Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8. El ritmo.

Si pensaba que Edison, siendo el paciente que es, iba a esperar que le contara lo que había pasado, no había estado del todo cierta. Al salir de clase él me esperaba acostado contra una de las columnas, ruedo mis ojos cuando me ofrece manís.

—No nos vimos dos días y ya te olvidas que no me gustan, eh.

—La gente cambia de gustos a veces... —responde sin ser exacto, observándome de arriba abajo. Yo me encargo de hacer lo mismo.

Noto que hoy ha decido vestir más informal de lo que usa con normalidad. En lugar de un traje, usa jeans ajustados y una remera blanca. De su cuello cuelga un collar con un dije redondo de plata o acero.

Él no dice mucho, pero parece gustarle lo que uso. Sin querer mirarme, trato de recordar lo que llevo puesto; una remera musculosa negra, con una pollera de jean con bolsillos laterales y unas botas militares. También tengo un collar con un anillo colgando de él, me pregunto si va a preguntar sobre él alguna vez.

— ¿Esa es tu manera de preguntarme si cambie de parecer?

— ¿No fui muy discreto verdad, Sofía?

—No, Eddi. Para nada —contesto riendo un poco. Agarro con fuerza mi bolso y asiento hacia la salida—. ¿Caminas?

A penas salimos de la universidad, el aire corre un poco, ya que nos encontramos en otoño y en Buenos Aires, el otoño no dura mucho. Dentro de poco habrá una gran ola de frío, que obviamente nos atrapara por sorpresa y nos hará enfermarnos un poco a muchos. Lo bueno es que no soy friolenta y soporto bastante hasta tener que vestir ropa abrigada.

Recoleta es un barrio porteño bastante pintoresco, la reputación que tiene es que el barrio de ricos. Uno de los tantos. Pero si bien no soy millonaria con exactitud, tiene varios lugares que se pueden disfrutar sin dejar varios órganos en la mesa.

Con Edison decidimos encaminarnos hacia el Museo de Bellas Artes, no es que queramos entrar pero está ubicado en una zona de parques. En donde luego decidimos sentarnos en el pasto y relajarnos.

—No vas a contestar mi pregunta, ¿verdad? —Edison voltea su cabeza hacia mí, pero no cambia su postura. Él se encuentra tirado hacia atrás, apoyado sobre sus codos para quedar semi sentado. Yo estoy sentada de costada, soportando algo de mi peso en mi brazo izquierdo—. No tiene nada de malo si no quieres hacer esto.

—No me arrepentí, aunque si compre cigarrillos. Pero no tiene nada que ver contigo, Eddi.

— ¿Quieres contarme?

—Tuve una gran discusión con mi hermana —digo sonriendo de costado, pero sé que esta no llega a mis ojos. Él me mira atento—; sobre muchas cosas, pero específicamente el pasado y eso saco mucha mierda que mi sobrino no tenía que escuchar. Pero como siempre, la vida es justa a veces y él lo hizo y tuve que hacer control de daños.

—Y no era buena idea presentarles a un completo extraño, lo entiendo.

— ¿De verdad? —Inclino mi cabeza y él ríe entre dientes.

—Tengo una relación algo complicada con la mamá de Ollie. A veces la mierda es mierda y no hay mucho que se pueda hacer.

—Sí, supongo. —Aparto la mirada—. Compre los cigarrillos porque son mi manera de escapar supongo, mi ruta de escape.

— ¿Cuántos fumaste, Sofía? —Sus ojos se entrecierran hacia mí y yo me sonrojo un poco—. Siento que no me va a gustar la respuesta.

—Ocho el sábado, seis el domingo —murmuro mordiendo mi labio inferior.

—Mierda, Sofía.

—Hay gente que fuma más —digo apenas deja de hablar, pero él me da una mirada—, es verdad.

—Me preocupas tú, no otras personas, señorita García.

— ¿Volvemos a eso?

—No, pero sirve para cuando intento ser serio contigo. —Encoje sus hombros—. ¿Entonces nuestro trato queda intacto?

—Si no tienes nada que decir, sí. Me gustaría eso.

—Tengo mucho para decir, pero no sobre el trato. Nos lo tomaremos con calma de todos modos, siento que estás apunto de correr.

—Yo no corro.

—No te creo, Sofía —dice sonriendo de costado, termina soltando una carcajada cuando ve que mi entrecejo se frunce un poco—; sabes que soy real y no te estoy estafando, ¿verdad?

— ¿Qué clase de pregunta es esa, Edison?

—Solo quiero que quede claro que para mí esto es no es un juego, ya no soy joven para jugar al ratón y al gato. Me gustas, creo que te gusto y nos estamos conociendo.

— ¿Estás diciendo que quieres ponerle una etiqueta? —Creo que puede ver la confusión en mi cara, por lo que se termina sentando y en el proceso se limpia las manos del pasto que quedo pegado en ellas.

—Estoy diciendo que quiero conocerte de verdad, con equipaje incluido. Eso no significa que me convertiré en tu psicólogo o algo así, sino que quiero realmente saber sobre ti y ver desde ahí que pasará. Explorar esta química —contesta sincero y yo solo asiento—; a fondo, me encantaría decirte que quiero que sea monógamo, pero sé que por ahí eso es muy rápido para ti.

—No sé si puedo darte total honestidad de golpe o sin muchas vueltas dejarte entrar —respondo pensando con cuidado mis siguientes movimientos, él parece absorber cada palabra—; pero puedo darte mi mejor intento para que esto funcione. Y puedo decirte que me gustaría que esto sea monógamo también.

Edison suelta un suspiro profundo y su sonrisa se hace grande. Tanto que termina contagiándome.

—Podemos tomarnos más tiempo para que conozca a tus sobrinos, sé que eso te puso un poco nerviosa. Y eso aplica para conocer a mi hijo. Creo que debemos saber más de nosotros primero.

—Eso suena mejor, sí —contesto sintiendo un gran peso alejarse de mis hombros.

—Eso es lo que pensé. La próxima vez me gustaría que puedas vocalizarme si algo parece abrumarte, no lo sabré siempre porque no leo mentes, Sofía.

—Comprendido, profesor Morales.

Eso le termina robando una risa ruidosa y yo me sonrojo un poco, una vez más. Él sacude su cabeza, sus pelos se mueven con suavidad y fluidez. Quiero pasar mis dedos y sentir eso en mis manos, pero apago esos pensamientos.

Lento. Pasos bebés. Conciso. Constante.

Ese es el ritmo adecuado.

—Te ves como si quisieras hacer algo y no te animas —susurra sacándome dela neblina. Muerdo mi labio inferior—; despacio es bueno, Sofía, a veces se disfruta más.

—Ajá.

—Te lo demostrare alguna vez si me dejas —contesta guiñándome, por primera vez, el ojo y yo pongo mis ojos en blanco—; bueno, aclarado todo, creo que me debes mis dos datos.

— ¿Crees?

—Lo sé.

Por unos minutos miro lejos de nosotros hacia las otras personas, comprando algo de tiempo. Pensando que podría decirle.

—Ya te he dicho que me llevo bien con mis ex novios.

—Sí, me has dicho que tienen un grupo de chat. Lo que me hace preguntar si cuando tienes un novio, ya puede estar en ese grupo o es solo para cuando terminan.

—Eso deberás preguntarle a Ben.

— ¿Ese era el primer novio, no?

—Sí. Con Ben tenemos una promesa rara, a falta de mejor palabra; cuando cortamos, prometimos que si llegábamos a los 45 sin pareja y/o relación estable, nos casaríamos.

Eso hace que Edison enderece su espalda, haciendo que sus músculos se marquen, y me mire directo a los ojos. Frunce su nariz.

— ¿Realmente o me estas jodiendo?

—Realmente. —Asiento con una sonrisa pequeña—. Y cuando se hizo abogado, redacto en broma un papel legal. Como un contrato. Si alguno rompe la promesa, le deberá al otro algo de por vida.

—Eso... wow —dice pensante y un poco ido. Espero a que pueda decir algo más, pero no lo hace.

Estiro una mano para tomar una de las suyas y la aprieto.

—Faltan 12 años, Eddi. Además dudo que si rompemos la promesa, el otro se lo tome muy apecho lo del favor.

—Lo sé, es que... no puedo evitar sentirme un poco celoso —responde, él me aprieta la mano—. Es una reacción natural.

—Una reacción humana, no te preocupes.

Eddi saca un cigarrillo y me lo tiende. Pero en lugar de fumarlo, lo guardo y él me mira atento. Vuelvo a mi posición de antes, nuestras manos se vuelven a juntar también.

—No sé qué decirte como segundo dato.

— ¿Puedo hacer una sugerencia?

—Sí.

— ¿Qué tal si te intercambio el segundo dato, por... una salida en donde conozca a ese tal Ben?

— ¿Quieres conocerlo?

—A todos. Me generan mucha curiosidad.

—De acuerdo... aun así suena injusto que te saque una cigarrillo por eso solo. No es que sea complicado, ellos están algo curiosos por ti también.

— ¿Saben de mí?

—Algo así —murmuro cuando él se acerca hacia mí un poco. Sus ojos tienen un brillo raro—. ¿Qué?

— ¿Estás dispuesta a darme algo más en cambio del segundo dato? —Asiento en un movimiento pausado, intercambiando mi mirada entre sus dos ojos y sus labios—. Te voy a besar, Sofía, ¿está bien?

—Sí —susurro aún más bajo y su boca cae en la mía con suavidad.

El beso es lento al principio, suave y delicado. Él hace casi todo el trabajo al inicio, yo permanezco disfrutando la sensación hasta que su mano libre toma mi mejilla inclinando mi cabeza y yo sujeto su muñeca, buscando anclaje.

Ahí me vuelvo una participante activa. Aunque él guía mis labios, mordisqueando mi labio inferior y pidiéndome permiso para dar paso a su lengua. Yo ahogo un gemido entre medio, haciendo que su pecho vibre con un leve gruñido que deja escapar.

—Lento —dice sobre mis labios, los humedezco pasando mi lengua y él frunce el ceño—. Sofía.

Sonrío cuando noto que eso debería haberse escuchado como una amenaza, pero salió en forma de un casi gemido.

Dejo un beso pequeño en su barbilla haciendo que cierre sus ojos con fuerza, antes de que pueda decir algo para darle espacio. Él se acerca de nuevo besándome, tomándome por sorpresa.

Y yo repito en mi mente.

Lento. Pasos bebés. Conciso. Constante.

Ese es el ritmo que me hará quemarme viva.

*******

bueno, ¿Cuánto creen que falta para Edison y Sofía?

falta conocer un poco más de los ex de Sofía

y de otros personajes más

nos leemos pronto

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro