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rosita

Las últimas semanas habían pasado tan pesadas que Nayeon necesitaba un buen descanso.

En primera: los exámenes habían sacado toda la paciencia de su cuerpo, ingiriendo cantidades masivas de café y chocolate, todo para permanecer despierta durante las noches, en segundo: había tenido que dividir su tiempo entre estudiar y asistir a las peleas que habían sido programadas para su agenda, lamentablemente no podía echarse atrás pues estas habían sido programadas incluso antes de que sus roles de exámenes salieran a la luz, y por último -pero no menos importante- Jihyo seguía ignorandola, trataba y trataba de conseguir hablarle aunque sea por un microsegundo pero nunca lo lograba siempre le evadia y cortaba con la frase "si no es algo de la biblioteca, por favor no me hagas perder el tiempo", pasaba un par de horas en la biblioteca hundido en libros y silencio pacifico, constantemente observando a Jihyo, pudo notar que tenia una pequeña rutina done sonreía un par de minutos cuando la misma pelirosa venía a visitarle y dejarle una lonchera, a veces envidiaba que la chica tuviera la atención de Jihyo.

Al final se había dado por vencido, había dimitido de su plan de acercarse por si sola a Jihyo y conseguir por lo menos su número, la chica era tan difícil que tenia que recurrir a la ayuda, aunque no quisiera.

Tenía que recurrir a Mina pues la pelirosa había sido la única persona que observó qué era cercana a Jihyo.

Había escuchado hablar sobre Mina un par de veces, sobre todo por sus amigos que se veían encantados por todo lo que era la pelirosa. La había observado de pasada en la cafetería o en el campus, no sabía cuál era toda la maravilla que las personas hablaban de ella. Era linda, sí, muy linda, pero no veía todo el brillo qué las personas decían que destilaba.

Tal vez era por la apariencia tierna de la pelirosa, pues constantemente se veía como una adorable hada, siempre vestida de forma elegante y tierna, siempre con una sonrisa en el rostro y aquel brillo en sus gatunos ojos. Pero Nayeon no veía aquel brillo qué tenía a todos babeando, solo veía a una simple chica de cabellos rosados qué se vestía adorablemente.

- Bien, ¿ya estás listo para conocer a la pequeña Mina? - preguntó Jeongyeon mientras frotaba sus muslos denotando nervios.

Nayeon soltó una ligera risa mientras se recostaba sobre el sofá y se sentaba de una forma autoritaria, casi ocupando el espacio personal de Jeongyeon.

El par de amigas se encontrada en el salón de descanso, agradecían al comité estudiantil que hayan hecho algo bueno por todos, pues podían sentarse a procrastinar en las horas libres o bien terminar alguna tarea y tal vez jugar algo ahí dentro, ahora mismo Jeongyeon y Nayeon lo usaban de la correcta forma, sentadas disfrutando la comodidad del sillón, esperando a la persona que vendría.

- Te vas a mear si sigues así de nerviosa. - hablo mientras miraba con burla a su amigo. - Solo es Momo mujer, ya la has visto un millón de veces.

- Déjame. - golpeó el costado de su amiga. - Ella me gusta, por eso me pongo así.

- Te diría que se te pasa cuando te la folle pero como ya lo hiciste. - se encogió de hombros. - Te encaprichaste con la niña.

- Tú también te encaprichaste con Jihyo, no me jodas.

Si y no. Pensó.

Jihyo le atraía mucho, pero no de la forma en la que Jeongyeon babeaba por Momo, era simplemente diferente. Mientras que Jeong se ponía toda tímida cuando la presidenta de la clase aparecía, Nayeon trataba de coquetear a toda costa con la bibliotecaria. Era un encaprichamiento diferente: el de Jeong era más tierno e incluso romántico y el de Nayeon era pasajero hasta que pudiera tener a Jihyo.

Como siempre pasaba.

- ¿Qué rato vendrá? - preguntó impaciente.

- Ya debe de estar en camino. - Jeongyeon sacó su celular y miro la hora.

Cuando dirigió la mirada hacia la puerta y puso la cara de boba Nayeon supo de Momo ya estaba ahí, soltó una risilla viendo como su amiga prácticamente le movía la cola a la chica. Solo faltaba que sus ojos saltaran con forma de corazón en dirección de la chica.

La pelinegra se sentó frente a ellas con una sonrisa, arreglando sus cabellos a un lado y acomodando sus lentes se acomodo en el sillón.

Dios mio, Jeong disimula un poco. Pensó.

- Hola Jeong, hola Nay. - saludó - ¿Para que me querían ver?

- Hola Momo. - sonrió Jeong - Necesitamos tu ayuda.

- Eso ya lo sé. - rió - Pero... ¿Para qué?

- Iré al grano. Nayeon quiere hablar con Mina.

Momo abrió sus ojos sorprendida mirando a Nayeon.

- Así que... Mina. - movió sus cejas de forma juguetona. - Sabía que algún día también ibas a caer en sus encantos, no vayas a jugar con ella sino te mato.

- Nada de eso, quiero hablar con ella por que Mina es cercana a la bibliotecaria. - respondió desinteresada.

- Oh... ¿Jihyo?

- Si, Nayeonie esta con un flechamiento enorme por quien ni siquiera la mira. - se burló Jeongyeon -. Por eso quiere hablar con Mina.

- ¿Entonces por que no solo fueron donde Mina y ya? - cuestionó la pelinegra.

- Jeong quería verte. - se burló Nayeon.

Después de una breve explicación sobre "tu conoces a Mina, es tu amiga, sería raro que nosotras vayamos y solo le habláramos como si nada" por parte de Jeong, las tres se encontraban caminando por los pasillos del colegio, era su hora libre por lo que no iba a ser un problema estar paseándose en busca de la pelirosa.

Nayeon se dio cuenta de que entraron a la sección de bellas artes pues podía reconocer perfectamente el olor de la pintura en aerosol e incluso podía escuchar el sonido que producía, Nayeon amaba la sección de bellas artes, si pudiese solamente pasaría las materias de esa sección, pero no podía, no hasta terminar, pues era necesario que se memorice muchas cosas que no le iban a servir en su futura carrera.

La pelinegra se adelantó a las dos chicas y fue a abrir una puerta de la cual salía una melodia acompañada de ligeros tarareos, Momo las llamo para que se apresuraran sin hacer mucho ruido. Jeong tomo a Nayeon de la mano y la jalo hasta llegar a la puerta.

En cuanto Nayeon entro vio una menuda figura frente a un gran espejo, sosteniéndose de la barra de madera mientras extendía su pierna izquierda e irguiendo su brazo sobre su cabeza, estirándose de una forma tan elegante y cautivadora, a la cual no se pudo negar observar con cautela. Parecia que las tres se habían quedado paralizadas al ver la ligereza con la que Mina empezaba a moverse, al ritmo de la dulce melodía de piano que sonaba de alguna parte del salón.

Mina estaba tan absorta practicando qué nunca se dio cuenta que tres pares de ojos le observaban con cautela y admiración, sobre todo que uno de ellos la observaba con fascinación, perdiéndose en los suaves movimientos del cuerpo de la bailarina, mirando y admirando como la cara de esta de notada mucha tranquilidad con los ojos cerrados y con una diminuta sonrisa.

La melodía seguía sonando mientas qué las tres estaban varadas en la puerta sin hacer ningún ruido, pues creían que si hacían algún ruido interrumpirían la gran inspiración qué tenía ahora Mina. Nayeon siguió observando, tal vez empezaba a entender la fascinación que todos tenían por Mina, tal vez.

No pudo evitar bajar la vista al cuerpo de Mina pues sería un delito no admirar el pequeño cuerpo en mallas frente a ella. Trago duro cuando su vista se instaló en el voluminoso trasero de la bailarina que se veía apetitosamente apretado sobre esas mallas negras, bajo por los contorneados muslos cubiertos de la tela negra y nuevamente tuvo que tratar duro, ahora se encontraba tan ensimismado en observar a la pelirosa qué no se dio cuenta de la mirada cómplice qué tenían Jeongyeon y Momo, mirando sorprendidas a la hipnotizada Nayeon.

Su perdición fue cuando empezó a recorrer con la mirada la nívea y rosácea piel, soltó un insonoro jadeo cuando se dio cuenta de los labios voluminosos que adornaban el delicado rostro de la pelirosa, soltando otro jadeo sonoro cuando descubrió la diminuta cintura de Mina, siendo este su sentencia de muerte, siendo atrapada por los ojos de la bailarina.

Mina abrió sus ojos asustada e hizo un movimiento en falso cayendo al piso, Momo se asustó y corrió hasta su amiga sentada en el piso.

- ¿Estás bien, Minari? - preguntó acariciando la pantorrilla de Mina, creía que se había lastimado.

Minari.

- Si, tranquila, no me hice nada. - sonrió.

- Cayó sobre su trasero, es obvio que no se iba a hacer nada. - comento Nayeon.

Se ganó un codazo por parte de Jeongyeon y una mirada de regaño por parte de Momo. Esperaba que Mina le mirara feo, pero al contrario, Mina solamente soltó una risilla, contagiando a Nayeon también.

- Minari, Jeong y Nayeon quieren hablar contigo. - decía mientras ayudaba a Mina a que se parara.

Mina asintió mientras les daba la espalda e iba por un abrigo, le ponía cohibida qué personas con las cuales no hablaba le vieran en sus mallas de ballet. Y con mucha razón se cohibiria, pues Nayeon tenía su vista puesta únicamente en el trasero de Mina. Nayeon trato con todo el esfuerzo del mundo, enserio que trato, pero no pudo evitar alzar una ceja mientras admiraba las redondas qué se veían los glúteos de Mina.

- Disimula. - murmuró Jeongyeon mientras pegaba otro codazo en el costado de Nayeon.

Nayeon asintió rodando los ojos, Jeongyeon era la menos indicada para decirle que disimule.

- Hola. - saludo Mina sonriendo, ya con el abrigo puesto - ¿De qué quieren hablar conmigo?

A eso se referían con brillar. Se dijo a si mismo mientras veía la sonrisa llena de vida de Mina.

- Yeon quiere hablar contigo. - respondió Jeongyeon - Tiene un flechamiento con alguien que conoces.

- ¿Oh, enserio? - sonrió Mina, ahora haciendo que sus ojos se transformen en medias lunas. - Eso es muy lindo, dime quien es y yo hago de su cupido.

- La bibliotecaria. - dijo Nayeon.

- Oh, ¿¡Jihyo!? -preguntó emocionada dando saltitos.

- Si...

- Jihyo es mi prima. - comento feliz.

- ¿En serio? - con un ceño fruncido y una cara que denotaba confusión pregunto.

Mina asintió sonriéndole de nuevo.

Aquello le confundía, ¿cómo alguien como Jihyo podría ser familiar de alguien como Mina? Okey, si, la familia no debía ser similar y casi idéntica, todos tienen su identidad propia.

Pero... Mina era tan rosita qué ni en mil años se le ocurriría relacionarlo de alguna forma con Jihyo.

- Entonces... Estas flechada por mi prima y quieres que te ayude. -Mina ladeo su cabeza buscando alguna respuesta por parte de Nayeon.

Antes de que Nayeon formulara una respuesta fue interrumpido por la sonora voz de Jeongyeon - Las dejamos solas, así se organizan.

Mina se despidió con una sonrisa y ondeando su manita en dirección de Jeongyeon y Momo, soltando una risita cuando su amiga le mando un beso, imitando la acción de su amiga vio como los dejaban solos.

Tan dulce.

- ¿Cómo quieres que te ayude?

- Uhm... Ayudándome a acercarme a Jihyo ¿tal vez?

- ¿No le has hablado?

- No, siempre que lo intento ella me evade e incluso me trata mal.

- Típico de Jihyo. - susurró divertida. - Es un hueso duro de roer, pero vale la pena recibir toda su indiferencia, es una buena chica.

- Lo pude notar las veces que ibas a verla.

Mina sorprendida abrió sus ojos.

- ¿Me has visto hablando con Jihyo?

- Sip, mi pasatiempo favorito es estudiar como una desquiciada en la biblioteca. - sonrió. - De vez en cuando te veía con Jihyo.

- Nah, tu pasatiempo favorito es observar a Jihyo, ¿no es así? - codeo juguetona.

- Tal vez.

Mina soltó una risilla mientras cubría su boca con la manga de su abrigo, durante un momento solamente se quedaron mirándose la una a la otra, cuando el ambiente se puso algo tenso Mina le dio la espalda a Nayeon para recoger su mochila colgada en un perchero colgandola en su hombro llamo a Nayeon para que la siguiera, Nayeon lo hizo.

- Ahora tengo matemáticas y estaré algo ocupada en la tarde, por lo que hoy no podré actuar de cupido entre tu y Jihyo, pero mañana si puedo. - comento mirando a Nayeon.

- Oh, claro, esta bien. - asintió siguiendo a Mina. - ¿Puedo preguntar algo?

- Puedes.

- ¿En serio son familia? ¿O son familia muuuuy lejana?

- Uhm, somos familia cercana, hemos vivido juntas toda nuestra vida. - rió incrédula. - ¿Por qué la pregunta?

-... Es que son muy distintas.

- ¿Cómo?

- Jihyo ni siquiera sonríe, parece que te golpearía solo por respirar cerca de ella y tu...

- ¿Yo...?

- Sonríes por todo, te ves tan amable y tan rosita...

- ¿Rosita? - rio deteniéndose y mirando a Nayeon con una ceja levantada.

- Rosita. - asintió con una sonrisa.

Mina siguió caminando mientras de vez en cuando soltaba risillas acompañadas después de pequeñas sonrisas por parte de Nayeon. La pelinegra acompaño a Mina hasta su salón mientras iban en silencio, por algún a razón aquel silencio era tan cómodo qué le hacía sonreír.

- Nos vemos mañana ¿Nayeon?

Nayeon asintió - Si, Nayeon, esa soy yo. - bromeó - Nos vemos mañana.

- Siempre voy a ver a Jihyo para dejarle bocaditos, mañana iré, nos vemos en la biblioteca por la tarde ¿te parece bien?

- Perfecto. -asintió. - Nos vemos mañana, rosita.

- Nos vemos, grandulona.

Con una sonrisa Mina entro a su salón, sin siquiera saber que aquellla chica del cual no había recordado el nombre durante toda su charla en el salón de baile, seria la protagonista de sus pensamientos durante toda su clase y toda la tarde, recordando la bonita sonrisa que tenia y lo guapa que era.

Nayeon también pasaría por eso, sin precaución alguna Mina se colo a sus pensamientos todo el día, recordando las mejillas rosadas y los labios rellenos, suspirando al recordar el sonido de la risa de Mina y comparando las sonrisas de Jihyo y su prima.

Si, la sonrisa de Jihyo era encantadora, pero la de Mina era cautivante, cautivantemente hermosa.

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