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Capítulo 10.

Esperó paciente en la misma banca de la universidad y cerró los ojos, relajó su cuerpo hacia atrás mientras el viento movía algunos mechones de su cabello, respiró el aroma de las flores que lo rodeaban y se quedó así por un rato. 

   Después de dejar a Ran estuvo trabajando y le dolían las piernas de tanto andar en la bicicleta repartiendo pedidos. Cuando terminó volvió en autobús para descansar un poco más, seguía con sueño por no poder dormir bien, pero aceptó la invitación de Leif. El chico los había esperado en la puerta de la universidad para abordarlos y exigirles que fueran a su cumpleaños.

   Suspiró cuando la pierna derecha comenzó a moverse impaciente, quería irse cuanto antes porque se estaba aburriendo. Guardó las manos en los bolsillos y miró atento la entrada del lugar mientras los estudiantes se retiraron poco a poco. No pudo evitar mirar más tiempo del debido a una mujer, no por interés en ella, sino por lo que tenía. Una moto Kawasaki. Una belleza total. ¿En qué trabajaba ella para tener algo así de costoso? ¿O fue regalada? 

   —¡Tú de nuevo!

   Dejó de mirar la moto para concentrarse en Catlyn y ladeó la cabeza con algo de desdén. La chica tenía una sonrisa enorme, mostrando incluso sus encías, y su cabello estaba recogido en un moño enredado. Notó su cansancio y algo de mal humor, ese gesto de falsa felicidad ni siquiera llegó a la comisura de sus ojos. Parecía una lunática.

   —Buenas tardes —saludó educado, mirando detrás de ella para encontrar a Ran o Leif.

   —No tuvimos una presentación muy amistosa ayer, ¿verdad? —preguntó y se sentó a su lado. Aegir se movió un poco para mantener la distancia—. ¿Hace cuánto conoces a Ran? Yo la conocí este año cuando comenzó la carrera.

   —Crecimos juntos.

   No quería ser grosero ni sonar borde, pero no sabía cómo hablar abiertamente con desconocidos. Siempre tuvo ese problema para socializar con grupos o desde cero, le costaba mucho poder responder cosas tan simples sin que pareciera que estaba enojado. Catlyn no le pareció mala persona, no tenía opinión sobre ella porque era una extraña más y le dio algo de pena verse como un apático, pero estaba allí por dos razones y ninguna tenía que ver con ella. 

   —Entonces, ¿son como hermanos?

   —Somos novios. 

   Aegir sonrió cuando vio a Ran acercarse con prisa, el movimiento de sus muslos le provocó una hipnosis excitante y miró su rostro para encontrarse con una mueca de disgusto. Él se tapó la boca con ambas manos y se inclinó hacia adelante para apoyar los codos sobre las rodillas, aguantó la risa al darse cuenta de que su novia estaba celosa porque Catlyn estaba cerca. Le resultó adorable verla molesta por eso, por primera vez.

  Detrás de Ran se asomó la figura alta de Leif, caminaba con los brazos cruzados como siempre, y ese gesto de indiferencia que lo hacía parecer hermano de Aegir. El exsoldado miró a Catlyn con una cara de mala muerte y se sentó en el medio mientras Ran se acomodó, sin vergüenza alguna, sobre los muslos de su novio. Aegir abrazó su cintura sin quejarse.

   —¿Y tú qué? —preguntó Leif. Miró a su compañera con recelo.

   —Feliz día, Leif.

   —No voy a invitarte a mi cumpleaños, Catlyn —contestó a la defensiva. Apoyó la cabeza en el hombro libre de Aegir—. No sé que planeas, pero mi terroncito de azúcar ya tiene dueños.

   —¿Tú qué? —preguntó Aegir en voz baja, confundido.

   —¿Dueños? —Catlyn apretó su bolso mientras se levantaba y miró a los tres algo sorprendida e incómoda—. ¿Quieres decir...?

   —Sí, somos una relación de tres. Nosotros dos contra Aegir.

   —¿Por qué yo tengo que quedar como el pasivo? 

   Catlyn abrió más los ojos ante la pregunta de Aegir y decidió alejarse lo antes posible para no indagar en un tema que no quería saber. Aegir en definitiva no tenía cara de estar con hombres y mucho menos de ser pasivo, así que fue confuso. Sin embargo, Leif mantuvo la mentira con toda naturalidad y cuando ella se alejó lo suficiente, volteó a verlo.

   —Terroncito de azúcar —dijo Ran con diversión—. ¿Dos contra uno? ¿Qué es eso, Leif?

   —No sé, fue lo primero que se me ocurrió.

   —¿Y la opción de decir que Ran es mi novia no es válida? —Aegir apretó su cintura e intentó ignorar lo que le provocaba tenerla encima—. Además, si vas a mentir al menos no me hagas quedar como un idiota. ¿Dos contra mí? ¿No puedo contra alguno, por lo menos? 

   —¿Hubieras preferido que diga nosotros dos contra Ran?

   —No lo vuelvas a repetir. —Se quejó serio, obviamente celoso por la idea—. La próxima vez solo... Si vas a ir por ahí diciendo que somos una relación de tres no des más explicaciones. 

   —¿Entonces somos una relación de tres? —Ran se sintió confundida.

   —No. 

   —¿Por qué no? —Leif sonrió con diversión—. Que sea mi regalo de cumpleaños, ustedes dos sobre mí.

   Aegir levantó la mano para golpearle la cara y empujarlo hacia atrás. Leif mantuvo su gesto y se puso de pie, acomodó la correa de su mochila para luego peinarse hacia atrás. Siempre había sido alguien de bromas y comentarios pasados de límite, y así debían soportarlo porque lo querían. 

   —En vista de que ustedes aceptaron estar conmigo hoy sin preguntar qué tengo planeado me dio la libertad de elegir cualquier estupidez. —Leif sonrió y volvió a cruzar los brazos—. Vamos primero a mi casa para cambiarnos de ropa, pasaremos la noche en un bar temático, esta noche trata de mafiosos. Tengo ropa para darte, Aegir, y para ti le pedí prestado un vestido a mi hermana.

   Los novios intercambiaron una mirada de preocupación. Leif solía tener buenas ideas para pasar el rato, pero nunca terminaban bien. La última vez despertaron con un ventilador de techo sobre ellos y casi fueron asesinados por su hermana debido a los daños que, hasta la actualidad, nadie sabe cómo hicieron para causar eso.

   Vivía relativamente cerca, así que fueron caminando. Aegir dejó su mano en la cintura de Ran para presumir que ya tenían la etiqueta de novios, estar así de cerca en plena calle lo hizo olvidarse del resto de hombres que su cabeza ideó como competencia. Solo tenía ojos para ella y oídos para los sinsentidos que decía Leif a su lado.

   Una vez en su casa, comieron algo ligero en el cuarto de Leif: sándwiches tostados de jamón y queso derretido. Él sacó varias cosas de su armario para dejarlas en la cama y se quitó la camiseta negra.

   —Esta noche seremos los mejores mafiosos italianos de toda Noruega —dijo con emoción y fingió que sus dedos índices eran pistolas—. Tú serás la jefe de nuestra organización.

   —¿Y cómo nos llamaremos? —Ran casi se atragantó con un trozo de jamón por hablar mientras comía y Aegir se rio, ahogándose también.

   —Los Borbotones.

   —¿Los Borbotones? 

   —Los Borbotones.

   Ran afirmó el nombre ante la confusión de Aegir y vio en su expresión que le disgustó por completo el nombre, pero eran dos contra uno. Los Borbotones era la banda musical de Los Simpson y dos fanáticos como Leif y ella tenían más poder de decisión que Aegir. 

   —Algo me dice que la vamos a pasar realmente mal esta noche.

   —No seas pesimista y vístete.

   Aegir puso la mirada en blanco antes de terminar de comer y dejó su torso al descubierto, olvidándose por completo de todos los rasguños y las mordidas bestiales que Ran dejó en su piel. Levantó la camisa roja que Leif le prestó y los tres se congelaron cuando se dieron cuenta de ese detalle. Al exmilitar casi se le salieron los ojos de la impresión.

   —Tuvieron sexo.

   —¿Por qué los dos se están cambiando en mi cara? —preguntó Ran para cambiar el tema y dejó el pequeño plato blanco sobre un escritorio—. Es injusto, yo no tengo esa libertad. Tengo que ir a cambiarme al baño —añadió y agarró un vestido negro de la cama.

   —Tienes la libertad, solo me doy vuelta y ya.

   Aegir sonrió ante la cara de odio que Ran puso para Leif y la vio abandonar el dormitorio. Ellos terminaron de cambiarse lo más rápido posible, se admiraron frente al espejo de cuerpo entero y Leif levantó los brazos para marcar sus bíceps bajo la camisa de color índigo. 

   —Por Dios, qué lindo nene soy. 

   Incluso si es verdad, a los dos les resultó gracioso. Hicieron diferentes poses mientras se acomodaron la ropa y juntaron espalda con espalda para fingir que estaban disparando a enemigos invisibles de todas partes hasta que la puerta se abrió y Ran entró con el vestido puesto. Se quedaron con la boca abierta. 

   La hermana de Leif era mucho más delgada que Ran, así que el vestido le quedó ceñido al cuerpo y resaltó mucho las curvas que tenía. Al ver que se quedaron mudos, sintió que todas las inseguridades la atacaban de nuevo. 

   «¿Me veo tan fea? ¿Me queda mal por ser gorda?»

   —Debería ser ilegal ir por ahí con eso —murmuró Leif, en voz baja, y señaló su escote—. Te queda bien. Estás... Lo siento, Kanin, no sabía que era tan escotado. 

   —Leif, te doy todo mi sueldo, pero déjanos a solas un rato —dijo Aegir con la voz ronca. No podía dejar de mirar el cuerpo de Ran.

   —No van a profanar mi cama.

   —No importa, lo hacemos parados.

   —¡Aegir! —Ran se sonrojó por la vergüenza y puso ambas manos sobre su abdomen porque todavía se sentía incómoda—. ¿Sí me veo bien? Siento que no es para mí.

   —En este momento, mi amor...me recuerdas a un poema del que ya no me acuerdo, una canción que nunca existió, y un lugar al que no creo que haya ido nunca.

   Sonrió complacida y con ternura cuando Aegir hizo una referencia a Los Simpson. Viniendo de él era algo muy romántico, considerando que no le gustaba ese programa. Leif se sintió un espectador más y relamió sus labios con molestia, también quería tener una pareja, pero era muy cascarrabias para enamorarse de alguien. 

   —Espero que estés preparada, Kanin, porque esta noche tienes a dos hombres hermosos como guardaespaldas —habló para romper la burbuja de amor y excitación.

   Una vez que llegaron al bar, inhalaron el aroma a tabaco, alcohol y problemas. El lugar era precioso, bastante juvenil con adornos para la temática, música y meseros disfrazados también. Todos tenían diferentes estilos porque variaron en épocas y nacionalidades, habían "yakuzas", mafiosos italianos, norteamericanos y algunos con apariencia latina; lo mismo pasaba con las edades, personas entre veinte y cuarenta años. Probablemente, ellos tres eran los más jóvenes.

    Ran se pegó al brazo de Aegir cual garrapata cuando notó la mirada de algunos hombres. Siempre le gustó verse bonita y llamativa, pero no del modo en que la observaron, como si fuese algún tipo de presa entre tantos cazadores. Leif pidió bebidas en la barra mientras ellos dos eligieron una mesa cómoda cerca junto a la ventana y llegó con dos mojitos y una Sprite para ella. No podía consumir alcohol por su hígado sensible.

   Aegir bebió el mojito sin despegar la mirada de su escote. Quería comérsela ahí mismo. Respiró profundo antes de mirar a Leif, quien estaba sacándose una foto mientras se despeinaba a propósito. 

   —No me alcanzó el tiempo ni el dinero para comprarte un regalo, pero sí puedo pagar lo que consumiremos —dijo, concentrándose en él.

   —Olvídalo. Es mi cumpleaños, yo los invité, yo pago. —Leif acomodó su celular para hacer una selfi—. Posen.

    Aprovecharon la forma redonda de la mesa para sentarse más pegados y se sacaron varias fotos en diferentes poses. La noche fue muy linda al comienzo, no hicieron nada más que charlar y reírse de cualquier cosa, cantaron algunas canciones, sacaron más fotos y al cabo de tres horas volvieron a casa de Leif.

   —Do you remember time? —Cantó mientras entraron a su dormitorio—. When we fall in love, do you remember, girl?

   —On the phone, you and me! —gritó Ran, siguiendo la canción con emoción— 'Til dawn, two or three?

   —What about us, girl?! —gritaron al unísono.

    Aegir se sentó en el borde de la cama para disfrutar del penoso espectáculo y el pésimo baile de los dos mientras los escuchaba cantar desafinados una canción de Michael Jackson. Sonrió con diversión y mantuvo el peso sobre sus manos. Estar con ellos era un hermoso recordatorio de que la vida valía la pena.

Pequeño recordatorio. Subo contenido de "CINCO DÍAS" en mi Instagram de libros @vanirrhae, ahí pueden encontrar dibujos de los personajes, algunos adelantos, frases, publicaciones sobre Aegir e información divertida que no sale acá. Están invitados a pasar por ahí. ;)

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