DESCRIPCIÓN Donde Jungkook y Lisa tienen su primera vez.

* * *

Las estrellas eran lo único que iluminaba aquella habitación. Las sábanas blancas con los pétalos de rosas encima, le daban el toque romántico al momento que se avecinaba.

Lisa jugaba con sus manos en su regazo, nerviosa. Pero más que segura de lo que haría a continuación y con quién lo haría.

Levantó la mirada de sus manos, y sus ojos chocaron con los oscuros del chico frente a ella. Sonrió.

Jungkook y Lisa se habían conocido hace tres años. Él era un idol muy famoso, mientras que ella era tan sólo una chica que se topó en su vida, en uno de los mejores momentos. Nunca hubiese pensado que la gran estrella Jeon Jungkook se hubiese fijado en ella, una estudiante que no tenía dónde caerse muerta.

Pero allí estaban, con una relación estable que tenían hace exactamente un año. Y ya era hora de tomar aquel gran paso... Lisa ya se sentía segura.

— No haré nada que no quieras, muñeca. ¿Lo sabes verdad?— La chica asintió tímidamente y Jungkook sonrió acariciando su mejilla, depositando después un beso en su pequeña nariz. Lisa soltó una risita ante aquel gesto.

El muchacho tomó las manos de su novia delicadamente, apartandolas del fuerte agarre que tenía en su bata blanca. Le dio una mirada casi que pidiéndole permiso para lo que haría a continuación, Lisa asintió con una sonrisa pequeña.

Jungkook desató el nudo de la bata y esta cayó suavemente por los hombros de Lisa. Revelando así, su cuerpo expuesto frente a Jungkook. Completamente para él.

Es lo más hermoso que he visto en mi vida. Pensó. Sus ojos recorrían cada curva, cada pequeña imperfección que la volvían más perfecta. La manera en la cual su piel brillaba bajo la luz de las estrellas o como su cabello corto y oscuro se movía ferozmente por un poco de brisa que entraba desde la ventana; la volvían más irreal ante sus ojos.

Jungkook sonrió hacia ella. Lisa se removió en su lugar. Sorpresivamente no estaba incómoda ante la mirada constante de su novio. Lo contrario, la hacía sentir protegida y no juzgada como pensó que llegaría a sentirse.

Lisa tenía miedo. Demasiado. Tenía miedo de no gustarle a Jungkook de esa manera. Que cuando él la viera tal y como es, cambiara de opinión. Que ya no la viese como su muñeca o princesa. Eso la vuelve loca. Quería llenar todas sus expectativas, quería ser todo aquello que él esperaba y deseaba.

— ¿Qué pasa, princesa?— La suave voz de Jungkook, la sacó de la lucha que había en su cabeza. Su rostro se había tintado de un sentimiento triste que preocupó al chico, que rápidamente se levantó y acuno su rostro en sus manos.

— Jungkook...— Lisa tomó un descanso para lo que iba a decir a continuación.— Después de haberme visto así ¿Continúo gustandote?— Preguntó nerviosa, sin mirar los ojos de su amante, ya que tenía miedo de encontrar en ellos una respuesta negativa a su pregunta.

Jungkook sonrió suavemente, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja y tomó delicadamente las manos de Lisa.

— Claro que sí...— Dijo y Lisa levantó la mirada, chocando con sus ojos.— Me encantas, eres el amor de mi vida ¿Sabes? Ahora que te veo así tan real,  no puedo evitar pensar que soy el hombre más afortunado del mundo, al poder contar con una chica tan increíble como tú, Lalisa. Te amo; en cada faceta tuya. La más natural, la más loca, la más desastrosa. Todo. Porque esa eres tú. Eres perfectamente imperfecta a tu manera. Eres el angel más hermoso que he visto en toda mi vida.— Confesó con el corazón en la mano.

Lisa casi que llora, pero se contuvo. Nunca alguien le había dicho algo tan lindo. Jungkook en tan sólo un par de minutos reconstruyó su confianza a un nivel decente para ella. Y se sintió más segura.

Sus manos temblorosas viajaron a los botones de la camisa de Jungkook, que no quitaba su mirada del perfecto rostro de la chica.

Jungkook sonrió y se despojó de su camisa blanca, para después pegar su torso desnudo al cuerpo también desnudo de Lisa. Ella se abrazó a su cuello y el chico envolvió su cintura con sus manos, chocando sus frentes, ambos con pequeñas sonrisas en su rostro.

— ¿Estás segura?— Le preguntó suavemente a su novia. Lisa mordió su labio inferior.

— Sí, claro que lo estoy.— Respondió segura.

Sólo esto bastó para que Jungkook chocara sus labios con los de la tailandesa, en un baile delicado pero lleno de amor entre ambos. Lisa sintió como Jungkook lentamente la dejaba en la cama de sábanas blancas detrás de ellos. Sus manos recorriendo cada parte de la chica, con cuidado.

— Eres hermosa...— Susurraba mientras la llenaba de besos. Su boca viajó desde sus labios, hasta su clavícula y cuello. Repartiendo besos calientes que llenaban de calor a Lisa.

La chica tenía miedo antes de mostrarle su cuerpo. Sabía que Jungkook al ser un idol estaba acostumbrado a ver a chicas con cuerpos esbeltos, cinturas pequeñas, abdomenes planos y trabajados. Además, de rostros perfectos y sin ningún tipo de mancha o marca.

Ella no era nada de eso.

Pero escuchar como Jungkook le decía que era hermosa, la hacía sentir tan segura.

Jungkook ahora estaba sin ropa, al igual que Lisa. Sus pieles chocandose en busca de más. La tailandesa acunando el rostro de Jungkook entre sus manos, y el chico sosteniendo su cintura.

Lisa gimió cuando Jungkook empezó a rozar su miembro contra su entrada, con cuidado de no incomodarla o lastimarla.

Sus ojos se chocaron y como si le estuviese pidiendo permiso, Lisa asintió permitiendo que Jungkook se adentrara en ella. Se agarró de sus hombros mientras su novio entraba y salía lentamente de ella. Todavía repartía besos por todo su rostro, cuello y hombros.

Las piernas largas de Lisa, se envolvieron en la cintura de Jungkook dándole más acceso dentro de ella.

— Qué bien te sientes, Lali.

Los graves y sensuales gemidos de Lisa contra la oreja de Jungkook, sólo lo ponían más. Así que empezó a acelerar sus movimientos, sintiendo como las paredes de la chica lo apretaban cada vez más.

Sus manos grandes abandonaron su cintura para viajar a su trasero. Lo apretó mientras la inclinaba más cerca de su miembro, buscando mayor satisfacción.

El calor en aquella habitación empezaba a hacerse presente. La frente de Jungkook soltaba pequeñas gotas de sudor y Lisa jadeaba sintiéndose totalmente caliente, pero sin tener ganas de parar sus acciones.

— Dame más, muñeca.— Gruñó antes de sentir como Lisa era ahora la que tomaba el mando.

Su cuerpo delgado estaba ahora encima de Jungkook, que se deleitaba por las vistas. Su cuerpo subía y bajaba rápidamente sobre el miembro de Jungkook, que sólo podía quedarse cegado ante la excitación y belleza de su novia.

Sus manos atraparon la cintura de Lisa cuando sentía como estaba a punto de llegar. La movía más rápido y fuerte contra él, esperando que ambos llegaran al punto.

— ¡Jungkook!— Gimió fuertemente para después dejarse caer encima de él, respirando fuertemente y sintiendo como él se descargaba totalmente dentro de ella.

Jungkook tomó la sábana debajo de ellos y los cubrió, mientras sentía como Lisa se acurrucaba en su pecho desnudo. Besó su frente y envolvió sus brazos alrededor de ella.

Su mano brindaba diversas caricias a su espalda suave y apoyó su mejilla en la cabeza de Lisa.

— Eres perfecta...— Murmuró.

— No lo soy. Cometo errores, Jungkook. Estoy muy lejos de ser perfecta.

Jungkook sonrió.

— Eso es lo que te hace perfecta.— Respondió aún con una gran sonrisa.

Lisa sintió sus mejillas rojas y se ocultó en su pecho, pensando en lo agradecida que estaba con la vida por haber cruzado su camino con Jungkook. Todo había sido tan mágico aquella noche, nada podía arruinarlo.

Aunque.... Espera. Lisa se levantó rápidamente del pecho de un casi dormido Jungkook que se sobresaltó ante su acción. Los ojos de Lisa estaban abiertos exageradamente, mientras miraba a Jungkook.

— J-Jungkook, no utilizamos protección.

Mierda.