11. Por siempre (1/2)
DESCRIPCIÓN Es un poco creepy, lo siento.
* * *
LISA.
—Por siempre.— Susurró contra mis labios. El olor del cigarro y alcohol inundando mis fosas nasales.—Sólo tú y yo. Juntos. Siempre, Lisa.
Su mano presionada en mis mejillas de manera brusca. Mis ojos inundados en lágrimas y mis extremidades temblando del miedo que me daba.
—Repitelo.— Exigió y apretó el agarre que tenía en mis mejillas cuando notó que yo no seguía sus órdenes.—Vamos, Lali. Repitelo.—Las últimas palabras con más fuerzas.
Tragué fuerte y sonreí un poco:— Siempre. T-Tú y y-yo juntos, Jungkook. Por siempre.— Su sonrisa siniestra me heló los huesos.
—Bien. Ahora dime por qué estás aquí, maldita sea.—Dijo con un tono neutro mientras sus labios depositaban suaves besos en mi mejilla.
—Fue un error, juro que no dije nada.— Solté un quejido al sentir como apretaba aún más su agarre, sus uñas clavandose en mi piel.
Cerré los ojos fuertemente mientras lágrimas gruesas caían.
—Lo siento, cariño. Debe ser que el último golpe te dejó mal ¿Verdad, mi amor?— Asentí con miedo y él rió en mi oído.— Eso te pasa por estar tan pegada a Taehyung ¿Qué tanto hablabas con él?— Preguntó en tono duro.
—Nada, mi amor. Sabes que sólo tengo ojos para ti. Él...—Tragué fuerte.—Él sólo necesitaba ayuda con unos apuntes de la universidad.
Justo cuando Jungkook iba a hablar se escucharon pasos. Alarmado soltó su agarre, llevé mis manos a mis mejillas y las toqué estupefacta. Dolían muchísimo.
—¡Lisa!— Sonreí levemente al ver a la enfermera Jennie.
Al entrar tenía una amable sonrisa e hizo una reverencia para ambos. Sus ojos descansaron en Jungkook, viéndolo de arriba abajo y alzando una ceja.
Jungkook aclaró su garganta:—Vuelvo más tarde. Te dejo con la enfermera. Por favor cuidela. — Dijo y después salió rápidamente de la habitación.
Jennie bufó exasperada. Cruzó sus brazos y clavó sus ojos en mi. Sabía lo que venía e intentaba no llorar.
—Lisa...— Dijo suavemente. Se acercó y se sentó en la cama, tomó mi mano y la acarició.— Dime... ¿Cuándo te darás cuenta? Esta relación te está acabando. Es la tercera vez en el mes que vienes y siempre es por él. Esto no es amor.
Sentía mi labio inferior temblar. Tenía tantas ganas de llorar, pero no me lo permitiría.
Fingí una pequeña sonrisa:—No, Jennie. Estoy bien. Lo prometo.—Mentí.
Me dolía todo el cuerpo. Las piernas las tenía llena de moretones y los brazos también. Sentía punzadas en el abdomen y ardía como el mismísimo infierno. Además, mi rostro tenía golpes y marcas de uñas.
—Lisa ¿Me estás jodiendo, verdad? Estás muy lejos de estar bien, Lalisa.— Me dijo y soltó un suspiro.— Somos amigas y ya me cansé de ver como cada vez que vienes aquí, estás peor. Que sigas con ese estupido me da más rabia.
Sus palabras se clavaban en mi cabeza ¿Estaré haciendo lo correcto? Jungkook me ama.
¿Verdad?
— Si él te amara no te haría esto, Lili.— Dijo casi que leyendo mis pensamientos.
Pero, por él podría fingir que estaba bien, cuando no era así. Lo amo. Lo amo con cada centímetro de mi ser. En verdad lo hago. No quiero terminar mi relación con él, pero también sé que hacerlo sería lo indicado para mi.
—Jennie, y-yo...— La puerta de la habitación se abrió abruptamente y corté mis palabras al ver a mi hermana correr rápidamente hasta llegar a mi lado.
— Lali, por Dios ¡¿Quién te hizo esto?!— Exclamó Rosé mientras lágrimas caían de sus ojos a montones. Tomó mi mano y la apretó fuertemente, esperando que todo su amor se fundiera en un sólo toque.
—Rosie...—Dije débilmente. Intenté sonreír, pero todo me dolía. Solté un gemido de dolor y toqué mi abdomen.
— Hermanita, tranquila...— Dijo suavemente. Dejó su bolso en la mesita de al lado y le dio un abrazo a Jennie.— Gracias.— Comentó con una sonrisa.
Jennie se la devolvió y tomó sus manos:— No es nada. Haría cualquier cosa por ustedes, amigas. Ahora debo irme, todavía tengo turno. Por favor, si necesitan algo presionen este botón. Ambas sentimos ante sus instrucciones. Jennie sonrió.— Las quiero muchísimo. Volveré en unos minutos.
Cuando estuvimos solas, Rose se sentó a mi lado y suspiró. Sacó su teléfono y empezó a picar un montón de teclas en él. No sabía qué tanto hacía en este. Me esperaba un regaño de su parte, pero está muy callada.
—Llamaré a Yoongi oppa.—Abrí lo ojos sorprendida. No, no, no.— Sé que esperabas que yo te regañara, pero no será así. Nuestro hermano te hará caer en cuenta, Lalisa.— Dijo con palabras contundentes.
Casi que me sentí llorar otra vez. Sabía que Yoongi haría lo que fuese para que esta vez terminara con Jungkook. Y si por ello tenía que pelear con él, lo haría.
— Iré a la cafetería. Creo que no has comido nada rico en este hospital ¿Verdad?—Negué y ella sonrió un poco.—No tardaré, lo prometo.
Vi como su figura desaparecía por la puerta y suspiré. Mi mirada se clavó en el gran ventanal al lado de la cama. Yoongi estaría aquí en cualquier momento. Jugué con mis dedos mientras los minutos pasaban.
Rosé se estaba demorando mucho, demasiado a mi parecer.
La puerta se abrió suavemente y sonreí pensando que sería mi hermano. Mi alegría decayó lentamente al ver de quién se trataba.
—Mi amor ¿Por qué dejaste de sonreír? Sabes que amo que lo hagas.— Dijo y se acercó a paso lento para llegar hasta la cama. Una sonrisa nerviosa y falsa llenó mis labios.
Sus manos grandes abrazaron mis mejillas y dejó un beso en mis labios. Sentía como su toque bajaba a mi cuello, dejando sus manos allí. Era algo delicado y suave. Muy diferente a nuestro encuentro anterior.
—Escuché todo...— Susurró con los ojos clavados en los míos.
Mi interior se llenó de miedo ¡Lo escuchó todo! Escuchó que iba a terminar con él, escuchó todo.
Sus manos empezaron a hacer más presión en mi cuello, así que puse las mías sobre estas en un intento torpe y desesperado, para que me soltara.
—¿Que pasa, mi amor? En otra circunstancia te hubiesen gustado mis manos en tu cuello.—Soltó y yo me sentí asqueada por sus palabras. ¿Donde está mi Jungkook tierno?
—Jungkook, para.— Lloriquee.
Negó con la cabeza y presionó más sus manos en mi cuello. Mi cabeza contra la almohada y mis sentidos empezando a distorisonarse. Su rostro se veía borroso y casi que doble para mí. Sus manos hacían cada vez más presión y yo golpeaba estas con las mías, en un intento torpe y estupido de quitarlas.
— ¡Hijo de puta! ¡¿Qué crees que le estás haciendo a mi hermana?!
Un grito hizo que Jungkook quitara sus manos de mi cuello. Tosi fuertemente y di grandes bocanadas de aire, mientras aún mi cuerpo temblaba lleno de miedo. Sentí una mano pequeña en mi espalda, sobandola, mientras otra tomaban mis manos.
Alcé la mirada, viendo a Jennie y a Rosé. Ambas con los ojos llenos de preocupación, mientras sus bocas soltaban palabras llenas de tranquilidad.
Por el rabillo del ojo podía ver cómo Yoongi era separado de Jungkook por uno de los guardias de seguridad. Jungkook fue tomado por la... ¿policía? Si, se lo llevaron. Pero antes pude ver como sus ojos negros se clavaban en los míos, dándome una sonrisa que me heló los huesos.
—¡Ojalá te pudras en la cárcel, hijo de mil putas!— Gritó Yoongi. Su mirada se suavizó al verme. Corrió y me envolvió en sus brazos.—Está bien, Lali. Estamos aquí, él no te hará nada. Lo prometo.
1 MES DESPUÉS.
Reía mientras caminaba con Jennie y Rosé por el parque. Llegamos hasta donde estaban nuestros amigos, que nos recibieron con grandes sonrisas y abrazos.
Hace una semana había salido del hospital. No había vuelto a saber nada de Jungkook. Cambié mi número, apartamento y todo para no tener que relacionarme con él.
Digamos que mis hermanos y Jennie se habían vuelto más cuidadosos conmigo, cosa que les agradecía, me gustaba sentirme segura con ellos y estar a su alrededor era lo mejor. Me hacían olvidar el caos anterior de mi vida.
—Lali, espera. Iremos por los helados.— Asentí y me senté en el banco mientras las veía ir por los helados. Saqué mi teléfono de mi bolsillo mientras reía por un chiste de Bambam. Lo sentí vibrar en mi mano.
Desconocido.
Sólo puedes reír con mi chistes, Lalisa.
Frunci el ceño ¿Quien podría ser? No reconocí el número.
Yo.
Lo siento ¿Quién eres?
Desconocido.
¿Tan rápido me olvidas? Creí que me amabas.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente, no podía ser él. Se supone que está en la cárcel. Muy lejos, en un lugar donde no puede hacerme daño.
Yo.
¿Jungkook?
Desconocido.
Así es ¿Creías que me había ido? Estoy más cerca de lo que crees.
Mi cabeza empezó a moverse por todos lados. Derecha. Izquierda. No había ni rastro de él, pero aún así mi corazón seguía latiendo fuertemente. Otra vez, él estaba aquí.
Casi que grito al ver que me estaba llamando. No, por favor.
Con lágrimas en los ojos, contesté. El teléfono temblaba contra mi oreja, gracias a mis manos.
— ¿H-Hola?— Dije con un hilo de voz.
Podía jurar que sonrio al otro lado.
— Mi muñeca.—Solté un sollozo en silencio.
—¿Qué quieres? Por favor déjame en paz.
—No, mi amor ¿No recuerdas nuestra promesa?
Frunci el ceño confundida.
—¿Promesa?
—Sí. Debemos estar juntos por siempre. No lo olvides, Lalisa.— Y con esto dicho colgó el teléfono.
Llevé una mano a mi boca mientras sentía las lágrimas caer. Desde lo lejos miré a Rosé y Jennie pidiendo todos los helados, y a mis amigos en su propio mundo.
Miré alrededor sintiéndome observada. Mis ojos cayeron en un largo árbol. Una persona estaba atrás, su cuerpo vestido completamente de negro y su cabeza asomada. Tenía una sonrisa escalofriante.
Él está aquí.
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