Al terminar de desayunar Prince, Paris y Blanket me pidieron que jugará con ellos, con gusto acepté. La tarde fue fantástica, comimos, jugamos Monopoly, gané dos veces. Nos encontrábamos viendo Aladdin cuando escuchamos un ruido de una camioneta.

-¡Es papi!- dijo Paris feliz.

Todos nos levantamos y nos dirigimos a la puerta principal. Vi cómo Michael bajaba de la camioneta, Paris se acercó y abrazó a su padre con amor.
Sus ojos marrones se encontraron con los míos.

-Hola, ______.- se acercó a mí un poco nervioso y me dio un beso en la mejilla.

-Hola.- lo saludé normal.

Entramos a la mansión y fuimos a la sala, me senté con los hijos de Michael.

-_____, ven conmigo, necesito hablar contigo.

Me levanté y ambos salimos de la sala.

-¿Encontraste respuestas?- pregunté.

-Sí...- dijo algo nervioso.

-¿ Y entonces?

Se rascó la frente y me miró a los ojos.

-_____... al parecer... nadie sabe que sucedió anoche. Le pregunté a los chicos del ensayo y... me dijeron que tú y yo hemos sido amigos desde hace...

-Michael, me estoy desesperando si no me dices todo, por favor.

-Dicen que hemos sido amigos más de seis años.

Me quedé perpleja por su respuesta.

-¿Que...?- pregunté sorprendida.

-Si. Yo... sinceramente no recuerdo eso... pero es lo que me han dicho.

-¿Fue lo único que te dijeron?

-Si.- parecía estar seguro.

-Bueno...- bajé la mirada al suelo.

-¿Que sucede?

-No se donde están mis padres.- dije con un tono de preocupación.

-No te preocupes, seguro han de estar en alguna parte del mundo cuidandote.

-Seguramente.- suspiré mirando el techo.

-Hey.- alzó mi mentón con suavidad. -Mientras estas conmigo nada te pasara, solo hay que esperar unos días.

Su respuesta me tranquilizó más de lo que me esperaba. Le sonreí.

-¿Ya cenaron?- preguntó cambiando de tema.

-No, tus hijos quisieron esperar hasta que llegarás.

-Bien, déjame llamarlos.

Se dirigió a la sala y llamó a sus hijos, todos nos dirigimos a la cocina y Greace, la señora que se encargaba de los niños nos preparó la cena. Al terminar cada uno de ellos me dieron las buenas noches y me dieron un beso en la mejilla, me sorprendí.

Me encontraba en la habitación mirando con nostalgia la noche hasta que llamaron la puerta de la habitación.

-Pase.

Se abrió la puerta dejando ver a Michael, entró y cerró la puerta a sus espaldas.

-¿Que sucede?- pregunté.

-Solo... quise venir a hacer compañía.

Solté unas risillas.

-Ven.

Se acercó a mí y quedamos frente a frente. Nadie decia nada, a decir verdad el silencio me estaba incomodado.

-¿Que estaría pasando en este preciso momento ahora que no estoy en el 2017?

Me miró y después miró la ventana por unos cuantos segundos.

-Creo... que nada.- respondió.

-¿Por que?

-Lo digo por que ya no existe.

-Creo que tienes razón.- dije mientras jugaba con mis dedos.

De un momento a otro el silencio se hacía presente.

-¿Por que estas callado?

Esta vez me miró a los ojos.

-Lo siento... es solo que... no se de que hablar.

-Que raro... cada vez que nos veíamos siempre sacabas el tema.- dije algo molesta.

-_____, lo siento, solo estaba pensando.

-¿En que?

-No creo que quieras saberlo.

-Yo creo que sí por que la mayoría del tiempo no sólo te quedas pensando, solo hablábamos de cualquier tema.

Suspiró.

-Esta bien... en...

Tardó en contestar.

-¿En...?- insistí.

-En mi familia.- dijo de golpe.

-¿Y que tiene que ver tu familia?

-Me pregunto si te conocen.

De nuevo me quede perpleja.

-Oh rayos... no lo había pensado...

Tomó mis manos con suavidad, en ese momento sentí una corriente eléctrica.

-Abrázame.- pidió.

Le sonreí y lo abracé. Nos quedamos varios segundos hasta que él se separó de mí.

-Ya es hora de dormir.- comentó.

-Creo que sí.- dije.

Michael se levantó.

-Michael, espera.- lo detuve agarrando su mano.

-¿Que sucede?

-¿Puedes dormir?- pregunté preocupada.

-Tranquila.

-Michael, por favor... no quiero que cometas alguna estupidez, te lo pido.

-¿A que te refieres?- no comprendía.

-Ya no supe bien si en realidad tomabas los medicamentos para poder dormir.

-Oh, bueno...- dejó su respuesta inconclusa.

-¿Las estas tomando?- me levanté.

-No es nada... es muy poco.

-Michael...- me cubrí el rostro. -Te hacen daño.

-Solo son pocas, no diario me las tomo, ayer en la noche pude dormir tranquilo.

-Mira, me encanta como me mientes, no quiero que sigas haciendo eso... por favor, dime la verdad.

-Te estoy diciendo la verdad.

-Mira... podré dormir tranquilamente con una condición.

-La que sea.- dijo.

-Duérmete conmigo.- dije algo nerviosa pero con seguridad.

-¿Que?- se sorprendió.

-Si, Michael, duérmete conmigo, esa es la forma en la que yo pueda ver que estés dormido.

-¿Lo dices en serio, _____?

-Si...

-Bien.

Se acercó a la cama, hice lo mismo y nos metimos sobre las cobijas.

-Duerme.- dije.

-_____, ¿por que haces esto si sabes que nada de eso me afectará?

-Me preocupas, Michael.

Me miró a los ojos con ternura y me sonrió.

-Hazlo.

Cerró los ojos al instante, dejé que pasara varios minutos, miré la hora y eran 1:13 de la mañana, bostezee, apagué la luz y me acomodé mejor.

Pero el aroma de Michael hizo que sintiera algo en el estómago.  No estaba segura que era lo que estaba sintiendo en ese momento. La luz de la luna reflejaba el rostro de Michael, al verlo con esa cara me dieron ganas de tocarlo. Primero averigüé si estaba completamente dormido, no quería que malinterpretara las cosas. Me mordí el labio inferior, toque su rostro con mucha suavidad. Varias ocasiones llegaba a imaginarme como sería la piel de Michael. La tenía tan perfecta. Miré sus labios y pude darme cuenta que aún viéndolos me enloquecian.
De nuevo me mordí el labio.

Suspiré y esta vez dejé que mis ojos se cerrarán, el sueño me estaba ganando, me acerqué un poco más a Michael, solo quería estar cerca de su humildad, de su inocencia, de su aroma. Solo quería estar cerca de su amor.