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17. Una vena competitiva.

— ¡¿Qué?! —Alejo mi celular de mi oído haciendo una mueca, Edison ríe entre dientes mientras me retiro al patio de su casa. Llamé a Anna para que pudiera recogerme unos apuntes de un compañero de clases, ya que me tomé el día para conocer a Rosa, la mamá de Edison y su hijo, Ollie.

—Si dejas de gritar, tal vez, pueda explicarte la situación, ¿sabes?

—Lo siento, es que tú nunca haces estas cosas. Siempre conoces a los padres luego de varios meses, y nunca de forma improvisada. Wow, solo estoy muy orgullosa de ti.

—Tome un capítulo de tu libro sobre relaciones, Ann.

—Ja, ja. Graciosa. Bueno, tengo los apuntes y te los daré cuando te vea... ¿mañana?

—Sí, y buena forma de preguntarme si pienso quedarme de nuevo esta noche.

— ¿Lo harás? —En su tono de voz noto esperanza e ilusión, es como cuando me habla de sus parejas ship de las series que ve—. Vamos, has tenido un momento fogoso con el profesor. Quédate y descubre que más hay ahí.

—No voy a tener sexo con él mientras su hijo duerme en la habitación de al lado.

—Nunca dije que debería haber penetración, So.

— ¡Anna! Basta, no y no. Y esa es una palabra muy... brusca.

—Tengo algunas más si quieres, a ver, meterla, mojar la punta...

—Ya, no, gracias. Hablamos luego —digo colgando la llamada. A los segundos un mensaje aparece en mi pantalla, un mensaje de Anna riéndose de mi reacción.

— ¿Todo bien?

Volteo a verlo acercase a mí con las manos en los bolsillos delanteros de su jogging gris y el pelo revuelto de forma natural. La sonrisa de costado que tiene se ensancha cuando le paso mis manos por sus hombros hasta engancharlas a su cuello y dejar caer parte de mi peso en su pecho y cuerpo.

—Sí, solo Anna siendo Anna.

—Por un momento pensé que sería alguno de tus otros amigos —contesta inclinando la cabeza y yo pongo mis ojos en blanco—. Aún sigo sin conocerlos, tengo mucha curiosidad.

—Ajá.

—De verdad. —Se defiende con rapidez y yo solo río.

—Omar y Cristián están en Europa. Cristián juega para un equipo italiano y tiene una serie de partidos importantes, pero regresara en dos semanas o algo así para una visita corta. León, quien es un boxeador, también tiene una ventana pequeña de tiempo creo; y Miguel está haciendo cosas de político pero creo que podrá venir si se lo pido.

—Esos son 4, ¿qué pasa con los dos faltantes?

—Ben y Patricio tienen trabajos más flexibles porque son casi sus propios jefes.

—Tengo mucho interés en conocerlos.

—Ellos tienen el mismo interés en ti. Créeme.

—Ollie sabe que eres mi novia, So. Se lo conté hace unos días para que no lo tomemos de sorpresa, pero veo que la sorpresa se la dimos igual.

—Bueno, se lo ha tomado bastante bien. Es un pequeño gran niño el que tienes aquí —digo sonriendo de costado. Acaricio los músculos de sus brazos, nuestros cuerpos aun pegados pero de una forma que se amoldan entre sí—. ¿Sabe que nos damos besos y eso?

—Sí, Sofía. También sabe que no quieres reemplazar a nadie, aun cuando su madre no está presente, no vienes a ocupar un lugar específico. Él quiere que seamos felices y que nos aceptes a los dos en tu vida.

—Eso ya lo hago —respondo dejando un beso en su mandíbula—; ¿quieres más hijos?

— ¿De dónde vino eso? —Edison se despega un poco y toma con fuerza una de mis manos.

—Solo pienso que son temas importantes que podemos discutir. Tienes un hijo propio y siento curiosidad sobre tus expectativas a largo plazo.

—Ven sentémonos —contesta llevándome a una de las sillas de madera debajo de un semi-cubierto que tiene al lado de su casa con una parrilla. Se deja caer allí y me sujeta de la cintura para que me acomode en su regazo. Apoya la barbilla en mi hombro, uniendo nuestras manos arriba de mi torso—. Creo, que con el tiempo, querré tener más hijos. Pero no necesito que sean biológicamente míos.

—Es decir, estás abierto a la adopción.

—Totalmente. Aunque con esto no quiero decir que vaya a ser un requisito obligatorio a llenar. Sino que puede llegar a ser una opción a futuro. Ya tengo un hijo, si no lo tuviera creo que te diría que definitivamente querría un hijo, pero ahora no es algo que deba pasar —dice dando vueltas con sus palabras, nuestras miradas se encuentran—. ¿Y tú?

—Si me lo hubieras preguntado 10 años atrás te hubiera dicho que ni loca. Nunca fue una meta que quise cumplir, ¿sabes? Una boda, hijos, matrimonio. Pero, —respondo mirándolo de reojo—; ahora no siento que sea un disparate. Me gustaría adoptar, mucho. Siempre quise adoptar a un niño grande, esos que muchos opinan que no tienen futuro porque nadie adopta chicos mayores. Me gustaría darles una oportunidad.

— ¿Nunca quisiste quedar embarazada? Y lo pregunto por interés, no porque sea que te dejare si contestas que no. Tu cuerpo es tuyo, y yo solo lo voy a amar.

—No. Pero creo que si alguna vez, en un futuro lejano, sucediera y tú fueras el padre; no me molestaría. Aunque eso es adelantarnos, profesor Morales.

—Sí, lo es. Aun así, me gusta hablar sobre hipótesis contigo, señorita García. —Su sonrisa me derrite, como los pequeños besos que deja en mi piel—. Hablando de nuestros deseos y aspiraciones, ¿qué esperas de nuestra vida sexual?

—Vaya cambio de tema.

—No lo es si lo analizas, ya que hablábamos de bebés y yo quiero hablar de cómo se hacen —dice encogiéndose sus hombros y yo río, al mismo tiempo que trato de sentarme de costado para poder verlo mejor.

—Espero sexo, sin dudas. Cariño, amor, deseo y pasión. ¿A qué viene la pregunta?

— Creo, de forma muy firme, que una pareja debe hablar de sus expectativas fuera y dentro de la cama. Para que no haya malentendidos. —Su respuesta tiene sentido así que asiento—. ¿Tienes problemas con el sexo oral, tanto recibir o dar?

—No, para nada —respondo riendo, acordándome de algo frunzo el ceño y él me mira con seriedad—. Ayer que me diste... placer con tus dedos, te los llevaste a la boca.

— ¿Te dio asco?

—No, pero no hablábamos sobre las enfermedades o eso. Para que sepas de que estoy limpia, luego de mi ex, me fui a hacer un examen por las dudas.

—Nunca se me cruzo por la mente —dice pensándolo y es su turno de asentir hacía mí—. Gracias por decírmelo, y te aclaro que yo también me encuentro limpio. Si quieres podemos mostrarnos los papeles por seguridad. No porque no confíe en ti, pero porque creo que es algo importante para ambos.

—Seguro, me gustaría —respondo sincera. Y es que es un tema que siempre me ha preocupado y sentir que él entiende esa incomodidad es reconfortante—. Respecto a dar oral, no me gusta tragarlo ni que este en mi cara.

—Me sentiría muy raro hacerlo en tu rostro, So. No es algo que a mí me vaya mucho, y sobre tragarlo, es decisión tuya. Jamás te impondría algo así.

—Tampoco cosas como la lluvia dorada o como se llame. —Edison hace una mueca y concuerda conmigo—. Me gusta que tengas más control que yo. Sin que sea un intercambio de poder, ni nada de eso, pero me encanta que de forma indirecta tomes más decisiones que yo. Como posición, cuando darme orgasmos y cuando no.

—A mí me gusto eso también.

—No creo que encuentre placer en el dolor, eso sí.

— ¿Qué opinas de la espera, el juego previo, digamos el mantenerte en el borde constantemente?

—Mmmm, creo que me gustaría. Oh, y juguetes mientras los hablemos antes, yo creo que podríamos traerlos a veces a la cama.

—Eso también te iba a preguntar —contesta sonriendo. Deja un beso en mi cuello y luego un mordisco—. Con respecto a la protección, ¿tomas pastillas anticonceptivas?

—Uso el parche, lo tengo en mi abdomen. Aunque me gustaría que usemos también condones.

—Eso iba a decirte, me gusta la doble protección —responde Edison, dejándome impresionada; pocos hombres hubieran dicho eso.

—Cubrimos muchos temas, ¿si surgen más los hablamos en el camino, no?

—Eso no es necesario ni que lo preguntes, quiero que puedas hablarme de estas cosas.

—La comunicación es muy importante para mí también, Edison. Es como mi 'love language', no sé si sabes qué significa eso.

—Sí, es cómo las distintas formas en que las parejas expresan y experimentan el amor, ¿no? Algunos necesitan más contacto físico, otros más emocional, y así.

—Exacto.

—Jamás me puse a pensarlo. Mi lenguaje del amor debe ser una mezcla entre contacto físico y el emocional. Siempre tener confianza con mi pareja —dice hablando tranquilo y él me observa solo mirarlo—. Eres tan hermosa. Por dentro y por fuera, So.

—Y tú, un hombre bello —digo haciéndolo sonrojar suavemente. Veo atrás de él aparecer a Ollie con un plato lleno de galletitas para merendar—. Hey, pequeño hombrecito.

—Les traje para comer, a papá y a ti, Sofi.

—Me encanta, espera que te ayudo a colocar la mesa —respondo levantándome para ayudar a Rosa quien trae vasos y más platos—. ¿Merienda afuera?

— ¡Sí! —Es toda la respuesta que da el niño y todos los adultos asentimos riendo.

El señor Morales, padre de Edison, se une a nuestra pequeña celebración a la noche. Me pregunta varias cosas como qué estudio, porqué hago una segunda carrera y mi relación con su hijo.

—Parece que has encontrada a una joven inteligente y de buen corazón. No me extraña que estuvieras tan perdido en tus pensamientos últimamente, hijo.

—Algún día deberías venir a la casa —agrega Rosa sonriéndome y guiñándome un ojo—. Todo un álbum de fotos te espera para ser visto.

—Oh, Jesús. —Se lamenta Edison por debajo y yo solo tomo un sorbo largo de mi copa de vino.

—Somos de la vieja escuela en ese sentido —dice Samuel mirando de costado a su esposa—, tenemos fotos y videos de nuestro hijo haciendo cada cosa.

—Y lo hemos guardado todo para este momento. ¿Verdad, hombrecito?

—Papá tiene fotos de él lleno de chocolate en la cara, cuando tenía mi edad. Por eso cuando lo hice yo, no pudo enojarse demasiado.

—Por esas cosas no sé si debería seguir dejándolo tanto en la casa de mis padres —susurra hacia mí, Edison. Río entre dientes y lo codeo—. Son una mala influencia.

— ¿Tienes hijos, Sofía?

—No, señor Morales.

—Por favor, llámame Samuel. Lo he querido decir desde el principio pero pensé hacerme el severo por un rato —dice siempre sonriendo.

—No tengo hijos, Samuel. Aunque tengo dos sobrinos, y uno por venir.

— ¿Qué edades?

—21 años y 15. Mi hermana es más grande que yo por 10 años —digo aclarando, ellos asienten—. Tal vez, la próxima vez se los presentare.

—Nos encantaría, así sabemos qué podemos esperar de la nueva generación. Tanto a mi marido como a mí nos gusta mantenernos al día con todo; nosotros tuvimos nuestras peleas de jóvenes con la sociedad, pero hemos notado que la nueva juventud también tiene las suyas.

Edison me sonríe de costado mientras escuchamos a sus padres contarme cómo se conocieron, sus juventudes y marchas a las que han asistido ambos.

Ollie hace sus aportes a la conversación, que ya con 8 años, es bastante rápido en mantener el ritmo y hacernos reír con sus preguntas.

Edison toma mi mano y besa la palma haciéndome cosquillas.

—Te quiero —susurro en su oído cuando sus padres se distraen con Olliver. Por un momento, pienso que no me escucho, hasta que veo que su mirada se ilumina y me aprieta la mano.

—Y yo te quiero, señorita García, aun cuando me has ganado.

—No sabía que era una competencia —contesto levantando mi ceja izquierda, y él ríe entre dientes. Lleva de nuevo mis nudillos a su boca y la besa.

—No lo era, pero como tengo una vena competitiva de todos modos; esta noche te demostrare cuanto te quiero.

¡Hola! Espero que les guste el capítulo y los disfruten, a finales de la semana tal vez traiga otro. Depende de que tan cargada este con la facultad pero esa es la idea.

PD: para mi este capítulo es super importante, porque pocas veces vemos en los libros que se hable de estas cosas. De la protección, de los hijos, de las necesidades que uno tiene y busca en una pareja. Nadie le lee la mente a nadie así que eso es lo que intento decir y la comunicación es super importante.

Con eso, los saludo.

Besos, xoxo.


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