La mejor fiesta de bienvenida (2da parte)
Silencio...
Fue lo que dominó en todo el gimnasio tras escuchar las palabras de Ken. Pero quiénes se encontraron aún más sorprendidos de lo dicho por el pelinegro, fueron los propios amigos del mismo, quiénes reaccionaron de maneras diferentes: Hide y Nao se encontraban impactados, como Kurona y Nashiro. Touka se encontraba sorprendida y dolida por lo que había escuchado. Las quintillizas anonadadas, ni siquiera podían asimilar bien lo que acababan de escuchar. Y Eto... esta se encontraba furiosa con la pelirosa, tanto que, inconscientemente y debido a la furia, clavó sus uñas en su antebrazo, causando que algo de sangre saliera de las heridas abiertas; aquella chica que le había dicho que no se acercara a lo que más amaba, lo había hecho. Y no solo eso, sino que ahora mismo él la estaba abrazando con posesión y dijo que era suya. Todo eso desembocó en que ella rasgase su carne con sus propias uñas.
Rize, por su lado, se encontraba roja como un tomate. El chico que pocos días atrás la odiaba, ahora mismo acababa de decir que era suya. Algo que, en su interior, hacia sentir muy feliz a pelirosa. Pero que por culpa de sus nervios, no lo podía expresar correctamente. No obstante, solo se limitó a tocar la espalda del chico mientras era abrazada por él.
Ken, enojado, miraba con total desprecio y odio la expresión de confusión por parte de Furuta. Sabía perfectamente que todos los estaban mirando, pero no le importaba. Sabía que lo que había dicho traería repercusiones en el futuro, pero no le importaba.
Lo único que le importaba en ese momento, era apartar a la sucia víbora que tenía al frente suyo, tal y como debió haber hecho hace dos años. Los errores que cometió en el pasado, no serán repetidos en el presente. Sabía que aquella personalidad tonta de Furuta no era la verdadera, y que la verdadera ya la había visto hace mucho tiempo atrás y, más recientemente, ayer cuando se encontraron en el baño de hombres. Hace años le hubiera tenido miedo a él, pero ahora las cosas eran distintas. No iba a dejar solo a Rize nunca más.
Furuta: Kaneki-kun, ¿qué es lo que acabas de decir?*sonriendo*
Ken: aléjate de mi Rize.*repitió con claro odio en sus palabras*
Furuta: ¡jajajajaja!*rió* Ya entiendo, ya entiendo. Buena broma. Por un momento me la creí.*parando de reír* Rize, basta de bromas, ¿sí? Estamos en una fiesta, su broma ya llamó mucho la atención.*intentando tomarla de nuevo*
Rápidamente, Ken tomó la mano de Furuta, impidiendo que la tocará. Y del mismo modo, dejó de abrazar a Rize y la puso detrás de él. Todo esto era visto por los demás estudiantes y profesores quiénes estaban atentos a todos, como si fuera el típico anime de peleas donde el héroe y el villano se encuentran cara a cara con el propósito de tener una pelea que llevaban deseando desde hace mucho. Así era como miraban todos eso.
Cambiando aquella sonrisa burlona a una mirada fría y siniestra, Furuta se puso firme y miró a Rize, causando que esta se escondiera un poco más en la espalda de Ken, aterrada de ver aquella mirada que tanto temía.
Furuta: Rize, ven aquí. Ahora.*ordenó*
El corazón de la chica empezó a latir con rapidez nuevamente, pero esta vez de miedo. El tiempo que había pasado con Furuta había dejado como enseñanza que cada vez que él mostraba aquella expresión, cosas malas iban a pasar.
Queriendo evitar cualquier problema, Rize se dispuso a ir con Furuta. Pero antes de que si quiera dé el primer paso, la mano de Ken la detuvo. Mirando al rostro del pelinegro en busca de una respuesta a su acción, se sorprendió al ver que el chico más puro e inocente que había conocido... podía mostrar la misma expresión que tanto temía.
Una mirada fría y vacía, pero al mismo tiempo, cruel y agresiva. Era la misma que Furuta mostraba. No. La de Ken reflejaba más agresividad que la de Furuta. Reflejaba odio.
Ken: quédate aquí.*ordenó*
Sorpresivamente, todo miedo que tenía en ese momento se esfumó; tomando su lugar una gran seguridad cuando estaba al lado de Ken.
Furuta: ¡Rize, ven aquí! ¡No lo repetiré una tercera vez!*molesto*
Como respuesta a la orden de Furuta, Rize abrazó el brazo de Ken con seguridad y desafío a Furuta con la mirada.
Rize: yo... ¡¡Yo pertenezco a Ken!!*declaró, casi gritando*
Mirando de manera desafiante a Furuta, mientras que una gota de sudor recorría su mejilla derecha, mostrando aún su nerviosismo, Rize había declarado, técnicamente, a Ken. Nuevamente, todos los estudiantes se sorprendieron sin excepción, y algunos buscaron algo para comer. Y lo mismo hicieron los profesores.
Furuta: tch...*apretando sus puños* ¿Qué dijiste?
Rize: yo pertenezco a Ken.*volvió decir, esta vez con total seguridad*
Furuta: je... Jejejeje, jajajajajajaja. ¡Jajajajajajajajajajaja!*rió* Oye, Kaneki.*acercándose a él* Quita tus manos... ¡de mi juguete!
En ese instante y sorpresivamente, Furuta conectó un fuerte golpe en el rostro de Ken, causando que este soltase a Rize por unos segundos, logrando que diera un paso atrás.
No obstante, solo bastaron unos cuantos milisegundos para que Ken volviera a tomar de la muñeca a Rize, atrayéndola hacia él y por consecuente a Furuta, quién no la soltó; conectando otro fuerte puñetazo en su cara, ocasionando que soltara a Rize y cayera al suelo.
Sorprendidos y emocionados, los estudiantes fijaban más su mirada en los dos combatientes. Gritos de apoyo hacia el Segador Negro de la clase A-3 llenaron a él gimnasio, y en ese momento y a pesar de que las peleas estaban prohibidas en el institución, no hicieron nada para detener la pelea que estaba a punto de llevarse a cabo, por un simple motivo: no querían molestar al Segador Negro cuando estaba trabajando.
Soltando a Rize, Ken dio algunos pasos hacia Furuta, quién se encontraba colocándose de pie, soltando algunos gruñidos de ira. Furioso, Furuta se intentó pegarle nuevamente al oji-gris; no obstante, este esquivó el ataque con facilidad.
Ken: qué lento.
Conectando dos rápidos puñetazos en el rostro del oji-negro, para después tomarlo de su camisa y acercarlo a él e impactar su rodilla en el estómago, sacándole el aire a Furuta. Sosteniendo su estómago, Furuta retrocedió unos cuantos pasos, tratando de recuperar el aliento. A paso lento, Ken se acercaba a él como si de una bestia se tratara. Una bestia que saboreaba el miedo y debilidad de su presa.
Ken: ¿qué sucede, Furuta? ¿No puedes seguirme el ritmo?*preguntaba mientras mostraba una leve sonrisa*
Furuta: tch...*retrocediendo*
Ken:*cambiando aquella sonrisa por una mirada seria* fuiste tú quién hizo que Rize terminara conmigo de esa forma. Fuiste tú quién la golpeo.*apretando sus puños con más ira* Nimura, ¿sabes por qué nunca peleamos?
Furuta: ¡¡AAHHHH!!*corriendo a atacarlo*
Ken:*esquivando el golpe* porque si nos enfrentarámos directamente...*golpeando repetidas veces el estómago, rostro y tórax* ¡¡no sería considerado una pelea!!*gritó*
Sometiendo a una brutal paliza a Furuta, quién fue llevado a las mesas donde se encontraban la comida, Ken finalizó aquella paliza con una patada al estómago, ocasionando que cayera al lado de las mesas.
Adolorido y escupiendo un poco de sangre por su boca, Furuta intentó volver a ponerse de pie, apoyándose en una de las mesas de madera para lograrlo. Mientras tanto y bajo la mirada de todos, Ken se acercaba de nuevo con la intención de dejarlo fuera de combate con el próximo golpe.
Estando cerca de él, Ken intentó agarrarlo, pero...
~¡Crack!~
En ese instante, los ojos de todos los espectadores se abrieron como platos por lo que vieron. Tomando por sorpresa a Ken, Furuta tomó una botella de vino que se encontraba cerca suyo y la estampó en la cabeza de Ken, rompiéndola en el acto.
Aturdido y tambaleándose, Ken intentó enfocarse en la pelea nuevamente, pero le era imposible. Su cabeza daba muchas vueltas. Las quintillizas se horrorizaron al ver la sangre de Ken salir de su cabeza, sentimiento que fue compartido por todos los demás. Incluso, Eto quién había mirado con odio a Rize ahora se encontraba preocupada por su novio.
Furuta: jejejejeje. ¿Qué pasa? ¿Dónde quedaron tus aires de ganador?*burlándose*
Empuñando la botella rota en sus mano derecha, Furuta se acercaba a Ken la intención de acabar con su vida. Corriendo hacia él con una sonrisa desquiciada, Furuta intentó apuñalar el pecho del oji-gris, lo cual fue impedido por Ken, que a costa de su mano izquierda, quién fue la que recibió la herida del arma punzo cortante. En una estrategia arriesgada, Ken movió su mano izquierda hacia la nuca de Furuta, ocasionando un gran corte desde la palma de su mano hasta su antebrazo, casi llegando al codo.
Tomando con fuerza la nuca del oji-negro y agarrando el brazo derecho del chico para que no hiciera nada con el arma, Ken aplicó fuerza a su agarre; estrellando el rostro de Furuta en el suelo, y de paso destrozando su nariz. Rápidamente, Ken se subió encima del cuerpo de Furuta mientras aún sostenía el brazo derecho. Tomando con ambas manos el brazo de Furuta, Ken se disponía romperlo...
Dicha intención fue notada por el oji-negro, quien se asustó al instante. No querían que le rompieran el brazo... No. No quería sentir aquel horrible dolor.
Furuta: ¡oye, esperar, espera!*gritó desesperado* ¡Detente, por favor!*suplicó* Basta, basta. Me iré de aquí, ¡lo juro! ¡Pero no hagas esto, déjame ir! ¡Por favor!
Ken: ¿en verdad vas a suplicarme ahora?*mirando con indiferencia el rostro de Furuta, quién temía por su brazo* Provocas dolor en los demás, ¿pero no puedes soportar el tuyo?
Furuta: ¡por favor, Ken! ¡Te lo ruego, detente!*comenzando a llorar* ¡Basta, por favor! ¡No tienes que hacer esto!
Ken: ¿"por favor"? ¿"Te lo ruego"? ¿"Detente"? ¿"Basta"? De seguro Rize dijo esas mismas palabras...
~¡¡Crack!!~
Furuta: ¡¡¡AAAHHHHH!!!
~Time skip~
Sentado en la camilla de un hospital, Ken leía un libro mientras una doctor cosia la herida causada por la botella, cerrándola e impidiendo que más sangre saliera. Luego, el doctor procedió a vendar la herida mientras miraba la gran calma del pelinegro. No había anestesia y el chico debía ser tratado con urgencia, así que no dio tiempo de ir por más. Sorpresivamente, el pelinegro no mostró dolor aparente al estar cerrando aquella gran herida.
Ken: gracias, Maruo-san.*observando su mano izquierda*
Maruo: no es nada, Kaneki-kun.*sentándose en su escritorio*
El padre de las quintillizas, Maruo Nakano, el doctor que se dispuso a ayudar al que había ayudado a sus hijas en el pasado.
Maruo: Kaneki-kun. ¿Eres consciente de la gravedad de esa cortada?*preguntó con seriedad*
Ken: no.
Maruo: la botella casi atraviesa tu mano izquierda por completo. También cortó gran parte del antebrazo, provocando una gran hemorragia.*explicó* Tuviste mucha suerte de llegar tiempo aquí.
Ken: lo sé. Todo es gracias a sus hijas.*recostándose en la camilla*
Maruo: Kaneki-kun, tengo una pregunta que hacerte. Según tengo entendido, eres novio de Itsuki, ¿cierto?*mirando al pelinegro con una expresión de poker*
Ken: sí.*mirándolo fijamente*
Maruo: pero en la fiesta, dijiste que una tal Rize Kamishiro era tuya. ¿Qué quisite decir con eso?
Ken: no lo sé, en verdad.*mirando al techo* Estaba enojado. Y no quería que Nimura la tocara más.
Maruo: ¿tú y Rize fueron novios?
Ken: sí, hace dos años.
Maruo: ¿aún amas a mi hija?
Ken:*volviendo a mirarlo* no lo dude.
Maruo: ...bien, Kaneki-kun.*levantándose de su silla y acercándose a él* Reposa durante este mes. Mantén limpia la herida con agua oxigenada y cambia las vendas con regularidad. No levantes peso con esa mano. Y ven a verme cada semana. Ésta noche la pasarás aquí para asegurarnos de que no haya nada que hubiéramos pasado por alto.*extendiendo su mano derecha* Es un gusto al fin conocerte, yerno.
Ken: igualmente, suegro.*estrechando la mano del adulto* Bien, con su permiso, iré a mi habitación.*levantándose y yendo a la puerta*
Maruo: cuida a Itsuki, por favor.
Asintiendo al pedido del doctor, Ken abrió la puerta y de marchó. Caminando por los pasillos, observaba por la ventana a su izquierda como empezaba a anochecer. De repente, el pelinegro detuvo su andar al volver a mirar al frente. Observando como el sol se ponía a través de aquella ventana, la tercera quintilliza, Miku, se encontraba pensativa mientras lo hacía. En su mano derecha sostenía una botella de soda de Matcha casi vacía, que tomaba de vez en cuando.
Ken: Miku. ¿Qué haces aquí?
Al oír la voz del pelinegro, Miku miró a su lado izquierdo, observándolo por unos segundos, lágrimas se empezaron a asomar por sus ojos, amenazando con salir. Al ver aquella, Ken iba a preguntar la causa de sus lágrimas. No obstante, fue callado por la propia Miku; quién rápidamente abrazó a Ken con todas sus fuerzas.
Miku: ¡Ken! Ken. Ken...*llorando en su pecho*
Ken: Miku, ¿qué sucede?*confundido*
Miku: me tenías muy preocupada, grandísimo tonto.*golpeando levemente el pecho del pelinegro* Tonto, tonto, tonto... Tonto...*dejando de golpearlo* Todas estamos preocupadas por ti.
Ken: lo siento.*se disculpó mientras empezaba a acariciar su cabeza* Tranquila. Ya pasó todo.
Miku: prométeme que no volverás a hacer eso.*mirándolo directamente a los ojos mientras aún caían las lágrimas*
Ken: ¿ah?*inclinando un poco su cabeza en señal de confusión*
Miku: ¡por favor, prométeme que no volverás a hacer nada peligroso!*alzando un poco la voz*
Ken:...*apartando un poco la mirada* no.
Miku: ¿qué? ¿Por qué no?*apartándose un poco de él*
Ken: ¿debe haber una razón?*preguntó mirando fijamente a la castaña* No puedo prometerte algo que nunca voy a cumplir. Así que no insistas más.
Miku: me duele...*tocando su pecho* Verte lastimado, me duele. Me siento ansiosa, preocupada... ¡¡No quiero verte herido!!*gritó con lágrimas en los ojos* No quiero...*abrazándolo*
Ken: Miku...*abrazándola con su mano derecha* No voy a dejar que nadie que amo sufra.*sobando la espalda de la chica* Aún así...*sonriendo levemente* gracias por preocuparte por mí.
Y mientras era envuelta por el brazo derecho del pelinegro, Miku dibujaba una leve y tierna sonrisa en su rostro mientras era abrazada. Soltando un pequeño y corto suspiro, Miku se separó un poco de él y le dedicó una hermosa sonrisa. Aceptando que no iba a conseguir que cambiara de parecer, decidió aceptarlo aunque le doliera.
Miku: sabes, Nino me está enseñando a preparar unos panes. ¿Quieres probar algunos?*propuso de una manera algo tímida*
Ken: jeje... Por supuesto.
Empezando a caminar hacia la habitación del hospital donde se hospedaba momentáneamente el pelinegro, ambos hablaban sobre la habilidad en la cocina de Miku y alguna que otra trivialidad.
Miku: (una familia con Ken...)*observando al pelinegro con una leve sonrisa* (...es algo que solo podré cumplir en mis sueños...)*pensó con algo de tristeza mientras tomaba de la manga de la camisa a Ken*
~Mientras tanto en la habitación de Ken~
Paralelamente a la conservación de Miku y Ken, en la habitación del pelinegro donde se encontraba un ambiente de tensión entre tres chicas. Más específicamente entre Eto y Touka, quiénes miraban a Rize con claro odio en sus ojos. Las demás quintillizas que se encontraban allí estaban nerviosas por el ambiente. Itsuki sabía lo que había hecho la ex de su novio; sintió el mismo odio que la peliverde al escuchar la historia, pero cuando la conoció no sabía si juzgarla o no. Se veía tan inocente, tímida, preocupada y distante. Como queriendo ocultar algo. Así que simplemente guardó las distancias con la pelirosa de lentes.
Misma acción que fue recordada por la hermana mayor de las quintillizas. Ichika recordó la historia que le contó sobre él y Rize la vez que estuvieron encerrados en su habitación. Recordando el cómo Ken rompió y en llanto, y logró que Ichika hiciera lo mismo. Y de la misma forma que Itsuki odió por breves momentos a Rize, ella también lo hizo. Sin embargo, y al igual que con su hermana, al verla mejor, simplemente guardó las distancias.
Mientras tanto, Nino y Yotsuba, las hermanas restantes, se encontraban incómodas por la miradas que eran lanzadas hacia la chica de lentes. A diferencia de sus dos hermanas, Nino, Miku y Yotsuba eran las únicas que no conocían la historia de Ken y Rize; y por ende, no la odiaban. De hecho, a la cuarta hermana le caía bien. Muy bien, en realidad. La veía como una posible amiga.
Eto y Touka seguían matando con la mirada a la asustada, nerviosa y avergonzada Rize. Quién se encontraba cerca de la puerta, dudando si entrar por completo a la habitación o no. Las simples miradas de aquellas chicas a quién en algún momento de su vida llamó amigas, ahora la veían con odio y asco. Palabras de insulto que no eran dichas, pero se daban a entender por la mirada de ambas, pertumbaban a la pelirosa.
Eto: ¿qué haces aquí?*preguntó con odio*
Rize: eh... Bueno... yo...*dando un paso hacia atrás* solo quería ver cómo estaba Ken.*intentando no hacer contacto visual con la peliverde*
Touka: está bien. Perdió algo de sangre, pero, por suerte, no es nada grave.*contesto mientras mantenía la mirada sobre la pelirosa*
Rize: y-ya veo. Me alegro...
Eto: vete. Ya sabes lo que querías. Largo.*dando un paso adelante de manera intimidante*
Rize: hmn...*nerviosa* N-No...*contestó*
Eto: ¿ah? ¿Qué has dicho?*molesta*
Rize:*mirando a los ojos a la peliverde con algo de valentía* yo... ¡quiero verlo!*declaró en voz alta*
Al escuchar aquello, Eto detuvo su andar, quedando levemente sorprendida ante la respuesta de la pelirosa, al igual que Touka y las hermanas. Pero pocos segundos después de eso, Eto volvió a mirar con odio a Rize. No quería creerle ni un poco a ella; su confianza había desaparecido.
Eto: no. ¡No, no, no, no!*negó con su cabeza* ¡No dejaré que me vuelvas a engañar!*tomando de la camisa a Rize al estar cerca de ella* ¡Tienes algo planeado, ¿cierto, víbora?! ¡Quieres dañar a mi Ken de nuevo, ¿eh?!*tomándola del cuello* No dejaré que lo lastimes más.
Justo antes de que Eto empezara a apretar el cuello de una aterrada Rize, Touka intervino y agarró a Eto, alejándola de ella. Rize cayó al suelo por el miedo, temblando un poco y tragando en seco. Mientras que Eto se quejaba con Touka Por detenerla, la peliazul ignoraba a la peliverde y solo le dirigía la mirada a Rize.
Touka: tengo una pregunta que hacerte. ¿Por qué Ken-nii-chan dijo que eras suya? He estado con esa duda desde hace un rato. Explícame.*fría*
Rize: ¡n-no lo sé!*asustada* Estoy igual de sorprendida que ustedes.
Eto: ¡mentirosa!*gritó* ¡Lo debiste haber seducido como antes, zorra! ¡Ken-kun nunca te habría abrazado y protegido a una chica que casi hace que se suicide!*dijo con profundo odio* Lo volveré a preguntar, Rize: ¿puedes siquiera ponerte en su lugar? ¿Puedes siquiera llegar a sentir lo que él sintió en ese momento? ¡Dime, ¿puedes?! ¡¿Eh?!
Touka: ¡Eto! ¡Ya basta!*enojándose un poco por la actitud de su amiga*
Eto:*separándose de Touka* ¡¿qué me detenga?! ¡¿Ahora?! Tú sabes perfectamente cuanto he esperado este momento. ¡Por fin podré decirle lo que es en cara y hacerla pagar por lo que le hizo a Ken-kun!
Touka: el único que tiene el derecho de reclamarle algo a Rize es Ken-nii-chan, nosotras no.*respondió*
Eto: ¡claro que tengo el derecho de reclamarle!*colocando su mano en su pecho* ¡Fui yo quien permitió que fueran pareja! ¡Fui yo quien apartó todos mis sentimientos por él y se lo di a Rize! Fui yo... la que confió en ella...
Itsuki:*levantándose de su silla* Este... Eto, cálmate, ¿sí? Ken-kun debe llegar dentro de poco. Por qué no esperamos a que-
Eto: esto es entre ella y yo. Tú no te metas.*lanzándole una mirada amenazante*
Itsuki: ¡hmp!*sentándose asustada*
Eto:*volviendo a mirar a Touka* tú también sabes más que nadie lo que sufrimos al verlo así. Tú misma me lloraste y suplicaste para que ayudara a Ken, ¿recuerdas?*apuntando a Rize* ¡Todo lo que pasamos es su culpa! ¡Ojalá nunca hubieras conocido a Ken-kun! ¡¡¡Nadie te quiere!!!
~¡¡¡Slap!!~
De repente, y para sorpresa de todas, Eto fue abofeteada. No fue Rize. No fue Itsuki. No fue Touka.
Sino que aquel chico que tanto amaba y quería proteger a toda costa, era quién la había abofeteado.
Mirando con decepción a una anonadada Eto, Ken solo pudo decir las siguientes palabras:
Ken: me decepcionas.
Aquellas simples palabras que solía usar para bromear o para jugar con ella, ahora eran dichas en serio. Touka se encontraba igual se sorprendida que la peliverde, y lo mismo eran las cinco hermanas. Ninguna podía creer lo que acababa de ver.
Eto: ¿por qué...?
En ese instante, Rize se levantó del suelo y salió corriendo del lugar, dejando caer un pequeño libro mientras lo hacía. Al percatarse de ello, Ken iba seguirla, quería hablar con ella, pero Eto se lo impidió tomándolo de la mano derecha.
Eto: ¿por qué... la sigues...?*preguntó aún anonadada*
Ken: me necesita.*contestó*
Eto: ¿por qué...? Ella te hirió...
Ken: hay algo que quiero saber.*saltándose del agarre* Tú también deberías.
Fue lo último que dijo antes de avanzar hacia donde se había ido la pelirosa. Tomando en el camino el libro que había dejado caer.
~Mientras tanto con Rize~
La pelirosa se encontraba llorando desconsoladamente, recordando las palabras que le había dicho Eto: "nadie te quiere". Palabras que le hacían recordar al propio Furuta Nimura, el mayor miedo de Rize.
Intentando encontrar algo para calmarse, Rize comenzó a buscar en su mochila el libro que siempre leía para éstas situaciones, se sorprendió y asustó de sobremanera al saber que no estaba en su mochila.
Rize: ¿qué...?*anonadada* ¡No, no, no puede ser!*buscando nuevamente en su mochila, esta vez con algo de desesperación* Tiene que estar aquí, estoy segura. No puedo perderlo.*desesperada* No puedo.
Y como si de un rayo de luz se tratara, el libro que desesperadamente había buscado se encontraba al frente suyo, siendo sostenido por una mano. Al alzar la mirada y encontrar a la persona que le había traído el libro, esta se sorprendió al ver a que Ken era aquella persona.
Ken: toma. Se te cayó.
Rize: Ken...*tomando el libro* Gracias.*sonriendo un poco más calmada*
Ken: me sorprende que aún tengas ese libro tan viejo.*dijo mientras se sentaba a su lado*
Rize: es el único regalo que pudiste darme en el poco tiempo que estuvimos juntos.*dijo mientras sonreía levemente con algo de tristeza* Siempre lo atesoraré.*abrazando el libro*
Ken: Rize...*levemente sorprendido*
Rize: ¿qué? No creas que te lo devolveré. Me lo regalaste, así que no me lo puedes quitar.*sonriéndole de una manera burlona*
Ken: Rize...*apreció aquella sonrisa por unos momentos para después mirar al frente* Jejejejeje... ¡Jajajajaja!*rió* Siendo sincero, extrañaba esa sonrisa.*devolviendo el gesto*
Rize:*sonrojada* ah... Eh... Yo...*cubriendo su cara con su libro* G-Gracias...
Ken: je, je...*mirando al frente* Rize.
Rize: ¿s-sí?
Ken: ¿qué fue lo que en realidad pasó aquella noche antes de ir a ver los fuegos artificiales?*mirando la luna*
Rize: ...*bajando un poco la mirada* ¿Por qué quieres saber eso?
Ken: porque así sabré la verdad.
Rize: n-no. No quiero hacerlo. No te querrás acercar más a mí sí lo hago...*abrazando sus piernas* Yo... no quiero eso...
Ken: te prometo que no te juzgaré.*mirándola fijamente*
Rize: todos dicen eso.*resistiéndose*
Ken: ¿todos soy yo?
Rize:...*pensando un poco, para luego suspirar* Bien. Te contaré la historia... de la niña más odiada...
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
(Próximo capítulo: Rize)
Lore-Craft: wow. Dos capítulos el mismo mes. Bien, Lore-Craft, te has superado a ti mismo :v
Hey, ¿qué tal gente? ¿Cómo están? ¿Cómo les está yendo sabiendo que la segunda temporada de las quintillizas se ha terminado? Pues yo ando más o menos, ya no tengo nada que ver los jueves. Y mañana que es uno, me sentiré como si mi existencia ya valiera nada :v
Cambiando de tema, ¿qué les pareció el capítulo? ¿Bien, regular, nefasto? Dejen sus opiniones, plis.
Y por cierto, ¿qué les pareció la pelea de Furuta contra Ken? Hace mucho tiempo que no escribo una pelea, pero espero que al menos les haya gustado.
Por último, ¿qué les pareció Rize hasta el momento? ¿La odian o les gusta? Falta un capítulo para que el arco de Rize acabe, así que si todavía no amas a Rize porque no conoces su pasado y sus motivos, entonces espera a ver su pasado y das tu veredicto.
Sin nada más que decir...
Sayonara...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro