Aun no podía creer que era verdad que estaba pasando todo eso, de que Michael Jackson estaba vivo y que yo lo veía de frente, conversando como si fuera una persona normal como todos nosotros. De verdad no podía creerlo, a veces pensaba que esto era un sueño, pero no, lo que me sucedía era real. Y eso me ponía bastante feliz.

Al cruzar al parque casi me muero del susto cuando Michael me asusta.

−¡Michael! ¡No hagas eso!

Dije tocando mi pecho.

−¡Shh!− Puso su dedo en el cubre bocas negro.

−Lo siento, se me fue, es solo que me asustaste feo.− murmuré.

−Es divertido.− dijo.

−¿Divertido? De acuerdo, veamos como reaccionas cuando yo te asuste.

−Que miedo.

−Ya lo veras, tenlo en cuenta.− saqué la lengua.

Nos subimos a la camioneta y esta arrancó.

Ya habían pasado varios días. Quería contarle algo a Michael, y sabía perfectamente que lo que le iba a contar no le iba a agradar para nada.
Llegamos al lugar donde siempre nos quedábamos después de la escuela, el desván. Nos bajamos y entramos, nos sentamos, vi como se quitaba el cubre bocas y el sombrero.

−Así está mejor.− comenté.

No dijo nada, solo me sonrió. Evite ponerme roja.

−Michael...− llamé su atención.

−¿Que sucede?

−Eh...− me rasque la nuca nerviosamente.

−Hey, no tengas nervios.

−Es que... lo que te voy a contar no te va a agradar para nada.− dije nerviosa.

−¿Por que? ¿Hiciste algo malo?− Ya se había preocupado.

−No, es que no soy yo.− dije.

−¿Entonces?− no comprendió.

−Desde hace días...− suspiré. -Derek ya me... me ve de otra forma que me asusta mucho, ya ni siquiera quiero verlo.- murmuré la ultima palabra.

Durante largos segundos se quedó callado, comencé a preocuparme.

−¿Por que no me lo habías dicho antes?−su tono de voz cambió un poco.

−No quería que te preocuparas.

−______, esto es grave, ¿no sabes que es lo que puede llegar a pasar?

−Sí lo sé, es sólo que...

−¿Que?− insistió.

−No quiero que te arriesgues a esto. No es tu asunto , es mi asunto.

−_____, me preocupas mucho, y de verdad quiero ayudarte.

Lo miré con ternura.

−¿En serio?

−Claro que si, no quiero que lo dudes.

Lo abracé.

−Muchas gracias.

−No hay de que. Pero lo digo en serio, no quiero que te haga daño, y me queda muy claro que tu mamá no te creería, ni siquiera tu papá.

−Me pregunto que les habrá pasado para que cambiarán tanto, cual ha sido la verdadera razón.

−Problemas con el matrimonio.

−Tal vez, fue eso o fue por que yo iba a nacer.

−______.−me miró sorprendido.

−Es la verdad.− dije.

−No pienses eso.

−Lo siento.

Me abrazó, me había sorprendido, pero me sentía en paz en sus brazos.

−_____.− se soltó del abrazo con suavidad.

−¿Que?

−Lo que te voy a decir no me lo vas a creer. Pero aquí voy.

-Te escucho.

-Como sabes... mis hijos saben que existes, saben que somos amigos, también saben que ya sabes la verdad de todo.

-Sí.- asentí con la cabeza.

-Como les he hablado maravillas de ti... ellos quieren conocerte.

Casi me atraganto con el chocolate.

-¿Que?- me sorprendí.

-Si _____, mis hijos quieren conocerte.

-Entonces no era broma  ¿verdad?

-Oh no, claro que no, ellos me los dijeron, los tres mueren por conocerte.

-Oh rayos.- abrí los ojos como dos lunas llenas.

-¿Que sucede?- dijo en tono preocupante.

-Nada... es solo que...- me rasque la nuca.

-¿No quieres?- preguntó aun mas preocupado.

-¡Claro que si! Es solo que jamás me había imaginado, es algo que jamás llegué a pensar.

-Bien, me alegro mucho.

-Conocer a los tres hijos del rey.- dije mientras miraba sus ojos color marrón. Se veían tan bellos. -¿Y si no les agrado?- dije algo preocupada.

-Les vas a agradar, Paris es dulce, Blanket es tímido pero le vas a agradar, y Prince le caerás muy bien, no te preocupes por eso.

-Aun sigo sin creerlo.

-¿Esto?- preguntó refiriéndose lo que me había dicho.

-Todo, que tus hijos me quieren conocer, que tú estás vivo, que te veo frente a mí y que estamos conversando como dos personas normales.- Justamente en ese momento me puse a llorar.

-No llores.

-Michael, si supieras lo perfecto que eres.

-_____, nadie es perfecto en este mundo cruel.

-Tú lo eres.- lo miré con profundidad a los ojos.

-Mi _____...- me dio un corto beso en la frente y me abrazo como si la vida dependiera de ello.

(...)

Si no estoy en
Tus brazos me pongo
Dramática,
Cariño, si lo sé.
Pero te necesito,
Te quiero, oh hombre,
Te amo tanto.

No se si lo que voy a decir sea una locura.

Estaba enamorada.

Enamorada.

De

Michael Jackson.

Sabía que perfectamente que era una locura. Y no se si lo que estaba pasando era malo.

Cada vez que estaba con él me sentía tan bien, me hacía olvidar los malos y tristes momentos que pasaba, la soledad se iba y yo solo sonreía. A pesar de que no tenía a mi mamá ni a mi padre, tenía a Michael, y se que tuve mucha suerte de que algunas de sus fanáticos supiera la verdad de todo esto. Y no sabia como agradecerle a Dios.

-Muñeca.

Me sobre salté de la cama.

-Te hablo a ti.- se me acercó Derek.

-¿Que quieres?- me asusté.

Se sentó a mi lado y comenzó a devorarme con la mirada. Así que me levanté asustada.

-Lárgate de mi cuarto.

-¿Y si no que?

-Le digo a mi mamá.

-Muñeca... tú madre no va a saber nada, no le importas.

-¡Lárgate!- grité.

-¿Que sucede?- entró mamá.

-Le estoy pidiendo que se retire de mi habitación.

-Amor, no la molestes.- se acercó a Derek.

-No la estaba molestando, quería hablar con ella, para que pudiéramos llevarnos bien.

-No es cierto, no digas mentiras.- dije enojada.

-Cállate _____.- me miró feo mi mamá.
Me quedé callada. Ambos se salieron de la habitación. Cerré la puerta con seguro y me senté sobre la cama.

Estaba asustada, necesitaba a Michael ahora mismo.