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capítulo III : opuestas.

Sana se encontraba sentada en una banca frente a la biblioteca, tenia un cigarro encendido reposando en su mano mientras buscaba con la mirada a la pelirosa que iba a ayudarle. Veía pasar a muchas personas algunas de ellas le miraban coquetamente y ella les daba una sonrisa.

—¿Sana?— Preguntó alguien frente a ella con unos lentes de sol puestos y un gorro gris.

—¿Sí?—Preguntó con el ceño fruncido.

Aún tenía el cigarro en sus manos que lo calaba mientras veía a la persona frente a ella, no sabía quién diablos era.

Wow. Pensó Dahyun al ver el ceño fruncido confundido de la peli-negra, aquel hacía que sus rasgos se marcaran. Dahyun pensó el "wow" porque Sana se veía muy guapa con el ceño fruncido y con el cigarro aún reposando en sus labios y también porque no creía que tan rápido se iba a olvidar del tono de su VOZ.

La peli-rosa quito sus lentes y le sonrió a Sana saludándole con la mano. La tatuada sorprendida correspondió el saludo mientras se golpeaba mentalmente, ¿como no pudo reconocer el tono de voz de la más baja?

—Oh, perdón, no te reconocí.—Se excusó.

—Lo note.—Soltó una pequeña risilla mientras se sentaba a su lado.

Sana por cortesía tuvo que expulsar el humo en otra dirección que no sea la angelical cara de Dahyun.

—Bueno, no me puedes culpar, vienes oculta entre ese abrigo opaco y ese gorro gris, rematándolo con esos lentes.—Señaló el conjunto de ropa mientras sonreía.—¿Te escondes de alguien?

—No, nada de eso.—Sonrió haciendo que sus ojitos desaparezcan y que sus mejillas se abulten alrededor de ellas.—Solo que no quiero que Mina me vea.

—¿Por qué? ¿Que no íbamos a reunirnos para que me ayudes con tu prima?—

—Sip, lo haremos. Tú hablaras con Mina con mi ayuda, solo que no quiero que Mina me vea y sepa que yo te estoy ayudando.

—Está bien.—Apagó lo último que quedaba de su cigarro contra el pavimento.—Si tú crees que es un buen plan, pues lo es.

—Dahyunnie siempre tiene la razón.—Asintió mientras se levantaba del asiento y volvía a ponerse su disfraz.

Sana soltó una risa ahogada mientras veía lo abrazable que se veía Dahyun, con aquel abrigo una talla más grande que ella, aquel gorro que cubría sus cabellos rosados y esos lentes oscuros que reposaban sobre su fina nariz. Quiso por algún impulso apretar la pequeña nariz pero se contuvo, iba a ser muy raro hacerlo.

Lado a lado entraron a la biblioteca siendo envueltas por el ambiente pacifico y silencioso, Dahyun antes de entrar por la puerta se dedicó a husmear desde su posición.

—Debe de estar acomodando libros en los pasillos.— Murmuró viendo a Sana quien solo se dedicó a asentir.

—Parece que queremos robar espiando a los demás desde la puerta.—Murmuró de vuelta.

—Si, lo parecemos.—Asintió. —Por eso entremos ya.

Y otra risilla fue soltada mientras Dahyun tomaba a Sana de la mano para guiarla a los sillones que se encontraban justo enfrente del servidor de su prima. Sana bajo su mirada hasta posarla en la pequeña mano de Dahyun envolviendo la suya, luego bajo a ver el respingón trasero que estaba cubierto en parte por el abrigo. Rápidamente quito la vista de ahí pues creía que sería descubierta por Dahyun.

Dahyun se sentó en el sillón palmeando el lugar vacío a su lado siendo seguida por Sana.

—Bien, ¿Ahora que hacemos?

—Esperar a que Mina aparezca para que tú puedas hablarle. —Aún con los lentes puestos miró a Sana y le sonrió.—Mientras tanto cuéntame sobre tu interés por mi prima. Tengo que aprobarte.

Sana rió mientras mordía su labio inferior callando el sonido, muchos ojos le miraron por haber interrumpida su atmósfera de paz y libros. Se disculpó agachando la cabeza, ladeó su cabeza para ver a Dahyun quien se encontraba intentando suprimir el sonido de su risa tapándose la cara con su manga.

Y nuevamente Sana se encontraba perdida en cómo las mejillas de Dahyun se teñían de carmín mientras que la gran manga cubría la mitad de su rostro.

—Uhm, Mina me gusta, siento que somos compatibles.— Se encogió de hombros girando su vista a cualquier lugar que no sea Dahyun.

—¿Ah si? ¿Y por qué crees que son compatibles?—

—Porque me rechazó a la primera, trate de invitarla a salir pero ella me rechazó, a demás míranos, ambas tenemos el mismo estilo.—

—El mismo estilo frío punk~—

—Exacto, imagínanos a las dos en mi moto mientras vamos a algún bar de mala muerte y cenamos cigarros.—Bromeó.

—¿Cenando cigarros?— Preguntó Dahyun confundida ladeando su cabeza inocentemente.

—Es un decir, no lo comeríamos literalmente...pero tú entiendes.—

—En realidad no.

—Bien, te lo explico.—Suspiró.—Es una broma entre las personas que fumamos.

—Oh.—Abrió su boca sorprendida y asintiendo.— Pero a Mina no le gusta fumar y mucho menos el olor del cigarro.

—Auch.

Sana recostó su cabeza en el respaldar fingiendo estar herida por la confesión haciendo que Dahyun ría apoyando de lado su cabeza contra el sillón. Tenía una vista perfecta del perfil de Sana, podía ver detalladamente la firme mandíbula de Sana y también una pequeña cicatriz que adornaba su mejilla izquierda.

Como un niña curiosa no pudo evitar tocar la cicatriz y sentir lo profunda que era, no era tanto, pero sentía mucha curiosidad en saber que había provocado aquella marca.

—Me la hice cuando era pequeña.— Murmuro Sana mirando de reojo a Dahyun.

Quien solo asintió levantando su cabeza y mirando hacia el escritorio que guardaba el trasero de Mina todas las tardes, desviando rápidamente la vista cuando encontró a su prima muy atenta mirando algo en un libro.

—Mina está ahí.—Anunció golpeando el costado de Sana. —Ve a hablarle.

—Ya lo intente, cariño.—Miró cansada.—Siempre me corta "gentilmente", dame otro consejo para acercarme a ella.

—Uhm, pregúntale sobre música.

—¿Música?

—Sip, ella estudia eso.—Sonrió.—Coge un libro acerca de eso y pregúntale qué es lo que piensa sobre el, porque, créeme que se ha leído todos los libros de música de la biblioteca, ahora mismo está leyendo uno.

Sana se giró a ver a una Mina concentrada en un libro en su escritorio mientras que con una mano libre sellaba un montón de libros. Chasqueó con su lengua y asintió levantándose del lugar para ir a la sección de música.

No tenía idea alguna de lo que iba a escoger, tenía que pensar muy bien para así no lucir muy estupida, más de lo que ya lucia por estar casi tres meses detrás de la bibliotecaria. Había muchos títulos separados por secciones, no podía ser tan difícil, cogio uno en sus manos y con la intención de ir hacia Mina se giró, sorprendiéndose de muerte cuando vio a una pequeña peli-rosa encubierto detenerle.

—Lucirás como una estupida. —Murmuró negando en desaprobación.

—Eso ya lo sé, pero déjame.—Quiso evadirlo pero Dahyun fue más rápida y le arrebato el libro.—Hey.

—¿"Como leer partituras en simples pasos"?

—No se leerlas.— Se encogió de hombros tratando de arrebatar el libro de Dahyun.

Dahyun negó divertida dejando el libro en su lugar para ella misma sacar otro libro que de verdad llegaría a interesar a Mina, básico pero funcional.

—¿"Musicología: armonía, teoría y composición"?— Leyó el título.

—Es algo básico y principal en la carrera de Mina por lo que ella sabe muy bien sobre esto, si le dices que te explique algo "que no entendiste" ella lo hará con mucho gusto.

—Si tú lo dices...

—Dahyunnie no se equivoca.—Sonrió triunfante.

—Dahyunnie no se equivoca.—Murmuro de vuelta.

Con el sentimiento de orgullo en su pecho Dahyun vio como Sana iba caminando hasta Mina, espero pacientemente vigilando que todo saliera bien cuando por fin Sana empezó a hablar con Mina. Quiso aplaudir emocionada cuando su plan dio frutos, Mina hablaba tranquilamente con Sana mientras señalaba el libro y con su dedos seguía las líneas de este.

Sana encantada por la conversación dio todo de si para tratar de seguirla pues estaba muy perdida con toda la información que la chica frente a ella le daba. Se giró para encontrarse con los lentes de sol de Dahyun quien le señalaba la puerta sugiriendo un "estaré afuera por si me necesitas" a lo que Sana asintió con una sonrisa.

Dahyunnie no se equivoca.

Al salir de la instalación por fin pudo quitarse el molesto abrigo que se había puesto, lo guardó en su mochila mientras buscaba algún lugar en el pasto para recostarse mientras esperaba a Sana. Dejo que el viento sople en su cara y que ligeros rayos de sol destilen en sus pómulos. Amaba echarse sobre el césped mientras el sol le daba a la cara, le hacía sentir viva y feliz.

Pasando unos minutos en los que se dedicó a recolectar a su lado hojas que caían encima de ella una sombra tapó los rayos de sol, confundida Dahyun se quitó los lentes y con una sonrisa recibió a la sombra que le estorbaba del sol.

—Hablaron un buen rato.

—Si, ya lo creo. —Se encogió de hombros tirando su mochila al lado de Dahyun para sentarse a su lado.— ¿Que haces?

—Descanso y recolectó hojas.

Vio el pequeño montón de hojas al lado de la peli-rosa, se puso a buscar hojas cerca de ella para que la pequeña torre de Dahyun siga creciendo.

En silencio lado a lado se dedicaban a poner una hoja encima de otra, sonriendo cuando se desbordan y cuando estas caían al rostro de Dahyun.

La conversación con Mina había estado bien, muy bien de hecho, pero sentía que le había faltado algo. No sintió decepción o algo porque se la esperaba de esa forma, pero había algo que faltaba.

—¿Y qué tal?—Dahyun se sentó quitándose sus lentes, por fin.

—Todo bien, supongo.—Dijo mientras veía las ligeras sombras que no había notado antes, los bordes de los párpados de Dahyun estaban con un pequeño color azulejo y pequeñas brillantinas sobre este, haciendo lucir los ojitos de Dahyun más bellos de lo que eran.

—¿Encargaste algún libro?

—Nop, me dan terror. Estar tanto tiempo estudiando para los exámenes te hace ganar una fobia por los libros.

—Tienes razón.—Asintió soltando una risita.

Dahyun tomó en sus manos su mochila para guardar lo que restaba de sus pertenencias en ella, ante la atenta mirada de Sana quien inspeccionaba la rellena mochila de Dahyun.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro.—Asintió Dahyun.

—¿Fuiste a algún lugar o irás a alguno? Es que tú mochila está tan rechoncha que parece explotar.

—Iré a la casa de mi novio.—Sonrió Dahyun con cizaña.

—Oh...no sabía que tenías.—Comentó algo ¿decepcionada?

—Es un chico malo, muy malo. Esta en negocios turbios.— Respondió haciendo preocupar a Sana.

—Uhm, ya veo.—Asintió sacando la cajetilla que había guardado en su mochila para encender un cigarro. —Deberías de tener cuidado, no es bueno meterse con personas que tienen esos negocios, cualquier momento podrías salir herida y—

Fue interrumpida por las incesantes risas de Dahyun quien no pudo contenerse y estallo en carcajadas mientras se agarraba su estómago.

—¿De que te ríes? Solo me preocupo por ti.—Bufo molesta.

—Lo sé, lo sé.—Limpio una lágrima que se escurría por su ojo.— Solo que.—Volvió a reír.—Te vi la cara.

—¿Qué?—Frunció el ceño.

Nuevamente cautivando la atención de Dahyun que podría admirar como los rasgos de Sana se endurecían mientras calaba de su cigarro.

—Fui a una audición para mi academia.

Y parecía que un peso se había quitado de los hombros de Sana, sintiéndose abrumada por la decepción que había sentido cuando Dahyun mencionó a un supuesto novio y la preocupación por el bienestar de la chica, tuvo que soltar una risilla para luego querer abofetearse.

—Que bien, espero que hayas quedado.

—Yo también lo espero.—Asintió sonriendo.

Sana no pudo evitar no limpiar lo poco que se había escurrido la brillantina de los ojos de Dahyun causado por la incesante risa de Dahyun y por las lágrimas de gracias, con su pulgar limpio lo poco que se había escurrido. Dahyun se sorprendió por el toque repentino de la peli-negra sobre su piel pero no se alejó.

—La brillantina se escurrió.—Mostró su pulgar.

—Gracias. —Desvió su mirada.

Porque no quería que Sana vea sus mejillas coloreadas de carmín.

—Dime porque hacemos esto.—Sana hablo mientras soltaba el humo del cigarro.

—¿Hacer que?

—¿Por qué me ayudas? Es que aún no comprendo como alguien como tú podría ayudarme con alguien como Mina.

—Somos familia. —Se encogió de hombros. —Además el consejo que te di más antes te sirvió muy bien.

—Si y te lo agradezco. Solo que...

—¿Qué?

—Somos polos opuestos.

Dahyun sonrió mirando a Sana.

Dahyun sabía aquello, solo bastaba con mirarlas a las dos y ver todos los contrastes que resaltaban. Jugando con sus dedos arrancó un pequeño trébol que estaba debajo de sus pies, observándolo bien y contando las hojas de este.

Su acompañante había notado aquello, quien no dudó ni un segundo en mirarle.

—Los polos opuestos se atraen.—Confesó Dahyun mirando a Sana.

La peli-negra entrecerró los ojos todo reprimiendo una risilla, ella había estudiado durante semanas física y de alguna forma le causó gracia aquellas palabras.

—Eso es con los magnetos, nosotras somos personas.

Dahyun se encogió de hombros tomando su mochila entre sus brazos para luego colgársela y pararse del cómodo césped que le había servido de colchón.

—Pero mira, ahora nosotras, polos opuestos, podemos estar juntas.—Sonrió.

—No tienes sentido.—Siguió a Dahyun mientras sacudía sus pantalones por el césped que se había colado en ellos.

—Tampoco el que no hayas podido conseguir una conversación con Mina sin mi ayuda. —Se defendió sacándole la lengua.

—Touché.

Sana se ofreció a acompañar a Dahyun hasta la parada de autobuses para seguir hablando sobre cosas sin sentido y debatiendo sobre la cursilería de "los polos opuestos se atraen".

Cuando se despidió de Dahyun estuvo pensando de camino a su hogar sobre lo que había pasado, sobre todo en cómo había sentido que algo le había faltado a su platica con Mina, tal vez era por hacerla forzada acudiendo a la ayuda de la peli-rosa, acudiendo a alguien más para poder entablar una conversación que no parecía real. Y pensó en cancelar la ayuda de Dahyun, pues no quería perder el gran interés que había ganado por la bibliotecaria, si seguía forzando las conversaciones con Mina perdería el interés más rápido de siquiera poder tener una salida juntas.

Busco muchos pros y contras dimitiendo de la ayuda de Dahyun, encontró muchos pros y solo un contra. El cual era terminar las conversaciones espontáneas que nacían entre ella y la más baja.

En poco tiempo aquel chico se había ganado la simpatía de Sana, ahora tenía que admitir y tomar en cuenta porque todo el mundo parecía estar enamorado de Dahyun, la chica era una belleza en todos sentidos, podrías hablarle durante horas y jamás te aburrirías, también que podías admirar su belleza durante horas y jamás te abrumaría, tal vez un poquito y solo por ser alguien muy bella.

Por alguna razón miró su mano y recordó cómo se había visto envuelta en la mano de la más pequeña y en cómo su pulgar había limpiado la brillantina de Dahyun sintiendo lo suave que era su piel. Frotó lo poc que quedaba de la brillantina esparciéndola en sus dedos y sonrió.

Después de todo Dahyun tenía razón. Siendo polos opuestos habían coexistido cerca de la otra de buena manera.

Inconscientemente atraídas la una a la otra.

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