Capítulo 40: No Lo Creí Capaz
Me alejé lo más posible de la mansión, al estar medio de una carretera tomé un taxi. Al subir me puse a llorar casi al mismo tiempo, el corazón me dolía, tenía un gran nudo en la garganta, me dolía la cabeza. Bruscamente limpié las lágrimas.
-No llores, ya no más.
Respiré hondo una y otra vez, ya que me había calmado saqué el teléfono para ver la hora. 3:08 de la tarde. De nuevo aparecieron las lágrimas por el fondo de bloqueo. Una imagen de Michael. La cambié por una de los niños. Prometí que los visitaría, solo necesitaba tiempo.
A mitad del camino el taxi dio la vuelta, y se paró sobre un hotel. Bajé junto con las maletas que traía, pedí una llave para la habitación. Al llegar en frente de la habitación la abrí y deje la maleta sobre la cama. Miré a mi alrededor y suspiré. Bajé la maleta, cerré la cortina impidiendo que la luz del sol la entrará por los ventanales. Caí sobre la cama y puse una almohada sobre mí. Cerré los ojos.
(...)
El teléfono comenzó a sonar, me arrastré para tomar el celular y respondí adormilada.
-¿Bueno?
-¡______!
Abrí los ojos y me frote los ojos.
-¿Como están?- pregunté en un tono alegre.
-¡Te extrañamos! ¡Vuelve, por favor!
Solté una risillas bajas.
-Ay chicos... necesito tiempo, créanme que todo se resolverá.
-Pero quiero que vuelvas...- Prince hizo una pausa. -Papá ha estado triste en todo el día.
Levanté la ceja con sorpresa. ¿Triste por mí?
-De verdad les prometo que todo se solucionará, solo necesitamos tiempo, chicos.
-¿Cuanto?- preguntó Paris en un tono triste.
Me rasqué la cabeza.
-Tal vez un mes o dos meses. No es gran cosa.- dije.
-¡Pero es mucho tiempo!- escuchaba sollozos de Blanket.
-¿Blanket? Por favor no llores... me mata escucharte llorar... no llores.- un nudo se formó en mi garganta. -¿Les parece si mañana los visito, chicos? ¿a tomar un helado?- trataba de animarlos.
-¡Si!- dijeron los tres al mismo tiempo.
-Así quedamos, pasenme a Greace por favor.
(...)
Después de cinco minutos llegué al hogar de los chicos, abrieron las rejas y Greace me recibió.
-¡Querida! ¡pasa por favor!
Entré y nos metimos a la cocina y tomé asiento.
-¿Como has estado?
-Bien, ¿Y tú?
-Igual de bien, querida.- me sonrió.
En eso entraron los niños, me sonrieron y gritaron de la alegría.
-¡_____!
Los tres corrieron hacia a mí y me abrazaron como si la vida dependiera de ello.
-¿Como han estado?- pregunté una vez que nos soltamos. -Hemos estado bien, pero no tan bien ahora que ya has estado aquí.- dijo Blanket, le mostré una mueca medio triste. -Todo se resolverá, ahora.- aclaré la garganta. - Pónganse el antifaz, yo traje el mio, para que la gente no sepan quienes somos.- asintieron con la cabeza, desaparecieron de la cocina, volví hacia a Greace. Estaba a punto de decirle palabra alguna cuando esa voz que ha sido dueño de mis pensamientos me ha interrumpido.
-¿Que haces aquí?
Giré la cabeza.
-Iré... un rato con los chicos al parque.
-¿Quien pidió mi autorización?
Lo miré confundida, volví hacia Greace quien estaba negando con la cabeza.
-Michael, precisamente fui ayer a tu estudio a decirte que _____ irá con los niños, pero no querías que nadie te molestara.- habló Greace.
-A mí nadie me dijo, nadie pidió el permiso, así que los niños no irán con _____.- alzó su mano derecha.
Me levanté y me paré sobre él.
-¿Cómo dices?- dije.
-No irán contigo.
-¿Por qué no?
-Porque yo lo digo.
Lo miré con un poco de molestia, pero a decir verdad estaba sorprendida que esas palabras que nunca imaginé salieran de su boca.
-Michael, no hay problema si van conmigo, si quieres puede ir un guarda espaldas conmigo. - dije seriamente.
-¿Que es lo que no entendiste? No van a ir y punto.
-Mira Michael...- puse los dedos sobre la frente y de nuevo lo miré. -No se que rayos te pasó anoche, si fue por que me fui acuérdate quien fue que yo me fuera.- en ese momento ya estaba perdiendo la paciencia.
-Yo no hice nada, ya te expliqué el porqué.- dijo cortante.
Está bien, eso me dolió.
Tomé su brazo con delicadeza y suspiré.
-Déjame estar un rato con los chicos, ellos me extrañan al igual que yo, solo serán tres horas.- dije calmada.
Quitó mi mano con brusquedad.
-Tú no eres su madre.
Agaché la cabeza, la garganta comenzaba formarse un nudo. Miré al frente.
-Muchas gracias.- Lo miré de pocos amigos. -De verdad agradezco que me hayas hecho sentir mal.
Una lágrima bajó por mi mejilla pero lo limpié con la yema de mis dedos.
Lo miré a los ojos.
-Yo no hice nada, lo único que hice fue decirte que te amaba, que me había enamorado de ti, que alguien como tú no lo encontraría a la vuelta de la esquina, pero esta bien. - alcé las dos manos en forma de rendimiento. -Me rindo.
-______, lo siento, de verdad no sabía...
Me alejé de él, salí afuera, caminaba y podía ver que varias personas estaban afuera.
Michael tomó mi mano.
-¡No te vayas! ¡Por favor perdóname!
Quité mi mano y me alejé más pero logró agarrar mi brazo.
-¡_____! ¡Por favor!
-¡Déjame!
Me tomó de los hombros y me miró a los ojos, sus bellos ojos estaban cristalizados.
-¡Perdóname!
Pasé el nudo por mi garganta para hablar.
-Sabes... me equivoqué... me equivoqué de tí, creí que eras perfecto, creí que tú no serias capaz de lastimarme, de verdad no lo creí capaz.
-Solo escúchame...- lo interrumpí.
-Déjame sola, no me busques.
Cerré los ojos y salieron las lágrimas que amenazaban con salir, me alejé de él y fui caminando hacia las rejas.
Oh no...
La prensa.
Era la prensa.
Rayos...
Grabaron todo.
Corrí lo más pronto posible, me metí sobre una tienda y desaparecieron.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro