♡ ꒱ pastel de fresas y chocolate.
JungKook recostó su espalda en la banca mientras dejaba su mochila a su lado, reservando el lugar para JiMin, en sus manos se encontraba su termo que tenía su delicioso café matutino, siempre le ayudaba para tener un buen día. Aunque el café no había ayudado tanto en estos días, pues aún sentía el peso del estrés por saber que sería de él por su examen suspendido.
Había sido una larga y mala semana.
Muy mala, aún el pensamiento de haber reprobado el examen que tanto empeño le había puesto al estudiar le hacía añicos.
Pero sobre todo...
—Fuiste un idiota.—Saludó JiMin levantando la mochila de JungKook.
—¿Lo vas a decir siempre que me veas?—Preguntó JungKook rodando los ojos.
—Siempre, hasta que vayas y te disculpes con él.
—Bueno... él no debió de meterse.
—Quería ayudarte, es un buen samaritano.
JungKook rodó los ojos, cansado de la misma conversación, le dio un sorbo a su café mientras ignoraba los regaños de JiMin, a este punto los sabía de memoria.
Sí, lo aceptaba, había sido un cabronazo, pero la impotencia de perder su importante examen le había llenado la cabeza. Por lo que, aún no iría a disculparse con TaeHyung, el enojo seguía ahí, no quería volver a soltar alguna otra palabra hiriente.
—¿Y esa bolsa?—Señaló la bolsa de papel que cargaba JiMin.
—Hoy es el cumpleaños de Joohyun.—Sonrió agitando la bolsa en el aire.—Le compré algo.
—Tú si que estás flechado.–Se burló.
—Deja de molestarme.—Rió mientras golpeaba el costado de JungKook.—Lo estoy, por lo menos no lo niego como otros.
—¿Cómo otros?
—Te gusta Tae~
Por enésima vez en el día, JungKook volvió a rodar los ojos tomando su mochila y levantándose de la banca siendo seguido por JiMin, pasaba siempre lo mismo. Primero le regañaba por haberse enojado con TaeHyung, luego lo molestaba y por último le acusaba de gustar del pelirosa, ya hasta parecía un libreto que se había memorizado JiMin.
—Otra vez te enojas por eso.
—No me enoje.—Se encogió de hombros.—Tenemos clases y ya empezarán.
—Oh cierto.
Caminaron lado a lado conversando sobre lo morosa que había sido la tarea de álgebra, JungKook le comentó a JiMin que a la próxima semana nuevamente tenía una pelea en su club y que sería de buena suerte si él iba a apoyarlo, cosa que JiMin aceptó gustoso.
El peli-negro y el castaño eran como hermanos, se conocían de toda la vida, eran los mejores amigos que siempre habían podido caminar hombro a hombro sin interrumpir al otro. Ambos se conocían muy bien, podían descifrar los colores del otro bastante bien, pues la convivencia de tantos años juntos les había hecho capaces de leerse y era por eso que JiMin siempre insistía en el hecho de que a JungKook le gustaba el peli-rosa de ropas de color pastel.
Es que era algo palpable, JungKook siempre buscaba con la mirada a TaeHyung y sonreía inconsciente cuando lo encontraba, lo había sorprendido varias veces mirándolo desde lejos, había podido distinguir esa sonrisa dulzona que JungKook siempre le daba a Tae, también algo innegable era que el humor de su amigo había decaído desde que había discutido con TaeHyung, parecía que todos los días el ceño fruncido en el rostro de JungKook se profundizaba cuando Tae pasaba de lejos.
Es por eso que insistía tanto en la fascinación que JungKook tenía por TaeHyung. No pararía hasta que JungKook lo admitiera.
Al entrar al instituto se tuvieron que separar para dirigirse a sus respectivos casilleros, tenían que sacar los libros de historia y las batas que usaban para ciencia.
JungKook caminaba por los pasillos con una pequeña esperanza de ver a TaeHyung por estos, había descubierto que sus casilleros estaban ligeramente cerca, frente a frente para ser exactos.
JungKook frunció el ceño ante el pensamiento alegre de ver otra vez a Tae, quiso darse una cachetada por estar pensando en aquello todos los días. Llegaba a pensar que la excusa de revisar su casillero era para encontrarse de casualidad con TaeHyung.
Y no sabía el porque de su accionar, antes Tae era una persona sin importancia en su vida, alguien más del montón, un nombre conocido más en la lista de estudiantes... hasta que lo conoció y comprendió toda la fascinación que traía su nombre. Las cosas tomaron un giro brusco cuando lo conoció, de eso estaba seguro. Porque TaeHyung pasó de ser alguien irrelevante a ser alguien muy relevante.
¡Y él no sabía porqué!
Es muy lindo, posiblemente es por eso. Tiene un bonito cuerpo y un bonito trasero. Pensó mientras abría la puerta de su casillero. También tiene una linda sonrisa, sus mejillas son rosaditas al igual que los dedos de sus manos, tiene una sonrisa cuadrada muy bonita y pecas en su nariz. También es una persona muy alegre, siempre tiene algo para contar y huele a fresas.
JungKook se congeló en su lugar al encontrarse sonriendo por recordar las pequeñas cosas que le gustaban de TaeHyung.
Era estúpido, se sentía estúpido, encontrarse fascinado por alguien con el que había convivido por semanas—casi un mes—le parecía absurdo. No podía estar recordando con un suspiro como las pecas cafés adornaban su nariz y como sus mejillas se tornaban rosadas cuando él le hacía un chiste algo sugerente. No podía estar pensando en las veces que TaeHyung había contado sus lunares y como había acariciado la cicatriz de su mejilla.
No podía, pero lo estaba haciendo.
Pensando y recordando lo suave que era la piel de Tae, en cómo sus ojos se tornaban en dos finas líneas y en el sonido de su risa.
—¿Amigo, estás bien?
Fue sacado de sus pensamientos por la voz de JiMin a su lado, queriéndose girar se golpeó con la puerta de su casillero a lo que causó muchas risas por parte de su amigo.
—¿Qué te pasa? Estabas un buen rato negando con la cabeza mientras frotabas tus ojos.—JiMin rió.
—Eh, nada.—Dijo cerrando su casillero, al darse cuenta que no había sacado nada tuvo que volver a abrirlo para por fin sacar las cosas que había venido buscando, nuevamente Jimin rió.
Los libros que necesitaba los sacó de su casillero sosteniéndolos en sus manos y metiéndolos a su mochila, cerró su casillero y al girarse para ver a su amigo este ondeaba su mano hacia alguien frente a él. JungKook se volteó a la dirección en la que JiMin saludaba, nuevamente se volvió a topar con esos ojos miel y esa cabellera rosada.
La típica sonrisa dulzona estaba adornando el rostro de TaeHyung, mientras que de sus ojos desprendían la felicidad que su presencia emanaba. No se habían topado en mucho tiempo, parecía que el destino los llevaba por pasillos distintos o no los hacía coincidir por capricho, pues ahora que veía nuevamente a TaeHyung después de semanas de no hacerlo, lo veía más brillante.
Alegría se instaló en su pecho, no supo porqué.
Cuando el peli-rosado lo miró fue por unos segundos, los cuales parecían eternos. Sus ojos marrones se encontraron con los ojos miel del peli-rosa, podría crearle una religión a esos ojos, si pudiera.
Pero nada es eterno, nunca lo es, tan rápido como TaeHyung chocó miradas con JungKook se giró, dándole la espalda al tatuado quien tenía ganas de saludarlo.
Rodó los ojos soltando un suspiro y tomó su mochila para ser seguido por su amigo hasta su salón. Al entrar fueron a sus respectivos asientos, asientos que eran separados ya que los maestros vieron más guiable que JiMin esté lejos de JungKook ya que creían que el peli-negro copiaba de los exámenes de su amigo. Cuando JungKook se sentó en su banco se encontró a sí mismo pensando en esos ojitos rasgados, se encontró pensando en la sonrisa que estaba en el rostro de TaeHyung.
Y sonrió ante el recuerdo.
Escondió su rostro entre sus manos soltando un suspiro cansado mientras ocultaba la sonrisa que se había formado pensando en esos ojitos miel rasgados.
Ver los ojos de Tae le había hecho empezar bien el día.
🍥🚬
En cuanto la clase terminó, JungKook vio cómo JiMin prácticamente salió corriendo del salón con la respectiva bolsa de papel que había cargado toda la mañana, guardando sus cosas salió del salón con la esperanza de encontrar a su amigo afuera, pero no había nadie.
—¡JungKookie!—Reconoció la voz femenina.
La rubia se envolvía en su brazo mientras apoyaba su rostro en el hombro del más alto, JungKook sonrió viéndole desde su lugar.
—Yeri.—Saludó.
—¿Donde te has escondido? Parecía que la tierra te había tragado.—Reclamó en tono de broma mientras ambos empezaban a caminar tomados del brazo.
—He estado estudiando, necesito un futuro, ya sabes.
—¿Y qué tal te ha ido?
—Malísimo, en la materia que necesitaba más nota me suspendieron el examen.
—¿Enserio? ¿Por qué?—Trató de aguantar la risa pero falló, ganándose un pequeño empujón por parte de JungKook.
—El viejo creyó que me estaba copiando de JiMin.—Rodó los ojos recordando.
—Es que siempre lo haces.—Rió abriendo la puerta del patio.
—Si, pero esta no era la ocasión.
—¿Y no le pediste alguna otra oportunidad?
—Lo hice, solo que.—Corto sus palabras de inmediato, no podía seguir culpando a TaeHyung de su mala suerte.—No quiso aceptar mis ruegos.
—Que mal, espero que puedas recuperar la nota de alguna forma.—Hizo un puchero mientras dirigía a JungKook hacia las bancas del lugar.
—Yo creo que si solicito venir los fines de semana podré salvar la materia.—Dijo sentándose al lado de Yeri.
Al volver a estar al lado de Yeri, la rubia volvió a abrazarlo mientras trataba de hacerle cosquillas que resultaban exitosamente haciendo reír a JungKook, no se habían visto hace mucho tiempo.
—¿Y no tienes nada que contarme? Parece que no nos vimos durante una vida.
—Fueron unas cuantas semanas, no exageres.—Codeó a Yeri.—Bueno, no hay nada nuevo.–Mintió, habían muchas cosas que contar.—¿Que tal tú?
—Sooyoung aceptó ser mi novia.—Sonrió volviendo a abrazar a JungKook, este la apretó entre sus brazos despeinándola en el acto.—Ahora en el grupo hay una pareja.
JungKook sonrió gustoso ante la noticia de Yeri, siempre supo del gusto que tenía por Sooyoung y le hacía muy feliz que por fin se haya confesado, siempre escuchaba atentamente lo fascinada que se encontraba Yeri con ahora su novia.
—Que cliché.—Rió.—Las mejores amigas de toda la vida se enamoran y compran una casa en los suburbios mientras adoptan perros callejeros y los llaman Bobby o Pelusa.
—Hablas desde tu envidia.—Sacó la lengua mientras devolvía el codazo.—Ya quisieras tú vivir un cliché.
JungKook recostó su espalda en la madera mientras se reía por los pequeños golpes que le daba su amiga.
Vivir un cliché. Repitió en su cabeza.
—¿Y JiMin?—Preguntó recostándose en los muslos de JungKook, para así molestarlo desde ahí.
—Ni idea. ¿Y Sooyoung?
—Tiene un examen.—Puchereó.
JungKook asintió y se recostó aún más en el respaldar mientras trataba de cubrirse del sol con sus manos, tratando de encontrar alguna posición cómoda para esquivar los rayos de sol prestó atención a su alrededor.
El patio de lugar era muy bonito, con césped por todo lado y unos cuantos árboles que se prestaban para ser la casa de algunos pájaros o ardillas, habían algunas mesas de madera puestas y unas cuantas bancas, el patio casi siempre lo usaban para descansar de los largos periodos colegiales. Observando el lugar dio con un grupo de personas que estaban reunidas mientras sostenían un par de globos, observó mejor y vio a JiMin entre esas personas, con el ceño fruncido trato de mirar mejor, encontrándose con la escena más adorable que jamás pudo haber visto.
TaeHyung trataba de cubrir los ojos de Joohyun mientras un pequeño pastel era puesto frente a ella, cuando levantó sus manitas de los ojos de la peli-negra con una sonrisa le abrazó como un koala, desde su lugar podía escuchar la risilla de Tae y podía ver como enmarcaba una sonrisa cuadrada.
—¿Qué tanto miras?—Preguntó Yeri levantándose de su lugar.—¡Es JiMin! ¿Qué hace ahí?
—Es el cumpleaños de Joohyun.—Respondió aún viendo aquella adorable escena.
Nuevamente sus ojos se toparon, avergonzado por haber sido descubierto espiando bajo su mirada rápidamente, sentía como sus mejillas adquirían un tono rojizo y para tratar de cubrirlo puso el dorso de sus manos contra sus mejillas.
—Voy a llamarlo.—Dijo Yeri queriendo levantarse.
—Déjalo, vendrá después.—Sostuvo la muñeca de su amiga volviéndola a su lugar.
—Uhm su pastel luce delicioso.—Señaló Yeri.—Siempre TaeHyung hace eso por sus amigos, es una ternura, ustedes deberían de hacerlo también, sobre todo tú que tienes dinero.
—¿TaeHyung siempre le da pasteles a sus amigos?—Preguntó con curiosidad mientras le brindaba toda su atención a la rubia frente a él.
—Ajá, creo que él los hornea, eso solían decir.—Se encogió de hombros mientras volvía a recostarse sobre los muslos de JungKook.—Mi cumpleaños está cerca, espero que me compres un pastel o lo hornees, no recibiré nada menos.
—No recibirás nada.—Se encogió de hombros.
—Que cruel eres.—Golpeó el pecho de su amigo ganándose un quejido de este.
Empezando una pequeña pelea de golpes mientras reían y trataban de sostener sus manos, cuando por fin dejaron de pelear recostaron sus cabezas en el hombro del otro.
Nuevamente JungKook volvió a ver hacia el grupo de amigos de TaeHyung, sorprendiéndose cuando vio a JiMin caminar a su dirección, en sus manos tenía un platillo con una rebanada de pastel.
—¿Ya dejaste de ser Romeo?—Pregunto Yeri en dirección a JiMin.
—Nunca dejaré de serlo.—Sonrió mientras le guiñaba el ojo.
—¿Es tu pastel? ¿Me invitas?—Sonrió Yeri poniendo ojos de cachorro mientras señalaba el platillo de JiMin.
—No es mío.—Sonrió.—Es de JungKook.
JungKook lo miró sorprendido, mirando el pastel y luego mirando a JiMin, quien le miraba con cierta gracia en su rostro por su reacción.
—¿Mío?
—Ajá.—Asintió dándole el pastel a JungKook.—TaeHyung te lo mandó, es de fresa y chocolate, espero que te guste, él también espera eso.
JungKook aún con la cara de sorpresa miró el trozo de pastel, tenía una muy bonita declaración con pequeñas flores en el glaseado y unas diminutas estrellas, se veía delicioso.
Pero algo aún más delicioso era la idea de que TaeHyung había pensado en él, había mandado a JiMin a entregarle el pastel. Una sonrisa boba se instaló en su rostro mientras su corazón se agitaba como un loco.
Oh dios, ¿qué me pasa?
—Bueno, los dejo.—Dijo JiMin alejándose de ellos.
—¿Tae te conoce?—Preguntó Yeri pasando un dedo por el glaseado.
—Sí.—Asintió golpeando la mano de Yeri.—Es mi pastel, consiguete el tuyo.
—Que mal amigo eres.—Lloriqueó.—Renuncio a esta amistad.
—Está amistad nunca fue requerida.—Sonrió dándole una cucharada del pastel a Yeri.
—Te perdono solo porque el pastel está delicioso. Ahora explícame, ¿cómo conoces a Tae? Creí que te era irrelevante.
—Es una larga historia.
—Tenemos tiempo.—Dijo mirando a su reloj.—Habla.
JungKook soltó un suspiro para luego empezar a cucharearse el pastel mientras hablaba con Yeri sobre su corta amistad con Tae, cómo empezaron a hablar y cómo dejaron de hacerlo, ganándose un par de burlas por parte de su amiga quien al igual que JiMin le repetía que fue algo tonto de su parte.
Al igual que JiMin, Yeri no hizo esperar sus comentarios acerca de que a JungKook le gustaba TaeHyung.
—Claro que no.
—Claro que sí.—Rió.—Lo miras con fascinación cada dos minutos.
—Deja de observar todo lo que hago.
—Es inevitable, soy curiosa.
La campana sonó detrás suyo y ambos se levantaron de la banca, otra vez Yeri envolviendo su brazo en el de JungKook y empezando a caminar, dándole un último vistazo al grupo de TaeHyung.
Si lo miró mucho.
Pero es inevitable.
Viendo a su espalda y topándose con Tae quien recogía el poco pastel que había sobrado y metiendo el bizcocho en un recipiente, sonriendo por su accionar.
El ser captado por los ojos de TaeHyung, ya se había hecho una costumbre durante este día, solo que ahora cuando se miraron por unos segundos el peli-rosa le sonrió amigablemente.
JungKook devolvió la sonrisa antes de volver a voltearse y seguir caminando junto a su amiga. Lamiendo ligeramente sus labios siendo invadido por el sabor del glaseado de fresas, recordando a Tae y su pelo rosado.
Una sonrisita se dibujó en su rostro.
Bueno, a final de cuentas, tal vez si le gustaba TaeHyung y le gustaba mucho.
♡ ggukcotton | 2O24 ♡
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