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🍰!! ' Capítulo 11

꒰ Me gustas ꒱
¡ 11 !

Su espalda reposaba en la pared mientras desataba sus zapatillas y guardaba sus cosas en su bolso, su clase había terminado hace una media hora pero se había quedado con sus amigos estirando y enfriando su cuerpo para que no sufriera algún desgarre.

Ya tenía sus cosas en su bolso, todo bien ordenado y bien doblado, se puso su gran abrigo negro encima porque vio por la ventana cómo las hojas en los árboles eran agitadas por el viento, haciéndolas caer y volar por el aire.

Con su bolso colgado hacia un lado y el abrigo cerrado hasta el cuello salió de la academia, fue acompañado por su grupo de amigos, hablaban contando lo que habían hecho en el día y reían por las anécdotas que cada uno tenía para compartir. Yoongi escuchaba todo con mucha atención, caminaba junto a ellos pateando pequeñas piedras que se cruzaban en su camino. Riendo por cómo sus cabello eran desordenado por la fuerte brisa, cada mechón estaba siendo agitado por el viento mientras lo volvía un pequeño nido rosa. Con más risas trataba de peinarlo pero era imposible, pues cada vez que lograba que se quedara en su lugar el viento lo desordenaba.

Después de darse por vencido con acomodar el pequeño nido rosa en su cabeza, siguió caminando, al alzar la cabeza vio una silueta conocida recostada en un árbol. Sonrió cuando confirmó quién era por sólo ver su perfil.

Jimin lo esperaba.

Quiso ir corriendo a saludarlo pero no quería hacer algo raro o desubicado de su parte, sólo se despidió de sus amigos agitando su mano y soltando un suave "nos vemos luego", empezó a caminar lejos de ellos para ir hacia donde su querido Jimin lo esperaba.

El pelinegro se irguió en su lugar mientras veía al de cabellos rosas caminar en su dirección, soltó un suspiro al ver lo hermoso que se veía con aquel abrigo dos tallas más grande que él.

Era tan hermoso que provocaba que se sonrojara mucho.

—Minnie —saltó Yoongi hasta ponerse enfrente de Jimin, sonriendo y ondeando su mano mientras saludaba.

—Yoonie —saludó de vuelta sonriendo.

Siempre que estaba cerca de Yoongi sonreía mucho, demasiado, las mejillas le llegaban a doler.

—¿Viniste a recogerme? —codeó Yoongi mientras molestaba a Jimin.

—S-Sí —tosió—, quería dar una vuelta contigo por el parque botánico...

—¡El parque botánico! —repitió emocionado—. ¡Claro! Me gusta ir mucho allí, cada vez que puedo voy a observar las flores que tienen, son muy lindas.

—Lo son —asintió—. Entonces, vamos.

Ambos rieron asintiendo y empezaron a caminar lado a lado.

Jimin no había traído su moto pues aquello haría que el viaje sea más corto y él no quería eso, necesitaba llenarse de valor. Miró de reojo a Yoongi, quien miraba al piso, siguió la mirada del mayor para ver qué le había robado la atención, se encontró con el pie de Yoongi pateando una piedra muy concentrado.

Sonrió mientras lo miraba, tenía el ceño fruncido y los labios hechos un piquito. Se veía tan adorable que atacaba directamente a su corazón.

Lo que Jimin no sabía era que Yoongi pateaba aquella piedra porque estaba nervioso, podría empezar a temblar de nervios, se llenaba la cabeza de valor mientras pateaba la piedra cada vez más fuerte, no tendría otra oportunidad como esa.

Y si bien Jimin no acepta sus sentimientos no sería el fin del mundo, sólo sería el fin del helado de vainilla que su mamá había comprado la semana pasada.

—¿Cómo te ha ido en tu clase? —preguntó Jimin, sacando de sus pensamientos a Yoongi.

—Oh, me fue bien, hoy practicamos la del Cascanueces, nuestra profesora quiere presentar esa en el próximo festival, pero nosotros queremos presentar la de Don Quijote —rió—. Todo el salón está hecho un caos por los que quieren el Casacanueces y los que quieren el de Don Quijote.

—¿Y tú cuál quieres?

—Si te soy sincero, me da igual, aunque le voy más al del Quijote.

—¿En este festival serás el protagonista?

—No creo, no audicioné para los papeles principales —miró a Jimin—. ¿Por qué? ¿Si no tengo el protagonista no vendrás a verme?

—Aunque fueras el que abriese el telón igual te iría a ver —dijo con una pequeña sonrisa mientras miraba a los finos ojos de Yoongi.

Yoongi desvió la mirada rápidamente, las mejillas empezaban a acalorarle y no quería que Jimin le viera convertido en un pequeño tomate.

La puerta de rejas del parque estaba frente a sus narices, Jimin pagó por las entradas de ambos después de tener una pequeña discusión con Yoongi, que le exigía que le deje pagar por su entrada.

Entraron al lugar observando toda la flora, Yoongi tenía los ojos iluminados mientras miraba unos colibrís volando cerca de unas flores, sacó su celular rápidamente y tomó una foto, se la mostraría a sus padres y a sus amigos.

—En verdad te gusta estar aquí —comentó Jimin enternecido.

—Mucho, de niño siempre venía con mi mamá aquí, nos gustaba observar las flores mientras tomábamos té o leche chocolatada —sonrió—. Qué grosero, ¿cómo te ha ido hoy, Jiminie?

Jimin soltó una risilla. —Me ha ido bien.

—Ah, cuéntame más, siempre soy yo el parlanchín.

—No tengo mucho que contar —fingió pensar—. A ver, antes de venir a tu academia fui a la casa de Namjoon, jugamos un rato con el Xbox y luego me echó.

«Y antes de jugar me regañó durante media hora, me llamó cobarde por no poder decirte lo mucho que me gustas», pensó, pero Yoongi no tenía por qué saber eso.

—¿Por qué?

—Joohyun iba a ir a su casa y tenía que limpiar, necesita mantener su buena imagen con ella.

Yoongi rió tímido. —Pero a ella no le importa si Namjoon es desordenado o no, a ella le gusta a pesar de todo.

De alguna extraña forma terminaron hablando de Namjoon y Joohyun mientras caminaban por los caminos empedrados y llenos de hojas, hacían bromas sobre lo cobardes que eran esos dos por no hacer nada con su relación, y era gracioso, porque Yoongi y Jimin aún no podían verse a los ojos cuando el otro sonreía, ya que sus mejillas se teñían en carmín, ellos eran los verdaderos cobardes.

Llegaron a una parte llena de plantas colgantes, parecía algún lugar oculto en algún libro de fantasía. Se sentaron en el césped mientras Yoongi seguía hablando sobre su mejor amiga y el mejor amigo de Jimin.

Era como una cortina de humo para ambos, así se olvidaban sobre los planes que habían tenido para ese día.

Pero el reloj avanzaba y Jimin parecía escucharlo al lado de su tímpano. Tenía que hacerlo o explotaría, no podía estar otro momento mirando los ojos brillosos de Yoongi mientras soltaba pequeñas risitas y cubría su rostro con su mano, tenía ganas de gritar a los  vientos lo lindo que era.

Lo haría.

—Yoongi.

—¿Mh?

—Tengo que decirte algo...

«Seguro tiene una novia o un novio, o peor aún, todavía le gusta Taehyung, maldición», pensó Yoongi, no supo cómo llegó a esa conclusión, pero lo hizo.

—Oh, dilo.

Pero Jimin no podía, parecía que ahora mismo una venda se había puesto en su boca.

—Y-Yo —fue interrumpido por Yoongi y le agradeció, pues lo que soltaría sonaría demasiado estúpido.

—Yo también tengo algo que decirte.

—Bien, ¿quieres decirlo tú primero?

—No, no, sólo te avisaba.

—Está bien.

Jimin estaba aterrado, su cara no reflejaba aquello pero su corazón parecía que pronto tendría una taquicardia.

—Yoongi, me gusta alguien.

«¿Qué? Jimin, idiota, habla bien», se dijo a sí mismo mientras que en su imaginación se abofeteaba.

—Oh... —la voz de Yoongi sonaba decepcionada, creía que nuevamente Jimin le pediría ayuda con alguien—.  Me alegro por ti.

En el interior de Jimin parecía estar en llamas mientras que muchos mini Jimin corrían en pánico, su cerebro dejó de funcionar y causó un terrible caos.

Y nunca le había pasado algo parecido, él siempre tenía el control de las cosas, sabía las palabras que diría y cómo actuaría, pero estar alrededor de Yoongi siempre le provocaba un caos en su interior. El de cabellos rosados tenía un gran poder en él.

Jimin se encomendó a los cielos para que le dieran la suficiente luz para soltar lo que quería soltar.

—A mí también me gusta alguien.

—Me gustas, Yoongi.

Ambos se miraron a los ojos con pánico, habían hablado al mismo tiempo pero habían logrado entender lo que el otro había dicho.

Ahora el caos se llevaba a cabo en el interior de Yoongi, pequeñas alarmas empezaban a sonar en su interior mientras que sus mejillas se teñían en rojo.

Jimin quería morirse, se le había confesado a Yoongi para que él le dijera que le gustaba alguien más, definitivamente iba a ser su fin.

—Jimin, ¿qué? —Yoongi quería asegurarse de haber escuchado bien y no ilusionarse de más.

Y Jimin sólo tuvo que resignarse, se había expuesto, tenía que admitirlo.

—Me gustas.

Yoongi solamente sonrió. Dandole paz al corazón alborotado de Jimin.

—Tú también me gustas, Jimin.

—¿¡Qué!?

—Que me gustas —rió—. Me gustas mucho, Jimin.

—Oh Dios —sonrió—, podría gritar de la emoción ahora.

—Te diría que lo hagas pero las personas se asustarían —bromeó.

—Bien, entonces —tosió—. ¿Yoongi, quieres ser mi novio?

—Esto es rápido —rió—, pero sí, quiero ser tu novio.

Jimin sonrió parándose y tomando la mano de Yoongi con la suya para que lo acompañe, acarició sus mejillas mientras lo miraba con mucha ternura, el de cabellos rosas soltaba pequeñas risillas por lo nervioso que se encontraba, al parecer Jimin había recuperado la confianza que había perdido al entrar al parque, porque tomó suavemente la cintura de Yoongi para luego plantar un suave beso sobre los labios del más bajo.

Había deseado hacer aquello durante tanto tiempo, que disfruto sentir lo suaves que eran contra los suyos, lo bien que olían y lo bien que se sentía el calor de las mejillas de Yoongi.

Se besaban de forma suave mientras envolvían sus brazos en el cuerpo del otro, acercándose más, sintiendo el latir de sus corazones.

Se separaron del beso mientras se reían, ambos estaban rojos como una manzana.

Pasaron el rato hablando como siempre lo hacían, sólo que ahora Jimin podía robarle todos los besos que quería a su ahora novio. Volvieron por donde habían entrado cuando el sol se escondió y fue reemplazado por la luna. Hacían su camino entre las calles hasta llegar al vecindario de Yoongi, el mayor tenía su brazo envuelto en el del más alto mientras reía por las anécdotas que Jimin tenía.

Sin darse cuenta llegaron a la puerta del hogar de Yoongi, ambos se sonrieron por última vez y después se dieron un casto beso para despedirse.

—Buenas noches, Minnie —susurró Yoongi contra los labios del más alto.

—Buenas noches, Yoonie —susurró de vuelta dejando un beso en la frente de Yoongi.

Ondearon sus manos en el aire mientras Yoongi se aseguraba de que Jimin esté bien mientras caminaba entre las calles. Cuando estuvo lejos de su vista entró a su casa para soltar el gran suspiro que había estado guardando.

Ambos lejos del otro pero con el sabor de los labios contrarios, sonrieron. Se sentían felices por haber confesado a aquellas mariposas en sus estómagos.

Podría decirse que era el inicio de su historia, pero esta había comenzado el día en el que Jimin vio a Yoongi en la biblioteca entregándole su almuerzo a su primo. Ahora sólo escribirían más capítulos en aquella historia que los volvía unas manzanas rojas.

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