar su nombre. No sabía de él desde el último baile que ambos tuvieron, no se había preocupado en llamarlo o simplemente preguntarle cómo estaba.

No sabía nada de él.

— ¿Qué te pasa cariño? Has estado muy rara.— La voz de su esposo la sacó de su propia cabeza. Lisa le sonrió levemente y asintió intentado que la preocupación se borrara del rostro de Taehyung, con aquel simple gesto.

— Estoy un poco cansada...— Susurró y antes de que el chico a su lado pudiese responder, la puerta se abrió; revelando aquello que ella no quería ver esa noche.

O a la persona que no queria ver esa noche.

Jeon Jungkook entró deslumbrante por la puerta alta de madera. Lucía un traje completamente negro y elegante que lo hacía ver más que sofisticado y rico. Sus tatuajes de las manos y cabello largo cayendo por diferentes lados de su rostro, le daban el toque varonil y sensual.

Pero... había alguien a su lado.

Lisa casi que se atraganta con su propia saliva. Jungkook nunca había tenido novia, él siempre había estado muy ocupado persiguiendo a la tailandesa, como para ser consciente de la cantidad de pretendientes que tenía a sus espaldas.

— ¿Lili segura estás bien?— Preguntó de nuevo Taehyung. Y ya ni ella misma lo sabía, estaba en una fina línea que no sabía cómo describir. Como si absolutamente nada tuviera sentido.

— Si, cariño. ¿Por qué no vas a saludar a Jungkook?— Le dio ánimo. Taehyung asintió y corrió emocionado a saludar a su amigo, también a la rubia que estaba a su lado.

Lisa bajó la mirada, sin saber porqué aquella imagen le dolía. Jungkook con su mano envuelta en la de otra mujer.

¿Pero qué estás diciendo Lisa? Tienes un esposo. Además siempre le dijiste a Jungkook que sólo lo quieres como amigo y ya ¿Qué debe cambiar ahora?

Pronto, una canción de IU empezó a resonar por las paredes de aquel lugar. Lisa suspiró jugando con sus manos. Todos sus amigos se habían parado a bailar aquella canción lenta, incluso Taehyung, que al parecer se había creído su mentira.

¿De verdad eres mi esposo?

— ¿Me concede esta pieza?

Su corazón dejó de latir al escuchar aquellas palabras tan conocidas, propuestas por la misma persona. Rápidamente alzó su mirada y contuvo la pequeña sonrisa que quería esbozar cuando el rostro de Jungkook apareció frente a ella.

Su mano tatuada estaba frente a su rostro, Lisa no sabía si tomarla o no. Rápidamente dio una mirada a Taehyung que ya empezaba a lucir un poco tomado y sin negarlo o titubear tomó la mano de Jungkook.

Apoyó sus manos delgadas y grandes en los hombros anchos de Jungkook, mientras sentía como ambos cuerpos se movían en ritmo y al unísono. Lisa pegó su rostro al hombro de Jungkook, casi que recargandolo allí.

— ¿Qué te sucede?— Susurró Jungkook, cerca de su oreja. Lisa suspiró.

— ¿Cómo sabes que me pasa algo?— Preguntó en un hilo de voz.

— Te conozco. Podrías decirle mil veces a Taehyung que estás bien, pero sabes que a mi no me podrías mentir.— Dijo seguro.

Lisa sonrió sarcásticaby se separó de su hombro, ambas miradas chocandose.

— Te he mentido y me has creído.— Dijo desafiandolo com la mirada.

— ¿A qué te refieres?

— Te he dicho que te quiero como un hermano cuando en realidad no era así.

¿Qué mierda? Jungkook frunció el ceño sin creer las palabras de la rubia, creyendo que todo aquello era una broma rió un poco. Su risa cesando al ver seriedad en el rostro de Lisa. Definitivamente no era una broma. Su sorpresa fue tanta que paró de bailar y removió sus manos de la pequeña cintura de la chica. Alzó una ceja, sin creer lo que le había dicho.

¿Así que me quieres ahora? Cuando antes te valía una...

— ¿Tú y Yeri están juntos?— Preguntó cortando sus pensamientos. Jungkook tragó duro.— ¡Responde!

— Estamos comprometidos. La boda es en Septiembre, planeábamos anunciarles hoy.

Y finalmente, Lisa había entendido a Jungkook. Porque justo sintió lo mismo que él sintió cuando ella le había dicho que sólo lo quería como un hermano, mientras se casaba con otro.

— Pero tú me quieres a mi Jungkook.— Dijo con la mirada baja.— En mi boda me dijiste que me amabas ¿Qué cambio ahora?

— ¿Es en serio Lisa? ¿En verdad pretendías que me quedara detrás tuyo toda la vida?— Preguntó anonadado.— ¿Qué pasara con Taehyung? Él te ama, no puedes hacerle esto, Lisa. No puedes hacerme esto.

Lisa quería llorar.

Todo había estado frente a sus ojos y lo dejó ir. Ahora alguien más ocupaba el lugar que ella pudo tener.

— Era la dueña de tu corazón.

— Lo eras. Ahora estás casada, con alguien que tú decías amar. — Le reprochó Jungkook, para después soltar un carcajada seca.—Me parece gracioso que justo cuando me ves estar con otra persona te das cuenta de que me amas. Supuestamente.

Lisa alzó la cabeza.

— Lo quieres todo para ti, me doy cuenta. No soportas ver que alguien más está con lo que alguna vez te perteneció ¿Verdad?— Preguntó y cada palabra le dolía más a él que a Lisa, tal vez porque se daba cuenta de que todo era verdad.— Tú no me amas. Tú amas ser el centro de todo.

— Yo sí te amo.— Susurró e intentó tocar su rostro con una mano pero Jungkook se alejó. Lisa bajó su mano rápidamente.

— Lo lamento. Te diste cuenta demasiado tarde.

Y con esto dicho se marchó, dejando a Lisa en la mitad de la pista de baile. Dándose cuenta de que toda su vida era una mentira.

Miró a Yeri riendo con sus amigos y lo más importante... con él.

Y por primera vez en la vida, deseó poder ser ella.