Capítulo 22: Ellos Lo Saben
Lo miré a los ojos con lágrimas. Michael me limpió las lágrimas con un pañuelo.
−Michael... la peor fecha de toda mi vida... esa fecha que tanto me dolía, ese 25 de Junio, me pongo a llorar desconsoladamente... sabiendo que ya no estás aquí, en el 2017. No sabes que triste me sentí cuando me enteré de tu partida... ese 25 de junio que tanto decía que aún no estaba preparada para otro año más sin ti...
No me miraba.
−Pero... ahora comprendo por que lo hiciste...− agarré su mano. −No sabes cuanto me alegra saber que en verdad estas vivo.− esta vez lloré de felicidad.
−Yo que te extrañaba cada segundo, tanto que te amo, no sólo por tu música, por todo lo que has hecho.− le sonreí sin mostrar mi dentadura.
−¿Aún sigues enojada?− preguntó en un tono triste.
−Sí, pero también estoy feliz.
Me sonrió de medio lado.
−Michael.
−Dime.
−¿Te puedo abrazar?
Me miró con ternura.
−Claro que sí.− alargó sus brazos, me acerqué a él y lo abracé lentamente.
De nuevo empecé a llorar.
−No llores.− dijo mirándome a los ojos.
−Michael... siempre había soñado este momento, si llegué a pensar que habías fingido tu muerte y otra veces no. A decir verdad... esto fue algo muy inesperado para mí.
−Lo sé.− volvió a abrazarme.
−Michael...
−¿Sí?
Me solté suavemente de suave brazo, suspiré.
−Entonces... ¿que hay con todo eso que pasamos? ¿todo fue cierto o solo... fingiste?
−_____, yo te quiero mucho, y todo lo que hemos pasado fue real, y no fingí, al contrario, todo lo que te he dicho fue con el corazón.
Le sonreí de lado.
Habíamos llegado a la escuela.
−Michael, no quiero entrar, quiero estar contigo.
−_____...− me miró.
−Por favor.
−Está bien.
La camioneta arrancó.
No sabía exactamente por que, pero estaba tan nerviosa que creo que se hacían notar demasiado. Por suerte Michael no se daba cuenta. Y es que aun me costaba trabajo creer que era él, el amor de mi vida. Y puede que sonara ridículo que lo dijera, pero para mí él lo era, a pesar de que el me ayudado y me ha inspirado en tantas cosas, y es que... sabía perfectamente que esto era la realidad, no era un sueño, simplemente el estaba a lado de mi, con su gran humildad.
Llegamos al desván, Michael solo se puso el cubre bocas y los lentes, me ayudó a bajar y entramos.
En eso sonó el teléfono. Era mi mamá. ¡Rayos!
−¿Bueno?− respondí la llamada.
−_____, cuando salgas de la escuela te vienes a la casa, Derek, yo y tú iremos a un lugar bonito.
−Sí...
−Cuidado y haces una mala cara cuando llegues.
−Sí mamá, ya entendí.
En eso colgó, suspiré con coraje.
−¿Todo bien?
−Sí...− mentí.
−______, no me mientas.− se acercó a mí.
−Ya sabes... mi querida madre quiere que convivamos los tres en un lugar bonito.- rodee los ojos molesta.
−¿Por que no le dices que no quieres y ya?
−Por que si le digo de todas maneras me obliga hacerlo.
Ambos nos quedamos callados.
−Mira... no quiero hablar de mi mamá, quiero hablar contigo de todo.
−Bien.
Nos sentamos sobre las sillas.
−¿Tus hijos si quisieron? ¿Estuvieron de acuerdo?
−En parte.
−¿Si los ves?
−Cada mes... diario hablamos por teléfono en la noche.
Me quedé pensando.
−Michael... ¿Les has hablado de mí?
−Sí.
Abrí los ojos como platos.
−¿Por que?
−Oh vamos, no es malo, les cuento todo lo que hago, ellos también me lo cuentan.
−Pero ¿que han dicho de mí?
−Que eres una de las pocas personas que piensa como debe ser, y que les encantarían conocerte.
−No me estas mintiendo ¿verdad?−Lo miré a los ojos.
−Claro que no _____, quieren conocerte.
−Oh rayos...- me tapé la boca.
Con sus manos quitó las mías de mi boca.
−¿Sorprendida?− preguntó riéndose.
−¡Mucho!
−¿Por que?
−Michael... son tus hijos, a decir verdad adoro a tus hijos, Paris cada día se hace más hermosa y valiente, Prince más maduro, y Blanket más fuerte. Y sabía que era imposible conocerlos. Y... es muy impactante lo que me dices...
−Créeme... cada vez que les hablo de ti se sorprenden, les he hablado maravillas de ti.
Le sonreí tiernamente.
−¿Quien más sabe que estás vivo?− pregunté.
−Toda mi familia.
−Te refieres... Tito, Marlon, Jermaine, Janet, La Toya, Rebbie, tus padres, ¿lo saben?
−Sí, solo ellos.
−Y... ¿tus amigos?
−Piensan que estoy muerto.
−¿También Debbie Rowe?
−También ella.
−Michael... ¿te das cuenta de la suerte que tuve al conocerte y saber la verdad de todo esto?
−Lo sé _____, cuando te conocí supe que tú no eras como los demás, te quise decir por que he visto en la manera en como me quieres.
−No sabes cuanto te quiero, Michael.
−Yo también te quiero _____.− dicho eso me abrazó tiernamente.
Eran las 12:27 de la tarde, después de tantas pláticas que tuvimos nos fuimos del desván, durante el camino no parábamos de hablar, y es que cada vez que el hablaba me enamoraba más, y me ponía tan nerviosa que intentaba estar normal, como si nada hubiera pasado.
−Faltan cinco minutos.− dijo Michael mirando el reloj de su muñeca.
−Quiero quedarme más tiempo contigo.− dije triste.
−______...− se acercó un poco más a mi.
−¿Que?− dije sin mirarlo a los ojos.
−Mírame.− pidió.
Con lentitud miré sus ojos.
−¿Que, Michael?
−Mañana nos veremos, no te preocupes, no estés triste.
−Ojalá mi mamá no hubiera hecho ese "plan de convivencia".− hice una mueca. Michael se río. −Chistoso.− dije.
−Ya, de acuerdo.− dijo calmando se de la risa. −Mañana nos vemos en la mañana _____.
−Sí.−antes de abrir la puerta giré a verlo.
−Me alegra mucho ver que estas aquí.− me sonrió. −Te quiero.− dije. −Yo también _____.− dijo, yo sonreí. Abrí la puerta y me bajé, me encaminé en hacia la salida de la escuela, me senté sobre las escaleras de la escuela.
Sin más no pude evitar sonreír. Estaba vivo... realmente lo estaba.
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