Capítulo 16: Ha Vuelto
Levanté mis párpados, comencé a parpadear lentamente, veía todo borroso, me tallé los ojos para aclarar la vista, cuando al fin lo había logrado me di cuenta que no estaba en mi cama, ni siquiera en mi casa. Volteé a varios lados, no sabía donde me hallaba, todo era muy diferente, no habían ventanas. Relami mis labios, de pronto sentí mucha sed. Demasiada sed. La puerta de la habitación donde me hallaba se abrió, entró una persona con uniforme blanco, y supe en ese momento que era una enfermera.
−¿Como te sientes?
preguntó mientras tocaba la frente.
−Me siento algo mareada... tengo sed... y hambre.− respondí con voz ronca.
−Enseguida te traigo la cena.− se retiró de la habitación cerrando la puerta. Después de unos minutos entró la enfermera con la cena.
−Gracias.− dije. Agarré el tenedor, piqué la comida y lo metí a mi boca. Agarré el vaso y lo tomé. −¿Donde estoy?− pregunté.
−Estás lejos de casa querida, ahorita viene el señor.
−¿Quien señor?− pregunté confundida.
−No tardará.− se levantó y se fue cerrando de nuevo la puerta. Frunci el ceño y seguí comiendo. Ya había terminado la cena, dejé el plato y el vaso en la mesa que estaba a lado de la cama. De pronto escuché unas voces. Podía reconocer la voz, pero no estaba segura de quien era.
Y la puerta se abrió...
Era él.
Era Joseph.
Caminó hacia la cama y se sentó en la silla y la acercó más a mí.
−¿Como te encuentras, _____?
−Bien... supongo...− respondí, pero no lo miraba directamente.
−Casi mueres.
−Eso era lo que quería.− dije con angustia.
−¿Qué? No digas eso.
−¿Que quieres que diga?− al fin me atrevía mirarlo.
−_____, te dio mucha calentura, casi te atropellan. Estuviste inconsciente dos días.
−¿Ahora me estás diciendo que te preocupaste mucho por mí? Por favor Joseph, ¿que esperas que te diga? Te fuiste y me dejaste sola.
−_____... sabes muy bien por qué lo hice.
−Tú sabías que no tenía amigos, ni siquiera a mis propios padres, nunca estuvieron conmigo para apoyarme, y tú eras la única persona que tenía en este mundo.− pasé el nudo por mi garganta.
Me tomó de la mano.
−Lo hice por tu bien...− susurró.
−No creo que lo hayas hecho solo por eso, ocultas algo y no quieres decírmelo.− me acerqué un poco más a él.
−Todavía no estoy listo.
−¿Cuanto tiempo tengo que esperar?−
intentaba buscar su mirada, pero rayos... sus lentes no me lo permitían.
−Dame unos días _____, y te lo diré, pero solo dame unos días por favor. Es lo único que te pido.
−De acuerdo... no... no me hagas esperar mucho tiempo, Joseph.
−Te lo prometo.− me acarició la mano con sus típicos guantes. Yo sonreí de lado. −
¿Que te sucedió?- preguntó.
−Me...- al recordarlo no podía evitarlo así que me solté a llorar.
−_____, no llores por favor, no me gusta verte así.
−Lo siento...− intentaba calmarme. −Mira Joseph, en la escuela... había ido al baño y regresé, la mochila no estaba, lo encontré en el bote de basura y estaban aplastados como chicharrón, entonces saqué todos los libros y todas las libretas y...− cerré los ojos dejando caer una lágrima. Joseph lo limpió con un pañuelo. −Me echaron agua helada, todos se burlaron de mí de una forma espantosa, y pude ver como Daniella lo disfrutaba mucho. El coraje se me subió mucho y me la aventé encima, le jale de los cabellos, la orientadora nos detuvo y dijo que quería a nuestros padres el viernes... pero como mi mamá no está ya no le dije y... terminé aquí.
−Oh, dios mio... ¡eso es horrible, _____!
Dicho eso me abrazó.
−Ya falta poco para salir de la escuela, así que ya no tendré que verlos diario.−
comenté.
En eso se agachó y sentí su mirada en mí.
−Por favor perdóname, yo... hice mal en dejarte, yo creí que era lo mejor para ti, y para mí. Por favor, perdóname.− agarró mis dos manos.
-No lo sé, prometiste no dejarme sola... aunque suene muy cursi, muchas noches lloré por ti, soñaba contigo todas las noches. Me hiciste mucha falta.
−______, de verdad me arrepiento de todo corazón, te quiero, y también me has hecho falta, no debí haberlo hecho, de verdad me arrepiento.
Suspiré. Podía sentir que se sentía mal, culpable, arrepentido. De verdad podía sentirlo.
−Joseph, te perdono, pero quiero que me prometas algo.
−Lo que sea.
Suspiré por segunda vez.
−Prométeme que jamás me dejarás, por favor, prométemelo.
−Te lo prometo, _____.− alzó su mano derecha, con mi mano decidí tomar su mano. Decidí cambiar de tema.
−¿Estoy en tu casa?
−Si.
−¿Puedo verla?
−Claro, pero mañana, ya es algo tarde, y necesitas descansar bien.
−Esta bien.
Joseph se levantó y se dirigió al armario que había en otra habitación. Regresó con una ropa doblada.
−Compré esto para ti.− dijo refiriéndose a la ropa.
−Gracias, Joseph.− le sonreí.
−De nada.− se acercó y se sentó en el borde de la cama.
−¿Y mi teléfono?− pregunté.
−Oh, aquí está.− abrió el cajón de la mesa y sacó el celular.
−Gracias.− lo agarré, fui a llamadas, quería saber si mi mamá me había llamado, y no, no había ninguna llamada de ella.
−¿No llamó tu mamá?
−No, creí que sí.− metí el teléfono debajo de la almohada.
−No te preocupes.− acarició mi mano.
−¿Y tu celular?
−Aquí lo tengo.− lo sacó de su bolsillo de su pantalón.
−Creí que habías cambiado de número, te mandé mensajes de voz y jamás me respondiste.
−Si escuché los mensajes de voz, supe que tu papá se había casado con su pareja.
Me quedé callada.
−Sigo teniendo el mismo número.
Lo miré algo intrigada pero no dije nada. Pasaron unos minutos.
−Ya es hora de dormir.− comentó.
−Tienes razón, tengo sueño.
−Que descanses _____, buenas noches.− se acercó a mí, vi como bajó el cubre bocas negro y sentí sus labios en mi frente, luego lo subió rápidamente.
−Buenas noches Joseph.− me metí debajo de las cobijas, dejó la lámpara prendida de la habitación y se retiró cerrando la puerta, me quedé unos minutos despierta, sentía como los párpados me pesaban un poco, sin más cerré los ojos lentamente.
Quiboooooo.
Jejejeje, una disculpa, tardé en actualizar xd, pero ya está, ¿que les pareció? Comenten. Besosssss. (^.^)
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