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Capítulo 24: Con La Esperanza De Que Todo Acabará

En la mañana cuando Michael me recogió quise decirle lo que había sucedido anoche, pero no quería preocuparlo más,  así que me lo guardé. Estando en la escuela, con tanto aburrimiento saqué un libro, Las Yeguas Finas. Leía tan concentrada mente, pero algo no me dejaba en paz, miré a mi alrededor y era Helena, hablando con Julia, saqué los auriculares y me los puse, fingí estar escuchando música, en realidad quería escuchar lo que estaban diciendo.

-Ya no es la misma.

-¿Tu crees?

-Mírala, ya no aparenta estar triste, ni sola.

-Entonces significa que cambió mucho.

-Pero ¿quien?- alzó la voz Helena.

-Cállate bruta, te va a escuchar.

-Me he dado cuanta que anda con alguien. Y no es nada bueno.

-¿Por que lo dices?

-Julia, un señor viene por ella.

-¿Es su novio?

-Tal vez, se ve que esta tan enamorada de él.

-Deberíamos decirle a su madre.

-Que gran idea. Así vivirá condenada para siempre. Su madre jamás le ha interesado, nunca le cree, siempre anda de mal humor, pero cuando se entere de esto _____ vivirá tan feliz que querrá unirse con Dios.

Me quedé tan impactada, giré a verlas lentamente y las miré tan feo que deseé que algo malo les sucediera por todo lo que me habían hecho estos últimos meses. Al darse cuenta Helena y Julia se cayeron de las bancas. Y sin mas me eché a reír, mis compañeros al darse cuenta también se echaron a reír. Esto era el momento para decirles algo.

-¿Que se siente que quedan en ridículas?- dije en tono de burla. -¿Verdad que nada bien? ¿Verdad que desearían que la tierra les tragara?

Ambas se quedaron viéndome.

-Tengan algo de respeto, y piensen, alguien también quiere desearles el mal.
Y no lo decía por mí.
Todos se quedaron callados, nadie se esperaba que hiciera algo así, volví a lo que estaba haciendo y esta vez puse música de Britney Spears.

(...)

Al salir de la escuela me iba a ir directo al parque donde esperaría a Michael, pero jamás pensé que alguien más me estaba esperando.

-¿Derek? ¿que haces aquí? - pregunté con algo de temor.

-Le dije a tu mami que iba a venir por tí para hacer las pases muñeca.

-No me llames así, y no, gracias, prefiero ir en camión a casa.

Me iba a ir pero agarro mi brazo con algo de fuerza.

-Solo vamos a hablar, hay que hacerlo por tu mamá.

Lo miré y suspiré pesadamente.

-Esta bien.- respondí  con seguridad máxima.

Sabía que algo estaba tramando.

Nos encaminamos hacia el parque, donde en la esquina estaba el coche de Derek.

-¿A donde vamos a ir?

-A un lugar tranquilo donde nadie nos interrumpirá.- dijo casi en un susurro. Juro que me estaba asustando, miré a mi alrededor, con la esperanza de que Michael apareciera, pero no había señal alguna.
No había otra alternativa, así que me subí en el asiento de el copiloto. El coche arrancó, me fijé por la ventana para ver si por lo menos estaba la camioneta, pero no, no estaba.

Me sentía tan extraña estar a lado de él, no lo volteaba a ver. Y podía sentir sus sucias miradas en mi.

Llegamos a algún lugar.

-¿Donde estamos?- pregunté mirando el lugar.

-Es una sorpresa.

Se bajó del auto y se dio la vuelta para abrirme, me bajé y ambos caminamos hasta entrar, no sabia bien donde estábamos, era como un lugar no conocido, había una puerta en frente de nosotros.

-Cierra los ojos.- pidió.

-¿Para que?- dije con desagrado.

-Es una sorpresa.

Sin más los cerré. Escuché como la puerta se había abierto, Derek tocó mi espalda para que entrará, escuché que cerró la puerta.

-¿Puedo abrirlos?- dije con suma desesperación.

-Puedes abrirlos.

Los abrí rápidamente, y al abrirlos me asusté en donde estaba.

-¿Por que me trajiste aquí?  ¿No habías dicho que querías que hiciéramos las paces por mi madre?

-No.- tocó mi cabello.

-¿Que rayos te sucede?- me alejé de él.

-Oh muñeca, no sabes cuanto deseaba hacer esto.- dicho eso se desabrocho el cinturón.

-Déjame.- dije asustada.

-No.- me agarró del brazo e intentaba besarme.

-¡Déjame!  ¡Ayuda!- grité lo más fuerte para que alguien viniera. Pero Derek puso su mano en mi boca impidiendo que lo hiciera.

-Gritarás cuando te lo meta.- dijo.

Me puso contra la pared de espaldas, se acercó a mi oído.

-Lo disfrutarás tanto que me dirás que te lo de duro.- lamio mi oreja.

No podía gritar, la mano seguía impidiendome, lo único que podía hacer era llorar y llorar.

La puerta de la habitación cayó para abajo, era él, Michael, sin el disfraz. Al verme así hizo una expresión que no sabia como explicarlo, algo  que jamás olvidaré en toda mi vida.

-¡No la toques!- gritó, se aventó hacia él y comenzó a golpearlo. Me alejé rápidamente de allí. -¡Vamonos!- me cargó y nos fuimos directamente hacia la camioneta, y esta arrancó con velocidad.

-¿Estas bien? ¿Te tocó? ¿Que te hizo? ¿Que te dijo?- parecía tan preocupado y a la vez enfadado.

-Estoy bien... no... no...- tartamudee. -No me hizo nada... Michael tengo miedo.- me aventé a sus brazos. -Dijo cosas tan feas, intente gritar, no podía, solo lloré, lloré pidiéndole a Dios que vinieras.- solloze.

-Estas conmigo, estas bien, no te preocupes.- me dio un beso en la frente. -Sabia que ese bastardo tramaba algo.

-¿Estabas alli?

-Si, pero te vi con él y me escondí, pero por lo que vi sabía que no estaba bien.

-Michael....

-No digas nada.

Pasaron unos cuantos minutos y llegamos a la mansión subterránea.
Michael me cargó hasta llegar a la habitación.

-Aguarda.- se fue a la mesita de noche y sirvió agua y me lo trajo, lo agarre y tomé un sorbo.

-Date un baño, haré una llamadas mientras.

-De acuerdo.- me ayudó a levantarme, antes me dio un beso en la frente.

(...)

Salí con una simple ropa cómoda. Salí de la habitación y fui a la sala donde estaba él. Giró la cabeza y se percató de mi presencia.

-_____, necesito llevarte con tu papás.

-¿Que?- pregunté sin comprender.

-Hice unas llamadas, unos de mis guardaespaldas me avisaron que tu mamá se desmayó, esta preocupada, tu padre esta preocupado, saben quien soy yo.

-No, no me lleves allá, no quiero verlos.

-_____, son tu familia.

Me acerqué a él y me subí al sillón para estar a su altura.

-Michael, tú eres mi familia.- lo miré con profundidad a los ojos.

-_____, por favor, necesito llevarte. Hay policías buscándote.

-No me importa si mis padres me están buscando.- sentía las lágrimas rodando mis mejillas. -No me importa si medio mundo me busca, yo quiero estar contigo.

Me miró a los ojos, me abrazó con fuerza y murmuró.

-Yo también quiero estar contigo.- vi como también lloraba. Cerré los ojos, con la esperanza de que todo acabará. Con la esperanza de que sólo estuviéramos él y yo y nadie más .

Abrí los ojos, pero todo era diferente.

No estábamos en la sala.

No estábamos en la mansión subterránea.

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