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Capítulo 38: No Puedo Amarte

-No hay nada de que hablar.

-Por favor.

Bajé la mirada y después la alcé para ver sus bellos ojos.

-Esta bien.

Nos encaminamos a mi habitación, nos sentamos sobre el sillón y yo me cruce de brazos.

-Más que nada... quiero pedirte una disculpa por haberte gritado.- agachó la mirada al suelo.

-Esta bien.- dije.

El alzó su mirada y prosiguió. -También... quiero que me disculpes por no creerte.

-¿Al fin te dijo la verdad?- pregunté un poco molesta.

-Bueno... es que me lo dijo diferente... pero si me dijo ya la verdad.

-Al menos te lo dijo.- miré hacia otro lado.

-_____.- alargó mi nombre.

-Lo siento, solo me defendí, Michael.

-Lo sé. - tomó mi mano. -Dime una cosa...

-¿Que?- apreté los labios.

-¿En serio me querrías por amor?

Al instante me sonroje.

-Sí.- bajé la mirada apenada. Tomó mi mentón y lo alzó.

-¿Y eso que quiere decir?

-Que te amo.- solté de golpe. -Rayos... te amo más a que nadie, Michael, te amo desde que conocí tu increíble música, lo que transmites, eso... me enamoró más.- le sonreí.  -Yo... amo todo de ti, tus gestos, tu bella sonrisa que alegra mis días, tu mirada que me derrite como helado, el color de tus ojos me provoca insomnio y la voz...- toqué sus labios con la yema de mis dedos. -Simplemente tu voz es... hermosa, es como si yo escuchara a los ángeles.

Michael me miró con intensidad, miré sus labios y me fui acercando a ellos...

Sus labios....

Suaves...

Cálidos...

Sus manos tocaban mi cintura, y yo ponía mis brazos alrededor de su cuello.

A decir verdad... esto era más que el tocar las estrellas, que tocar el cielo. Era... el Paraíso.

-Lo siento.- se separó de mí.

-¿Que?

-No puedo hacer esto.- se alejó más de mí.

-¿Que quieres decir?- No comprendí su actitud.

-Lo siento, de verdad.

-Michael...-me interrumpió.

-No digas nada.

Me levanté y me acerqué a él.

-¿Que sucede? No estamos haciendo nada malo.

-Créeme que si, _____.

-No, Michael.- negué con la cabeza. Me alejé de él. -No entiendo como es que la puedes querer a ella, a Lisa, que ella ni siquiera te supo amar, o por lo que sé jamás te pudo comprender, no entiendo como es que la sigues eligiendo a ella y no a mí...- susurré lo último.

-Ese no es el problema, _____.

-¿Entonces?- lo miré con tristeza.

-Tú... estas pequeña... tienes 15 años.

-Por Dios Michael, ya no soy una niña, tengo 26 años.

-Me refiero que en el interior aún lo sigues siendo.

-¿Ese es el problema?- pregunté con dolor.

Agachó la mirada.

-¡Contéstame! ¡¿Ese es el problema?!

Alzó la mirada, sus ojos estaban cristalizados.

-No puedo amarte.

Una estaca atravesó en mi corazón. Lo miré con dolor, agaché la mirada y me metí al baño y cerré la puerta con llave.

-_____.

-¡Déjame sola!- solloze.

Escuché como Michael se retiró y cerró la puerta.

Pero ¡como me estaba doliendo el corazón! Nunca pensé que Michael me diría algo así. Yo creía que... si podía amarme. Pero ¿acaso la edad importaba? Solo... no podía entenderlo.

Mi vista comenzó a ser borrosa, parpadee un par de veces para poder aclarar la vista. Mis ojos comenzaron que cerrarse...

(...)

-¡_____! ¡¿Estas allí?!

La puerta cayó al suelo.

-¡_____! ¡Dios mío...!

Sentí los brazos de Michael. Nos subimos en la camioneta.

Resiste, por favor!

Alguien me sacó de allí y me llevaron a una habitación.

(...)

Abrí los ojos con cierta dificultad.

Tenía la boca seca.

Miré a mi alrededor pero seguía viendo borroso.

Hasta que pudo aclararse la vista.

Michael estaba allí. A lado de mi cruzados de brazos con los ojos cerrados y la cabeza para atrás.

-Rayos...- sentí un dolor en la cabeza.

Michael despertó al instante.

-_____.- se acercó a mí con una sonrisa.

-¿Que sucedió?

-_____... te desmayaste.

Miré a mi alrededor algo confundida.

-¿Otra vez?

El asintió con la cabeza.

-¿Y los chicos?- pregunté.

-Están en casa con Greace.

De nuevo miré a mi alrededor, tenía unos cuantos cables conectados a mi.

-¿Cuanto tiempo estoy aquí?

Me tomó de la mano.

-Dos días.- dijo en tono preocupante.

Abrí los ojos.

-Michael... tengo sed...

-Claro.- se levantó, sirvió agua y me lo dio, y lo tomé.

-¿Como te sientes?

-Más o menos. Me duele la cabeza.- respondí.

Negó con la cabeza una y otra vez.

-No sabes... cuanto me preocupé.- me miró directamente a los ojos.

De pronto recordé el motivo de esto.

-¿Por que dices eso?

-Me preocupas.

-¿Te preocupo?

Comencé a reírme con sarcasmo.

Michael se sorprendió, se levantó y se sentó en la orilla de la cama mirándome a los ojos.

-No hagas eso...- murmuró.

-¿Sabes que? No te entiendo Michael.

En ese momento entró la enfermera.

-Señorita, ¿como se siente?- tocó mi frente.

-Un poco mejor, me duele mucho la cabeza.

-Tómese eso, por favor.- me dio unas pastillas y lo tomé junto con agua. -En un momento le traeré su cena.- Cerró la puerta y se fue.

Me frote los ojos y volví hacia él.

-Toma, me lo dieron los niños.

Me dio tres sobres. Sonreí sin poder evitarlo.

-Están preocupados por mí.- comenté.

-Claro, para ellos eres parte de la familia.- dijo.

Puse mi brazo sobre mis ojos. De nuevo me había hecho sentir mal.

-_____...- tomó mis dos manos con suavidad.

-¿Que quieres? Déjame.

Logró quitar el brazo sobre mis ojos y se acercó más a mí.

-¿Por que te portas así conmigo?- me miró con tristeza.

-Ya lo sabes, tú dime por que, Jackson.

Se acercó aún mas a mi y sus brazos cubrieron mi cuerpo.

-Me hiere eso.- dijo en un susurro. -Me hiere que te comportes de esa manera...- se separó de mí y miró mis ojos.

Fue acercándose poco a poco, hasta que sus labios cálidos y rosados tocó los míos. Seguí el beso con más pasión, de verdad quería demostrarle lo tanto que lo amaba. Puse mi mano sobre su nuca para profundizar más el beso. Pero se separó.

-No...- dijo esta vez.

Me quedé aun mas sorprendida, y por supuesto... me sentí rechazada.

-Vete.- dije con voz entre cortada.

-_____...- Lo interrumpí.

-¡Vete! ¡No te quiero ver!

Dicho eso se puso su típico disfraz y salió de la habitación. Volví a sollozar, tenía los ojos llenos de agua y decidí dejarlos salir.

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